La investigación realizada tuvo origen en el análisis de las relaciones entre escuela, sociedad y familia de los estudiantes y los resultados obtenidos en el Índice de Desarrollo de la Educación Básica –IDEB– en una escuela de educación básica –Enseñanza primaria (6º al 9º año)– de la red pública de educación del estado de Paraná, Brasil, ubicada en la ciudad de Curitiba, capital del estado. La Ley de Directrices y Bases de la Educación –LDB–, es la legislación que reglamenta el sistema educativo público y privado de Brasil y es la ley máxima que reafirma el derecho a la educación, garantizado por la Constitución Federal brasileña y descrito en el artículo 26 de la Declaración Universal de Derechos Humanos. Es decir, establece los principios de la educación y los deberes del Estado con relación a la educación escolar pública y privada, definiendo las responsabilidades, en régimen de colaboración entre la Nación, los Estados, el Distrito Federal y los Municipios. Por lo general, las políticas educativas brasileñas tienen un carácter utópico, puesto que son determinadas a la margen de la realidad vivida en un país con dimensiones continentales, cada región, presenta diferentes realidades en lo que cabe a: su organización, definición cultural y mapeo poblacional. Comúnmente, son definidas sin considerar esta diversidad lo que seguramente caracteriza la falta de conocimiento sobre las enormes diferencias entre el modus vivendi y los factores que afectan lo cotidiano de la población brasileña, sean ellos factores económicos, políticos, culturales, sociales y educativos. Brasil es indiscutiblemente grandioso en relación a sus diferencias y diversidades, proporcionales a su tamaño, por lo tanto, tratar la cuestión de la educación, no es tarea fácil, pero no puede ser considerada imposible. En este sentido, es importante comprender que la educación, es uno de los medios para salvaguardar el futuro de una nación. La educación básica pasa a ser tratada en esa condición conceptual y práctica por las políticas educativas a partir de la promulgación de la Ley de Directrices y Bases de la Educación Nacional –LDBEN 9394/96– editada bajo las influencias y cambios ocurridos en el universo educativo, a partir de la Conferencia Mundial de Educación para Todos, realizada en 1990, con el objetivo de proponer una línea mundial de acción educativa. En este sentido, la LDBEN 9394/96, en el capítulo II de la educación básica, sección I, artículo 22, destaca que: “La educación básica tiene por finalidades promover el desarrollo del educando, asegurándole la formación común indispensable para el ejercicio de la ciudadanía y proporcionándole medios para avanzar en el trabajo y en estudios posteriores”. Al mencionar el artículo 22, lo que se destaca es que la educación debe, asegurar la ciudadanía y el futuro de los estudiantes. Es justamente en la contradicción entre la LDBEN y la realidad de los bajos índices de evaluación de aprendizaje que posicionamos esta investigación. Además de eso, la LDBEN trata cuestiones que guían la educación, con relación a los cambios en la organización, los aspectos financieros, la realización de convenios con los organismos financieros internacionales –OFI– cuya finalidad fue financiar, reformar y estimular políticas educativas en acuerdo con la visión de mundo globalizado y tecnológicamente avanzado. Dichas reformas tenían por objetivo, entre otros aspectos, la ampliación del acceso educativo, a comenzar por la implantación de la educación básica, incluyendo la obligatoriedad de la oferta de la educación infantil para la atención y educación de los niños, factor preponderante para la calidad a ser implantada en todas las escuelas y en especial en la escuela pública. Como resultado de esas reformulaciones, entre los avances ocurridos, el país logró la universalización del acceso a la escuela de Enseñanza primaria –años iniciales –1er al 5 º año– avanzando posteriormente a los años finales –del 6º al 9º año– siendo otra consecuencia de esa oferta de los servicios educativos, también se pone en escena la figura del profesor. Para Behrens (2006), la nueva realidad de la sociedad del conocimiento desafía el profesor a repensar la práctica pedagógica y a convertirse en un investigador, articulador, mediador crítico y reflexivo. En este contexto, además de un profesional competente, se hace necesario ser un ciudadano autónomo y creativo que sepa solucionar problemas y mantener constante iniciativa para cuestionar y transformar la sociedad. El discurso político siempre considera la educación como una de las prioridades del Estado, sin embargo, hasta el presente momento, son discursos ineficaces, que no crean condiciones para que la universalización del acceso a la escuela pública de calidad se convierta en prioridad en que influyen en el ambiente escolar, de modo que las decisiones tomadas por la administración escolar contribuyan al ofrecimiento de una educación de calidad, pasible de medición por evaluación que pueda retratar el aprendizaje. Por otro lado, la educación no puede restringirse solamente a las etapas de escolarización, como cumplimento de un sistema protocolario. La visión debe ser ampliada de modo a comprender, desde la educación básica, el espacio que involucra procesos diferenciados, nuevas metodologías y vivencias que contribuyan a la formación y construcción del saber como un continuo caminar, a comenzar por los niños en sus primeros años de educación en la escuela. El efectivo alcance de una escuela de calidad y todos sus matices, que tenga la posibilidad de formar ciudadanos capacitados y habilitados para actuar de forma diferenciada en la sociedad, como futuros profesionales y formadores de opinión, comienza con en la educación básica y con un harmónico e integrativo ambiente organizacional, en el cual ‘‘[...] los procesos de enseñanza-aprendizaje, tanto como los diferentes factores extracurriculares, interfieren directa o indirectamente en los resultados educativos” (Dourado y Oliveira, 2009, p. 118).