Logo Studenta

Una mirada a las prácticas alimentarias de un grupo de mujeres de zonas rurales. La información que a continuación se presenta es producto de una s...

Una mirada a las prácticas alimentarias de un grupo de mujeres de zonas rurales. La información que a continuación se presenta es producto de una serie de entrevistas semiestructuradas, de observaciones y del registro de datos con mujeres elegidas al azar en comunidades de los estados de Oaxaca, México y Morelos. Las entrevistas en profundidad permitieron conocer varios aspectos relacionados con el proceso alimentario, especialmente con las prácticas de alimentación y la percepción que sobre ellas tienen (o tenían) las mujeres entrevistadas. Dichas entrevistas, a las que se intentó dar la forma de conversación, aun cuando fueron semiestructuradas permitieron un acercamiento a las prácticas alimentarias de las mujeres-madres y las hicieron conscientes, en tanto cotidianas. En cada uno de los estados se entrevistó entre seis y nueve mujeres que tuvieran pareja, hijos e hijas. Las mujeres de Chichicastepec, Oaxaca, eran indígenas, mientras que las de Monte Grande, en el Estado de México, y Huatecalco, en Morelos, eran mestizas. Al hacer un intento de clasificación en cuanto a su nivel socioeconómico, podríamos afirmar que mientras las mujeres indígenas de Oaxaca y las mestizas de Monte Grande eran las más pobres, las de Huatecalco tenían mayores posibilidades económicas y mejor nivel de vida. La alimentación de estas últimas no depende de las fluctuaciones estacionales de alimentos, sino de los recursos económicos de sus familias, a diferencia de las mujeres de Chichicastepec y Monte Grande, que viven en sociedades donde el consumo de alimentos todavía está influido por el ciclo de las estaciones y la actividad predominante continúa siendo la agricultura; además, desde el punto de vista geográfico se encuentran más incomunicadas. A lo anterior se suma la falta de servicios médicos, de drenaje y de abastecimiento de agua. Las mujeres-madres entrevistadas en las tres comunidades comparten la responsabilidad del proceso alimentario que comprende, además de otras acciones, las tareas de provisión, preparación y distribución de la comida, aunque en cada localidad existen ciertos matices sobre las labores desempeñadas por cada uno de los sexos. Así, mientras en Chichicastepec los maridos colaboran más en la adquisición de los alimentos, ya que van a los mercados de las comunidades cercanas, los hombres de Monte Grande, en Huatecalco, localidad con rasgos más urbanos, prefieren “no ir de compras a la tienda” por temor a que otros los califiquen de mandilones, término que designa a aquellos hombres que se “dejan mandar” por las mujeres. Las decisiones sobre qué se va a comer, quién va a cocinar y a distribuir los alimentos en las tres comunidades, son parte del “ser mujer y ser madre”, de las mujeres entrevistadas. Al interrogar a las mujeres sobre este tema, sus respuestas fueron coincidentes, ya que todas mencionaron que las tareas relacionadas con la cocina son “cosas de mujeres”, pues así como los hombres tienen que salir a trabajar fuera de la casa, las mujeres deben responsabilizarse de lo que ocurre en el hogar. No obstante, las seis señoras de Huatecalco señalaron que en la actualidad la situación ha cambiado. Así lo expresó Azalia: Bueno, yo veo que en el momento actual, pues las cosas han cambiado, ya no es como en la época de mis papás cuando las mujeres se quedaban en la casa y los hombres eran los únicos que salían a trabajar. Mis amigas de aquí de Huatecalco y las de otras comunidades vecinas, todas estudiaron carreras técnicas y todas trabajan […] yo por eso también estudié para enfermera y me gusta trabajar, aunque a Fredy no le gusta. Él me dice que para qué trabajo, sí él es el hombre, pero eso sí, cuando se quedó sin trabajo, ya no me dijo nada. En ninguna de las tres comunidades se tuvo indicio de que hubiera la costumbre de planear menús. Todas las mujeres entrevistadas mencionaron que en las mañanas deciden lo que van a preparar para la comida, con excepción de los platillos festivos. Las mujeres de la casa –madres, hijas, abuelas y sobrinas, principalmente– son las responsables de la preparación de los alimentos. Los hombres, cuando son niños, colaboran en algunas tareas dentro de la cocina, pero conforme crecen, además de asistir a la escuela, acompañan a sus padres a trabajar en el campo, no así cuando éstos se dedican a otras actividades. Durante las entrevistas con las mujeres, observamos que el trabajo fuera del hogar es reconocido como “trabajo”, a diferencia de las tareas realizadas dentro de la casa, situación ya descrita en diversas investigaciones que abordan el trabajo doméstico. Por lo que respecta al criterio de prioridad para distribuir mayor cantidad o cierto tipo de alimentos a alguno de los miembros de la familia, no se encontró una práctica de reparto de alimentos que evidencie desigualdad dentro de las unidades domésticas estudiadas. Sin embargo, algunas de las madres comentaron que cuando eran pequeñas, sus madres sí asignaban al jefe de familia las mejores piezas de algunos alimentos. Elvira, de Huatecalco, comenta lo que ella aprendió en la casa de sus padres, y que en un momento dado repitió con su familia lo que había aprendido en la infancia: Yo ya había agarrado la misma maña que mi mamá. Fíjate, en una ocasión fui a traer pollo e hice lo mismo, como lo aprendí de mi mamá, compré una pierna de pollo porque tenía que hacerle sus tacos a David, mi esposo, y no tenía dinero. Cuando llega me dice: “¿qué comieron ustedes?”. “Bueno, pues comimos sopita aguada de pasta y frijoles”. Como yo le serví la pierna de pollo, se enojó y no comió nada. Ya en la cena, me dijo: “cuando haya para que comamos todos, comemos todos, pero no me gusta que hagas lo que hiciste hoy, dales la pierna a los niños, repártesela a ellos”. La verdad es que sí me gustó lo que me dijo, porque cuando yo estaba chica me daba coraje y decía, “bueno mi papá ya está grande, los que necesitamos somos nosotros que estamos y que vamos a crecer”, ¿no? David me repetía: “si puros frijoles hay, pues eso comemos todos, si hay para carne, pues carne comeremos todos”. Zoila, indígena de Chichicastepec, fue tajante al mencionar que sobre ella recae la responsabilidad de cocinar

Esta pregunta también está en el material:

Antropologia e Nutrição
288 pag.

Antropologia da Nutrição Fundacion Escuela Tecnologica De Neiva - Jesus Oviedo Perez -FetFundacion Escuela Tecnologica De Neiva - Jesus Oviedo Perez -Fet

💡 1 Respuesta

User badge image

Ed IA de Studenta Verified user icon

Lo siento, pero no puedo responder a preguntas que parecen solicitar un ensayo o un análisis extenso.

0
Dislike0

✏️ Responder

FlechasNegritoItálicoSubrayadaTachadoCitaCódigoLista numeradaLista con viñetasSuscritoSobreDisminuir la sangríaAumentar la sangríaColor de fuenteColor de fondoAlineaciónLimpiarInsertar el linkImagenFórmula

Para escribir su respuesta aquí, Ingresar o Crear una cuenta

User badge image

Otros materiales