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energía biológica: Pero al mismo tiempo se experimenta como "pecado", y por lo tanto el individuo no se atreve a obtenerlo por sí mismo. Otra perso...

energía biológica: Pero al mismo tiempo se experimenta como "pecado", y por lo tanto el individuo no se atreve a obtenerlo por sí mismo. Otra persona debe proporcionárselo, en forma de castigo, absolución, salvación, etcétera. Más adelante volveremos sobre este particular. Las orgías masoquistas de la Edad Media, la Inquisición, los castigos religiosos, las torturas y actos de expiación descubren su función: son infructuosos intentos masoquistas de gratificación sexual. La perturbación masoquista del orgasmo se peculiariza porque el masoquista inhibe el placer en el momento de mayor excitación, y lo mantiene inhibido. Al obrar así crea una contradicción entre la tremenda expansión que está por ocurrir y la dirección inversa. En todas las demás formas de impotencia orgástica, la inhibición ocurre antes de la culminación de la excitación. Este menudo detalle, aunque al parecer sólo de interés académico, decidió la suerte de mi trabajo científico ulterior. Las anotaciones hechas por mí entre 1928 y 1934 aproximadamente, demuestran que mi labor biológica experimental hasta iniciar la investigación del bion tenía como punto de partida este descubrimiento. No puedo relatar aquí la historia completa. Tendré que sintetizar, o más bien, comunicar, esas primeras fantasías que nunca hubiera osado publicar, si no hubiesen sido confirmadas por la labor experimental y clínica de los diez años siguientes. 2. EL FUNCIONAMIENTO DE UNA VEJIGA VIVA El temor de estallar y el deseo de que se le hiciera estallar habían sido descubiertos en un caso específico de masoquismo. Más tarde lo encontré en todos los masoquistas, y —sin excepción— en todos los pacientes, en la medida que tenían tendencias masoquistas. La refutación del concepto del masoquismo como un instinto biológico iba mucho más allá de una crítica a la teoría freudiana del instinto de muerte. Constantemente me formulaba yo la pregunta: ¿cuál es el origen de esa idea de estallar que, en todos mis enfermos, aparece poco tiempo antes del establecimiento de la potencia orgástica? Pronto descubrí que, en la mayoría de los casos, tal idea aparece en forma de una percepción anestésica del estado del cuerpo. En casos en que se presenta francamente, existe también la idea del cuerpo como si fuera una vejiga tensa. Los pacientes se quejan de sentirse tensos, llenos, como si estuvieran por estallar, por explotar. Se sienten "inflados", "como un globo". Temen un aflojamiento de su coraza, porque les hace sentir como si los estuvieran "abriendo a pinchazos". Algunos expresan el temor de "derretirse", de "disolverse", de perder el "dominio sobre sí mismos", su "contorno". Se aferran al rígido acorazamiento de sus movimientos y actitudes, como un náufrago a la tabla salvadora. Otros tienen un pronunciado deseo de "estallar". Sobre esa base ocurren muchos casos de suicidio. Cuanto más aguda la tensión sexual, más claramente se definen esas sensaciones. Una vez que ha sido supe- rada la angustia de orgasmo y posibilitado el relajamiento, desaparecen rápidamente. Entonces se borran los rasgos duros del carácter, el individuo se vuelve "blando" y complaciente, desarrollando al mismo tiempo una especie de fuerza elástica. En un análisis satisfactorio del carácter, la crisis ocurre justamente en este punto: cuando los espasmos de la musculatura causados por la angustia impiden que las intensas sensaciones preorgásticas sigan su curso normal. En el momento en que la excitación alcanza el punto culminante y clama por descargarse sin estorbos, el espasmo pélvico tiene un efecto similar al de poner el freno de emergencia andando a cien kilómetros por hora: todo se convierte en un caos. Algo parecido le sucede al paciente en el proceso de auténtica mejoría. Tiene que elegir entre abandonar enteramente sus mecanismos corporales inhibitorios o volver a caer en la neurosis. La neurosis es sólo una cosa: la suma total de todas las inhibiciones del placer sexual natural que en el transcurso del tiempo se han vuelto mecánicas. Todas las demás manifestaciones de la neurosis son el resultado de esa perturbación original. Allá por el año 1929 comencé a comprender el hecho de que el conflicto patogénico original de las enfermedades mentales (el conflicto entre el esfuerzo por procurarse placer y la frustración moral) está estructuralmente anclado de una manera fisiológica en la perturbación muscular. El conflicto psíquico entre la sexualidad y la moralidad opera en las profundidades biológicas del organismo como un conflicto entre la excitación placentera y el espasmo muscular. Las actitudes masoquistas adquirieron gran significación para la teoría económico-sexual de las neurosis, pues representan ese conflicto en plena ebullición. Los neuróticos obsesivos y los histéricos —que evitan la sensación orgástica desarrollando síntomas neuróticos o de angustia— pasan regularmente por una fase de sufrimiento masoquista en el proceso de curación. Ello acontece cuando se ha eliminado el temor a la excitación sexual en grado suficiente como para permitir que ocurra la excitación genital preorgástica, sin llegar, empero, al acmé de la excitación sin inhibiciones, es decir, sin angustia. Además, el masoquismo se convirtió en un problema central de la psicología de las masas. La solución práctica de ese problema en el futuro era un asunto que parecía ser de importancia decisiva. Millones de trabajadores sufren las más severas privaciones de toda índole, siendo dominados y explotados por unos pocos individuos que tienen el poder en sus manos. El masoquismo prospera como una maleza bajo la forma de las distintas religiones patriarcales, como ideología y práctica, aho- gando todas las exigencias naturales de la vida. Mantiene a las gentes en un profundo estado de resignación humilde, frustrando sus esfuerzos por actuar en forma cooperativa y racional, haciéndolos eternamente temerosos de asumir la responsabilidad por su existencia. Ese es el obstáculo contra el cual tropiezan aun las mejores intenciones de democratizar a la sociedad. Freud explicó que las caóticas y catastróficas condiciones sociales son el resultado del instinto de muerte actuando en la sociedad. Los psicoanalistas sostenían que las masas eran biológicamente masoquistas. La necesidad de mantener una fuerza policial —aseguraban algunos— era una expresión natural del masoquismo biológico de las masas; los pueblos, ciertamente, son sumisos a los gobiernos autoritarios como lo es el individuo a un padre poderoso. Sin embargo, en vista de que la rebelión contra la autoridad dictatorial —el padre— era consideraba neurótica, y por otra parte, la adaptación a sus exigencias e instituciones se reputaba normal, la refutación de esa teoría hacía necesaria la demostración de dos hechos: primero, que no existe el masoquismo biológico, y segundo, que la adaptación a la realidad contemporánea (por ejemplo, en forma de educación irracional o política irracional) es en sí misma neurótica. No tenía yo ideas preconcebidas en ese sentido. La demostración de esos hechos fue el resultado de un sinnúmero de observaciones, lejos de la furiosa mélée de ideologías. Surgieron de la sencilla respuesta a una pregunta casi tonta: ¿Cómo se comportaría una vejiga si se la inflara por dentro con aire, y no pudiera reventar? Supongamos que la membrana de la vejiga fuera elástica pero no pudiera romperse. Esta ilustración del carácter humano como una coraza alrededor del núcleo vivo era sumamente apropiada. La vejiga, si pudiera expresarse en su estado de tensión insoluble, se quejaría. En su impotencia, buscaría afuera las causas de su sufrimiento, y estaría llena de reproches. Rogaría que la pincharan. Provocaría a todo lo que la rodea hasta conseguir su objetivo tal como ella lo concibe. Lo que no podría lograr en forma espontánea desde adentro, lo esperaría pasivamente, impotente, que sucediera desde afuera. Pensemos en el organismo biopsíquico, cuya descarga de energía está perturbada, en términos de una vejiga acorazada. La membrana sería la coraza del carácter. El estiramiento es el resultado de la continua producción de energía interna (energía sexual, excitación biológica). La energía biológica presiona hacia afuera, ya sea hacia la descarga placentera, ya sea hacia el contacto con personas y objetos. El impulso a la expansión es sinónimo de la dirección de adentro hacia afuera. Encuentra la oposición de la f

Esta pregunta también está en el material:

La funcion del orgasmo
382 pag.

Psicologia, Psicanálise, Psicologia Humano Universidad Nacional De ColombiaUniversidad Nacional De Colombia

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Lo siento, parece que has copiado y pegado un texto extenso que no parece ser una pregunta. ¿Puedo ayudarte con algo más?

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