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LOS DILEMAS ÉTICOS QUE ENFRENTA EL PSICÓLOGO ORGANIZACIONAL Los dilemas éticos que suscita la práctica del psicólogo y del psiquiatra no son nuevos. Resulta incuestionable la relevancia que para una organización tiene el contar con las personas apropiadas, con los conocimientos, destrezas, prácticas, capacidades, competencias y valores adecuados; en los lugares precisos donde mayor necesidad se tenga de ese personal. Prescindir del personal idóneo, en un plazo determinado, atentará en contra del buen funcionamiento de la organización, pues supondría un aumento de los costos, en tiempo y dinero, derivados de un inadecuado proceso de selección para cubrir un puesto. Lo esencial es contar con recursos humanos de calidad, puesto que el activo más importante de las organizaciones está constituido por las personas que las forman. En la actualidad la toma de decisiones para la incorporación de una persona a una organización, suele realizarse de forma compartida, especialmente cuando la persona ocupará un cargo de cierta significación. La forma de llevar a cabo este proceso de decisión es ciertamente variable, siendo lo más habitual que algún o algunos representantes de los departamentos o áreas entrevisten a los candidatos finalistas presentados y posteriormente tomen la decisión de a cuál de ellos contratar. La selección de personal ha de ser vista como una inversión que, si es bien llevada, debe producir un rápido retorno de la misma. Los beneficios que en el ámbito material, financiero y social reporta a la institución contar con un personal capacitado, motivado y leal resultan de un valor inestimable, lo cual constituye un componente significativo de éxito en el desarrollo de la actividad de la organización. La ética constituye un aspecto indispensable para el ejercicio competente de cualquier profesión. En Psicología la ética es siempre una cuestión fundamental: guía de las decisiones y de las acciones en todos los ámbitos, siendo el núcleo de la profesión en sí. El tema de selección de personal lleva implícito una gran carga de compromiso ético con la profesión y con la institución para la cual se labora. Deben romperse ciertos vínculos laborales y de amistad que suelen establecerse y actuar éticamente en favor de la organización. Estudiar a profundidad los dilemas éticos que surgen a partir del proceso de selección de personal en una empresa debe constituir premisa para los líderes de los procesos de gestión humana dentro de la organización. Mediante la observación hacia el interior de una empresa se consigue identificar cómo se renuncia a la ética de la organización, profesional y personal por parte de quienes la deben llevar como bandera y se transgreden lo principios y valores de la compañía. Todo esto con el objetivo final de contratar el personal que impone la alta dirección y no el que se elige después de un exhaustivo proceso de selección. Selección de personal. El proceso de selección de personal es entendido como el proceso de decisión y elección en el que se comparan dos variables: Requisitos exigidos por el cargo vacante y características ofrecidas por los candidatos. Se trata de un proceso de aplicación de técnicas que tiene como objetivo determinar cuáles de entre varias personas son las más competentes por sus aptitudes y cualidades personales, para desempeñar las funciones y actividades del puesto a cubrir, a satisfacción tanto del propio trabajador como de la organización que lo contrata. El mismo no puede desligarse de la gestión del desempeño por competencias ya que esta novedosa idea persigue no solo determinar el candidato ideal para un determinado puesto de trabajo sino que también persigue alcanzar la competitividad organizacional y, por ende, el desempeño exitoso de la organización. La persona seleccionada y aceptada no solo tendrá que realizar una tarea determinada, sino que deberá integrarse a un entorno, a un clima laboral, adaptarse a los compañeros y a los nuevos estilos de dirección, y de todo esto depende la actuación con eficacia de las funciones que desempeñe el trabajador. De ahí la importancia de realizar un proceso efectivo de selección. Ética y selección. Según el glosario de bioética , la ética es la ciencia que se encarga del estudio de la moral; es la reflexión sistemática sobre normas, principios o valores que guían o deberían guiar la conducta humana, y como tal, se distingue de la moralidad que es práctica, conducta o comportamiento. Es el estudio racional y sistemático del conjunto de valores morales, constructores del sujeto moral, que obligan a un deber actuar con responsabilidad, siendo dichos valores constructores de conductas justas y armoniosas de convivencia social y equilibrio eco sistémico. Teniendo en cuenta que la ética constituye la disciplina filosófica que estudia la moral o la reflexión teórica sobre la moral, además de ser la encargada de discutir y fundamentar reflexivamente ese conjunto de principios o normas que constituyen nuestra moral. Resulta de vital importancia las cuestiones y principios éticos que se desarrollan en las relaciones interpersonales, en este caso en las normas y principios que debe mantener el especialista que efectúe el proceso de selección de personal de una organización determinada. En la mayoría de las ocasiones dicho profesional es un psicólogo. Los principios básicos de la ética pueden definirse como: a) respeto a la autonomía de los demás, respeto a la vida, a la dignidad y la integridad corporal de las personas; b) beneficencia; c) no maleficencia: hay que beneficiar y no perjudicar, existe el deber de proteger y cuidar a los más vulnerables y, cuando sea necesario, actuar en su defensa; d) justicia: imparcialidad en el uso del poder político y de los recursos públicos y no discriminación de los grupos con igualdad de oportunidades entre ellos. Dado el papel central que desempeñan los especialistas de selección de personal (la mayor parte del tiempo psicólogos) en el proceso de selección, la conciencia de lo importante de su labor y la certidumbre de que cualquier acción poco ético se revertirá en su contra, es fundamental. Alteraciones en los procesos de selección de personal para acceder a los cargos o puestos mediante sobornos a los especialistas o directivos, o simplemente por venta de determinados puestos o cargos, o por abuso del poder, constituyen hechos fuertemente punibles no solo en términos éticos o morales, también penales. El costo del descrédito institucional tanto interno como externo es generalmente muy alto. El psicólogo encargado de llevar a cabo el proceso de selección dentro de la organización, en primera instancia debe regirse por el código de ética de la Sociedad de Psicología en el cual se expresan explícitamente el modo de llevar a cabo un contacto personal y la manera de prever un determinado conflicto que se pueda producir por una falla en la actitud ética del profesional. Además de regirse por el antes mencionado código de ética, el psicólogo debe tener un conocimiento y dominio del código de ética de la empresa, el cual deberá tener algún acápite en el que se haga referencia al proceso de selección de personal. Además del código de ética de la sociedad de psicología y la empresa, el profesional debe basarse en ciertas condiciones para guiar éticamente el proceso selectivo: objetividad, utilización de variables justas, consistencia, fiabilidad y validez, proceso de decisión tomado entre varias personas. Una competencia que proporciona en cierta medida la calidad profesional y ética del psicólogo encargado del proceso de selección de personal, resulta ser el dominio de información y conocimientos que posea sobre el perfil de cada puesto de trabajo de la organización. Toda la información que brinda un acertado análisis de cada puesto de trabajo favorece auna mejor descripción de las tareas, así como facilita un mejor entendimiento del perfil al que se aspira por parte del solicitante. Debe prestársele igual importancia al hecho de que no solo es el psicólogo quien está realizando una evaluación. El aspirante, en doble calidad de emisor-receptor de una información, en todo momento de la entrevista o la ejecución de pruebas psicométricas se encuentra valorando la actitud de la persona que tenga enfrente. Por tanto la actitud ética e incondicionalidad que muestre el psicólogo en el momento de la entrevista y en la definición del perfil de exigencias del puesto va a ser determinante en la representación social que se haga el solicitante del proceso selectivo en sí. El psicólogo debe tener como premisa el mantenimiento de la dignidad del candidato, no lo debe subestimar, subvalorar o minimizar y considerarlo siempre como un fin en sí mismo y no como un medio para alcanzar los objetivos empresariales. Las consecuencias pueden ser negativas y diversas para la empresa si los candidatos perciben que la selección no ha sido ética o justa, estas consecuencias pueden ser empresariales, éticas o legales. Desde la perspectiva ética, las organizaciones deberían preocuparse por los efectos que tienen los procedimientos de selección sobre el bienestar psicológico de los candidatos, los cuales pueden tener una larga duración, principalmente para aquellos que han sido rechazados. Por ejemplo, la injusticia percibida en los test de selección puede influir en la autoestima de los candidatos. Los favores especiales concedidos a personas recomendadas por algún ente importante de la empresa, las gratificaciones y obsequios, el intercambio de servicios y toda otra práctica similar resultan no sólo éticamente condenables, sino también de alto riesgo. El director de recursos humanos debe recordar que una contratación obtenida mediante un soborno introduce a la organización a una persona que tiene en duda su idoneidad y que se mostrará refractaria a todas las políticas de personal, sino que también se referirá a dicho director con el desprecio que merece un funcionario corrupto. De igual manera pueden surgir determinados dilemas éticos en este proceso de selección de personal. Así podemos encontrarnos con el conflicto ético entre el sujeto que se dedica a seleccionar y sus principios éticos. Esta disyuntiva puede provocar un peligro de gran escala, puesto que si la organización en aras de consumar sus objetivos, se aleja del ordenamiento normativo y legal, incidiría en una actuación antiética. El mismo ejemplo se puede traspolar al caso del sujeto encargado de la selección, en este caso el psicólogo organizacional, que en su afán de acatamiento y respeto por las políticas de la empresa, puede actuar al borde de la ley. Para no incurrir en cuestiones de ética, es necesario que el profesional a cargo proceda bajo un adecuado equilibrio entre las cuestiones legales, sociales y empresariales. En caso de quebrarse dicho equilibrio y actuar a favor de la alta dirección estaría procediendo de forma antiética, dejando a un lado sus principios y su verdadero quehacer como profesional. Continuando con los prejuicios que pueden causarse debido a conductas antiéticas encontramos el que sucede entre el encargado del proceso selectivo y la organización. En muchas organizaciones el psicólogo o quien sea que ocupe el puesto de seleccionar personal de nuevo ingreso debe dejar a un lado su dignidad y rigor profesional para cumplir con los requerimientos exigidos por la alta dirección como son: contratar personas requeridas por los jefes, las cuales no han tenido un proceso de selección y realizar procesos cortos por la exigencia rápida de los directores bajo la menor de las excusas ignorando del todo los problemas que puede acarrear a la postre dichas prácticas indebidas. El psicólogo posee una responsabilidad mayúscula toda vez que el proceso de selección debe estar enfocado hacia la búsqueda de personal con una visión semejante a la cultura de la organización y la política de la empresa. Por último se encuentra la disyuntiva ética entre el seleccionador y el aspirante. Al margen de la profesionalidad y las políticas e intereses de la empresa, el psicólogo debe exigirse ecuanimidad y objetividad en el cumplimiento de sus funciones. De esto se deriva la eficiencia de su trabajo tanto para el cliente externo como para el interno, estableciendo pautas de trabajo respecto a la complacencia y el beneficio de las partes. El psicólogo o equipo seleccionador debe poseer la capacidad para discernir el momento preciso en que las necesidades exigidas por la organización lo demanden mientras esto no afecte la integridad emocional de los aspirantes; sin llegar a beneficiarlos aun cuando incumplan con los requisitos solicitados. El proceso de selección de personal no es el único momento en el que la ética juega un papel rector y preponderante. Por la relevancia que representa debe estar permanentemente en el pensar, en el sentir y actuar de todas las personas de la organización de manera indistinta y en las funciones que le sean asignadas, como una aplicación constante en el tiempo, a fin de evitar comportamientos censurables tanto por la sociedad como por las normas legales, teniendo en cuenta la importancia que reviste el tema de la ética y su proyección en la vida personal e institucional. Dilemas Éticos Organizacionales En la literatura sobre las reducciones en los puestos de trabajo y reestructuraciones. Se ha identificado tres factores organizacionales que podrían causar controversias éticas: - Comunicación; - Participación y ; - Selección del personal (Bunning, 1990; Cascio & Wynn, 2004; Cropanzano, Bowen, & Gilliland, 2007; Eby & Buch, 1998; Hopkins & Hopkins, 1999). Estos factores están presentes en la justicia organizacional. Para los psicólogos industriales Landy y Conte (2005), la justicia organizacional está compuesta por cuatro clases de justicia: distributiva, procedimental, interpersonal y de información. La justicia distributiva se refiere a la equidad del intercambio entre el/la empleador/a y los/las empleados/as afectados/as. Este intercambio podría ser económico, psicológico y social. La justicia procedimental se relaciona con la equidad en el proceso de desplazamiento de empleados/as. La justicia interpersonal se asocia al respeto, la cortesía y la dignidad en la relación con los/as empleados/as. La justicia de información es entendida como la equidad en los sistemas y canales de comunicación en el desplazamiento de empleados/as. Es imperativo exponer los dilemas éticos organizacionales del desplazamiento de empleados/as en términos de la justicia organizacional. La controversia entre un proceso de desplazamiento de empleados/as justo versus uno injusto es uno de los principales dilemas éticos organizacionales. ¿Por qué es necesaria la reducción en los puestos de trabajo? ¿Qué alternativas se consideraron? ¿Cuándo se informó sobre los despidos a los/as empleados/as? ¿Cuáles fueron los canales de comunicación sobre el proceso de desplazamiento? ¿Qué compensaciones recibieron los/as empleados/as despedidos/as? ¿Cómo fueron tratados los/as empleados/as? Dependiendo de las contestaciones a estas interrogantes será la percepción de justicia organizacional de los/as empleados/as. Los/as sobrevivientes perciben justicia distributiva dependiendo de cómo se trate a los/as empleados/as despedidos/as (Hopkins & Weathington, 2006). De manera general, la percepción de justicia organizacional de los/as empleados/as tiene el potencial de influenciar la confianza, la satisfacción, el compromiso organizacional, el desempeño y la conducta cívica organizacional (Cascio & Wynn, 2004; Cropanzano, Bowen & Gilliland, 2007; Hopkins & Weathington, 2006). El siguiente asunto ético organizacional esel contrato psicológico. De acuerdo con Schein (1982), la organización establece un contrato psicológico con sus empleados/as que conlleva el compromiso de satisfacer las necesidades personales y sociales de sus empleados/as. La idea de contrato psicológico implica unas expectativas que transcienden el contrato formal de empleo (Cascio & Wynn, 2004; Grimmer & Oddy, 2007; Van Buren, 2000). Cuando una organización desplaza a sus empleados/as rompe el contrato psicológico. De ahí, surge la pregunta ética: ¿cuál es el costo humano de la inestabilidad en el empleo? Desde un punto de vista ético, no es correcto que las personas sufran la incertidumbre de la inestabilidad en el empleo. Si las personas tienen seguridad de empleo, pueden canalizar sus esfuerzos hacia otras actividades de desarrollo personal, social y espiritual. Los desplazamientos de empleados/as producen una constante movilidad en el empleo. Esta tendencia dirige a un nuevo contrato psicológico de relaciones de trabajo temporeras (Cascio & Wynn, 2004). El contrato psicológico tradicional incluía la promesa de seguridad de empleo a cambio de lealtad, mientras que el nuevo contrato psicológico demanda flexibilidad en las destrezas y esfuerzo a cambio de un trabajo temporero (Grimmer & Oddy, 2007). En las reestructuraciones y reducciones en los puestos de trabajo, el contrato psicológico incluirá la notificación temprana del despido, una comunicación abierta y el apoyo institucional hacia una transición a un nuevo empleo (Eby & Buch, 1998). Estas prácticas organizacionales facilitan un trato ético a los/as empleados/as despedidos/as. Un asunto ético organizacional es la participación de los/as empleados/as en el proceso de desplazamiento. Los valores de justicia y libertad demandan que las personas participen de los procesos de toma de decisiones. Robbins (1998) plantea que una participación exitosa debe cumplir con las siguientes condiciones: a) ocurrir en el momento oportuno; b) ser relevante a los intereses de los/as empleados/as; c) los/as empleados/as deben tener las destrezas necesarias; y d) el apoyo de la cultura organizacional. También, una participación exitosa requiere una comunicación honesta, consistente y frecuente en el proceso de desplazamiento de empleados/as (Cascio & Wynn, 2004). El próximo dilema ético organizacional es el conflicto entre la responsabilidad de la gerencia de buscar el mejor interés de la organización versus la obligación legal de cumplir con los derechos de los/as empleados/as (Hopkins & Hopkins, 1999). La ética de los negocios sostiene que la gerencia tiene la obligación moral de actuar en el mejor interés de los/as accionistas, procurando el éxito financiero de la empresa. Hopkins y Hopkins (1999) indican que las dimensiones éticas con respecto a los derechos de los/as empleados/as incluyen tiempo, método y contenido de la comunicación. Otro dilema ético organizacional es la discriminación en la selección de las personas que quedarán cesantes. Bowman (1988) encontró que las minorías raciales están sobrerrepresentadas en los grupos de empleados/as despedidos/as de “cuello-azul”. Similarmente, Herz (1990), en su investigación sobre las características demográficas de las personas desplazadas, encontró que los/as hispanos/as están en un mayor riesgo de ser desplazados/as que las personas blancas. En un proceso de desplazamiento de empleados/as, las personas que pertenecen a una clase social, grupo étnico o género no deben sobrellevar el peso de ser los/as seleccionados/as para ser despedidos/as. Los/as psicólogos/as tienen el reto de plantear las preguntas éticas apropiadas y responderlas de manera adecuada sobre la base de la ética profesional. En una investigación se encontró que los dilemas éticos en el área de la psicología industrial organizacional estaban vinculados a la interferencia de la gerencia con las responsabilidades del psicólogo y de la psicóloga (Pope & Vetter, 1992). A partir del análisis y de la revisión de la literatura especializada, considero que los potenciales dilemas éticos organizacionales mencionados se relacionan con la administración de la justicia organizacional en el proceso de desplazamiento de empleados/as. Conviene destacar que los/as psicólogos/as asumen su responsabilidad ética con los/as empleados/as promoviendo la justicia organizacional. Dilemas Éticos de la Intervención El/la psicólogo/a consultor/a que interviene en un proceso de desplazamiento de empleados y empleadas se encuentra inmerso no sólo en los dilemas éticos sociales y organizacionales, sino también en los dilemas éticos de su rol como consultor/a. Los dilemas éticos que enfrenta el/la psicólogo/a en el mundo de los negocios “se derivan de las demandas especiales o necesidades del rol particular y del hecho de que la ética de la psicología y la ética de los negocios usualmente no son congruentes” (Keith-Spiegel & Koocher, 1985; p. 333). Y, por supuesto, cuando surgen controversias éticas se recomienda que los/as psicólogos/as consulten los principios y normas éticas profesionales para desarrollar soluciones y alternativas. Es posible formular el dilema ético que se relaciona con la pregunta básica: ¿quién es el cliente en una intervención de desplazamiento de empleados/as? El/la psicólogo/a consultor/a debe clarificar quién es el cliente. A su vez, ser diligente en su relación con el cliente en términos de confidencialidad, responsabilidad y otras consideraciones éticas (Keith-Spiegel & Koocher, 1985). Si la alta gerencia de la organización se define como cliente, los/as psicólogos/as deben comprender que existen obligaciones periféricas con las otras partes afectadas: los/as potenciales empleados/as despedidos/as y los/as sobrevivientes. El psicólogo debe atender las dimensiones éticas asociadas con los derechos de los/as empleados/as en el proceso de desplazamiento: tiempo, método y contenido de la comunicación. Entre las posibles opciones está, no retener información crítica por un extenso período de tiempo a los/as empleados/as. También, el psicólogo debe discutir las dimensiones éticas con la alta gerencia de la organización. Estos esfuerzos ayudarán a resolver algunos dilemas éticos potenciales relacionados con el bienestar de las personas, la confidencialidad, entre otros. Los psicólogos y las psicólogas que se adhieren a los códigos de ética de la profesión pueden promover valores éticos en la organización. El siguiente dilema ético es la presencia de un conflicto –los intereses de la alta gerencia versus los de los/as empleados/as. El/la psicólogo/a en su rol de consultor/a debe reconocer su posición de poder. Los/as psicólogos/as consultores/as derivan poder de su conocimiento especializado, su influencia y sus destrezas. El/la psicólogo/a consultor/a que adopta una perspectiva ética reconoce la diferencia en el grado de poder entre él/ella y los/as empleados/as afectados/as por la intervención. La desigualdad de poder tiene implicaciones para la libertad y la justicia que el/la psicólogo/a debe atender. La postura ética que adopten los psicólogos y las psicólogas influenciará la intervención. Por ejemplo, si el personal no tiene la habilidad o la información necesaria para comprender las consecuencias de su participación, la libertad de los empleados y las empleadas es menoscabada. Para el disfrute de la libertad es necesario que el/la psicólogo/a consultor/a facilite las condiciones que capaciten a los/as empleados/as para entender la naturaleza y las consecuencias de su participación en la intervención. En la selección y evaluación del personal que se afectará por las reducciones en los puestos de trabajo, el/la consultor/a enfrenta potenciales dilemas éticos asociados con el consentimiento informado, el uso de pruebas, la interpretación de los resultados de las pruebas, los conflictos de intereses, laconfidencialidad, la objetividad y otros. De acuerdo con los códigos de la profesión, el/la psicólogo/a será competente en el desarrollo, administración e interpretación de instrumentos de medición (APA, 2002; APPR, 2007). Además, asumirá su responsabilidad ética con los/as empleados/as evaluados/as. El/la psicólogo/a educará al cliente sobre los aspectos éticos, técnicos y legales de la selección y evaluación del personal. Bibliografía. - Ramírez Ortiz, Lourdes Los dilemas éticos que enfrenta el/la psicólogo/a en su rol de consultor/a al intervenir en un proceso de desplazamiento de empleados/as Revista Puertorriqueña de Psicología, vol. 20, 2009, pp. 47-58 Asociación de Psicología de Puerto Rico San Juan, Puerto Rico. - Idalberto Chiavenato, Administración de Recursos Humanos. Rio de Janeiro, Elsevier /Campus, 2007, p. 23. 7.
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