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que, de no ser rígidamente interpretado, introduce en el análisis literario una disciplina operatoria digna de señalar—21 reserva para la comprobac...

que, de no ser rígidamente interpretado, introduce en el análisis literario una disciplina operatoria digna de señalar—21 reserva para la comprobación biográfica precisamente la última fase del acto crítico. Es este hecho el que contribuye a evitar lecturas tendenciosas y, por lo mismo, viciadas desde el principio; al mismo tiempo, se aparta definitivamente de la monopolización de la lectura crítica, por parte del psicoanálisis clínicamente asumido. Con una vasta bibliografía en la que escritores como Ma- Ilarmé, Racine, Baudelaire y Moliere ocupan un lugar privilegiado 22, Mauron se preocupó siempre de delimitar su método crítico, ya con relación al psicoanálisis literario de filiación freudiana ortodoxa, ya por lo que se refiere al propio análisis temático. Y lo hace especialmente a través de los cuidados que dedicó a la noción central de la psicocrítica: la de mito personal. En efecto, en un corto pero significativo texto de 1965, se insiste de modo particular en el carácter dinámico del mito personal: definiéndolo como «le phantasme dominant que revele la superposition des oeuvres d'un écrivain» 23, Mauron destaca la posibilidad de comprobar una lenta transformación del mito personal que domina la creación literaria. De este modo queda abierto el camino para la desvalorización del biografismo excesivo así como, por otra parte, para la denuncia y superación de la rigidez del análisis temático, obsesivamente preocupado por la ocurrencia de episodios infantiles; lo que indudablemente le revestía de una dosis exagerada de determinismo, si tenemos en cuenta que, en ciertos autores, la producción literaria se diversifica temática y formalmente, a veces de modo radical. Ahora bien, esa diversificación dificulta (cuando no hace inviable) la referencia constante a un mismo tema biográfico, el cual —de distinta manera de lo que ocurre con la psicocrítica— surge asumido como condicionador soberano y tiránico de toda la creación literaria. Se ha de señalar finalmente, para concluir esta referencia forzosamente breve a la psicocrítica, que la definición y descripción de mitos personales biográficamente comprobados se reviste, en el contexto de este trabajo, de un relieve digno de atención; y esto porque el aludido aspecto es susceptible de constituir el eje de unión entre una metodología crítica esencialmente anclada en lo individual, y otra metodología que busca en lo colectivo la motivación del proceso creativo. En efecto, cuando de paso alude al mito personal como «le phantasme le plus fréquent chez un écrivain, ou mieux encoré l'image qui resiste a la superposition de ses oeuvres» 24 y cuando admite (aunque con reservas) una interpretación apoyada en las enseñanzas de Jung (señaladamente en su concepción del inconsciente colectivo), Mauron confirma una idea qué preside esta fase de nuestro trabajo: la de que también para un nivel subtex- tual —implícita o explícitamente presente de modo actuante en las lecturas de cariz psicoanalítico— apunta otra modalidad de lectura, orientada a la colectividad en cuanto responsable del texto literario producido 25. 3. SOCIOLOGÍA DE LA LITERATURA Si pretendemos iniciar la referencia a la sociología de la literatura o a cualquier método crítico que de ella haga una interpretación particular con una demarcación relativa a las coordenadas fundamentales de la crítica psicoanalítica, tendremos que aludir a los puntos de contacto metodológico que genéricamente deben ser señalados. Tales contaminaciones no son susceptibles, según pensamos, de causar sorpresa, ya que en el contexto de esta exposición la sociología de la literatura ha sido incluida, por razones que entonces hemos aducido 26, en el ámbito de las disciplinas críticas enraizadas en motivaciones subtex- tuales. De este modo, creemos oportuno comenzar destacando que, al igual que la crítica psicoanalítica, también ciertas tendencias de la sociología de la literatura, de las que trataremos con más detenimiento, se definen por la señalada importancia concedida a las motivaciones y mecanismos de creación de la obra literaria; y cuando son certeramente explotados, también esos factores ge- néticos son susceptibles de explicar cabalmente las característi- cas temáticas y técnico-formales del texto literario. Por otra parte, ha de tenerse en cuenta que igualmente la sociología de la literatura depende, en términos metodológicos, de una disciplina científica que la precedió necesariamente; nos referimos a la sociología, constituida y difundida sobre todo a partir de la institución de la filosofía positivista, y concebida como proceso de análisis sistemático de las condiciones de exis- tencia colectiva de la humanidad, así como de las leyes y fuerzas que rigen esa existencia. Es verdad que Mme. de Staél (y otros antes de ella) no esperó por la sociología comtiana para, en una obra cuyo título es ya un programa (De la littérature considerée dans ses rapports avec les institutions sociales), expresar la noción de que la literatura es influenciada por el sistema social en que se encuentra insertada; pero también es verdad que las tesis defendidas entonces carecían todavía de las bases teóricas que solamente a finales del ochocientos y especialmente en nues- tro siglo se iban a constituir con carácter de solidez y rigor. Como quiera que sea, lo que es cierto es que la sociología de la literatura comulga, juntamente con los métodos críticos psi- coanalítícos, con el estatuto de disciplina intersectorial, interpre- tando los riesgos y las dificultades (pero también los motivos de interés) que ese estatuto innegablemente faculta. Tales riesgos y dificultades asumen su expresión más visible cuando cualquier modalidad de crítica de esta naturaleza (de modo análogo a lo que acontecía con las lecturas psicoanalíticas de Freud) no con- sigue mantener el equilibrio a que la aludida intersectorialidad debe apuntar; surgen entonces los estudios que, por muy válidos que se revelen desde el punto de vista sociológico, olvidan par- cial o totalmente los elementos estéticos que confieren al texto literario su condición de obra de arte: lo que constituye motivo justificante de la observación de que «cette volonté de lire la littérature en tant que strict document social» lleva seguramente «á mettre sur le méme plan des oeuvres de piétre valeur litté- raire, pour peu que les uns et les autres offrent un égal intérét documentaire» 27. Pero si es indiscutible la existencia de las afinidades genéricas metodológicas que acabamos de apuntar, la verdad es que se señalan también, como no podía dejar de ser, diferencias flagran- tes entre la crítica psicoanalítica y la sociología de la literatura; y esto tanto con relación a la distinta concepción de las condiciones de existencia de la obra literaria que informa una y otra, como por lo que respecta a los procedimientos operatorios adoptados, o todavía por lo que se refiere a los objetivos que cada una de aquellas lecturas pretende conseguir. Todas estas diferencias se resumen, en última instancia, en la hipervalor

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REIS_Carlos_1985_FUNDAMENTOS_Y_TECNICAS
216 pag.

Literário Fundacion Escuela Tecnologica De Neiva - Jesus Oviedo Perez -FetFundacion Escuela Tecnologica De Neiva - Jesus Oviedo Perez -Fet

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