Y con esta premisa les proporciona a los alumnos, una serie de elementos conceptuales y procedimentales provenientes de la semiótica, que les permite una visión de lo político como conjunto de relaciones sociales construidas discursivamente por las que circulan las redes del poder. Y así se intenta convertir la cátedra universitaria, parafraseando a Martín-Barbero (2017), en un “espacio estratégico del cruce e interacción entre los diversos lenguajes, culturas y escrituras que pueblan los ámbitos ciudadanos” (p. 144), donde los estudiantes puedan visualizar la sociedad como un sistema productor de sentido que deja sus huellas en todo el tejido social. En otras palabras, concebir a la comunidad política, moderna y democrática, como una superficie discursiva de inscripción, con diferentes interpretaciones en competencia y con una multiplicidad de lógicas y la necesidad de su articulación, la cual deber ser siempre recreada y renegociada.