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Autista (Diagnosis of Autistic Disorder, PDD-NOS). Dichos instrumentos se utilizan también para diagnosticar SA. El uso de inventarios o instrument...

Autista (Diagnosis of Autistic Disorder, PDD-NOS). Dichos instrumentos se utilizan también para diagnosticar SA. El uso de inventarios o instrumentos para el diagnóstico de autismo en lugar de aquellos dirigidos para el diagnóstico de Asperger, no se ha debido a la carencia de instrumentos diseñados específicamente para este cuadro; desde hace algunos años ya se cuenta con instrumentos de tamizaje para el diagnóstico de Asperger, tales como el ASQ, la Evidencia para el diagnóstico de SA en TEA (Autism-Spectrum Quotient Evidence from Asperger Syndrome, AQ) o el cuestionario de tamiz de autismo (Autism screening questionnaire, ASSQ), al igual que con instrumentos diagnósticos como la entrevista diagnóstica de SA y autismo de alto rendimiento (Asperger Syndrome Diagnostic Interview, ASDI), la escala diagnóstica del SA (Asperger Syndrome Diagnostic scale, ASDI) y los criterios diagnósticos de Gilliam para SA. De acuerdo con Gillberg, el diagnóstico de síndrome de Asperger no es confiable hasta los cinco años de edad, principalmente en los años en que los niños ingresan a la escuela. La propuesta diagnóstica de Gillberg se apoya en la descripción realizada por Hans Asperger de los primeros cuatro casos publicados. En estos criterios se destacan dos sintomatologías: egocentrismo extremo y problemas importantes en la interacción social. Hans Asperger también señaló que se presentan intereses limitados y torpeza motora, los cuales son cruciales para esta condición. La peculiaridad del habla, observada como demasiado formal o pedante también es característica de este cuadro. Deben cumplirse los seis criterios diagnósticos de Gillberg para asegurar el diagnóstico, y presentarse nueve de los veinte síntomas citados. En la práctica clínica, el diagnóstico de síndrome de Asperger se realiza a partir del criterio de disfunción en la interacción social más otros cuatro de los cinco criterios restantes. Estos criterios diagnósticos se observan en la tabla 4. Una de las críticas de Gillberg al uso del DSM IV y del CIE 10 como criterio diagnóstico de SA, consiste en que algunos niños con depresión, timidez exagerada, mutismo selectivo, presentan suficientes síntomas como para recibir este diagnóstico. Algunos clínicos deciden utilizar el diagnóstico de Asperger o autismo, dependiendo de la aceptación que los padres tengan al mismo. Generalmente se presentan más renuentes a un diagnóstico de autismo, aceptando con mayor facilidad el de síndrome de Asperger. Por otra parte, también se ha considerado que el SA es un tipo de autismo de muy alto funcionamiento. El SA ha sido considerado como una variante peculiar del autismo de alto funcionamiento; las personas con SA presentan poca flexibilidad, gran egocentrismo y problemas para enfrentar la vida cotidiana. Al mismo tiempo, son librepensadores y llegan a ser personas con altas habilidades en áreas científicas o estéticas. El diagnóstico frecuentemente se establece cuando ingresan a la escuela, por lo cual en los años anteriores permanecen subdiagnosticados. Se ha observado que presentan un desarrollo inusual de la voz, del habla o del lenguaje, así como pasividad, problemas de atención, problemas de sueño y obstinación. La validez interna del diagnóstico del SA tanto en el CIE 10 como en el DSM IV ha sido cuestionada, mientras que la especificidad del DSM V tampoco ha brindado resultados alentadores. Se ha observado mayor énfasis en la alteración de comunicación en favor de características sociales y conductuales, lo cual es desafortunado pues como Hans Asperger y Wing argumentaron, existen características comunes y esenciales. En estos manuales no es muy claro si las personas con Asperger difieren de otros cuadros debido a la severidad de sus síntomas o bien, si existen subgrupos de acuerdo a características fenotípicas, tales como características de comunicación o patrones de conductas ritualistas. Algunos estudios han mostrado que las personas con SA difieren de acuerdo a un gradiente de severidad; otros han dado evidencia de subtipos, lo cual también se refleja en la práctica clínica diaria, donde se ve una amplia variación de sintomatología. Para aclarar estos puntos la información genética es de gran utilidad. Se ha planteado que la principal diferencia entre autismo y síndrome de Asperger se basa en el retardo del lenguaje. Esta diferencia es observada de manera subjetiva entre los clínicos, pero aunado a ello algunos clínicos han planteado que un niño pequeño con autismo, al crecer y desarrollar lenguaje, puede cambiar a un diagnóstico de síndrome de Asperger. Este criterio puede ser motivo de dos opiniones: por una parte la APA consideró que el síndrome de Asperger es parte del continuo del autismo, y por lo tanto debe ser considerado como parte del “Autismo de alto funcionamiento” en el DSM V. Sin embargo, también puede plantearse como fundamento para el análisis de la edad en la cual se debe realizar el diagnóstico, así como de los instrumentos de evaluación y procesos de intervención o estudios de gabinete necesarios, para confirmar un diagnóstico. La mayoría de los expertos está de acuerdo respecto a una alteración en la interacción social recíproca, tanto para el SA, como para el autismo. Las personas con SA están motivadas a interactuar con otros, pero son aisladas debido a su extraño modo de comunicación, el cual es demasiado formal y puede tomar la forma de un monólogo profundo respecto a un tema de especial interés para ellas, sin tener en cuenta si lo es igualmente para su interlocutor. Como Hans Asperger lo señaló, estos son niños que hablan antes de caminar y las palabras son su línea de tiempo; por el contrario en el autismo el lenguaje generalmente presenta un retraso y no se caracteriza por ser una de sus fortalezas. En el SA el habla es con frecuencia verbosa y tangencial; puede tener particularidades respecto al habla hacia sí mismo, por ejemplo, carece de la prosodia normal y puede ser extraño en términos de volumen, tasa y ritmo. Algunas pausas reflejan las dificultades de las personas con SA para formular respuestas a preguntas y para estructurar su discurso. En un metaanálisis realizado por Yu et al, los autores concluyen que las investigaciones muestran con frecuencia un desarrollo precoz del lenguaje en niños con SA, mientras que en los niños con autismo de alto rendimiento se observa gran dificultad para el aprendizaje del mismo. Esto se ha asociado a mayor volumen de materia gris en el hemisferio izquierdo observado en el SA. También se ha descrito con mayor frecuencia torpeza motora en el autismo que en el síndrome de Asperger. Aunado a ello, en el SA se ha reportado con mayor frecuencia historia familiar de depresión y esquizofrenia.

Esta pregunta también está en el material:

IMPACTO_DE_UNA_INTERVENCION_PEDAGOGICO_M (1)
254 pag.

Pedagogia Vicente Riva PalacioVicente Riva Palacio

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