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génesis y fuente de transformación de las metas y proyectos, de los sentimientos, de las necesidades y disposiciones, y de la estructura de la pers...

génesis y fuente de transformación de las metas y proyectos, de los sentimientos, de las necesidades y disposiciones, y de la estructura de la personalidad. Algunas estructuras cognitivas de especial importancia en la motivación humana El conocimiento de la realidad puede cargarse afectivamente y desempeñar una función importante en la motivación, que parte de fuentes inconscientes y conscientes. Las convicciones o creencias son aquellas estructuras cognitivas que el sujeto ha construido para sí como algo cierto e indudable, fruto de sus emociones, de su reflexión y de sus experiencias directas y por ello tienen una carga emocional especial. Pueden tener un origen predominante consciente o inconsciente, aunque en todo fenómeno psíquico humano siempre participan lo consciente y lo no consciente. Las convicciones, cuyo origen es no consciente para el sujeto, han surgido de experiencias pasadas que han implicado una carga emocional importante que sustituye a la capacidad racional del sujeto. Son convicciones basadas en una carga afectiva y no racional. El sujeto puede no recordar el acontecimiento que dio lugar a esa firme convicción, ni cómo surgió, pero está seguro de ella. Estas convicciones pueden ser positivas, desarrolladoras, o negativas, desequilibradoras o neutras y pueden referirse a causas, significaciones o a la identidad personal (Dilts R, 2001 y Calviño M, 2001). Otras convicciones son predominantemente fruto de la reflexión, de la razón y de experiencias directas que el sujeto recuerda perfectamente. Las fuentes conscientes e inconscientes, racionales y emocionales, engendran estructuras cognitivo-afectivas conscientes como la concepción del mundo, el sentido de la vida, el ideal de sí mismo y la autovaloración, las cuales participan de manera muy importante en la motivación del comportamiento. La psicología humanista y la histórico-cultural han hecho valiosos aportes a este estudio (Bozhovich, 1976; F González, 1983, 1985 A y B y otros psicólogos cubanos). En este epígrafe se ha destacado la contradicción interna entre 2 componentes (las necesidades y disposiciones de la personalidad, de un lado, y el reflejo cognoscitivo de la realidad, del otro) que constituyen la motivación del comportamiento, pero esta contradicción psíquica interna se encuentra en íntima unidad con la actividad externa, sus resultados y el medio sociohistórico. De este modo el proceso motivacional, aunque interno y psíquico, no puede explicarse adecuadamente si no se tiene en cuenta su transformación, penetración y determinación recíprocas con la actividad externa, sus objetos y estímulos, por ello, a continuación se expone la diferencia y, a su vez, la estrecha unidad entre motivación y actividad externa. La actividad sociohistórica como expresión y determinante último de la motivación humana Los teóricos conductistas y neoconductistas han desarrollado el punto de vista de cómo cambia la conducta en la interacción del individuo con su medio, en virtud de las conexiones que se establecen entre estímulos y respuestas por el reforzamiento de aquellas conexiones asociadas a la reducción de la tensión de los impulsos, muy a menudo entendidos como necesidades y carencias orgánicas. Por lo general, en las posiciones conductistas y neoconductistas se aprecia la tendencia a tratar el problema de la motivación desde el ángulo del determinismo mecánico, o sea, cómo es influida por los determinantes externos y orgánicos, sin tener debidamente en cuenta los factores internos, propiamente psíquicos, su automovimiento y función activa, ni los determinantes superiores, el rol de la conciencia y de sus procesos psíquicos internos. Aquí precisamente radica el déficit fundamental de esta corriente teórica. Al destacar el criterio de que la actividad externa y sociohistórica del ser humano es diferente de y regulada por su motivación superior, y a la vez se encuentra en unidad con ella y constituye su determinante fundamental en última instancia, rechazamos críticamente las posiciones conductistas, al mismo tiempo que conservamos, de una manera cualitativamente diferente, la médula racional que contienen, la cual consiste en la consideración de la influencia de los factores externos y orgánicos en la motivación. Por otro lado, dentro de la psicología se ha desarrollado poderosamente una importante y valiosa dirección analítica de la investigación, aquella que se basa en el principio de la actividad, y que tiene en Leontiev su teórico más prominente. Motivación y actividad externa Rubinstein (1969) afirmó que la psiquis, la conciencia, se desarrolla y también se manifiesta en la actividad. Ambas forman un todo orgánico, no son idénticas, sino que constituyen una unidad. Unidad de psiquis y actividad Superando tanto la concepción behaviorista de la conducta, como la concepción introspectiva de la conciencia, Rubinstein destacó que la unidad de conducta y conciencia, del ser externo e interno del hombre, a un individuo, es una función de su cerebro. Precisamente por ser ambas diferentes entre sí, es posible que se determinen y transformen de manera recíproca: la actividad engendra y modifica el psiquismo y, a su vez, este repercute sobre ella, la regula, y por esa vía condiciona la aparición de sus objetos y estímulos y los transforma. Pero, aunque son diferentes, proceso psíquico y actividad externa se reflejan y contienen recíprocamente. El proceso es una actividad en la medida en que en él se hace efectiva una determinada actitud del hombre con respecto a los demás individuos y a los problemas que la vida le plantea, o sea, en la medida en que refleja y expresa la interacción del sujeto con el mundo físico y social que le rodea. Como consecuencia, los fenómenos psíquicos son a la vez procesos y actividades psíquicas. Al mismo tiempo, la actividad material, externa, práctica, tiene un carácter psicológico, puesto que constituye una expresión externa de los procesos y propiedades psíquicas y participa en su transformación. Si bien la actividad externa y la actividad psíquica componen en su unidad la actividad del ser humano, no es posible quedarse solo con el no se tiene en cuenta su íntima unidad con la actividad externa, sus objetos y estímulos. Nuestra tarea consiste precisamente en estudiar la motivación en unidad dialéctica con la actividad motivada externa. Como consecuencia, la motivación es una actividad psíquica y la actividad externa es motivada, tiene un contenido y estructura psicológicos. Actividad motivada externa Por actividad externa se entiende la interacción del sujeto con su medio físico y social y con su propio organismo biológico; ella es mediada por la personalidad y los procesos psíquicos, y dirigida a satisfacer las necesidades y exigencias sociales que el individuo experimenta como personalmente significativas y los requerimientos biológicos e individuales del ser humano. La organización social de la actividad humana y el hecho objetivo de la división del trabajo condicionan el carácter de dicha actividad. Debido a la división del trabajo, la labor del hombre no sirve directamente para satisfacer las necesidades orgánicas, individuales, sino para cumplir las exigencias y necesidades sociales, lo que determina tanto la convergencia como la divergencia entre el motivo y el fin de la actividad. El fin directo de la actividad humana, organizada socialmente, es la realización de una determinada función social. El motivo para el individuo puede ser la satisfacción de sus propias necesidades puramente personales (orgánicas, individuales), sin embargo, en el proceso de formación de la personalidad el fin social se convierte en un motivo por sí mismo, y la actividad del hombre, dirigida a la realización de una determinada función social, resulta el aspecto esencial y predominante de la actividad humana. La actividad del ser humano es social, va dirigida al cumplimiento de una función social y es regulada por la conciencia social asimilada por el individuo. Este es un rasgo esencial, distintivo y predominante, del que está penetrada toda la actividad. Pero la actividad del hombre también está dirigida a satisfacer, de manera socialmente condicionada, las necesidades orgánicas y puramente individuales: el hambre, la sed, la necesidad sexual, de afecto, de contacto social, de diversión, de nuevas impresiones, de actividad física, los intereses cognoscitivos, etcétera. Así concebida, la actividad externa es una interacción con el mundo externo y social, cuyo componente específico y fundamental es su carácter sociohistórico: la relación del hombre con la sociedad (su cultura y conciencia social), e incluye la interacción del sujeto con su propio organismo biológico. En la actividad externa del hombre se pueden encontrar diferentes niveles: el nivel de la actividad con objetos materiales (o interacción sujeto-objeto); el nivel de la comunicación elemental (o interacción emocional sujeto-sujeto) y el nivel de la comunicación superior (o interacción simbólica sujeto-sujeto). Cada nivel de la actividad tiene una estructura y naturaleza diferentes, pero actúan inseparablemente unidos en

Esta pregunta también está en el material:

Psicología de la Motivação
274 pag.

Avaliação Psicológica Universidad VeracruzanaUniversidad Veracruzana

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