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¿Qué opinan los españoles de la España musulmana?

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Aprendizaje Práctico

Pues depende de a quien le preguntes.

Hay que tener en cuenta que fueron muchos siglos de dominación musulmana, con algunas luces y muchas sombras, especialmente si tenemos en cuenta que la tolerancia inicial hacia las otras religiones, se convirtió en persecución apenas los musulmanes fueron mayoría.

Me explico:

Bajo el poder de los Omeya (756–1031), Al Andalus estaba dividido en numerosos grupos étnico-religiosos. Entre los musulmanes había árabes, sirios, yemeníes, bereberes y muladíes (cristianos conversos). Después estaban los mozárabes (cristianos en Al Andalus), los judíos y los eslavos, tanto esclavos como libertos. El puesto social más bajo lo ocupaban los eslavos, seguidos de mozárabes y judíos, a pesar de que estos últimos había colaborado con los invasores en el siglo VIII.

Hay que entender que había dos maneras de entender las relaciones entre estos grupos: la teológica y la política. La teológica divide a los no-musulmanes en monoteístas y politeístas, estando los primeros bajo cierta protección o tolerancia, mientras que los segundos sólo pueden elegir entre la conversión al Islam o la muerte. La política diferencia entre dimmíes o gente del Libro, sujetos a normas especiales de obligado cumplimiento, y los habíes, que viven en territorio no musulmán. Mediante la dimma, el cristiano o judío recuperaba una parte de los derechos negados. Este no musulmán estaba obligado a abonar dos impuestos. Uno era el jarach, sobre la tierra, que podía alcanzar el 50% de la cosecha, mientras que el musulmán abonaba entre 5–10%. El otro, era la jizya, que era personal, a cambio de que la comunidad islámica le perdonase la vida. Su cantidad variaba y su pago se hacía en público y bajo humillaciones; durante el califato de Abderramán III se pagaba cuatro veces al año. La dimma incluía más normas, como la prohibición absoluta de poseer armas, de habitar casas más altas que las de los verdaderos creyentes, de montar a caballo y de vestir ropas lujosas y de colores vivos; la reducción del valor del testimonio de un cristiano y un judío al de una mujer musulmana, que era la mitad que un varón musulmán, etc.

Así, que de principio, hay que entender que el islam tradicional no otorga igualdad con los musulmanes a los monoteístas que viven en dar-el-islam (ni lo pretende) porque no puede permitir que se confundan los verdaderos creyentes con los cristianos y judíos. Al analizar el destino de los mozárabes, sabemos que hubo rebeliones porque se narran algunas de ellas, sobre todo cuando son aplastadas, pero no sabemos cuántas, o bien por fuentes cristianas.

Como los cristianos fueron la mayoría de la población de Al Andalus hasta el siglo X, nos encontramos ante un sistema colonial, en el que una minoría armada vive en la opulencia mediante el saqueo legal de la mayoría sojuzgada. Otro pilar económico y social de Al Andalus eran las expediciones para atrapar esclavos, en las que destacó Almanzor. No olvidemos que la principal fuente de riqueza de Al Andalus era el comercio de eslavos con África.

A pesar de la segregación y de la violencia que padecían, de la que podían librarse en parte abjurando de su fe, los cristianos resistieron la absorción por siglos. Según Richard W. Bulliet, a finales del siglo VIII sólo el 10% de los andalusíes era musulmán; un 20% una centuria después; a mediados del X, en el auge del califato, un 50%; y a principios del siglo XI, ya el 80%. Aunque estaban desarmados y desmoralizados, los mozárabes protagonizaron abundantes rebeliones y protestas mientras fueron la mayoría. En el siglo VIII destacaron el movimiento martirial de Córdoba (850-859), en el que varias docenas de cristianos, de los que el más conocido es San Eulogio, se presentaban ante las autoridades para confesar que no creían en Mahoma y someterse a la pena de muerte; y la sublevación de Omar ibn Hafsún, muladí que se bautizó como Samuel, en un territorio entre Córdoba y el Mediterráneo, con capital en Bobastro, a la que el poder omeya le costó casi cincuenta años aplastar (880-929). Semejantes reacciones de los cristianos demuestran la incapacidad de los musulmanes para construir una sociedad en la que hubiera una unidad y un respeto mínimos entre sus elementos. Ya en el 1147, la entrada de los almohades en Sevilla, con la captura y violación de mujeres judías y cristianas persuadió a la mayoría de las ya reducidas comunidades mozárabes para huir al norte. Igualmente en el siglo XI empezó la emigración de comunidades judías (aljamas) a tierras cristianas.

Así que, a modo de conclusión, se puede afirmar que el estatus del dimmi fue peor que el del esclavo, porque éste, aunque privado de libertad, "no sufría una humillación obligatoria y constante prescrita por la religión".

¿Hubo muchas cosas positivas en Al-Andalus? Sin duda. Pero también hubo muchas negativas.

Espero que mi respuesta te haya sido útil.

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