¿Por qué el mundo necesita ser bombardeado continuamente con los acontecimientos históricos de Adolf Hitler, los "nazis" y el Holocausto judío? ¿Ya...

Durante el Holocausto hubo un campo de exterminio llamado Treblinka. Era una fábrica de matar que se llevó entre 800 y 900 mil vidas en poco más de un año. Hoy en día, todo lo que queda es un santuario para los muchos que tuvieron un final violento allí.

En este campo había un guardia llamado Iván el Terrible. Iván era un hombre sádico que se complacía en atormentar a los prisioneros del campo.

Un día llegó una mujer con su bebé en brazos. Cuando bajó del tren y se vio envuelta en la conmoción, el bebé empezó a llorar. Iván se acercó a ella, cogió al bebé y lo golpeó contra una pared de ladrillos hasta que dejó de llorar. Luego devolvió el cadáver ensangrentado del bebé a su madre.

Esta es una historia brutal, pero no es una historia rara. Son millones de historias similares las que conforman lo que llamamos "el Holocausto".

Este Holocausto no fue formado ni causado por la necesidad. No fue una guerra entre pueblos por recursos o tierras. Este acontecimiento y la Segunda Guerra Mundial en su conjunto fueron causados por ideas. Ideas como el fascismo, la pureza racial, la eugenesia y muchas más.

Fueron las ideas políticas de Hitler las que llevaron al pueblo alemán a hacer lo que hizo. Fue el militarismo y la política de Japón lo que les llevó a cometer crímenes indescriptibles contra los pueblos de China, Corea y más allá.

Entre 80 y 100 millones de personas murieron en la Segunda Guerra Mundial. Se lanzaron bombas atómicas sobre ciudades, se destruyeron escuelas e iglesias, las violaciones se convirtieron en algo habitual y naciones enteras ardieron.

Aquí está lo más importante: no se trata de un acontecimiento lejano. No estamos hablando de la Edad de Bronce. Esto ocurrió hace apenas 80 años. Hay gente viva hoy en día que fue testigo y participó en todo lo anterior. Las naciones que tomaron parte en este horror siguen existiendo en la actualidad.

Fueron los humanos los que cometieron el genocidio y fueron los humanos los que apuntaron a los civiles con sus bombarderos. Fueron nuestros padres, abuelos y bisabuelos. Estos héroes y villanos habitaban un mundo muy parecido al nuestro.

Podría ocurrir otro Holocausto, sin duda. Otra guerra mundial podría ocurrir, sin duda. Usted que lee esto y yo que escribo esto podríamos ser un día guardias de campo de Auschwitz 2.0. Tal vez estemos matando a enemigos políticos o tal vez estemos apuntando a un grupo étnico específico - de cualquier manera podría suceder.

Por eso nunca debemos dejar que muera la memoria de lo que ocurrió en el Holocausto. Nunca debemos olvidar lo que nos costó la Segunda Guerra Mundial como especie. No podemos olvidar las innumerables familias destrozadas y las innumerables más borradas de la faz del planeta.

Lo recordamos para que nunca se repita. Recordamos las ideas que causaron esta catástrofe para que esas ideas no vuelvan a subir al poder.

Como especie, hemos aprendido una dura y violenta lección de a qué conduce el fascismo. Olvidar esa lección sería escupir sobre las tumbas de los 80-100 millones que perecieron para enseñárnosla.

Peor aún, si olvidamos nuestro pasado estamos condenados a repetirlo nosotros mismos.

Como especie podemos aprender de nuestros errores: es lo que nos ha permitido dominar este planeta y avanzar tan rápidamente. Como historiador, mi trabajo es recordarnos esos errores y mostrarnos de dónde venimos. Si eso te hace sentir incómodo, entonces bien, significa que estoy haciendo bien mi trabajo.