Pídeles que laven su brocha con agua cuando cambien de color para evitar ensuciar los colores. Indícales dónde hacerlo. Para que todos los espacios...
Pídeles que laven su brocha con agua cuando cambien de color para evitar ensuciar los colores. Indícales dónde hacerlo. Para que todos los espacios queden totalmente pintados, recomiéndales que pinten usando la brocha verticalmente. Así la pintura se introduce mejor en los poros que deja libre el aserrín. Las pinturas terminadas deben secarse al sol durante un tiempo. Dos horas pueden ser suficientes. Con esta actividad podemos lograr: Experimentar la pintura sobre una superficie no lisa. Esto contribuye a desarrollar el tacto y la percepción de la textura. Afianzar conocimientos sobre los colores y sus combinaciones. Reconocer el aserrín como una opción alternativa y fácil de encontrar y valorar un material que hasta entonces seguramente consideraban un material de desecho. Practicar la socialización al compartir materiales. Emplear un nuevo material y una nueva superficie hace más atractiva la técnica. Esto estimula nuevas ideas. Cuando apliques esta técnica de pintura, recuerda: Trabajar con grupos pequeños para darles atención individualizada adecuada y oportuna. Que cada grupo de dos o tres niñas y niños deben trabajar con un juego de pinturas. Poner en el salón un recipiente grande con agua, para que puedan lavar las brochas con comodidad. Permitir, y más aún impulsar, que las niñas y los niños descubran e innoven las maneras de utilizar esta técnica.
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