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Un átomo, una galaxia, una planta, un animal, una persona, una ciudad, una comarca, el planeta en sí mismo, todo el Universo es un sistema, hecho d...

Un átomo, una galaxia, una planta, un animal, una persona, una ciudad, una comarca, el planeta en sí mismo, todo el Universo es un sistema, hecho de componentes que pertenecen a un número finito de clases. El número de interacciones posibles entre dichos componentes es igualmente limitado. Las partes que componen los sistemas más evolucionados son numerosas y las interacciones entre esas partes son muy complejas. Los resultados que producen las interacciones entre las partes del sistema hacen que los estados futuros del sistema queden limitados a un número de posibilidades, por ello la descripción del sistema entero puede ser más breve que la enumeración de todos los estados posibles de las partes del sistema, ya que cada elemento influencia las posibilidades o estados de los otros y en consecuencia disminuye el número de los grados de libertad de que podrían gozar estos componentes si estuvieran aislados. Fig. 1.1. Esquematización de un sistema complejo, en el que los subsistemas que lo conforman están interrelacionados entre sí y el conjunto del sistema interactúa con el entorno. (Elaboración propia). Margalef nos ilustra sobre este concepto haciendo notar que la red de interacciones entre los componentes del sistema no es uniforme y generalmente es muy parcial. Si todas las interacciones o conexiones fueran semejantes e intensas, el sistema sería una cosa rígida, a la que llamaríamos, probablemente, un objeto. Comparar el tren con un grupo de automóviles en una carretera ayuda a precisar esta noción. Los vagones están unidos unos a otros de manera relativamente rígida, mientras que los automóviles se relacionan unos con otros a través de un mecanismo más elástico, que pasa por los correspondientes conductores y los circuitos de feed-back en que están implicados. En el caso de los automóviles los grados de libertad de las partes del sistema es mucho mayor. Control y autoorganización. Los mecanismos de control son esenciales para el mantenimiento del sistema. Existe una cierta convergencia en el comportamiento de los diferentes elementos del sistema. La actividad de cada componente depende de sus relaciones con los componentes que lo rodean, y aparece como guiada o bajo el control de mecanismos de retroalimentacion, o regulación y control mutuo de unas partes sobre otras. Del resultado de dicho proceso de control se genera un grado de autoorganización en el sistema que conforma su complejidad. El que las relaciones no sean igualmente intensas entre todos y cada uno de los elementos, facilita el desarrollo de la noción de jerarquía en el interior del sistema. La autoorganización del sistema, se basa en el acoplamiento de un dispositivo generativo (que dispone del control de la información) y de un dispositivo fenoménico, que reacciona directamente con el ecosistema y realiza intercambios metabólicos. O sea que existiría una parte del sistema que trabajaría más con variables informativas y otra parte que mantendría el componente estructural del sistema. Según Morín, la generatividad es aquello que garantiza o determina la conservación, la transmisión, la producción y la reproducción de una estructura y de la organización compleja, improbables físicamente, o sea lo que mantiene, conserva, o incrementa esta complejidad. La retroalimentación se conoce como un proceso de control en las que las salidas del sistema regulan las entradas de éste, pudiendo mantener una variable estable en el sistema en función de las perturbaciones del entorno (retroalimentación negativa), como el modelo del termostato; o pudiendo llevar a una variable a un proceso de crecimiento exponencial (retroalimentación positiva), como el caso de una epidemia. La autoorganización del sistema, se basa en el acoplamiento de un dispositivo generativo (que dispone del control de la información) y de un dispositivo fenoménico, que reacciona directamente con el ecosistema y realiza intercambios metabólicos. O sea que existiría una parte del sistema que trabajaría más con variables informativas y otra parte que mantendría el componente estructural del sistema. Según Morín, la generatividad es aquello que garantiza o determina la conservación, la transmisión, la producción y la reproducción de una estructura y de la organización compleja, improbables físicamente, o sea lo que mantiene, conserva, o incrementa esta complejidad. La retroalimentación se conoce como un proceso de control en las que las salidas del sistema regulan las entradas de éste, pudiendo mantener una variable estable en el sistema en función de las perturbaciones del entorno (retroalimentación negativa), como el modelo del termostato; o pudiendo llevar a una variable a un proceso de crecimiento exponencial (retroalimentación positiva), como el caso de una epidemia. La información hace que las diversas partes del sistema adopten funciones diversas orientadas a mantener la estabilidad del mismo en el tiempo. En cualquier sistema se reconocen gradientes de organización, donde unos componentes están mas abiertos a la entrada de energía y información, y comparten mas indeterminación con los sucesos elementales que otros más estables y cerrados (ej. nivel de reproducción de las células epiteliales ante la relativa “sostenibilidad” del número de neuronas). Las partes más complejas del sistema disfrutan de mayores grados de libertad que las más simples. Las interconexiones que se generan permanentemente entre las células cerebrales son muy elevadas en relación a las conexiones entre células de otros tejidos más estructurales. O sea un componente estructural jerarquizado y diferenciado, en los que cada parte se especializa funcionalmente para integrarse en la totalidad, y en la que una o varias de ellas ejercen como sistemas de control. Esta estructura se mantiene mediante mecanismos de feed back negativos para conservar la estabilidad, la cual no hace falta que sea definida por un solo estado sino por diversos estados distintos en función de su capacidad de adaptación. Esta organización del sistema presenta determinadas propiedades que Morin desarrolla como sigue: • Organización de la variedad: Jerarquía, diferenciación, especialización y comunicación. • Autoregulación: Feed back negativo, homeostasis. • Multiestasis: Aptitud para aceptar como satisfactorio un gran número de estados diversos. • Equifinalidad: Aptitud para alcanzar un fin por medios distintos según las dificultades encontradas. • Multifinalidad: Actividades dedicadas a numerosas finalidades u objetivos diferentes, unos de otros. • Aptitud para el desarrollo o la evolución. Se le presupone también al sistema una finalidad, aunque sea a veces

Esta pregunta también está en el material:

Estudo da Complexidade
360 pag.

Desenvolvimento Sustentável Universidad Antonio NariñoUniversidad Antonio Nariño

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