¿Podré estudiar economía y mantener la programación como hobby?

Como ha dicho en su respuesta, hoy en día saber programar es tan útil y necesario como saber leer y escribir, sin importar a qué te dediques.

Yo aprendí a programar en Python en forma autodidacta hace 15 años mas o menos, y fué lo mejor que se me pudo haber ocurrido. Antes, ya había aprendido bastante acerca de diseño y uso bases de datos relacionales.

Necesitaría escribir un libro para contarte todas las ventajas que me ha dado saber un poco de programación, en todos los ámbitos y especialmente en mi trabajo.

Si eres una persona que maneja una gran cantidad de datos diariamente, si haces trabajos rutinarios y repetitivos, si estás una y otra vez haciendo los mismos cálculos y procedimientos y si todo eso te insume mucho tiempo de tu vida, es hora de que aprendas a dominar a tu esclavo, la computadora, y le enseñes a hacer tu trabajo.

Si aprendes a hablarle y a darle instrucciones claras, tu esclavo trabajará en forma super eficiente a la velocidad de la luz, y tu tendrás más tiempo para relajarte, descansar, leer el diario o escribir en Quora, por ejemplo…

Vale aclarar que no solo es increíblemente útil, sino que también es muy entretenido. Desde entonces, he aprendido otros lenguajes, y otras tecnologías, solo como hobby. Saber programar te abre las puertas de la web, y te permite crear tus propios sitios y aplicaciones.

Pero tal vez te interese saber que me llevó a aprender estas cosas…

La historia es un poco triste, pero fue la humillación de sentirme un inútil en mi primer trabajo relacionado con mi profesión. Era 1995, e Internet recién estaba en pañales y era cosa de entendidos. Si bien siempre me habían gustado las computadoras, nunca aprendí a operarlas y las miraba desde lejos. Aún no había terminado mis estudios de comercio internacional y empecé a trabajar para una empresa que tenía la licencia de una importante marca de equipos de audio. Yo tenía que reemplazar a un empleado que se encargaba de coordinar las operaciones de importación, y que manejaba todo a través de un pequeño sistema de base de datos hecho por él mismo con Microsoft Access.

Access era un programa para crear y manejar bases de datos que venía incluído en el paquete de office, y fue la puerta de entrada para mucha gente al mundo de las bases de datos y la programación. Yo, que jamás había usado una computadora, me ví de repente al frente de las operaciones de esta empresa, y debía seguir operando con ese sistema que me parecía una monstruosidad creada por la NASA. Apenas sabía operar una PC, por lo que imagínate lo que sentía al ver ese sistema que no entendía como se usaba, que tenía miles de ventanas, claves de acceso, etc.

A la dificultad de tener que adaptarme a un trabajo nuevo y de tener que acostumbrarme a operar una PC, tenía que enfrentarme a ese engendro que me parecía totalmente incomprensible. Ese trabajo me duró exactamente un mes y quince días. No me echaron antes porque creo que les dí lástima. Fue humillante y me sentí el inútil más inútil de la tierra. recuerdo que cada cinco minutos debía molestar a alguien para hacerle una pregunta, y todos estaban ocupados con sus teléfonos pegados a la oreja, y yo sentado ahí sin saber que hacer.

Recuerdo que había tenido algunas clases de informática en la universidad, que eran aburridisimas y siempre comenzaban con la definición de un bit, que equivalía a no se cuantas bytes, etc, etc. Usábamos floppy disks, las interfaces eran pre-Windows, y jamás entendí la diferencia entre un programa y un archivo. Ese era mi nivel de ignorancia en esa época. Para un “milenial” esto parecerá una exageración, pero pertenezco a la generación que vió nacer internet y no soy un nativo digital, como mis hijas que antes de aprender a hablar ya veían videitos en YouTube.

Esa experiencia traumática me llevó a querer aprender todo lo que necesitaba para evitar otro fracaso. Mi autoestima estaba por el suelo y realmente me sentía un inútil absoluto. Me inscribí en un curso en la facultad, y no entendí nada. Abandoné a la tercera clase. Luego compre un libro, gordo como la Biblia, y me harté. No entendía nada. Mientras, mi autoestima se hundía más y más. Para colmo, conseguí otro trabajo, y yo aún no estaba preparado. Pero lo acepté igual.

Gracias a Dios, este trabajo era más relajado y yo solo era el asistente de un gerente de comercio exterior muy mayor, a punto de jubilarse. Allí, hacía tareas sencillas y me fuí acostumbrando a la computadora usando word, excel y lo habitual en una oficina, mientras simplemente seguía instrucciones de mi jefe. Me compré mi primer PC y comencé a explorar el mundo de internet. Me abrió la cabeza y terminé siendo un usuario experimentado, pero aún no sabía nada de bases, sistemas y programación.

Allí intente de nuevo y me compre un pequeño librito de esos que vendían en los kioscos de revistas, que era una introducción muy sencilla y amena a Access. Fue increíble, pero era tan sencillo que en una noche ya había aprendido lo básico y un poco más. En una semana, ya había creado una base de datos completa, con datos de clientes, proveedores, contactos, etc. Access apenas requería programación, era todo visual (arrastrar y soltar), pero enseñaba los fundamentos de las bases de datos, y era muy buena para eso.

Estuve un año ahí hasta que aprendí todo lo que podía del trabajo y me independicé. Luego de un intento de crear una trading con dos amigos, que naufragó antes de empezar, continué trabajando solo unos años hasta que vino la crisis del 2001 y quede (como todos) patas para arriba. Ahí tuve que salir a buscar trabajo, con mi mujer embarazada de mi primera hija, y lo conseguí en una empresa que fabricaba autopartes. Yo sería el encargado de importaciones y exportaciones y, vaya casualidad, debía reemplazar a un “genio” que operaba todo a través de su super sistema que nadie sabía usar en esa oficina. Cuando ví eso, lejos de asustarme, empecé a frotarme las manos…

No tardé ni un día en hacerme fama de genio de las computadoras. Creé en un par de días un sistema completo, con contactos, proveedores, clientes, facturación, generación de documentación, proformas, listas de empaques, etc, etc. Lo que había logrado, era exactamente lo mismo que habían hecho mis predecesores en los dos trabajos: Me había convertido en IMPRESCINDIBLE.

Y todo eso gracias a mis conocimientos (bastante básicos, pero extremadamente útiles), de Access. Pronto, Access me quedó chico, pero en forma natural fuí aprendiendo acerca de otras herramientas similares pero más avanzadas, y allí empecé a aprender con tutoriales online acerca de un lenguaje que me habían recomendado y que tenía buena fama: Python.

No creo haber tardado más de una semana en haber aprendido sus fundamentos, y ya estaba haciendo cosas asombrosas. Me partió la cabeza, era increíble. Sentía que estaba adquiriendo un poder mágico. Era increíble las cosas que podía hacer con un par de líneas de código. Me convertí en un adicto.

Todas esas malas experiencias y humillaciones me llevaron a esta situación, de verme del otro lado, siendo yo quien dominaba la situación. Gracias a la automatización de tareas que había logrado en la oficina, mi trabajo diario consistía en media hora de trabajo en serio, y el resto, navegar por internet o leer el diario. A mi alrededor, había un ejército de hormigas comiendo papeles y hurgando archivos, que tardaban 20 minutos para hacer cosas que yo hacía con un click del mouse.

Ese es el poder de la programación. No creo que hubiera podido explicarlo de mejor manera si no era contándote mis experiencias. la programación hace todo más fácil y rápido. La clave es AUTOMATIZACIÓN. A la computadora solo tienes que explicarle los procedimientos una vez, pero en forma clara y precisa. Para eso debes aprender un idioma que ella entienda.

Una vez que aprendas ese idioma, tendrás un empleado fiel, super eficiente y rápido como el rayo, que no comete errores y no se queja. Y el poder que sentirás será tan grande, que te preguntarás por qué no lo aprendiste antes.