Después de leer la historia de Frederick Douglass, considero que los hechos más importantes que le sucedieron al personaje fueron sus inicios en el mundo de la esclavitud, siendo el mismo un esclavo, el aprender a leer y escribir, lo cual le abrió las puertas hacia el conocimiento, y por último, la abolición de la ley que permitía esclavizar a la población negra. Es muy importante escribir una autobiografía, ya que es el más sincero retrato de nuestra vida, y al ser contado por nosotros, el propietario del mismo, es aún más verídico. Mi autobiografía. Yo nací el 9 de diciembre de 2002, en Santa Fe capital, siendo tan livianita y chiquitita que en las fotos apenas se puede ver si lo que están sosteniendo es una bebe o un pebete envuelto. Desgraciadamente tuve la suerte de nacer por cesárea, lo cual, psicológicamente condiciona al niño de manera que en su vida le es difícil iniciar un proyecto solo, ya que hasta para nacer necesitó ayuda (teoría que apoyo a muerte). También nací con una suerte tan pero tan nefasta que unos días después tuve que ser internada por una enfermedad autoinmune con lo cual le avisaron a mis papas que es posible que se no pasara la noche y que se prepararan para lo peor (y yo creo que cuando les dijeron eso, no quisieron decir “prepárate porque capaz se muere tu hija”, si no “prepárate porque no solo va a vivir, si no que te va a dar una de problemas impresionante”). Pero bueno, como soy contestadora y nunca me voy hasta tener la razón, gané esta batalla y salí ilesa del hospital, rumbo a enfrentarme con un mal mucho más grande, el mundo exterior. En 2005 surgió la gran oportunidad de irnos a vivir a España, y allá fuimos, en 2006 nació mi hermana en Salamanca, y la parte que nunca me voy a olvidar y que es muy de película es cuando la trajeron a casa por primera vez y cuando le toqué la manito me agarró del dedo y no me soltó por un largo rato (ahora lo que hace es taclearme cuando le paso por al lado, parecido). Durante su infancia y la mía no puedo decir que éramos tan unidas porque yo me negaba a jugar con ella, no puedo decir que por egoísta, si no por tímida. La única persona en la que confiaba era mi abuela por parte materna, ella venia cada tanto desde Argentina y todas las mañanas, sin falta, me despertaba temprano para salir a dar una vuelta por la orilla de la playa, y volvíamos para desayunar. Este es un dato muy importante y que define mi persona por completo y es que yo siempre fui tan pero tan distraída que recién supe en que año estábamos cuando un día la profesora escribió “2009” en el pizarrón. Porque claro, hasta ese punto yo no tenía la más remota idea de que existían los años, ni mucho menos que los días tenían nombres, y como no preguntaba porque era tímida, yo ignoraba el mundo totalmente. Por lo tanto, académicamente se puede decir que no aprendí un soto. En 2010, (y atentos porque este es el primero momento al que podemos describirlo como “uno de los más felices de mi vida”) pedí tener un perro para mi cumpleaños número siete, y esta es la historia de cómo Flora llegó a hacer mi vida un poco menos aburrida y a alegrarme las tardes. Hasta ahí iba todo bien, pero como siempre me tiene que pasar, cuando todo va relativamente bien, empieza a ir relativamente mal. Mi abuela, la única amiga que yo tenía, que me entendía y me acompañaba, contrajo cáncer, y al principio yo no tenía ni la menor idea de que era una enfermedad mortal y que en cualquier momento no la veía más. Viajamos a Argentina y pasamos un mes hermoso con ella, en el cual ya estaba totalmente pelada y pálida. Nos tocó volvernos a España pero de repente y de la nada, unos meses después mi mama tuvo que tomar un vuelo sola, sin decirme absolutamente nada, solo de que la abuela estaba más enferma y de que iba a verla. En 2011 falleció, o más bien en 2011 me comunicaron la noticia, porque después de casi dos meses, mi mama volvió y me explicó que la abuela había muerto hace un tiempo. A pesar de que llor