El modo de actuación en las hemorragias externas incluye tranquilizar a la persona y sentarla o estirarla en el suelo para evitar posibles caídas, controlar los signos vitales en todo momento, controlar y detener la hemorragia mediante compresión directa o compresión arterial si no cesa con la primera maniobra, aplicar presión en el punto que sangra con un apósito limpio, elevar la extremidad por encima de la altura del corazón si la hemorragia es en una extremidad y no hay fractura, y si la hemorragia ha parado, tapar la herida y trasladar a la persona a un centro sanitario.
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