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hicieron que las cosas pareciesen más misteriosas y milagrosas. En vez de abrir el mundo de los seres vivos a la comprensión humana, el microscopio...

hicieron que las cosas pareciesen más misteriosas y milagrosas. En vez de abrir el mundo de los seres vivos a la comprensión humana, el microscopio hizo que los interrogantes pareciesen incluso más difíciles. Incluso con un microscopio de baja potencia, poco más de una lente rudimentaria, los seres vivos adquirieron un nuevo significado. Y resultaron ser muy, muy complejos. De este modo, mientras el telescopio reveló una gran simplicidad en el universo, el microscopio reveló una complejidad nunca antes vista en el mundo de los seres vivos. La misma dicotomía entre lo simple y lo complejo ha plagado de problemas las ciencias biológicas desde entonces. Los biólogos, con cierta justificación, argumentan que las ciencias naturales son fundamentalmente más difíciles que las ciencias físicas. Una figura clave en el desarrollo del microscopio fue el comerciante y científico holandés Anton van Leeuwenhoek. Este desarrolló un modo de hacer esferas de cristal pequeñas y de alta calidad y usarlas como lentes. Aunque la esfera no es la forma ideal para una lente, la calidad del cristal compensaba esta pobre geometría y los microscopios de Van Leeuwenhoek eran sorprendentemente poderosos. Usando este nuevo aparato, fue la primera persona que observó bacterias, levaduras y otras criaturas microscópicas que habitan en los estanques. A través de uno de sus microscopios, una gota de agua de un estanque estaba repleta de más vida que la llanura del Serengueti. También descubrimos que la sangre estaba hecha de minúsculos objetos circulares, los cuales circulaban por todo el cuerpo a través de pequeños tubos, los capilares. A partir de 1673, Van Leeuwenhoek publicó sus descubrimientos en Philosophical Transactions, un boletín de la Royal Society de Londres. Al principio su trabajo atrajo comentarios favorables, pero después de tres años, empezó a hacer afirmaciones que la mayoría de los científicos de su época encontraron absurdas: el descubrimiento de «animálculos». Estas criaturas, dijo, surgen dentro de una simple gota de agua. La idea de que existiesen organismos vivos tan pequeños que fuesen invisibles al ojo desnudo parecía increíble, y, al principio, las afirmaciones de Van Leeuwenhoek fueron ridiculizadas. Los tipos de criatura que Van Leeuwenhoek descubrió son hoy en día conocidos como protistas. El protista más conocido es la ameba, gracias a las clases de biología. En realidad, existen innumerables especies de ameba, algunas de las cuales incluso tienen caparazones. De este modo, «ameba» se ha convertido en un término genérico para tales criaturas, aunque el término técnico es «amébido». Las amebas fueron descubiertas en 1757 por August von Rosenhof e inicialmente se referían a ellas como «Proteus animalcules», llamadas así por el dios griego famoso por su habilidad para cambiar de forma. La ameba con el nombre científico amoeba proteus es la más común, principalmente también porque es la más grande y puede ser vista con facilidad usando un microscopio que no sea muy potente (véase la figura 1). Cuando la observamos, esta ameba en particular aparece como una mancha de forma irregular con varias protuberancias, como tentáculos rudimentarios, con una forma bastante redondeada. El exterior de la criatura es algún tipo de membrana que forma una bolsa flexible; el interior es una mezcla de varios gránulos, y unos pocos agujeros, los cuales fluyen con un propósito aparente, como una gelatina espesa salpicada de granos de arena que parecen saber adónde quieren ir. Destaca un elemento redondeado dotado de partículas incluso más pequeñas, el núcleo. Una ameba puede moverse e ingerir alimentos, y gracias a su núcleo, puede también reproducirse: es su famosa habilidad de «multiplicarse dividiéndose». Bajo las condiciones adecuadas el núcleo dirige una secuencia compleja de eventos que causan que una ameba se divida en dos. Estas a su vez pueden crecer y dividirse de nuevo, así el linaje de las amebas puede prosperar. Una de mis viñetas favoritas es la arquetípica arca de Noé, apuntalada por andamios de madera, en pleno temporal. Las últimas parejas de animales están cruzando mojadas y miserables la pasarela hacia el arca. Noé, al pie de la pasarela, está escarbando en el barro, desesperadamente busca algo. La señora Noé se asoma por uno de los lados del arca y grita: «¡Noé, olvídate de la otra ameba!». FIGURA 1. De izquierda a derecha: ameba, paramecio, volvox. Van Leeuwenhoek también vio un paramecio, un organismo con forma de zapatilla cubierto con unas minúsculas protuberancias como látigos conocidas como cilios, que experimentan movimientos como ondas y se mueven alrededor del animal. El paramecio también está rodeado por una membrana. Hay una ranura con aspecto de boca en un extremo y un poro anal en el otro. También tiene un núcleo relativamente grande, que en la actualidad recibe el nombre de macronúcleo porque genéticamente recuerda a una gran cantidad de diferentes núcleos que se han fundido en uno solo. Un tercer habitante común de las gotas de agua es un alga: volvox. Los organismos del género volvox son algas unicelulares que forman colonias. Cada célula se impulsa a sí misma con un flagelo, un objeto con aspecto de cola, que parece moverse de un lado a otro. Estas colonias, las cuales pueden alcanzar la cantidad de 50.000 individuos, están contenidas en una esfera más grande, aunque todavía microscópica, hecha de una proteína gelatinosa. Son de un verde vivo porque contienen clorofila, la sustancia que da a las plantas su color verde y, más importante, les permite convertir la luz solar en energía. Todo esto, y mucho más, ¿dentro de una gota de agua? Resultaba difícil de creer. Las eminencias de la Royal Society lo encontraban muy improbable, pero después de cuatro años la gente empezó a buscar por sí misma, en lugar de denunciar la idea como absurda. Se hizo justicia con Van Leeuwenhoek y pronto fue elegido como miembro de la Royal Society. Hizo un

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El texto proporcionado habla sobre el desarrollo del microscopio y la importancia de Anton van Leeuwenhoek en la observación de organismos microscópicos. También menciona la complejidad de los seres vivos descubierta a través del microscopio. Además, se mencionan descubrimientos como las bacterias, levaduras, amebas, paramecios y algas como el volvox. Van Leeuwenhoek fue el primero en observar estos organismos y sus descubrimientos fueron inicialmente ridiculizados. Finalmente, la gente comenzó a investigar por sí misma y Van Leeuwenhoek fue reconocido por la Royal Society.

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