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Esperanza ya sabía que sí, que la nota era la misma para todos. Sabía también que la nota pertenecía a su intimidad, pero al mismo tiempo su texto ...

Esperanza ya sabía que sí, que la nota era la misma para todos. Sabía también que la nota pertenecía a su intimidad, pero al mismo tiempo su texto animaba a seguir con lo que se estaba haciendo, y eso era muy importante. Estaba segura también de que sus tíos la disculparían, la confirmación de su seguridad llegó cuando habló con ellos y le dijeron que había hecho bien. Víctor anunció que iba a leer el texto de la nota. ¡Sí! ¡Ni una palada más! Este veneno se ha secado para siempre. Solo podíais hacerlo vosotros. ¡Gracias! ¡Muchas gracias por vuestra generosidad! Vuestra familia es la que más ha sufrido por culpas que eran de todos. Moriré lejos de Pueblo Verde, como he tenido que vivir, pero podré morir en paz, sabiendo que ahora sus hijos están cargando su futuro con la inextinguible luz de la esperanza. La nota no iba firmada. Esperanza no sabía quién había enviado los ramos, tampoco sabía cómo había podía saber tan literalmente lo que se había dicho apenas la tarde anterior. Esperanza creía saber que sus tíos sí lo sabían, pero estaba convencida que ese secreto jamás sería revelado. Una vez más Laura tuvo que echar manos de todos sus recursos para iniciar la reunión. La breve nota hablaba claramente de un drama humano, quién sabe si singular o plural, generado por el odio Borlín y Marleta. Asumió que su parte final era algo así como el más hermoso de los mandatos que se podía recibir. Decidió compartir eso con la Mesa. —Creo que acabamos de recibir un mandato, y creo también que lo haya hecho quién lo haya hecho, es un hermoso mandato. Nos tomamos un “tiempito” y empezamos. Todo el mundo agradeció la sensibilidad de Laura, dijo lo justo y sobre todo ofreció el espacio necesario para que todos los presentes se recuperaran y pudieran empezar la reunión. Al poco, ahí estaba de nuevo Laura. —Como decía al principio, hemos dialogado, y el resultado ha sido excelente. Ahora tenemos que ir un poco más allá y dar un contenido concreto a ese reconocimiento entre Borlines y Marletas. Adelante, con cierto orden, por favor. La primera intervención fue de Joaquín. —Desde siempre Borlines y Marletas segregaron sus actividades, al punto que al final sólo saben prácticamente uno de otro que unos se dedican a la pesca y otros a comerciar. Pienso que sería bueno que eso pudiera, si no cambiar, sí ser trabajado de alguna forma. Le siguió Víctor. —No tenemos tradiciones comunes, Pueblo Verde celebra el día de su patrona, como todo el mundo, y aquí paramos de contar, parece que no haya nada común que recordar y celebrar. —Pues eso es porque no se quiere –la rotunda intervención era de Julia, una coordinadora de Mesa en la acampada, pero también una de las personas que más interés había sentido por la historia de Pueblo Verde, y la había estudiado a fondo—. No se quiere —repitió Julia—. Marletas y Borlines sí protagonizaron un episodio épico. No hacía mucho que el cuartel había desaparecido, la población seguía contándose por unos pocos centenares. Unos oscuros traficantes pensaron que el enclave de Pueblo Verde era más que interesante para sus fines, buscaban algún lugar donde contar con una escala segura. No se oía el vuelo de una mosca. La Mesa seguía con total atención la intervención de Julia, lo que estaba contando les estaba cautivando. Julia proseguía. —En aquel tiempo la debilidad del Estado era más que evidente, por supuesto que no había podido instalar ningún retén de algo parecido a fuerzas de seguridad, tampoco el pueblo contaba con policía local, los escasos recursos del incipiente Ayuntamiento se destinaban a cualquier otra cosa. La seguridad era cosa de todos. Era un escenario idóneo para unos oscuros traficantes que pensaron que para ellos Pueblo Verde sí tenía un interés estratégico convertido en esa escala segura que necesitaban. Al más puro estilo corsario intentaron ocupar Pueblo Verde con la intención de desalojarlo después. Los traficantes, aliados con el factor sorpresa, penetraron rápidamente en el pueblo y tomaron el Ayuntamiento, pero en absoluto esperaban que sucediera lo que paso después. Al grito de ¡Por Pueblo Verde!, mujeres y hombres, hombres y mujeres, Borlines y Marletas, Marletas y Borlines se arrojaron a las calles. Hombro con hombro, rechazaron el intento de invasión. La liberación del Ayuntamiento, especialmente cruenta, fue el primer paso. Luego se peleó en cada calle, en cada portal. La lucha culminó en el pequeño puerto; hasta que los invasores fueron expulsados contando una docena de bajas, nunca volvieron. Los cuchillos, los palos, las piedras, pero sobre todo el arrojo y el valor, pudieron con las armas de fuego. Tres Borlines y dos Marletas no sobrevivieron, dos eran mujeres, la paridad en Pueblo Verde viene de muy lejos. No me ha sido posible conocer el nombre de la mujer, parece que Marleta, que, con una acción decisiva, inutilizó el cañón de campaña de los asaltantes. Ya herida con toda seguridad, y con sus ropas convertidas en jirones, a pecho literalmente descubierto, avanzó hacia el cañón, rugiendo más que gritando, ¡Por Pueblo Verde! Su determinación y rapidez sorprendió a los dos servidores del ligero cañón. Cayó como un ciclón sobre ellos, y el enorme palo que portaba en las manos fue suficiente para acabar con su resistencia. Pago el más alto precio por su heroicidad, fue una de las dos mujeres que no sobrevivió. Todo ocurrió durante el día del veintiuno de mayo de 1881, me ha costado datar el intento de invasión, pero creo estar segura de que ésa es la fecha. Una vez más, al conocer lo que Borlines y Marletas habían hecho juntos, muchas personas de la Mesa no podían creer como algo así había sido silenciado se había silenciado. Todos los pueblos del mundo darían lo que fuera por tener eso en su historia. —La próxima edición de “Luna Verde” está entera a tu disposición para que nos cuentes todo eso. –Víctor no salía de su asombro. Casi fue necesario otro receso, nadie en toda la Mesa tenía ni idea de lo que acababa de contar Julia. Una vez más, Laura empujó la reunión, y ahora era Rosa, la aclamada Julieta, quién intervenía. —Nunca he entendido porqué los de Pueblo Verde no nos llamamos de ninguna manera, todo el mundo se llama de alguna manera, creo que eso es su gentilicio. Pienso que sería bueno que nos llamáramos de alguna forma, y así no tendríamos que estar diciendo todo el tiempo que somos Borlines o Marletas Rosa se había documentado para su intervención, lo que estaba diciendo era algo que le preocupaba, y era totalmente cierto, Pueblo Verde era uno de esos raros casos de población sin gentilicio. La reunión siguió a muy buen ritmo, y todavía fue seguida por dos encuentros más. Una semana más tarde. Laura “pasaba a limpio” los acuerdos y recapitulaba para que la Mesa los convirtiera en ejecutivos. Laura había dividido en dos grupos las acciones. El primero se relacionaba con lo que denominó “Innovar en las Relaciones”, se trataba de generar nuevas formas de encuentro entre Borlines y Marletas, de que las personas se vieran en momentos en los que no se solían ver y por tanto pudieran hablar de cosas de las que no solían hablar. El segundo grupo no ocultaba sus intenciones “Acciones Cohesionadoras”, eran acciones que resaltaban la unidad de Borlines y Marletas, tenían que ver con el refuerzo de su identidad conjunta. La propuesta que finalmente propuso a la Mesa era ésta: Innovar en las Relaciones. 1º) Se rogará a la presidenta de los armadores que éstos estudien la posibilidad de que, siempre que el estado de la mar lo permita y no entorpezca las tareas de pesca, cualquier persona —y especialmente los jóvenes— puedan pasar una jornada en una embarcación, viviendo tanto como sea posible una auténtica jornada de trabajo Marleta. Asimismo se pedirá que sea posible realizar visitas guiadas a las instalaciones portuarias para que se puedan conocer todas las tareas (y las personas que los desarrollan) conexas a la pesca. 2º) Se rogará al presidente de la Asociación de Comerciantes que cualquier persona que lo desee y especialmente los jóvenes puedan conocer de primera mano el trabajo como comerciantes de los Borlines, de manera que puedan hacerse una idea de en qué consiste realmente ser un comerciante, además de la evidente tarea de atender la tienda. 3º) Equipos mixtos compuestos por un mínimo de un 40% de Borlines o de Marletas, y que necesariamente tendrán que estar también compuestos por niños, jóvenes, adultos y personas mayores, estando representados Borlines y Marletas en todas las ed

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348 pag.

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