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va mucho más allá de las regiones en que las condiciones del relieve parecen imponerlo. En los contratos estipulados en 1296 en las ferias de la Ch...

va mucho más allá de las regiones en que las condiciones del relieve parecen imponerlo. En los contratos estipulados en 1296 en las ferias de la Champaña entre los mercaderes italianos compradores de paños y de telas y los transportistas, vemos a éstos comprometerse a «conducir (las mercancías) con sus bestias a Nimes en un plazo de 22 días, sin carreta». El vocabulario de la metrología nos informa asimismo sobre la importancia del acarreo: por ejemplo, en Francia, la sommée2 es para la sal una medida básica. Los transportes marítimos, a pesar de ciertos avances técnicos nada despreciables, continúan resultando insuficientes, ya sea porque esas mejoras no han producido aún todo su efecto antes del siglo XIV —o más tarde—, ya sea porque su importancia fuera bastante limitada. En primer lugar, el tonelaje de las flotas de la cristiandad occidental es mediocre. Mediocre por construcción. Incluso con el aumento del tonelaje en los siglos XII y XIII, sobre todo en el norte, donde los barcos tienen que transportar productos bastante voluminosos: granos y madera y donde apa- 2. Sommée es el peso que puede transportar una bestia de carga. (N. del i.) http://Rebeliones.4shared.com LA VIDA MATERIAL 191 rece la kogge (carabela) o casco hanseático, mientras que en el Mediterráneo Venecia construye galeras o, mejor, galeas —galee da mercato— de mayores dimensiones. ¿Se pueden aventurar cifras? Una capacidad superior a las 200 toneladas parece excepcional. Mediocre también en su conjunto. El número de «grandes» navios es muy limitado. Los convoyes que Venecia —la mayor potencia marítima de la época— arma a partir del comienzo del siglo XIV, uno o dos por año, para enviarlos hacia Inglaterra y Flandes, comprenden dos o tres galeas. El número total de galee da mercato en servicio en las tres principales rutas de comercio durante los años veinte del siglo XIV es, aproximadamente, de veinticinco. En 1328, por ejemplo, ocho de ellas tienen por destino ultramar, es decir, Chipre y Armenia; cuatro, Flandes; diez, la romanía, es decir el imperio Bizantino y el mar Negro. En agosto de 1315, cuando el Gran Consejo, alarmado por las noticias recibidas, ordena a sus navios del Mediterráneo formarse en convoy, exceptúa de su orden a los grandes navios, dado que su lentitud les hace poco aptos para navegar en formación: éstos son nueve. Por otra parte, el tamaño de estos navios viene limitado por una ordenanza, ya que deben ser fácilmente adaptables a las finalidades militares, para lo cual no han de verse perjudicados por su tamaño y, como consecuencia, por su lentitud. Federico C. Lañe ha calculado que, en 1335, los veintiséis navios de un tonelaje medio de 150 toneladas que constituían los convoyes venecianos representaban 3.900 toneladas. Si se aplica a esa cifra el coeficiente diez, aproximadamente valedero para todo el siglo XIV, el con- junto de la flota veneciana se elevaría poco más o menos a 40.000 toneladas. La introducción del timón de codaste, que progresa en el curso del siglo XIII y hace más manejables los navios, no ha revestido probablemente la im- portancia que se le ha querido conceder. En cuanto al uso de la brújula cuya consecuencia es la confección de mapas más exactos y que permite la navegación durante el invierno, no comienza hasta después del año 1280. En fin, la Edad Media ignora el cuadrante y el astrolabio náutico, instrumentos del Renacimiento. Por último, insuficiencia en la extracción minera: la falta de eficacia del instrumental de perforación y de lavado y la incapacidad técnica de evacuar el agua limitan la extracción a los yacimientos a cielo abierto o poco profundos: hierro (a pesar de los progresos a partir del siglo XII), cobre y plomo (respecto a los cuales estamos bien informados gracias a un código minero de comienzos del siglo XIII referente a la región de Massa Marittima en Italia), http://Rebeliones.4shared.com 192 LA CIVILIZACIÓN MEDIEVAL carbón mineral (quizá conocido en Inglaterra desde el siglo IX, mencionado en el Forez en 1095 pero que no comienza a explotarse realmente hasta el siglo XIII), sal (pozos salados, minas como las de Halle o de Wielicka y Bochnia en Polonia, cuya explotación no parece remontarse más allá del siglo XIII), estaño (producido sobre todo en Cornualles y sobre cuya extracción nada se sabe), minas de oro y de plata, que se muestran muy pronto incapaces de abastecer la demanda de una economía basada cada vez más en la moneda y cuya insuficiencia (a pesar de la intensificación de la explotación, en Europa central principalmente, en Kutna Hora, Bohemia, por ejemplo) determina el hambre monetaria que se padece a finales de la Edad Media y que sólo terminará con el aflujo de metales americanos en el siglo XVI, todos esos minerales se producen en una cantidad insuficiente y, en la mayoría de los casos, se tratan con un equipo y con técnicas rudimentarios. Los hornos con fuelle —accionados mediante la energía hidráulica— aparecen a finales del siglo XIII en Estiria y después, hacia el 1340, en la región de Lieja. Los altos hornos de finales de la Edad Media no alcanzan a revolucionar inmediatamente la metalurgia. Sabido es que será preciso esperar hasta el siglo XVII y, para la difusión, el XVIII, para que afloren progresos decisivos: la aplicación de la hulla al trabajo del hierro y el empleo del vapor para el bombeo del subsuelo. Los progresos técnicos más significativos en el ámbito «industrial» conciernen en definitiva a sectores particulares, o no fundamentales, y su difusión se remonta aun a finales de la Edad Media. El más espectacular de todos ellos es sin duda la invención de la pólvora y de las armas de fuego. Pero su eficacia militar se afirma lentamente. Durante el siglo XIV o hasta después, los primeros cañones siembran el terror en el adversario más por el ruido que por su carácter destructor. Su gran importancia estribará en el hecho de que el desarrollo de la artillería suscita, a partir del siglo XV, un gran progreso en la metalurgia. La pintura al óleo, por su parte, conocida desde el siglo XII, pero que no hace progresos decisivos si no es a finales del siglo XIV y a comienzos del XV y cuyo empleo no se afianza, siguiendo la tradición, hasta la llegada de los hermanos Van Eyck y Antonello da Messina, en definitiva, revoluciona menos la pintura que el descubrimiento de la perspectiva. El vidrio, conocido en la Antigüedad, no reaparece como industria hasta el siglo XIII, sobre todo en Venecia, y no adquiere la forma de una producción industrial en Italia hasta el siglo XVI, lo mismo que el papel, que no triunfa hasta la aparición de la imprenta. El vidrio, en la Edad Media, no se emplea, en realidad, más que en la vidriería y el tratado de Teófilo, escrito a comienzos del siglo XII, pone de manifiesto el auge que está en camino de adquirir en la cristiandad. http://Rebeliones.4shared.com LA VIDA MATERIAL 193 Por lo demás, el tratado de Teófilo, De diversis artibus, «el primer tratado técnico de la Edad Media», pone bien de manifiesto los límites de la técnica medieval. Ante todo es esencialmente una técnica al servicio de Dios. Los procedimientos descritos por Teófilo son los que están en uso en los talleres monásticos, ordenados sobre todo para construir y ornamentar la iglesia. El primer libro está consagrado a la preparación de los colores, es decir, a la iluminación y, de forma

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LA_CIVILIZACION_DEL_OCCIDENTE_MEDIEVAL_4
342 pag.

Cultura e Civilizacao Espanhola I Unidad Central Del Valle Del CaucaUnidad Central Del Valle Del Cauca

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