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Aprendizaje motor - Cesar Guillermo Limones Calderón

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Aprendizaje motor
El aprendizaje motor puede definirse como un cambio relativamente permanente en el rendimiento o en las potencialidades de comportamiento que se puede conseguir mediante la experiencia o la práctica y que implica una serie de modificaciones en el área del SNC que generalmente no se pueden observar, que pueden inducirse mediante cambios en la actuación en los aspectos cognitivos y motores. Estos cambios se reflejan en una mejora de las capacidades de elaboración de la información (identificación de los estímulos relevantes, selección y establecimiento de los parámetros del programa motor adecuado, establecimiento para un punto de referencia para la corrección de la confrontación entre resultado esperado y resultado real, etc.), que se vuelven más rápidos, económicos y eficaces. Como consecuencia, el movimiento se hace seguro, fluido y preciso.
El aprendizaje motor se manifiesta gradualmente, con el paso progresivo de una fase inicial de comprensión de la tarea y de coordinación torpe a una fase final de comprensión profunda y automatización del movimiento (Glencross, 1993). A medida que se va afrontando una tarea nueva en diversas ocasiones, incluso de forma simplificada, la incertidumbre va poco a poco dejando paso a una mayor seguridad y desenvoltura.
Se distinguen tres etapas relativamente diferenciadas del aprendizaje, dentro de las cuales existen distintos niveles de evolución de las habilidades: etapa verbal-cognitiva, etapa motora y etapa autónoma (Fitss y Posner, 1967), definidas también como de coordinación gruesa, de coordinación fina y de disponibilidad variable (Meinel y Schnabel, 1977). Los movimientos de tránsito de una fase a la siguiente no siempre pueden identificarse de forma precisa. De hecho, las tres etapas describen un proceso evolutivo que verdaderamente no se puede dividir de forma rígida, en el que pueden darse estancamientos y regresiones
Etapa verbal-cognitiva o desarrollo de la coordinación gruesa
Son numerosas las dificultades iniciales que el individuo tiene que afrontar en una nueva tarea, especialmente si es compleja. El problema para el principiante es el de comprender cuáles son los objetivos, cuándo se debe iniciar la acción, cómo nos debemos comportar, a qué debemos prestar atención, qué hacer y cuáles son los objetivos y los efectos de la acción. Esta etapa se define como etapa verbal-cognitiva o verbal-motora (Adams, 1971), por la importancia de los procesos verbales para conseguir la comprensión cognitiva de la tarea. Algunos individuos utilizan precisamente verbalizaciones internas como una especie de guía para desarrollar la acción, prácticamente para explicarse a sí mismos qué deben hacer. La verbalización desarrolla una doble función: favorece la organización y ayuda a memorizar las percepciones relativas al movimiento y al entorno (fig. 6.5). Esta actividad exige un gran esfuerzo de los procesos de atención y, por tanto, hace difícil la elaboración simultánea de otras informaciones para desarrollar tareas relacionadas. Por esta razón, las actividades verbales, útiles en la fase inicial para facilitar la consecución de una primera aproximación del gesto, pronto pierden importancia (Singer, Lidor y Caraugh, 1993).
Etapa verbal-cognitiva o desarrollo de la coordinación gruesa
Son numerosas las dificultades iniciales que el individuo tiene que afrontar en una nueva tarea, especialmente si es compleja. El problema para el principiante es el de comprender cuáles son los objetivos, cuándo se debe iniciar la acción, cómo nos debemos comportar, a qué debemos prestar atención, qué hacer y cuáles son los objetivos y los efectos de la acción. 
Esta etapa se define como etapa verbal-cognitiva o verbal-motora (Adams, 1971), por la importancia de los procesos verbales para conseguir la comprensión cognitiva de la tarea. Algunos individuos utilizan precisamente verbalizaciones internas como una especie de guía para desarrollar la acción, prácticamente para explicarse a sí mismos qué deben hacer. La verbalización desarrolla una doble función: favorece la organización y ayuda a memorizar las percepciones relativas al movimiento y al entorno (fig. 6.5). Esta actividad exige un gran esfuerzo de los procesos de atención y, por tanto, hace difícil la elaboración simultánea de otras informaciones para desarrollar tareas relacionadas. Por esta razón, las actividades verbales, útiles en la fase inicial para facilitar la consecución de una primera aproximación del gesto, pronto pierden importancia (Singer, Lidor y Caraugh, 1993).
Etapa autónoma o desarrollo de la disponibilidad variable
Después de una práctica intensiva, el individuo alcanza la tercera y última etapa de aprendizaje. En esta fase, los programas motores se encuentran bien desarrollados y son capaces de controlar con precisión la acción. La tarea se desarrolla con seguridad, conservando una ejecución perfectamente coordinada y eficaz también en situaciones difíciles, variadas, inhabituales e imprevistas (fig.6.6). Las sensaciones motoras son muy precisas y específicas, aunque no necesariamente conscientes, y pueden encontrarse relacionadas fácilmente con las explicaciones verbales. El individuo posee una rica representación interna multisensorial de la acción ideal que le permite una confrontación muy precisa, 
útil para corregir los errores, entre resultado esperado y resultado real. El lenguaje interno, como guía del movimiento, ya no resulta necesario, y un análisis excesivo de las particularidades tiende a dañar seriamente la acción automatizada en curso. Sin embargo, las instrucciones internas sintéticas y específicas son útiles para facilitar actividades cognitivas superiores, pudiendo actuar.
Los incrementos de rendimiento son, esta fase, muy lentos y se consiguen con fatiga, pues el individuo ya posee la mayor parte de las competencias y habilidades necesarias para realizar una buena actuación. En el deporte de alto nivel, esta fase no concluye jamás, ya que siempre es posible realizar, por leves que sean, continuos progresos técnicos y mejoras en la constancia para lograr una actuación de calidad. Paralelamente a la estabilización de la técnica, favorecida por la búsqueda de la constancia en los patrones de respuesta, se busca la diversificación del repertorio de comportamientos. La variabilidad de las situaciones enriquece el bagaje subjetivo de experiencias y ayuda a afrontar con éxito las dificultades de la competición. Desde el punto de vista práctico, resulta importante variar mucho las propuestas, incluso introduciendo las dificultades añadidas e información no pertinente para crear obstáculos similares, si no superiores, a los que se encuentran en competición (Haslam, 1989; Landin, Herbert, Fairweather, 1993).
Factores que influyen en el aprendizaje motor. los factores de aprendizaje que hacen posible la competencia motriz. En las poblaciones con necesidades educativas especiales, son diversos los factores que influyen en el aprendizaje: la heterogeneidad de los discapacitados, la falta de práctica motriz, la sobreprotección de la familia, el ambiente emocional, las expectativas sobre la capacidad de aprendizaje, el marco en el que se realiza la práctica, etcétera.
Conocimientos previos de la transferencia. 
La transferencia del conocimiento consiste en la utilización y en la transposición de conocimientos aprendidos en una situación anterior a una situación nueva (Alexander, 2006). La transferencia requiere flexibilidad y consistencia en la construcción del conocimiento.

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