MÚSICA Y CEREBRO

Según el diccionario, música es el arte de combinar los sonidos de la voz humana o de los instrumentos –o de unos y otros a la vez–, de suerte que produzcan deleite, conmoviendo la sensibilidad, ya sea alegre o tristemente. También significa la sucesión de sonidos combinados siguiendo los principios de la melodía, el ritmo y la armonía que desencadena una respuesta emocional en los individuos. Para muchos la música es un lenguaje, dado que como él, es sintáctica y está formada por elementos organizados jerárquicamente, como los tonos, los acordes y los intervalos. La integración cerebral de la música es compleja y la evidencia científica muestra que se activan las áreas del lenguaje, sin embargo, se puede encontrar afasia sin amusia (incapacidad para reconocer la música) y amusia sin afasia. Por lo anterior, si bien como un potencial lenguaje, la música se integra a nivel cerebral en áreas de representación de lenguaje, su procesamiento cortical es más complejo. Todos nacemos con la maquinaria necesaria para procesar la música; se ha demostrado que niños menores de un año muestran sensibilidad ante las escalas musicales, procesan intervalos consonantes y son capaces de percibir una estructura tonal y disrupciones en una melodía. Se describe un procesamiento de la música como modular. Estos módulos tienen especificidad neuronal, “empaquetan” la información que reciben, son específicos para determinada área cognitiva, procesan información de manera automática y son innatos. Este procesamiento modular permite explicar las alteraciones selectivas de la comprensión musical. Cuando escuchamos una canción, la letra se analiza por el sistema del lenguaje, y los componentes musicales, por sistemas que nos permiten analizar ritmo