En el caso del azúcar, el veneno está en la dosis, pero también está en el paquete y en el que lo consuma. Pero sobre todo está en los hábitos de la persona.
Pongamos unos cuantos casos, para que se entienda mejor:
Este es el caso clásico que más se denuncia. La gente es en general muy sedentaria o hace deporte de manera muy ocasional (un match de tenis cada semana o algo así). Por razones varias, las personas que realizan ese combo peligroso de una dieta rica en azúcar y sedentaria, acaban generando resistencia a la insulina, problemas cardiovasculares y un largo etcétera de enfermedades de la civilización.
Este suele ser el contraejemplo que utiliza la industria para decirnos que el problema no es el consumo de azúcar, sino un problema de balance calórico. El clásico: comemos más de lo que gastamos con el que consiguen que nos sintamos culpables por no ser atletas de élite. ¿Pero quién tiene tiempo para hacer un gasto calórico diario de 10000kcal? Atletas de élite, que además tienen la lotería genética de no tener problemas con el sobreentreno.
Como apunte, no se trata únicamente de que estemos gastando el azúcar, se trata también de que nuestros músculos se encuentren estimulados. Una buena musculatura tienen un efecto protector para el sistema endocrino.
Podéis buscar tantos estudios científicos como queráis, pero la conclusión siempre será la misma: el consumo de fruta entera no genera ningún tipo de problema en nuestra salud… ¡más bien al contrario!
Empezamos a entrar en terrenos enfangados. Un zumo al que se le ha quitado la filtra tendrá azúcar que, aunque proveniente de la fruta, se encuentra libre. Esto provoca que su absorción sea mucho más rápida pudiendo generar tantos problemas de diabetes como una bebida a la que se le ha añadido mucho azúcar.
Si al zumo no le hemos quitado la fibra empieza a haber alguna discusión, igual con los smoothies. Desde luego el ‘empaquetamiento’ de fibra no parece nocivo, pero a ver quién es el guapo que se come tres naranjas seguidas en 1 minuto como hacemos tras pelarlas y triturarlas para hacer un zumo.
Si pongo sólo casos extremados, la cosa es sencilla. ¿Pero qué hay de los pequeños gestos? ¿Qué hay de esa cucharadita en el cortado de media mañana? Empezamos a entrar en la pedregosa llanura de los contextos y los hábitos. La recomendación para población general sobre el azúcar libre y añadido es que cuanto menos mejor.
Pero hay que romper una baza, porque no se trata únicamente del azúcar[1]. Es un conjunto de factores, entre ellos el azúcar, pero lo más importante de este ingrediente no es sólo el ingrediente en sí, sino que es muy común en todo tipo de alimentos procesados. Como podéis ver en la imagen enlazada en la nota al pie, aunque en los últimos 15 años el consumo de azúcar ha disminuido en EEUU, no lo ha hecho la obesidad.
Os recomiendo revisar la web de Sin Azúcar: Revelando el azúcar oculto de los productos industriales donde el autor está realizando un interesante trabajo fotográfico que versa sobre el azúcar en la industria alimentaria.
Notas al pie
Para escribir su respuesta aquí, Ingresar o Crear una cuenta
Compartir