Mira, ¿sabes lo que pasa en Rusia?
Pues que hay gente de todo pelaje, un poco como en todas partes. Me estás hablando, digamos, de casi 47 millones de tipos entre 15 y 64 años —tantos como población tiene España— repartidos a lo largo del país más grande del mundo, con más de 200 nacionalidades y grupos étnicos.
Me estás hablando de obreros y de poetas y de soldados y de DJs y de ferroviarios y de comerciantes y de artistas y de gente que lleva a otra gente al cosmos. Me estás hablando de personas que lo mismo pueden vivir en pleno centro de la mayor ciudad de Europa —Moscú— o de una de las más cosmopolitas —San Petersburgo— que allá al fondo de la taiga siberiana. De ateos, de creyentes (en varias religiones) y de todo lo que hay en medio. De izquierdas, de derechas y de los que pasan de todo.
Es cierto que muchos —no todos— "paran secos", aparentemente fríos, así a la primera impresión. Tienen sus motivos para ello; hay que trabajar un poquito para abrir la coraza y mirar lo que hay debajo. Sonríen cuando hay motivos para sonreír, no por quedar bien. En general es una cultura más conservadora que la europea occidental. Por ello, bastantes —no todos— se comportarán acorde a los roles de género tradicionales, y eso quiere decir que lo mismo te los puedes encontrar caballerosos que machistas. Y luego te los encontrarás también que ni lo uno, ni lo otro, o las dos cosas.
La cultura rusa es eminentemente europea. Compartimos los mismos valores básicos y una visión del mundo parecida, con matices, igual que hay matices entre un español y un finés. Pero al final, las diferencias más notables están en los detalles y los detalles dependen sobre todo de cada persona en particular. Así que lo mejor será que te esfuerces en conocer a tu ruso en particular.
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