Creo que es por el mismo temperamento o el mismo falto de carácter o la costumbre bien enraizada que tenemos.
Te cuento que normalmente yo soy un tipo muy bueno, alegre, muy amiguero; es bien difícil verme triste o molesto por algo. Sin embargo hay cosas que me enfadan y mucho.
Por ejemplo.
Cuando voy conduciendo y algún individuo me cierra el paso para doblar en la siguiente calle, o frena de forma entespestiva delante de mí o cuando corren sin control pudiendo provocar un accidente, involucrarme e involucrar a otras personas que nada tiene que ver con su estupidez. Este tipo de acciones de gente que no sé si tienen un poquito de proyección futura a cortísimo plazo y pensar que puede matar a alguien con su mal conducir, me enfada tanto que muchas veces he salido a gritarles sus vidas o en ocasiones a caer en su estupidez alcanzandolos más adelante y confrontarlos. Estas reacciones mías han ocasionado peleas y discusiones, y YO tampoco aprendía la lección.
Luego de muchas malas experiencias, observé que el resto de conductores hacen caso omiso a estas estupideces del resto de conductores y siguen su camino (no sé si mordiéndose los labios, riéndose o muy calmados).
Recién hoy día puedo decir que después de tantas malas experiencias, pude aprender (al 80%) que es mejor manejar a la defensiva y evitar a estos locos del volante y ante cualquiera de sus estupideces tomarlos como un chiste o simplemente mover la cabeza en señal de desaprobación.
Es difícil poder cambiar un temperamento, es difícil tomar carácter y decirse a uno mismo que estamos haciendo mal. A veces sólo se aprende de los golpes de las malas experiencias.
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