Lo peor no fue llevarlos, lo peor vino a la hora de devolverlos a su sitio, devastado por el agua y ya que se habían cogido cariño. No sabes lo que lloró el koala al despedirse del oso blanco. Menos las focas, tol dia aplaudiendo, y las hienas, ríe que ríe, los demás estaban todos tristes.
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