A pesar de una serie de características en común, esta técnica difiere en gran medida de la rememoración de los actos pasados tal como la vemos en ...
A pesar de una serie de características en común, esta técnica difiere en gran medida de la rememoración de los actos pasados tal como la vemos en el De ira de Séneca. No es que la espiritualidad cristiana no haya conocido esa recapitulación de la jornada en el momento de dormir. Vemos que San Juan Crisóstomo la aconseja en términos más o menos similares a los de los filósofos antiguos: Por la mañana hacemos que nos rindan cuentas de nuestros gastos pecuniarios; al anochecer, después de nuestra comida, cuando estamos acostados y nadie nos perturba ni nos inquieta, debemos pedirnos cuentas a nosotros mismos por nuestra conducta. Pero hay que señalar que Casiano nunca menciona esa contabilidad del anochecer entre las obligaciones de la vida monástica. Y es probable que esa práctica siempre haya tenido un carácter menor en comparación con la exagoreusis propiamente dicha.
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