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En las tesis de grado tanto las que abordan este tema en forma principal como las que lo hacen en forma lateral, es clara su principal referencia a...

En las tesis de grado tanto las que abordan este tema en forma principal como las que lo hacen en forma lateral, es clara su principal referencia a Nicolás Pende443. Se citan tres libros del autor “Endocrinología, Biotipología, Psicología”; “Endocrinología y Biotipología Criminal”; y “Biotipología”; otros autores citados son: Kretschemer444 “Biotipología” y “Constitución y Carácter”; M. Ruiz Funes445 “Endocrinología, Morfología Criminal”; E. Shreider “Les types Humanis” y “Les types somatopsychiques”; Topinard “Antropología”; y Berardinelli “Aspectos raciales”. “Tras la 'gran guerra', Italia gestó por intermedio del médico endocrinólogo, Nicola Pende, la biotipología como disciplina encargada de llevar a cabo en el mundo latino lo que sería entendido como una instrumentación 'práctica' de la eugenesia galtoniana” (Vallejo, 2004: 220). Extendió capilarmente sobre un vasto territorio una serie de institutos de biotipología a nivel internacional, dejando ya atrás el tradicional procedimiento higienista de aislar y encerrar “lo anormal” y estableció una política eugénico-sanitaria dirigida a cada uno de los individuos y a toda la población (Vallejo, 2004: 221). En el capítulo uno, cuando analizábamos las tesis de grado se había explicitado que en ellas la herencia explicaba y determinaba el sustrato epistemológico de la psicología, la pedagogía y la sociología reduciéndolas desde un positivismo experimental al estudio de lo orgánico. Varias tesis repetían en forma constante que la educación física contribuía al “mejoramiento y perfeccionamiento de la raza” para “conseguir una segunda generación mejor que la presente, y una tercera mejor aún: una nación y una raza más sana y más apta” (Bentancor, 1954: 25). La salud adquiere relevancia y se asocia a otro término muy utilizado por la eugenesia “apta” o “apto” a partir de la biometrización y la aplicación de estándares múltiples. Una de las tesis de grado que cita únicamente la obra Biotipología de Pende, dedica un capítulo a la biotipología donde señala que Debemos considerar al individuo, como muy acertadamente Nicolás Pende lo ha delineado en su 'Pirámide'. Dicha pirámide se asienta sobre una base HEREDITARIA, teniendo como caras: una MORFOLÓGICA, otra INTELECTIVA, otra MORAL, y una cuarta HUMORAL-DINÁMICA. Todas estas caras convergen en el vértice resultando de allí: 1º resistencia vital general 2º características neuro-musculares, 3º aptitudes laborativas manuales, 4º aptitudes laborativas intelectuales 5º provecho escolar o profesional 6º valor económico del individuo 7º valor social del individuo 8º valor reproductivo del individuo (Bentancor, 1954: 90-91, mayúsculas en el original). Al igual que las teorías evolucionistas lo hicieron para los animales, Pende representa al ser humano con una “pirámide'. Partiendo de una filosofía aristotélico-tomista que promulgaba una unidad sustancial entre cuerpo y alma, desarrolló un biotipograma donde articuló lo religioso con lo psicológico y lo biológico al realizar un desplazamiento de una antropometría física a una endócrina. Era importante a través de la medición de los estados hormonales detectar malas conductas morales y sociales; la endocrinología le permitía conectar lo físico con lo espiritual y “encontrar lo patológico en lo profundo del alma” (Vallejo, 2004: 223), basándose en el estudio de las supuestas “hormonas sexuales”. El descubrimiento de las 'hormonas sexuales' es un episodio extraordinario de la historia de la ciencia. Hacia 1940, los científicos las habían identificado, purificado y nombrado. Pero, en su exploración de la ciencia de las hormonas (la endocrinología), los investigadores sólo podían hacerlas inteligibles en términos de las disputas sobre género y raza que caracterizaban sus entornos de trabajo. Cada elección sobre cómo evaluar y nombrar las moléculas que estudiaban naturalizaba ideas culturales sobre el género. Cada institución y comunidad persuasiva implicadas en la investigación endocrinológica ponía sobre la mesa un programa social sobre raza y género (Fausto-Sterling, 2006: 181). Pende llevaba adelante un “mecanismo que tenía su fundamento en la detección de anormalidades físicas, psíquicas y morales no visibles que anticipen la comisión de actos perturbadores el orden público446 (...) a través de la información que podía proporcionar la ciencia de la constitución humana y el confesionalismo religioso” (Vallejo, 2004: 221-223)447. A partir de esta base doctrinaria diseña como lo explicita la tesis anteriormente citada, una pirámide hereditaria compuesta por cuatro caras: una morfológica (y de aquí tomó gran influencia de la medicina constitucional alemana448); una intelectiva, una moral y una cuarta humoral-dinámica. Por ello en su doctrina la imbricación y relación constante determinada por la herencia biológica entre lo físico, lo moral, lo intelectual y lo afectivo. El número cuatro y su insistencia en la cuestión numérica daban cuenta de la integración a su perspectiva de la medicina tradicional y remitía a su vez a la ley pitagórica del número y de la armonía, en tanto canon matemático invocado para explicar las proporciones recíprocas que dan belleza ideal al cuerpo y sus correlaciones armónicas de las que resulta del estado óptimo de salud. Y si en Pitágoras Pende identificaba los orígenes de la ciencia latina que fluían en su ideal racial debido a la escuela fundada por aquel en Crotone, la verdadera obsesión asignada al número cuatro se trasladó a una ampliación de la matriz científica que sumó a los cuatro biotipos la teoría de las cuatro armonías biológicas que debían perseguirse para alcanzar la eugénica perfección humana: la belleza que era la armonía de las formas; la salud que era la armonía de las funciones; la bondad que era la armonía de los sentimientos; y la sabiduría que era la armonía del intelecto. La síntesis gráfica de esta enunciación estaba dada por un cuadrado cuyas cuatro caras tendían a confluir armónicamente, hecho que al producirse gener