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Oreciendo, de esta manera, el conocimiento de otras realidades políticas, económicas, sociales, culturales, educativas, etc., realidades que, dentr...

Oreciendo, de esta manera, el conocimiento de otras realidades políticas, económicas, sociales, culturales, educativas, etc., realidades que, dentro de un pensamiento reduccionista y dicotomizado, se identifi can como la periferia contra el centro, como el Sur contra el Norte, el subdesarrollo contra el desarrollo, o pobres contra ricos. Se intenta romper con estos esquemas, para descubrir y hacer otras lecturas alejadas de los tópicos y los prejuicios eurocéntricos a través de un proceso de acercamiento a la realidad de América Central, de Guatemala, de una manera indirecta (lecturas, explicaciones, vídeos, etc.) y también directa (vivencia de la realidad). Se quiere, por tanto, enseñar a aprender a mirar el mundo para pensar y comprender críticamente su complejidad. Esta aproximación, acompañada por la refl exión dialéctica con voces diversas, busca despertar los procesos de análisis de unas realidades que, en el presente, tienen como reto la vivencia plena de los derechos humanos en un mundo globalizado económicamente y condicionado por el pensamiento neoliberal. Pero, además, esta comprensión irá abriendo el espacio para la creación de la consciencia, es decir, para distanciarse de los determinismos fatalistas. En palabras de J. L. Sampedro y C. Berzosa: […] abrir los ojos y tomar conciencia, conciencia para ver con claridad […] la toma de conciencia crea un elemento indispensable para el desarrollo: las motivaciones para el cambio y el deseo de conseguirlo. Por eso, aprender a mirar el mundo es necesario para aprender a sentirlo y aprender a desvelar los procesos concienciadotes de los que nos habla Paulo Freire, procesos que permiten descubrir el peligro fatalista y determinista de las dicotomías; saber las causas y consecuencias de las desigualdades y de cómo contribuimos, desde lo cotidiano, a reproducirlas; y entender unas realidades más complejas e interrelacionadas. En este sentido, el proyecto de prácticas se aproxima a experiencias de aprendizaje servicio dado que promover la refl exión ética y la comprensión crítica del mundo signifi ca también impregnarse de conocimiento y de responsabilidad social, a la vez que permite formarse para la participación ciudadana transformadora.

b) Procurar experiencias de educación en valores como vivencia, estructurando, en el currículum de los distintos planes de estudios, la refl exión ética y la educación en valores como vivencia, como experiencia de compromiso y responsabilidad. Las prácticas en Guatemala ofrecen a estudiantes y profesorado la posibilidad de vivir experiencias éticas que estimulen aprendizajes de valor a partir de la vivencia cotidiana en las comunidades, y estos aprendizajes abren el espacio para alejarse de los determinismos y pensar en la educación como posibilidad. También permiten descubrir y profundizar en los signifi cados de la democracia y de los derechos humanos, aclarando las dimensiones de universalidad e indivisibilidad de estos, teniendo en cuenta la adopción de matices diferenciales en contextos históricos y culturales diversos. En este sentido, las prácticas en América Central, en comunidades de Guatemala, son también un espacio para pensar en las diferencias, la igualdad dentro de la diversidad (Vidal-Beneyto, 2006): […] la prevalencia actual de la diversidad […] apoyada en la valoración de la diferencia […] impone una lectura de la universalidad según la cual todas las diferencias deben ser igualmente accesibles para todos y en todos lados. Esta interpretación activa de universalidad y diversidad origina dos tipos de universalidad, derivados de su incuestionable dependencia mutua: la primera consiste en ofrecer un marco común que haga inteligibles todas las posibles diferencias; y la segunda, en dotar de presencia y de accesibilidad ubicuas sus contenidos […]. Los derechos humanos son un atributo consustancial a la persona y, por tanto, acompañan indefectiblemente a los seres humanos allí donde se encuentren y sean cuales sean sus circunstancias y su condición. De aquí deriva su irrenunciable universalidad. Pero, además, forman un todo único indivisible cuando tienen un solo centro de referencia e imputación, sea este el ser humano en su especifi cidad individual o la humanidad en su expresión genérica. Pasa, no obstante, que tanto en su emergencia institucional como en su ejercicio nos encontramos con una profunda división entre los derechos civiles y ciudadanos por un lado y los derechos económicos, sociales y culturales por otro. En este punto, se estimulan las aproximaciones a la historia desde el lugar que ocupo yo y desde el lugar del otro, no opuesto sino distinto al mío, ya que ponerme en el lugar del otro yo me permitirá descubrir cómo es, cómo hemos contribuido y cómo seguimos contribuyendo a hacer que América Latina sea, como dice Eduardo Galeano (1971), «la región de las venas abiertas»: Desde el descubrimiento a nuestros días, todo ha trasmutado siempre en capital europeo o, más tarde, norteamericano, y como tal se ha acumulado y se acumula en los lejanos centros de poder. […] lo que pasa es que los que ganaron, ganaron gracias a que nosotros perdimos: la historia del subdesarrollo de América Latina integra, como se ha dicho, la historia del desarrollo del capitalismo mundial. Nuestra derrota siempre tuvo implícita la victoria ajena; nuestra riqueza ha generado siempre nuestra pobreza para alimentar la prosperidad de otros: los imperios y sus capataces nativos. En la alquimia colonial y neocolonial, el oro se transfi gura en chatarra, y los alimentos se convierten en veneno. […] El desarrollo desarrolla la desigualdad. Insistir en que los procesos de refl exión-acción que se promueven a través de la realización de prácticas, enmarcadas en las aportaciones de las pedagogías sociocríticas, inciden en una formación pedagógica impregnada de valores, una formación cuya orientación ética pone énfasis en el compromiso y la responsabilidad con la realidad local y global que vive cada estudiante. En este sentido, la experiencia es signifi cativa en el desarrollo de aprendizajes relevantes en la formación como educadores (de infantil, primaria, secundaria, sociales, etc.) críticos y con una actitud abierta a la innovación educativa y a los cambios transformadores, educadores que se alejan de los determinismos para abrirse a un mundo lleno de posibilidades y de utopías: ¿Qué puede ser hoy una utopía? Por supuesto, ni más ni menos que un discurso cerrado de progreso que pone la esperanza en un mundo futuro sin dolor a cambio del dolor del presente. Prefi ero ver la vida pensando que hoy mismo podría ser ya de otra manera. Prefi ero moverme hoy mismo porque eso es lo que ya me proporciona identidad, como nos enseñó Frei- re. Prefi ero pensar en la utopía como aquella mujer del cuento de Eduardo Galeano que perseguimos y nunca atrapamos, pero que en este proceso de persecución constante nos ayuda a seguir el camino. Prefi ero –como Adorno– sostener la utopía sobre la memoria, explorando sus raíces para recuperar experiencias que me ayuden a comprender mejor que es ahora mismo con nuestras propias manos como podemos implicarnos en la construcción de la historia, que es también la construcción de otro mundo posible. Prefi ero pensar la utopía como una cartografía en proceso, como un conjunto de mapas para orientar nuestro camino en un paisaje social hipersegmentado. Prefi ero pensarla como una caja abierta de herramientas que nos serán útiles en las futuras prácticas de libertad. (Martínez-Bonafé, 2005) En defi nitiva, este proyecto de prácticas, al igual que las experiencias de aprendizaje servicio, permite la adquisición de competencias éticas y de valores para la vida personal y colectiva mediante los procesos descritos.
c) Defi nir la cooperación como eje vertebrador de las relaciones educativas, y eso es posible ya que el proyecto se vincula con organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, hecho que permite conocer de forma directa el mundo más profesional de la cooperación para el desarrollo. La aproximación, a través de las prácticas, al mundo profesional de la cooperación, favorece un conocimiento real y crítico de este. Un ámbito profesional que debería generar: […] una intensa conexión entre los programas de desarrollo y ayuda humanitaria con las campañas de sensibilización y de infl uencia social y política, impulsando cambios en el ámbito local y global simultáneamente. Las ONG deben facilitar que cada día más personas se sientan ciudadanos y ciudadanas del mundo y actúen, dentro de sus posibilidades, para que estos cambios sean posibles. (Carreras, 2001) La experiencia de prácticas es también un espacio para la creación de conciencia política, no necesariamente partidista, pero sí con una opción beligerante, ya que entendemos que la educación no es ni puede ser neutral. Además,

Esta pregunta también está en el material:

MARTINEZ_Aprendizaje-servicio-y-responsabilidad-social-de-las-universidades_p
225 pag.

Responsabilidade Civil Unidad Central Del Valle Del CaucaUnidad Central Del Valle Del Cauca

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