La Escuela de Chicago desarrolló una metodología de trabajo de campo conocida como la "observación participante". Esta metodología implicaba que los investigadores vivieran en las comunidades que estudiaban, participaran en sus actividades diarias y observaran directamente los fenómenos sociales. Esta técnica se aplicó a la metrópoli mediante el estudio detallado de la vida urbana, centrándose en aspectos como la ecología urbana, la segregación racial, la delincuencia y otros fenómenos sociales dentro de la ciudad.
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