La importancia de considerar las características individuales de los niños y bebés para las actividades con los adultos radica en la necesidad de adaptar las interacciones y el entorno a las necesidades específicas de cada niño. Esto puede incluir consideraciones sobre el desarrollo físico, emocional, cognitivo y social de cada niño, así como sus intereses y habilidades únicas. Al comprender y tener en cuenta estas características individuales, los adultos pueden brindar un apoyo más efectivo, fomentar un desarrollo saludable y promover relaciones positivas con los niños y bebés.
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