Antes de comenzar el tratamiento de la espasticidad infantil, es importante considerar los siguientes aspectos: 1. Incluir claramente al paciente o a sus padres en los objetivos del tratamiento y asegurarse de que sean realistas. 2. Obtener un consentimiento escrito. 3. Considerar al paciente como persona y tener en cuenta el desarrollo de otras aptitudes importantes. 4. Comprometerse a realizar fisioterapia y/o terapia ocupacional para revertir el desequilibrio funcional de la extremidad espástica. 5. Plantear el uso de ayudas ortopédicas para evitar o disminuir el desarrollo de contracturas y prevenir complicaciones. 6. Reevaluar periódicamente los resultados y la conveniencia de seguir inyectando toxina botulínica.
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