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de manera muy característica, el texto termina con una fórmula que es exactamente la inversa de la que iniciaba en Jenofonte un discurso análogo. E...

de manera muy característica, el texto termina con una fórmula que es exactamente la inversa de la que iniciaba en Jenofonte un discurso análogo. En esta última, el marido supuestamente decía a la esposa que, si él la había elegido y los padres de ella se la habían entregado, era con vistas al bien de su casa y sus futuros hijos[(41)]. En Crisóstomo, el marido solo desea tener hijos cuando esa reunión de las almas, que prefigura la unión en el más allá, se realice: «Desearé tener hijos cuando tú sientas ternura por mí»(42). Según Crisóstomo, el respeto de esos principios debe constituir el fundamento de una regla de vida matrimonial, un «saber estar casado». Se asegurará de ese modo la tranquilidad del alma, en tanto que los amores exteriores, y sobre todo los que se encuentran con prostitutas, están necesariamente envenenados. Con estas últimas, en efecto, «todo es amargura y perjuicio»: gastos, humillaciones, sortilegios y filtros. «Si buscáis el placer, huid de las cortesanas.» En cambio, en tu casa, junto a tu mujer, «encuentras a la vez placer, seguridad, descanso, respeto, consideración y buena conciencia. […] Cuando tienes a tu alcance un manantial de agua clara, ¿para qué correr a un pantano fangoso?»(43). A esa paz del alma corresponden el buen orden y la prosperidad de la casa: Cuando un general ha organizado con mucha fortaleza su ejército, ningún enemigo osa atacarlo. Ocurre lo mismo aquí: cuando mujer, hijos y criados concurren a la misma meta, una perfecta concordia reina en el hogar. […] Velemos pues con gran cuidado por nuestras mujeres, nuestros hijos, nuestros criados(44). Para el orden general de la casa, el lazo entre los esposos constituye un modelo que los hijos y los criados hacen a su vez suyo. De modo que si ese lazo es sólido y se apoya en el amor, la mesura, el respeto, la autoridad reconocida, se beneficiará todo el entorno: ¡Qué habrán de ser los hijos nacidos de padres tan virtuosos, los esclavos atados al servicio de tales amos y, en fin, todo lo que los rodea! […] Por lo general, los criados toman como modelo a sus amos, afectan sus pasiones, aman lo que ellos les han enseñado a amar, oran como ellos, viven como ellos(45). La casa, organizada a partir y en torno de un lazo conyugal forjado a su vez sobre la base de esas reglas éticas, podrá constituir el refugio que el hombre siente necesario contra las agitaciones del mundo exterior. Un matrimonio conforme a las reglas no es asunto de poca importancia, y mil infortunios aguardan a quienes no lo usen como es conveniente. […] En efecto, el esposo que se ajusta a las leyes conyugales encuentra en su casa y su mujer un consuelo, un refugio contra todos los males, públicos o de otra especie, que pueden golpearlo. Al contrario, quien trate con ligereza y sin reflexión este único asunto, luego de transitar sin tempestades la plaza pública, no verá al volver a su casa más que arrecifes y rocas peligrosas(46). Kalon ho gamos [bello es el matrimonio], decía ya el tratado La virginidad. Tan hermoso y tan importante que Crisóstomo (que por otra parte insta a los padres a no oponerse a sus hijos si estos quieren renunciar al mundo) estima que es necesario preparar a los adolescentes para el matrimonio. Una parte de la novena homilía sobre la Primera Epístola a Timoteo se dedica a este tema. «La joven debe salir de la casa paterna para casarse como un atleta sale de la palestra, formada y ejercitada(47)». Esta preparación es la que hay que dar a almas y cuerpos «difíciles de domeñar» y que exigen «vigilantes, preceptores, maestros, guardianes y gobernadores»[(48)]. La parte esencial de esa preparación consistirá en impedir a los varones y las muchachas tener relaciones sexuales antes del matrimonio. Y eso, por dos razones: porque «quien está lleno de reserva antes del matrimonio lo estará mucho más después, y quien, antes del matrimonio, ha frecuentado a las cortesanas, hará lo mismo cuando esté casado», pero también porque, por el hecho de haberse reservado de tal modo para esa relación matrimonial que será la primera, cada uno de los dos esposos tendrá por el otro «un afecto más intenso»(49). Preparación para el amor por la castidad; pero sería imprudente que durara más tiempo: «Casémoslos temprano»[(50)]. O, como Crisóstomo dice en otra parte: «Al ver cómo arde ese incendio, esforcémonos […] por comprometerlos conforme a la ley de Dios, en los lazos del matrimonio»(51). Se advertirá: cuando Crisóstomo, moderando ciertos aspectos de sus primeros escritos, pone frente a la virginidad la familia conyugal convenientemente regulada y hace de ella un espacio de tranquilidad privada opuesto a las agitaciones públicas y capaz de conducir al bien que se busca, no hay en ello nada que, en cuanto a su principio, sea específicamente cristiano. Todos esos temas ya estaban elaborados. Sin duda, no hay que dejar de lado que Crisóstomo los reinscribe en referencias específicamente cristianas: remite a la Creación la jerarquía «natural» entre el hombre y la mujer; en las virtudes del matrimonio ve la promesa de recompensas futuras –«con ello, podremos complacer al Señor, transcurrir de manera virtuosa toda la vida presente y obtener por fin los bienes prometidos a quienes aman a Dios»(52)–, y las prosperidades de una vida conyugal bien concertada son para él el efecto de una bendición(53). Hay sin embargo una diferencia –y es crucial– que impide situar a Crisóstomo y a todos los que en el siglo IV hacen análisis similares en términos de mera continuidad respecto de Clemente de Alejandría, y menos aún de los moralistas de la Antigüedad. Se trata de la cuestión de las relaciones sexuales en el matrimonio. Y, más precisamente, de la negativa a hacer de la procreación uno de los fines esenciales del matrimonio, junto a la afirmación de que

Esta pregunta también está en el material:

Historia Sexualidad IV Las confesiones de la carne
338 pag.

Psicologia, Psicanálise, Psicologia Humano Universidad Nacional De ColombiaUniversidad Nacional De Colombia

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