Con objeto de obtener estructuras capaces de conducirnos hacia algoritmos aptos para la ordenación, resulta muy importante, también, la presentació...
Con objeto de obtener estructuras capaces de conducirnos hacia algoritmos aptos para la ordenación, resulta muy importante, también, la presentación de las relaciones a través de grafos en las formas matriciales y sagitadas. A partir de ellas, se recurre a ciertos desarrollos que permiten una suficiente gama de caminos capaces de cubrir un amplio abanico de problemas hasta hace poco sin solución satisfactoria. Una vez formadas las clases de equivalencia nos hallamos en disposición de establecer un orden entre las mismas. Para ello, existen varios caminos cuya utilización depende, entre otros factores, de los planteamientos realizados y de los fines a alcanzar. Podemos destacar dos métodos, el que parte de la noción de función ordinal de un grafo y el que utiliza las propiedades de la Composición P-latina. En un sistema social y económico marcado por la incertidumbre el concepto de orden ocupa un puesto de privilegio para la decisión. Cuando no es posible obtener un cuadro “valorado” de objetos, apelar a un “orden no cuantificado” de los mismos, puede resultar suficiente para una decisión adecuada.
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