Adicionalmente, dado que los primeros años de vida son críticos para el desarrollo fisiológico de los seres humanos, suelen ser buenas predictoras de la salud futura de las personas. Por ejemplo, Bengtsson & Brostrom (2009) encontrar que, en Suecia y de forma sistemática, los individuos que nacieron en años con elevadas tasas de mortalidad infantil por epidemias de viruela o tos ferina, vivieron menos años que aquellos que no. Así mismo, según el Instituto Australiano para la Salud y el Bienestar (2011) se ha encontrado que el bajo peso al nacer incrementa el riesgo de una salud débil y de muerte para un bebé, de igual manera que aumenta las probabilidades de tener inconvenientes de salubridad en la adolescencia y en la adultez. La información de las mismas se obtuvo de las bases de datos del Ministerio de Salud y Protección Social.