Concebir el dominio psicopedagógico en términos de ‘enredos genealógicos’ sugiere atender y analizar las múltiples posiciones que participan en la ...
Concebir el dominio psicopedagógico en términos de ‘enredos genealógicos’ sugiere atender y analizar las múltiples posiciones que participan en la construcción de su saber –dinámicas y en permanente movilidad–, las que “se yuxtaponen, se cuestionan, se proclaman y se niegan, donde lo permitido y lo prohibido se interrogan de forma perpetua; y donde lo aceptado y lo transgresor se mezclan imperceptiblemente, por mucho que se nieguen estas formas sincréticas en nombre de la pureza y de la tradición”2. El dominio psicopedagógico es un espacio de reinvención permanente de sus tradiciones confluyentes. Su configuración tiene lugar a través de múltiples procesos de fusión, agregación, desagregación, experimentalidad infinita, etc. entre cada uno de sus recursos y singularidades epistemológicas. Su campo de conocimiento, concebido a través de la noción de ‘diáspora’, remite a la examinación de formas intelectuales, analíticas y metodológicas de pertenencia, exclusión, variación, etc. Los enredos genealógicos se encuentran implícitos en la noción de espacio de diáspora. También, pueden ser concebidos, en términos de tecnologías de investigación acerca de las condiciones de producción del saber psicopedagógico.
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