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análisis de los condicionantes de las necesidades de cuidados. Han incluido desde, modificaciones en la normatividad del trabajo formal que aumenta...

análisis de los condicionantes de las necesidades de cuidados. Han incluido desde, modificaciones en la normatividad del trabajo formal que aumenta el tiempo de que pueden disponer los hombres para el cuidado fundamentalmente de los infantes, la generación o ampliación de servicios de cuidados para menores de edad y personas mayores ya sea aisladamente o como un sistema, la remuneración y capacitación de familiares cuidadores, hasta la propuesta del cuidado como un derecho humano y como el cuarto pilar del bienestar-seguridad social aunque sin una consolidación en este rubro. Cabe resaltar que las reformas a los Sistemas de Salud que se han implementado en América Latina en las últimas décadas generan un estrechamiento del alcance a la atención a la salud y por tanto, aumentan la responsabilidad que las personas y las familias deben asumir para la atención y el cuidado de su salud en condiciones desfavorables. Respecto de las investigaciones acerca del cuidar, los temas consideran desde las técnicas basadas en evidencia científica para la salud hasta las evaluaciones económicas, pasando por la percepción de las personas involucradas ya sea como receptores de cuidados, o como proveedores formales o informales, las diferentes relaciones que se establecen en el vínculo Salud Colectiva en México 140 persona cuidada-cuidador, los efectos del cuidar, los modelos de atención, entre otros. A partir de lo anterior, puede afirmarse que los discursos dominantes desarrollados en un marco epistémico neoliberal se centran en el individualismo, en la transferencia de la responsabilidad del estado a las personas, en criterios de costos, en la descripción, aunque con alcance y complejidad diferentes, de efectos, atribuciones, explicaciones, expectativas y resoluciones sobre el cuidado. Adolecen también de una definición comprehensiva y consensuada del cuidado o los cuidados, aunque coinciden en darles un lugar importante, constante y necesario para la vida de las personas y que, por tanto, requiere solución. Sin embargo, las atribuciones imprecisas cuidado favorecen el riesgo de conclusiones si no equivocadas, al menos parcialmente correctas que, traducidas en políticas públicas, condicionarán decisiones y asignación de recursos de forma parcialmente resolutiva. Un aspecto muy relevante es que se ha quedado en el vacío la investigación y resolución de las causas prevenibles de la generación de cuidados como se comentó acerca de los sistemas de salud, o los tiempos de trasladados entre el trabajo y el hogar, la necesidad de incorporarse n más de una actividad laboral, entre otros. Pero esto tiene implicaciones éticas, políticas y de derechos humanos por lo que es necesario, plantear otro marco epistémico, ampliar el horizonte de análisis del cuidado y evitar una definición artificiosa y aséptica del cuidado. La fundamentación es sumamente importante en la construcción epistemológica. La perspectiva de género y de derechos humanos son indispensables, sin embargo, se requiere una mayor argumentación y articulación para que el cuidado contribuya a la consecución de la vida digna en condiciones de igualdad, justicia y sostenibilidad. Identificamos tres dimensiones que atraviesan al Cuidado y a los cuidados permitiendo caracterizarlos en su mayor complejidad y trascendencia para la vida de las personas. 1. Dimensión ética del cuidado Es necesario reconocer que todas las personas necesitamos cuidados desde el nacimiento hasta la muerte y que en todo momento, deberán estar orientados a la consecución de la vida digna y no solo a la subsistencia, por lo tanto, el Cuidado debe ser centrado en las personas, equitativo y solidario. Para lograrlo, identificamos metas inmediatas, intermedias y última del cuidado: desde el nacimiento hasta la vida adulta, se espera una ganancia gradual, de independencia y autonomía (metas inmediatas), que son capacidades necesarias para conocer y entender el mundo, disfrutar la vida y poder decidir (metas intermedias), ampliamos esta capacidad de decisión a darle el sentido a la propia vida, a la elección libre de la vida que se decida vivir (meta última). Tales metas deberían mantenerse a lo largo de la vida para todas las personas y en condiciones de sustentabilidad. Respecto de la independencia vale señalar que nos referimos fundamentalmente a una capacidad orientada a estar en el mundo sin dolor, sin restricciones físicas o en entornos en donde estas restricciones no se conviertan en limitaciones inaceptables, y en el caso de la autonomía, la orientamos hacia la toma de decisiones en los diferentes niveles de la vida a lo largo del curso de vida. Establecemos con ello, la dimensión ética del cuidado: debe ser equitativo, centrado en las personas y debe favorecer la vida digna mediante la consecución de las metas inmediatas, intermedias y última del cuidado. Implica por tanto valores de felicidad, justicia, libertad, solidaridad y altruismo. 2. Dimensión política del cuidado La dimensión política del cuidado se genera al pensarlo como el pacto social que permita el desarrollo equitativo y sustentable para todas las personas en una sociedad. Es una praxis solidaria y altruista para la consecución de la felicidad y no solo la subsistencia, que permita también y por tanto, revertir la tendencia individualista, destructora y de competencia que prevalece actualmente y que ha generado tantas injusticias. El cuidado es un elemento fundamental de la reproducción social, es un igualador de oportunidades y por lo tanto todos tenemos derecho a su disfrute de tal forma que logremos las metas que hemos definido en la dimensión ética. 3. Dimensión epistémica El Cuidado es una categoría abstracta, filosófica y continente de los cuidados, su expresión más amplia se traduce en la vida digna. Se trata una categoría que puede funcionar por lo menos de dos maneras: primero, como una forma de acción considerada fundamental para la supervivencia y la convivencia de los seres humanos y, segundo, como una forma compleja de institución social. En el primer caso, el Cuidado adopta una condición conceptual, ontológica, que sólo acepta expresiones generales. Para el segundo caso, los cuidados son las manifestaciones del Cuidado expresado en prácticas concretas, atravesadas por la cultura, los valores, las creencias, la historia de vida, el conocimiento y los recursos, y toman por lo tanto formas diversas. Los cuidados comprenden tanto lo material como lo simbólico. La gama de cuidados es amplia, y comprende desde las acciones que requiere una persona en condición de dependencia absoluta hasta las necesarias para el ejercicio pleno de la independencia y la autonomía. Si reconocemos que todas las personas, desde el nacimiento y hasta la muerte necesitamos alguna forma de cuidados y que esta necesidad varía de acuerdo con la etapa de vida, la condición de salud, las expectativas y la cultura, entonces es importante identificar el momento de cada persona para caracterizar sus necesidades de cuidados e identificar los recursos humanos, materiales y simbólicos que deberán ser acordes con las necesidades para alcanzar la vida digna. Por tanto, el Cuidado y los cuidados son categorías diferentes, pero universales. Incluso, la independencia y la autonomía requieren condiciones adecuadas, no se dan en abstracto y solo serán posibles en un entorno social y físico propicio Proponemos que el Cuidado se comporta como un sistema complejo, es decir, se trata de una totalidad formada por subsistemas o elementos que son interdependientes. En una primera aproximación, hemos identificado elementos e interacciones a saber: objetivos, condiciones, unidad de cuidado, complejidad, efectos y metas. Proponemos que los objetivos de los cuidados son proteger, mantener, recuperar y promover las capacidades de las personas pues son necesarios para el desarrollo pleno de todas las personas y no solo para la subsistencia, están vinculados por tanto con la salud, la alimentación, la educación y el trabajo; más para aquellas en condición de dependencia como la acción directa de alimentar a los recién nacidos o adultos que requieren soporte en actividades de la vida diaria (AVD) por alguna enfermedad aguda o crónica, o bien, los cuidados que permiten el acceso a oportunidades de educación, desarrollo profesional o esparcimiento que pueden implicar el traslado cotidiano de la persona con discapacidad motora, la provisión de educación especial o la suplementación con aditamentos, entre otros. Señalamos así, cuidados que amplían el horizonte de bienestar tanto de las personas que requieren cuidados como de quienes proveen, pues los cuidados son universales y benéficos. Son las condiciones inadecuadas las que generan injusticia en el disfrute de los cuidados. Se requieren condiciones adecuadas en todos los casos para que los cuidados permitan no solo la subsistencia sino la vida digna. Entre las condiciones adecuadas consideramos los recursos materiales —sean propios, del Estado o del mercado— y las características físicas y sociales del entorno de las personas. En las características físicas tenemos en cuenta la infraestructura, la geografía y la seguridad; en las sociales, las personas, redes de apoyo, instituciones, etc. que participan en las acciones

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Libro_salud_colectiva_2018 (1)
238 pag.

Saúde Coletiva Universidad Antonio NariñoUniversidad Antonio Nariño

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