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(de acuerdo a normas, valores, roles y características) por el grupo social en el que le ha tocado vivir, de tal forma que se convierte en integran...

(de acuerdo a normas, valores, roles y características) por el grupo social en el que le ha tocado vivir, de tal forma que se convierte en integrante de su sociedad”. Esta definición se sitúa en continuidad con la propuesta clásica de Guy Rocher,2 para quien la socialización es un proceso por el cual el ser humano “aprende e interioriza a lo largo de su vida, los elementos socio-culturales de su medio” (“[…] apprend et intériorise tout au cours de sa vie les éléments socioculturels de son milieu”). Ver también Alpe Y, et al.3 nas al niño concernientes a la vida en sociedad y que él simplemente integra. Nuestra visión del niño, como sujeto, es el principal fundamento de nuestra concepción de la socialización como un proceso de construcción psíquica por parte del niño mismo. Resulta fundamental entonces, que la escuela contribuya a este proceso ofreciendo al niño situaciones que le permitan avanzar en su construcción de la socialización. Un niño que se abre a otro e interactúa con él, es un niño que construye la necesaria y suficiente confianza en sí mismo para utilizarse como punto de referencia y abrirse al descubrimiento del mundo en general y, por ende, a los aprendizajes. En otras palabras, es un niño que construye fundamentos psíquicos sólidos para avanzar en la vida. En este sentido, los Talleres de cantos-juegosb constituyen un recurso sumamente interesante y productivo en relación con esta búsqueda de modalidades de trabajo en la escuela, en especial al comienzo, entre los tres y los cinco años (en Colombia, a este periodo escolar inicial se le denomina pre-escolar), que favorezcan el proceso de socialización, facilitándole al niño, al mismo tiempo, la elaboración de la ruptura que él experimenta al pasar de la vida en el núcleo familiar, a la escuela. 1. EL NIÑO COMO SUJETO Al hablar de sujeto nos referimos al concepto elaborado en el Centro Internacional de Investigación Clínico-Psicológicac a partir de la propuesta de María Eugenia Colmenares.4,5 Esta autora, basándose en la teoría de J. Piaget, rebasa la idea de un sujeto epistémico y propone ampliar el concepto de sujeto a la globalidad de la estructura psíquica.d La concepción de sujeto implica esencialmente tres aspectos: en primer lugar, que el ser humano es la fuente de la experiencia, esto es, que las situaciones no se imponen a él desde afuera. Es él quien interactúa con su entorno a partir de su propia sensibilidad y de los sentidos que le asigna; en consecuencia, el ser humano es fundamentalmente selectivo. De esta manera, el ser humano es creador de su universo personal, de su propia historia, de su propia estructura (aunque nada de esto lo hace de manera consciente; el concepto de sujeto no tiene que ver con el concepto de Yo). En tanto que sujeto, el ser humano es causa de efectos sobre los otros y sobre su entorno, pero sobre todo es causa de sí −sí, entendido como pronombre, y en absoluto sustantivado ontológicamente. Esto nos permite comprender que cada ser humano, sin importar su edad, es singular; cada cual es diferente a los demás, aun cuando haya crecido en la misma familia, en la misma cultura. En segundo lugar, y en interrelación con su aspecto creador, el concepto de sujeto implica que el ser humano es esencialmente activo y como tal, participa en los intercambios con los otros y con su medio. Esto es cierto inclusive cuando parece ser pasivo; en tales casos podríamos decir que es activamente pasivo, y es necesario preguntarse por las razones subyacentes a su construcción de este tipo de posición de inhibición (cuya sustentación psíquica será diferente según el tipo de estructuración en la que se inscribe). De nuevo, aquí no se trata de un aspecto consciente, por ello es necesario, a veces, un largo proceso clínico para asumir esta participación activa en su propia construcción y transformarla.e Estos dos aspectos del concepto de sujeto permitieron a María Eugenia Colmenares plantear que el autismo es una estructuración psíquica construida por el niño −nos referimos, claro está, a los casos de los niños que no presentan un síndrome genético a la base− y que el niño autista es sujeto, y por lo tanto puede, con un trabajo clínico apropiado, transformarse. Si bien el autismo no es el tema de este texto, nos parece importante esta anotación dado que precisamente se ha señalado que el niño que presenta autismo se caracteriza por sus dificultades para establecer relaciones sociales. Con ME Colmenares trabajamos con la hipótesis según la cual estas dificultades son una de las manifestaciones de su modo de estructuración como sujetos, y pienso que esta concepción constituye el fundamento de los efectos tan positivos logrados en CEIC con niños presentando autismo. f Los niños autistas, por el contrario, se caracterizan por un modo de estructuración según el cual sitúan la referencia en el entorno, de allí que busquen ambientes fijos y que a menudo creen entonces procedimientos obsesivos para sentirse en seguridad. Hay un tercer aspecto, muy importante también: al construirse como sujeto, el ser humano vincula todas las experiencias a sí mismo; se utiliza como polo de comparación, de elaboración, de producción, en pocas palabras, se constituye en su propia referencia.f A continuación haré un corto rodeo por los primeros meses de la vida, con el objeto de mostrar cuán importante es en el ser humano su posición de sujeto, cómo se perfila desde el comienzo de la vida, así como los alcances que presenta para su existencia en general. Desde que nace, el bebé se sitúa como polo activo que dinamiza su propia existencia. El conjunto de acciones reflejas que trae consigo ya se han particularizado en el último periodo de vida intrauterina. En efecto, entre los siete y los nueve meses el bebé crea una experiencia subjetiva in útero de acuerdo con los sonidos (incluyendo la voz −en particular de la madre), sabores, posturas, sensación del espacio… a su alcance, tal como ha sido comprobado gracias a las tecnologías ecográficas.6 En este sentido, siguiendo a ME Colmenares,5,7 podemos hablar de un bebé in útero (y no simplemente de un feto). Resulta fundamental subrayar esta dimensión psíquica del último periodo de la vida intrauterina donde el bebé comienza a construirse como sujeto, para comprender de manera más fina las implicaciones de

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IMPACTO_DE_UNA_INTERVENCION_PEDAGOGICO_M (1)
254 pag.

Pedagogia Vicente Riva PalacioVicente Riva Palacio

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