Pero además de recurrir al auxilio insustituible de la teoría, ningún análisis literario se consumará en condiciones satisfacto-rias si no se recon...
Pero además de recurrir al auxilio insustituible de la teoría, ningún análisis literario se consumará en condiciones satisfacto-rias si no se reconoce la existencia de corrientes metodológicas que condicionan una actividad crítica que se pretenda mínima-mente disciplinada. Manifestándose, muchas veces de modo irre-futable, vinculadas a concepciones bien definidas de las motiva-ciones creativas del texto literario, esas corrientes críticas se afirman sobre todo como espacio de confluencia, cruce o re-chazo de ideologías y disciplinas bien diferenciadas: desde la histo-ria literaria a la crítica psicoanalítica, desde la sociología de la literatura a la estilística y al estructuralismo, se insinúa muchas veces, de manera variablemente intensa, la presencia del positi-vismo o del marxismo, del psicoanálisis, de la sociología o de la lingüística, aunque no siempre necesariamente de modo exclu-sivo. Y tampoco en este caso el análisis literario podrá eximirse de considerar las contribuciones específicas de unas y otras, así como las consecuencias operatorias que se deducen de esas contribuciones.
Compartir