Logo Studenta

Meldon llevaba ya nueve días sin observar Paraíso, nueve días intentando desesperadamente no pensar en la hermosa maestra yshai. Sin embargo, no lo...

Meldon llevaba ya nueve días sin observar Paraíso, nueve días intentando desesperadamente no pensar en la hermosa maestra yshai. Sin embargo, no lo había conseguido. No lograba apartarla de su mente. ¿Cómo era posible? Se estaba convirtiendo en una obsesión que iba a causarle muchos problemas. Así pues, decidió hablar del tema con su padre. Douglas Trauss trabajaba por las mañanas como ingeniero en una estación de control meteorológico. Mel fue a buscarle a la hora en que terminaba y solía marcharse a casa a comer. Le encontró saliendo por la puerta del edificio. ¡Qué sorpresa! —exclamó Douglas—. Me alegro de verte. Se abrazaron. ¿Qué tal el trabajo? —preguntó Mel. Rutinario, pero bien. ¿Qué tal tú? No me quejo. Ya… Te veo bien, papá. Gracias —respondió éste palmeando el hombro de su hijo. ¿Te acompaño a casa? Me gustaría hablar contigo. ¿En tu transporte oficial? ¿Cómo podría negarme? Meldon sonrió. Una vez dentro de la seguridad y el silencio de la cabina, dijo: A veces me pregunto por qué trabajas en algo tan aburrido. Podrías… Ya lo sé, pero… desde que murió tu madre, no he sentido deseos de desempeñar trabajos difíciles y estimulantes. Prefiero algo tranquilo de media jornada. No te preocupes; me va bien. Tengo tiempo para… otras cosas. Vale. Ya sabes que si necesitas algo sólo tienes que pedirlo. Lo sé, Mel, de verdad. ¿De qué querías hablar? Verás… Hace unos días vi a una joven. No debía de llegar a los treinta. Era preciosa, delicada pero con personalidad. Perfecta. ¿La conozco? No lo creo —respondió Meldon sintiendo un nudo en el estómago. ¿Cómo se llama? No lo sé. Ni siquiera llegué a hablar con ella, pero… Crees que estás enamorado. Obsesionado sería una palabra más adecuada. Humm. ¿Qué pasa con tu familia? ¿Cómo? No puedo creer que me preguntes eso —dijo enojado—. No voy a abandonarlos o algo así. Esa chica es sólo una fantasía estúpida que no me puedo quitar de la cabeza. ¿Y qué quieres de mí? ¿Nunca te ha pasado nada parecido? ¿Y a ti? Bueno… Por supuesto que me he encaprichado de muchas mujeres a lo largo de mi vida, pero ahora tengo una familia que no deseo romper y además suponía que eso me ayudaría a no… ya sabes, desear a otras mujeres. Es decir… Si tienes algo bueno y que merece la pena, deberías sacar fuerzas de ello para resistirte a… impulsos no deseados. ¿Impulsos no deseados? —Douglas apenas podía contener la risa—. ¿Qué forma de hablar es ésa? ¿Llamas a lo que sientes por esa mujer sin nombre un impulso no deseado? Bueno… Lo que debes hacer es tratar de no pensar más en ella. Con el tiempo, ese ardor que sientes ahora se irá enfriando. Concéntrate en tu familia. Pasa más tiempo con Carmen y con los niños. Rememora todo lo bueno que te hizo querer tener una vida en común con ella. Todo eso vale más que una fantasía imaginaria creada en torno a una completa desconocida. Tienes razón, pero… Lo importante es que sabes lo que debes hacer, sólo te hace falta voluntad para hacerlo. Tú siempre has demostrado tener voluntad de sobra para hacer todo aquello que te propusieras. Sé que tus hijos podrán sentirse orgullosos de su padre cuando crezcan y algún día les cuentes esto como una ridícula anécdota del pasado o para darles tu consejo como estoy haciendo yo ahora. Meldon se mantuvo en silencio, meditando las palabras de su padre. Gracias —dijo—. Sé lo que tengo que hacer. Sólo necesitaba contarle esto a alguien y, aunque normalmente me confío a Carmen, ésta no parecía la mejor ocasión. En efecto, no lo era. Me alegro de ser uno de tus confidentes. ¿Bromeas? Para mí eres mucho más que eso. ¿Qué tal si te invito a comer? Me parece estupendo. Más tarde, durante la comida, Douglas sacó a relucir el tema que ambos estaban evitando desde hacía rato: Fui a ver a Seid. Lo sé. Has dado orden de que te tengan informado… ¿Qué otra cosa puedo hacer? —preguntó Mel encogiéndose de hombros. Me dijo que… que había trampas preparadas que se activarían si no salía de la cárcel. ¿Y qué quieres que haga? No puedo soltarle por eso. Dijo que morirían inocentes. Sí, pero él no es inocente. Si le saco de la prisión, muchos dirán que es porque es mi hermano. Si cedo ante su presión, todos los delincuentes harán lo mismo que él. Un gobierno no puede ceder jamás ante el chantaje de los terroristas o acabará rendido a sus pies. Eso lo entiendo, pero podrías intentar hacerlo de forma privada… Imposible. Este asunto ha tenido muchísima publicidad. Ya sabes, ¡el gemelo oscuro del gobernador Trauss! Ya… No puedo creer que Seid se haya convertido en un criminal. Douglas miró a su hijo con gravedad. Tú nunca le has comprendido. No es que yo le entienda, pero al menos puedo acercarme a vislumbrar el modo en que él ve el mundo. Pero tú… Lo sé. No podríamos ser más opuestos, ¿eh? Parece que no. ¿Te pidió que hablaras conmigo? Sí. No cederé. Eso dijo él. Padre e hijo guardaron silencio, ambos pensando en Seid y en la particular relación que tenían con él. Había algo

Esta pregunta también está en el material:

El espejo - Eduardo Lopez Vera
268 pag.

Empreendedorismo Faculdade das AméricasFaculdade das Américas

Todavía no tenemos respuestas

¿Sabes cómo responder a esa pregunta?

¡Crea una cuenta y ayuda a otros compartiendo tus conocimientos!


✏️ Responder

FlechasNegritoItálicoSubrayadaTachadoCitaCódigoLista numeradaLista con viñetasSuscritoSobreDisminuir la sangríaAumentar la sangríaColor de fuenteColor de fondoAlineaciónLimpiarInsertar el linkImagenFórmula

Para escribir su respuesta aquí, Ingresar o Crear una cuenta

User badge image

Otros materiales

Otros materiales