La comunicación es uno de los procesos fundamentales del ser humano porque permite el intercambio de información desde todas las perspectivas. Sabido es que la buena vida humana se desarrolla en sociedad, esto es, en relación con su semejante, con el otro, en quien encuentra más puntos en común que diferencias. Siendo fundamental este intercambio para enriquecer los procesos sociales, todo freno o límite implica, en la práctica, obstáculos innecesarios en relaciones que debieran guiarse por el esquema ganar-ganar, llegando el asunto a extremos tales en los que puede pensar que el verdadero problema es la falla en el intercambio de la información. Bajo este marco, la comunicación es un proceso de interacción humana que permite establecer a los individuos desde sus perspectivas necesarias para agruparse en un sistema, a los efectos Watzlawick (2002) señala: Se describe la interacción humana como un sistema de interacción caracterizado por las propiedades de los sistemas generales: el tiempo como variable, relaciones sistemas-subsistemas, totalidad, retroalimentación y equifinalidad. Los sistemas interacciónales se consideran el foco natural para el estudio del impacto pragmático a largo plazo de los fenómenos comunicacionales. (p. 139). De manera que el intercambio de información, como base fundamental del desarrollo comunicacional, es visto como un proceso social, al respecto Kaplún (2002) para hacer énfasis en la comunicación como generadora de procesos sociales: “…definir qué entendemos por comunicación, equivale a decir en qué clase de sociedad queremos vivir…” (p. 57). Más allá del alto valor poético de la cita, el autor pretende desarrollar la necesidad de un proceso de comunicación que no implique la presencia de pocos emisores y una multitud de receptores, sino que por el contrario, se tienda a la horizontalidad y democratización, en un afán de lograr el reconocimiento del otro y la cooperación social, basada en el fortalecimiento de una conciencia común. Es entonces la comunicación uno de los principales elementos que se requieren dentro de una organización, porque su importancia trasciende la misma naturaleza de la comunidad, para convertirse así en un elemento necesario e ineludible en la construcción de la cultura organizacional, es desde esta perspectiva que se manifiesta el desarrollo social del cual todos estos escenarios se aprovechan para así delimitar sus acciones. Las organizaciones, sobre todo aquellas donde su misión es la formación del capital humano, se manifiesta en función de evidencias, donde el acto comunicacional debe ser significativo para que así las ideas que se expanden se conviertan en la base del mundo social. En el caso de las organizaciones, en las cuales se debe lograr la correcta interacción de sus componentes para producir el accionar coherente en pro del logro de los enunciados propuestos en la misión y la visión, la comunicación asume niveles de importancia y trascendencia aún mayores, en razón de lo cual, los esfuerzos por propiciar las condiciones adecuadas para los procesos de retroalimentación entre sus miembros, son decisivos. Por tanto, los niveles directivos de la institución deben hacer uso de todas las herramientas metodológicas que han demostrado idoneidad para alcanzar el objetivo señalado más arriba. Al respecto Terrén (2004): “…las interacciones comunicativas que alimentan la vida de las diferentes redes constituyen los entornos simbólicos inmediatos en los que los individuos se reconocen y en los que se refugian sus actitudes respecto al trabajo y a la organización…” (p. 193). Esto es pertinente si se concibe a la cultura organizacional funcionando más en el sentido de una opinión pública que asumiendo los niveles operativos de una ideología. Por tanto, la gestión de la comunicación y de la información en una institución incide enla de su cultura organizacional. La organización universitaria desde su complejidad, integra diversos elementos y entes, los se evidencian desde los planos del personal de servicio, el personal administrativo, el personal docente y los estudiantes, quienes coexisten a diario dentro de una estructura física determinada, cuyo propósito es la interacción constante de ideas, para de esta manera consolidar el desarrollo humano. Es así, como la perspectiva de la presente investigación se asumen desde la generación de un modelo comunicacionales centrado en la programación neurolingüística para la optimización de las relaciones humanas en la organización universitaria, este como un sustento para la concreción de una comunicación efectiva, donde se evidencie la integralidad en la constitución del ser humano. El modelo comunicacional que se aspira generar en el desarrollo de la presente investigación tiene como base teórica la programación neurolingüística, la cuales definida por Gómez (2012) como: Un sistema –o mejor dicho- un modelo, que basado en la comunicación, nos permite saber cómo construimos nuestros pensamiento, y de ese modo, en forma, precisa, podemos aprovechar habilidades propias y ajenas, generar cambios positivos; remediativos, generativos y evolutivos. Podría decirse que la PNL es el arte-ciencia de la excelencia. (p. 27). De acuerdo con lo anterior, la programación neurolingüística se enmarca dentro del desarrollo de los procesos comunicacionales, basados en la optimización del pensamiento del ser humano, todo este proceso permite la concreción de las habilidades del ser humano, lo cual permite al sujeto asumir cualquier espacio como su zona de confort, de manera que la misma está ligada de forma muy estrecha, porque en la medida en que se optimice el pensamiento la calidad de vida será mejor y contribuirá de esta manera al desarrollo pleno del espacio al cual pertenece el sujeto. La programación neurolingüística, abarca una gran variedad de procesos y técnicas que se enfocan en gerenciar los centros escolares, docentes y estudiantes para motivar o motivarse, para aprender y tomar decisiones, asimismo obtener técnicas básicas para lograr y mantener estados de excelencia, resolver conflictos, adquirir una comunicación eficaz con el fin de introducir al estudiante y al docente en esta habilidad lingüística que tanto ayuda a la generación de cambios. Sobre este particular, Harris (1999), manifiesta: …Suponen tanto lo que se dice (el contenido de la comunicación) como el modo en que se dice (el proceso de la comunicación). También es posible comunicarse verbalmente (mediante palabras: oralmente cuando se habla, y no oralmente cuando se escribe) y no verbalmente (mediante formas que no suponen el lenguaje escrito ni hablado –por ejemplo, la apariencia, los gestos, el tono de voz y demás… (p. 149). Así pues, es evidente que esta gama de aspectos que constituyen las comunicaciones personales, son susceptibles de ser intervenidas favorablemente a través de la Programación Neurolingüística, por cuanto ésta actúa sobre la conducta, ayudando a las personas a aprender ciertas habilidades deseables para el logro de sus objetivos, las cuales incluyen destrezas en el plano comunicacional, que lleven a crear y mantener la empatía y la mutua influencia en los grupos, a través de la identificación de patrones de motivación y del uso del lenguaje directo e indirecto con propósitos claros y asertivos. Las relaciones humanas vistas desde la programación neurolingüística, son un conjunto de situaciones que se enmarcan en el accionar diario de la persona, con énfasis en la concreción de situaciones adecuadas a las exigencias de la comunidad, desde esta perspectiva, las mismas son definidas por Chiavenato (2003) como: “el conjunto de interacciones que se da en los individuos de una sociedad, la cual tiene grados de órdenes jerárquicos. Las relaciones humanas se basan principalmente en los vínculos existentes entre los miembros de la sociedad” (p. 29), ese vínculo que a diario se evidencia como una forma de desarrollo de la sociedad de esta forma, la constitución de la programación neurolingüística es fundamental dentro de las relaciones humanas, porque de esta manera se consolidan acciones que sirven de base para la consecución de una mejor calidad de vida. Las relaciones humanas que normalmente se establecen mediante el trato o comunicación entre dos o más personas, potencian su trascendencia en la escuela: todos sus actores proceden a realizar un proceso de valoración de conductas y a establecer conclusiones que constituyen la principal herramienta para juzgar al otro y sus interacciones. De este modo se construye una red de interacciones en la que existen actitudes positivas y negativas, que inciden poderosamente en el hecho pedagógico. De esta manera, una transmisión deficiente de información puede determinar la realización de lecturas negativas o neutras a aspectos positivos, lo que genera barreras comunicacionales que entorpecen los procesos de la institución, así como genera distorsiones en el modelo de socialización proyectado en las relaciones alumno-alumno. De manera que esa evidencia que se manifi