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Por otra parte, el caudal sólido del lecho (Qs) es a su vez directamente proporcional a la anchura del cauce (b), a la longitud de onda del meandro...

Por otra parte, el caudal sólido del lecho (Qs) es a su vez directamente proporcional a la anchura del cauce (b), a la longitud de onda del meandro () y a la pendiente (S), e inversamente proporcional a la profundidad (d) y a la sinuosidad (P), según la expresión: Los cambios que producen las variaciones de los caudales líquidos o sólidos en la morfología del cauce pueden generar diferentes tipos de respuestas, siendo las más frecuentes las siguientes (Schumm, 1977): A modo de ejemplo, y atendiendo a estas relaciones, una disminución de los caudales de la avenida ordinaria, como efecto frecuente de las presas y embalses, determina la disminución de las dimensiones y sinuosidad del cauce, y el aumento de su pendiente, lo cual sucede en muchos tramos regulados de ríos españoles. Dichas variaciones en la morfología del cauce tratando de ajustarse a las variaciones del régimen de caudales se realizan mediante procesos físicos naturales de erosión y sedimentación, que determinan la movilidad natural del cauce y, según los casos, la erosión y retraimiento de una o ambas orillas, o la sedimentación y formación de bancos de gravas y arenas. El dinamismo de los ríos en buen estado ecológico. Los ríos en buen estado ecológico mantienen de forma permanente un estado dinámico de procesos de erosión y sedimentación que determina su resiliencia, o capacidad para recuperarse después de las perturbaciones o fluctuaciones importantes del caudal. Esta dinámica natural de los ríos tiene efectos muy positivos en su funcionamiento ecológico, como son la limpieza natural de los frezaderos, la formación de los rápidos y remansos o la recuperación de las condiciones lóticas después del crecimiento de las macrófitas sumergidas en el medio acuático, teniendo lugar a través de los procesos fluviales de erosión y sedimentación que contribuyen a la creación y mantenimiento de los hábitats. Con el uso intensivo de los ríos y su control por la ingeniería hidráulica tradicional se ha eliminado o reducido notablemente el dinamismo de los cauces y llanuras de inundación, olvidando en muchos casos que los ríos necesitan moverse y desplazarse lateralmente por el valle para su ajuste geomorfológico y su estabilidad. Las infraestructuras hidráulicas y los trabajos de canalización y revestimiento de los cauces tratando de convertir los ríos “estables” en ríos “estáticos” impide la movilidad natural de los ríos, su desbordamiento y los procesos asociados de erosión y sedimentación. Con dichas actuaciones los ríos pierden los mecanismos de renovación y mantenimiento natural de los hábitat y estructura biológica, y se disminuyen mucho las funciones de los corredores fluviales ligadas al almacenamiento e infiltración de las aguas, la disipación de la energía de las avenidas, la recarga de acuíferos o la retención de sedimentos, restos vegetales y nutrientes. La recuperación del dinamismo natural de los ríos, dotándoles de un régimen de caudales apropiado como agente activo de los procesos, y fomentando un cauce deformable a través de la disminución de su rigidez inicial y longitud y altura de los revestimientos, debe ser una etapa prioritaria en la restauración, allí donde los ríos se encuentren fijos e impedidos en su movilidad natural. Este dinamismo es necesario para que los ríos recuperen su resiliencia y capacidad propia de regeneración geomorfológica y biológica, siendo dicha capacidad del río la que va a hacer posible que perduren en el tiempo los hábitat y las comunidades biológicas nativas de cada tramo. En la actualidad, los avances en el conocimiento científico de los ríos han dado lugar a un nuevo paradigma en la Ecología Fluvial, según el cual los ríos en condiciones naturales son sistemas no deterministas, están en constante proceso de ajuste, presentan una elevada heterogeneidad, y responden a factores que actúan a diferentes escalas espaciales y temporales (Ward et al., 2002b). Este paradigma debe estar presente en la gestión de los ríos como sistemas naturales, y debe inspirar las estrategias y técnicas de restauración ecológica de los cauces y sus riberas, sirviendo de marco conceptual para la evaluación de su estado ecológico y para su conservación.

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289 pag.

Restauração Universidad LibreUniversidad Libre

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