Los delitos sexuales contra cualquier persona son terribles. El quién no hace la diferencia, ni quién lo hizo ni a quién se hizo. Son devastadores. También, los delitos sexuales no son algo endémico de las FARC, son algo por lo cual se está investigando a algunos senadores de la república, a celebridades, empresarios y en general a personas de todos los estratos y regiones de Colombia. Son una problemática que no discrimina, que nos puede pasar a todos y cuyos daños son irreversibles.
Un delito sexual debe, ante todo, prevenirse mediante la educación. Educar sobre el respeto a cualquier ser humano, sobre sexualidad, género, derechos fundamentales y el uso responsable de la libertad. Esto porque, después de cometerse un delito sexual, absolutamente nada podrá equivaler a una verdadera y justa reparación, ni dinero ni castigos.
Ten en cuenta que dentro de las tropas farianas había ante todo muchísima ignorancia, producto del adoctrinamiento y pocos o ningún espacio donde de verdad se permitiera un debate crítico entre los guerrilleros. Eran en su mayoría campesinos, venidos de un contexto ultra machista donde se valoraba la fuerza bruta en combate más que un grado académico, además de estar llenos de tabúes y mitos alrededor del sexo. Así que me atrevo a decir que, más allá de las FARC, los delitos sexuales son previsibles en cualquier comunidad donde existan estos mismos niveles de ignorancia, machismo, tabúes, mitos y poder. Poder explícito, armas, ejércitos o simplemente la fuerza que puede tener un adulto sobre la de un niño. Y repito, no importa quien, siempre será espantoso.
Hace poco escuché la entrevista a Sara Morales, desmovilizada hace varios años de las FARC y entiendo que una de las fundadoras de la Corporación Rosa Blanca. Me partió el alma. Según lo que relató, ser mujer en las FARC era una verdadera pesadilla y es bastante frustrante ver que con el acuerdo de paz hay una enorme posibilidad que los crímenes que se cometieron dentro de las tropas (porque much@s guerriller@s también fueron víctimas dentro de su mismo grupo) queden en la impunidad. No obstante, Sara demostró una fuerza y una valentía admirables, se ha convertido en una líder y gracias a ella seguramente muchas otras víctimas han dejado de sentirse solas en su sufrimiento.
A propósito del tema, el Congreso definió lo siguiente: los perpetradores de delitos sexuales contra menores quedan excluidos de los beneficios de la JEP y tendrán que ser juzgados por la justicia ordinaria. Además, perderán todos los beneficios o subrogados penales, judiciales y/o administrativos en la JEP, incluyendo todos aquellos que se establecen en la justicia para los actores del conflicto armado.
En otras palabras, el gobierno debe juzgar los delitos sexuales contra menores de edad cometidos por exguerrilleros de la misma manera como lo haría con cualquier otro ciudadano. Me parece justo, pese a que no se incluya a las mujeres, pero me temo que sí puede haber muchísima impunidad debido a que muchas de estas violaciones pudieron haber sucedido décadas atrás.
Es un sapo gigante, pero así es la guerra.
En lo personal tengo algunas conclusiones:
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