¿Vivimos en "el mejor de los mundos posibles", como Leibniz afirmó? ¿Por qué?

Es una pregunta importante… y difícil.

Para empezar, vivimos en un mundo en el que yo existo. Y para mí la existencia de mi propio ser es buena: me permite abrir los ojos a la realidad del mundo, entender la evolución de las estrellas, la formación del sistema solar, el desarrollo de la vida en la tierra… un montón de cosas que molan un huevo. Por si fuera poco, me permite disfrutar de la compañía de mis seres queridos, amar a mis semejantes, e intentar hacerme con un proyecto de vida. Y eso no puede ser gratis.

Tiene que haber un montón de constricciones para que, a partir de unas leyes universales ciegas, y de un puñado (apenas 10801080) partículas elementales, se forme semejante posibilidad.

La crueldad de la naturaleza, lo ciego de sus leyes, el dolor, la enfermedad, la muerte, son tributos que debemos pagar para hacer posible la existencia. Sabemos de antemano que la Segunda Ley de la Termodinámica va a ganar la partida, pero vivimos en ese quicio que permite la presencia de maravillas sin cuento.

Y vivimos ahí, arrojados al mundo, como diría Heidegger, convertidos en los ojos con los que el universo se observa y comprende a sí mismo. No sé, me parece todo tan genial, que no soy capaz de imaginar un mundo mejor, dentro de las posibilidades no religiosas.