La asociación libre exige cierto aprendizaje del paciente: No es fácil para nadie decir con total libertad lo que se siente. Al comienzo de un Psic...
La asociación libre exige cierto aprendizaje del paciente: No es fácil para nadie decir con total libertad lo que se siente. Al comienzo de un Psicoanálisis el analista introduce la regla fundamental: “El tratamiento consiste en que usted se acueste en este diván, se ponga en la actitud más cómoda y serena posible y trate de decir todo lo que vaya apareciendo en su mente, con la mayor libertad y la menor reserva, tratando de ser lo más espontáneo, libre y sincero que pueda” (Etchegoyen, 1986, 81). Se entiende libre en el sentido de que nada es orientado, controlado o dirigido, ni tampoco es propuesto al paciente un punto de partida. Se aplica a los sueños, para intentar hacer explícita la relación existente entre los contenidos descritos de aquéllos (el contenido manifiesto, lo que se recuerda al despertar) y acontecimientos (presentes o pasados) de la vida del analizado/a (contenido latente). Pero también se aplica sobre sucesos de la vida cotidiana tan frecuentes como disfunciones de la memoria (por ejemplo, el fenómeno “de la punta de la lengua”), deslices o lapsus del habla o de la escritura (por ejemplo, sustitución de palabras, similares auditiva o visualmente, pero con significados bien diferentes), conductas inapropiadas o inconvenientes, o incluso el tipo de chistes o gracias habitualmente utilizados.
Compartir