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BIBLIOTECA ROMÁNICA HISPÁNICA Fundada por DÁMASO ALONSO II. ESTUDIOS Y ENSAYOS, 375 MARÍA DEL CARMEN BOBES NAVES EL DIÁLOGO ESTUDIO PRAGMÁTICO, LIN...

BIBLIOTECA ROMÁNICA HISPÁNICA Fundada por DÁMASO ALONSO II. ESTUDIOS Y ENSAYOS, 375 MARÍA DEL CARMEN BOBES NAVES EL DIÁLOGO ESTUDIO PRAGMÁTICO, LINGÜÍSTICO Y LITERARIO BIBLIOTECA ROMÁNICA HISPÁNICA EDITORIAL GREDOS MADRID © MARÍA DEL CARMEN BOBES NAVES, 1992. EDITORIAL GREDOS, S. A. Sánchez Pacheco, 81, Madrid. Depósito Legal: M. 6755-1992. ISBN 84-249-1481-3. Impreso en España. Printed in Spain. Gráficas Cóndor, S. A., Sánchez Pacheco, 81, Madrid, 1992. — 6463. I INTRODUCCIÓN EL DIÁLOGO EN LA SOCIEDAD ACTUAL Es un hecho fácilmente comprobable que hoy se utiliza el diálo­ go, o lo que se presenta como tal, y se alude a él como forma de relación, con una frecuencia mayor que en otras épocas. El discurso verbal, por lo que se refiere a la emisión, adopta dos formas fundamentales: la de monólogo y la de diálogo. La primera, según puede deducirse del término que la designa, es el discurso de un solo emisor; la segunda es una cadena de interven­ ciones lingüísticas organizada en progresivo presente, con los inter­ locutores cara a cara, en situación compartida, y son dos o más (a pesar de que el término alude a dos), en funciones alternativas de emisor y receptor. El diálogo puede ser analizado, según creemos, bajo tres pers­ pectivas principales, aunque, sin duda, pueden añadirse otras: co­ mo un proceso interactivo, que forma parte de las relaciones socia­ les, verbales o no, de la vida del hombre, y como tal, puede ser objeto de una pragmática, bajo los enfoques metodológicos que esta ciencia admita; como una construcción verbal, objeto de una investigación lingüística-, y como un recurso literario, cuya presen­ cia en el discurso, solo o alternando con monólogos, está determi­ nado por, y a la vez condiciona a, otras formas que están en reía- 8 El diálogo ción con el género, las voces, la distancia relativa del narrador con los personajes o con el narratario, etc,, y que pueden ser objeto de una teoría literaria o de una semiología literaria. Por otra parte, el diálogo, en cualquiera de los tres aspectos señalados, es hoy estudio preferente, o al menos destacado, para filósofos, semiólogos, lingüistas, teóricos e historiadores de la lite­ ratura, antropólogos, sociólogos, políticos, etc., todos los cuales se interesan, con fines diversos, por su conocimiento y dominio. Es cierto que desde siempre se ha estudiado, directamente o en relación a otras formas de discurso, el diálogo y sus valores prag­ máticos, lingüísticos y literarios. Se ha considerado el diálogo en varios de sus aspectos al analizar el estilo directo, el habla colo­ quial, la interacción verbal, etc. Las escuelas lingüísticas de orienta­ ción textual han estudiado las unidades de intervención dialogales, sus modos de coherencia y sus recursos de conexidad, las normas que presiden la alternancia de turnos, las implicaciones conversa­ cionales y los presupuestos de los turnos, etc.; la estilística y la semiología literaria analizan las formas dialogadas y su capacidad de crear sentido, tanto en el relato como en el drama y en la expre­ sión lírica. Algunas investigaciones de tipo histórico han atendido a las fuentes, formas y difusión del diálogo, y las han clasificado dentro de los géneros didáctico y ensayístico. En resumen, siempre ha habido un interés por el diálogo en todas sus manifestaciones y en todos sus aspectos. Pero lo que hoy resulta sorprendente es la proliferación de estu­ dios sobre el diálogo, la diversidad de ángulos desde los que se aborda su descripción e interpretación, la riqueza de implicaciones que descubre su uso para la antropología, la psicología, la sociolo­ gía y, en general, para las ciencias del hombre y de la conducta. En todas ellas encuentra el investigador un marco pertinente para situar, y a veces para explicar, determinados usos y determinadas formas de diálogos. Es probable que el interés que hoy suscita el discurso dialogado en tan diversos ámbitos obedezca no a una sola, sino a varias cau­ sas; es probable que, aunque el estudio se haya iniciado en un cam­ po, se haya ampliado a otros por el peso que la teoría del conoci­ miento y la metodología tiene para el conjunto de las ciencias hu­ manas y por la repercusión que unas ciencias tienen sobre otras, y también quizá por la facilidad con que hoy día los temas adquie­ ren valor interdisciplinar. Algunos hechos sociales que estuvieron siempre ahí, atraen la atención de los estudiosos de varios campos sólo a partir de un momento, y debido a la concurrencia de facto­ res a veces imprevisibles. El interés por el diálogo no se limita a sus formas lingüísticas o literarias, se proyecta también a su temática religiosa, política y filosófica, de modo que se ha convertido en objetivo fundamental de algunas investigaciones hermenéuticas, si bien, según hemos ad­ vertido, en estos niveles no suele diferenciarse el discurso dialogado y el valor dialógico de la expresión lingüística. Se ha hablado de una «lógica de la pregunta y la respuesta» (Gadamer, 1977, 439-458 principalmente); de una «lógica dialógica», que podría liberar al lenguaje científico de la subjetividad (Lorenzen, 1970); se encuentra la noción de diálogo en algunas concepciones derivadas de la feno­ menología que fundan y hasta identifican la comunicación y el diá­ logo, por ejemplo, en M. Scheler la intersubjetividad llega a ser primaria respecto a la subjetividad, ya que el Tú, en su sistema filosófico, se halla inscrito en el Yo de forma original. La sociología ha prestado enorme atención al diálogo como rito social prestigioso hoy, más o menos ritualizado, particularmente en los Estados Unidos de América, donde las teorías de Schlegoff, Goffman, Grice, etc., han tenido una gran repercusión. La situación cultural y política presente, la facilidad que ofrecen los medios de comunicación, el deseo de dominar el lenguaje y pre­ sentarlo cómo «diálogo» para alcanzar el poder legítimamente en las democracias, y, desde luego, la reacción para lograr un conoci­ miento científico no interesado que permita rechazar la manipula­ ción, son posiblemente las causas inmediatas de la atención desta­ cada que hoy se presta a las formas de expresión, entre las que el diálogo ocupa un lugar preferente. En relación con este fenómeno general en la sociedad, se produ­ cen otros que afectan más concretamente a una ciencia, pero que también conducen a resultados idénticos. Así, la investigación lin­ güística, y mientras predominaron los presupuestos y métodos es­ tructurales, no prestó mucha atención al diálogo. El estructuralis- mo lingüístico toma como objeto preferente de su interés la lengua (corpus, unidades, relaciones, sistema) y desatiende, o deja en un segundo plano, los hechos de habla, entre los que podemos consi­ derar el diálogo. Por el contrario, los métodos postestructurales, de orientación generalmente pragmática, son más propicios para el estudio del diálogo y de los fenómenos de discurso en general. Independientemente de que el cambio de orientación en la cien­ cia lingüística se deba a causas localizadas en sus propios presu­ puestos, en sus métodos o en sus objetivos, no puede descartarse el influjo que otras investigaciones han tenido sobre ella para justi­ ficar la mayor atención que la lingüística presta hoy a los usos. La pragmática (semiológica y literaria), la sociología del lenguaje, la psicología y la psicocrítica que buscan en los usos concretos de la lengua (léxico, construcción, imágenes, etc.) la manifestación de la personalidad del hablante, y la filosofía analítica (el Wittgenstein de los «juegos del lenguaje»; la teoría de los Speech Acts, de Aus- tin y Searle principalmente) han pesado sobre la lingüística orien­ tándola hacia una mayor atención a las formas de habla y hacién­ dole superar el interés exclusivo por lo sistemático. Hoy se da más importancia al conocimiento y explicación de la conducta verbal del hombre en el medio social en que se desenvuelve que al conoci­ miento y explicación del funcionamiento de los sistemas de signos, que han pasado a considerarse construcciones abstractas sin cone­ xión directa con los usos reales. Los procesos de expresión, comunicación, significación, interac­ ción e interpretación, situados lingüística y pragmáticamente en re­ lación con otros procesos semiósicos (p

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O Diálogo na Sociedade Atual
356 pag.

Literário Fundacion Escuela Tecnologica De Neiva - Jesus Oviedo Perez -FetFundacion Escuela Tecnologica De Neiva - Jesus Oviedo Perez -Fet

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