¿Cómo puedo lidiar con un fanático?

Responderé a esta pregunta desde el punto de vista de un fanático rehabilitado en la sociedad, comenzando primero por destacar que la me parece excelente. Destaco cuando dice que si esa persona en tu vida no tiene mucha importancia debes minimizar el tiempo que estés con ella.

Hay mucho poder en lo anterior, ya que si todos hicieran lo mismo, la misma persona irá notando que está quedándose sola; a partir de lo cual dependerá del nivel de fanatismo que tenga para darse cuenta de que la interacción con sus pares es más importante para vivir bien que su propio sistema de creencias y que es precisamente éste el que está causando el daño en sus relaciones con los demás.

Ahora, vayamos a mi experiencia como ex-fanático, que sería una respuesta desde el otro lado de la cerca.

Mi nivel de fanatismo nunca fue tan alto como para no cuestionarme, aunque no sin algunas culpas. Mis criterios y prejuicios para identificar la realidad y determinar lo que yo creía correcto partían de la base de que esto no era aplicable solo a mi persona, sino que para todos y que todos deberían regirse por ellos.

Cuando por fin me abrí bien a cuestionar mi forma de ver la realidad fue cuando se me cuestionaba de manera amigable y no beligerante.

Si es necesario mantenerte apegado a esa persona, porque es un miembro de tu familia, cónyuge, etc., el mejor método es el de ocupar verdades de aquel sistema de creencias de un fanático y hacerlas entrar en claro conflicto con otras verdades del mismo sistema. Cuando esto me ocurría, me parecía sano cuestionarlo para encontrar una respuesta en defensa de lo que creía. El problema está cuando el sistema de creencias arroja el argumento de la ignorancia, ése que se basa sobre el hecho de no poder comprobar lo contrario o que simplemente no hay modo de saber algunas verdades. Esto es muy recurrente en la religión. Lo que suelen ignorar los fanáticos es que muchas veces para comprobar lo falaz de un sistema de creencias no basta con el argumento de la ignorancia y que su fe puede ser atacada más que por la falta de evidencia, por la inmensa cantidad de evidencia en su contra.

En lo personal, no estoy de acuerdo con cambiar a la gente, pero sí creo que cuestionar los fundamentos falaces de la fe en un fanático cegado es sano. Y si se pretende hacer, debe ser un proceso constante y cuidadoso. Fortalecer la amistad o los lazos que haya, desde muchos otros puntos de vista debe ser prioritario, exponer dudas y cuestionar principios, secundarios. Así al menos funcionó conmigo, aunque como dije antes, mi caso fue particular debido a que no era un fanático cegado y mi sistema de creencias es autoinmune por naturaleza, ya que se afana mucho por “descubrir las verdades”, lo que facilitó el autocuestionamiento.