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A lo largo de este artículo las autoras evalúan el estructuralismo y la pragmá- tica como marcos teórico-epistemológicos que avalan las diferencias entre los procesos referidos a la comprensión e interpretación y afirman que ambas vi- siones no son sinónimas, aunque entre la comunidad docente e incluso en el sistema educativo se usen como tales. Asimismo propugnan la diferenciación de ambas vertientes a partir del 2.º ciclo de la EGB, de manera que el educando pueda establecer el juego de las diferencias y pueda entender que no siempre lo que se expresa es lo que se desea comunicar. Finalmente proponen a los docentes el abandono del método conductista en el ámbito de la comprensión textual para transitar por el de la cognición y el de la metacognición como una propuesta innovadora, en la cual los alumnos sean agentes activos en el análisis de las representaciones lingüísticas en la escritura. Palabras clave: estructuralismo, pragmática, comprensión, interpretación, ma- crorreglas. Comprehension and interpretation are two very different things In this article, the authors assess structuralism and pragmatics as theoretical- epistemological frameworks which reveal the differences between the proces- ses of comprehension and interpretation and show that they offer two very different visions, even though they are often taken as synonymous in the tea- ching community and education system. They suggest these approaches should be distinguished from upper-Primary onwards so students can learn the differences and appreciate that what is expressed is not always the origi- nal communicative aim. Finally, in the field of reading comprehension, they re- commend that teachers should leave the behaviourist method behind and move on to cognition and metacognition as an innovative approach in which students play an active role in analysing linguistic representations in writing. Keywords: structuralism, pragmatics, comprehension, interpretation, macrorules. En nuestra comunidad, incluyendo nuestro sistema educativo y el espa- cio áulico, sabemos que tenemos una visión sinonímica del significado de «comprender e interpretar». Esto constituye un problema, pues no ayudamos a nuestros educandos a ubicarse de manera correcta en ese ámbito tan necesario para su vida comunicacional. No es lo mismo comprender que interpretar. Para explicar sus di- ferencias no tendremos más remedio que introducirnos en dos grandes corrientes lingüísticas que invadieron el siglo XX. Nos referimos al es- tructuralismo y a la pragmática. Podríamos partir de esta relación hi- potética: 111 | Textos de Didáctica de la Lengua y de la Literatura • n. 46 • pp. 111-122 • julio 2007 Comprender e interpretar no son sinónimos Evangelina Simón Adriana Berti Elvira Castaño Universidad Nacional de Rosario (Argentina) Propuestas de trabajo Estructuralismo→ Comprensión Pragmática → Interpretación Creemos que es importante reconocer que ambas instancias conforman un verdadero proceso, aunque se adscriban a distintas corrientes lin- güísticas y, por ende, a diferentes visiones de la lengua, las cuales de ninguna manera son excluyentes, sino que, por el contrario, constitu- yen importantes avances. Es por esto que podemos decir que la pragmá- tica acepta los postulados cientificistas del estructuralismo referidos a su objeto de estudio: la lengua. Podemos verlo en Austin (1982) desde su planteo de modelo de «acto de habla» cuando refiere a lo locucionario; en Searle (1996) cuando habla de la emisión y lo proposicional. Así co- mo el estructuralismo fue una lingüística de la lengua, la Pragmática es una lingüística del habla y ha formalizado una teoría en torno a los actos de habla, dando a la lengua una perspectiva de «acción», anali- zando la lengua en uso y la adecuación de los actos de habla al contex- to. El abanico que abrió Saussure desde su primera dicotomía (lengua y habla) se está visualizando desde estas dos posturas, que pareciera que realizan un proceso de complementariedad. El estructuralismo plantea procesos comunicacionales que se ba- san en lo «verbal» dando lugar a la codificación por parte del hablante y obligando a la decodificación al oyente en dichos procesos. Se trata de producciones lingüísticas en las que los elementos se relacionan semán- ticamente desde su selección y combinación, sus macroestructuras de- ben tener cerramiento semántico con el cuidado de no perder de vista al referente. Todo está regido por normas gramaticales emanadas de los niveles del lenguaje. Estamos en el proceso de codificar y decodificar, de expresar y comprender. Estamos en la lingüística de la lengua. La pragmática no sólo se va a valer de la producción lingüística, si- no que irá mucho más allá para instalarse en la situación comunicativa. En ella encontraremos no sólo la producción verbal sino también el aco- plamiento de lo extraverbal. A partir de Grice (1975) comprenderemos como no siempre lo que se expresa es lo que se quiere comunicar, razón por la cual regirá los actos el principio de cooperación para que la co- municación se lleve a cabo. De ahí las «máximas» que regularán el uso funcional de la lengua y la aportación de Sperber y Wilson (1994) cuan- do afirman que no es suficiente la codificación y la decodificación para la comunicación, sino que hay que recurrir también a las ostensiones y a las inferencias. La pragmática no sólo se rige por normas gramatica- les, sino también por normas funcionalmente comunicativas. Es por eso que debemos recurrir a teorías como las mencionadas además de las presuposiciones, los sobreentendidos, las marcas en los 112 | Textos de Didáctica de la Lengua y de la Literatura • n. 46 • julio 2007 Propuestas de trabajo discursos a través de los embragues, al juego del decir y no decir, del de- cir y sugerir, siguiendo los modelos de Austin (1982), Van Dijk (1983), Searle (1996), etc. Todo lo expuesto nos lleva a considerar que, por su- puesto, la comprensión de lo verbal es el primer conocimiento con el que se enfrenta el individuo para después llegar a solventar, desde el juego del conocimiento del sistema lingüístico, de sus normas, del entreteji- do de sus niveles, de la adecuabilidad de los actos al contexto, del manejo funcional de esa lengua, de los elementos paralingüísticos y ex- tralingüísticos en general, etc., a realizar los procesos de comprensión e interpretación (cuadro 1). En definitiva, descubrir la funcionalidad del significado en una situa- ción comunicativa, en un contexto dado, es lo que nos llevará a realizar «el proceso de interpretación», el cual nos obliga a identificar la intencionali- dad del emisor, es decir, la estructura profunda de su pensamiento. Sin embargo, si tenemos en cuenta los procesos evolutivos y cog- nitivos de los actantes, el primer nivel de abstracción nos llevará a la 113 | Textos de Didáctica de la Lengua y de la Literatura • n. 46 • julio 2007 Propuestas de trabajo INTERPRETACIÓNCOMPRENSIÓN Producción lingüística Relación semántica entre lexemas y oraciones o microestructuras Regidos por normas gramaticales que regulan los significados ESTRUCTURALISMO PRAGMÁTICA Relación semántica entre lexemas y oraciones + Elementos extralingüísticos de la situación comunicativa Adecuabilidad del acto al contexto Regidas por el uso funcional en la lengua Cuadro 1. Procesos de comprensión-interpretación comprensión y las futuras abstracciones de nivel superior nos llevarán a la interpretación. Observamos, no obstante, que algunos actantes sólo alcanzan el primer nivel, lo que significa que están limitados por lo ver- bal, razón por la cual propugnamos que: «Podemos comprender sin in- terpretar, pero no podemos interpretar sin comprender.» El niño ya llega a la escuela con competencias lingüísticas adquiridas en el seno de su contexto familiar, junto con sus vecinos, sus amigos y to- dos aquellos que lo rodean e inciden en su vida cotidiana. Comienza el aprendizaje formalizado de su sistema de lengua en el ámbito escolar cuando se enfrentacon la lectoescritura. Ha comenzado el proceso de aprendizaje que, supuestamente, terminará al finalizar el nivel secun- dario. Se supone, salvo en el caso de adquisiciones tardías, que a los 16 o 17 años debe conocer su lengua y su gramática en toda su compleji- dad. Debe de manejar estrategias discursivas que le permitan llegar al nivel superior, pudiendo acceder a estratos superiores de pensamiento, es decir, ingresar en el ámbito científico pleno y ser capaz de manejar el lenguaje específico de cada área. Todo a través de un desarrollo cogniti- vo que favorezca la comprensión e interpretación. Durante muchos años, en nuestro sistema educativo, ha primado en el espacio curricular de lengua y literatura la aplicación de las teorías conductistas en los procesos de aprendizaje. En el caso del ámbito lite- rario, nos valíamos, en general, de la confección de un listado de pregun- tas, después de la lectura del texto, cuyas respuestas eran inducidas, estaban implicadas en las mismas preguntas y los alumnos las encontra- ban casi explicitadas en el propio texto. Esto trajo algunas consecuencias como: . Una actitud pasiva de nuestros alumnos. . La ausencia de todo razonamiento. . No se explicaban los procesos cognitivos que nos conducen a la comprensión del texto. . El automatismo y la memorización. Todo ello nos condujo a crear hábitos en nuestros educandos que esta- ban muy lejos del razonamiento, de constituirse en receptores activos. Por otra parte los estudios sobre «memoria» han resuelto algunos pro- blemas sobre la estructuración y organización de textos escritos. Predi- can que la comprensión de los contenidos cognitivos de un texto escrito depende no sólo de las estructuras previas del sujeto en cuestión, sino 114 | Textos de Didáctica de la Lengua y de la Literatura • n. 46 • julio 2007 Propuestas de trabajo Contextualiza - ción al sistema educativo argentino Comprensión textual: una propuesta metodológica también de la propia estructura de los contenidos. García Madruga (1987) nos dice que una de las teorías que más han aportado en el cam- po de la comprensión y la memoria de textos ha sido la de Walter Kintsch (1974 y 1975). Ésta sufrió importantes cambios con la colabo- ración de Van Dijk (1980, 1983 y 1985), quien desde la Ciencia del texto trata de integrar multidisciplinariamente las más diversas perspectivas desde las que se pueden analizar los textos, específicamente los aspec- tos lingüísticos, psicológicos y psicosociales. Un ejemplo Veamos un ejemplo en el caso de un texto literario como «El cauti- vo», de J. L. Borges (1960). El cautivo En Junín o en Tapalqué refieren la historia. Un chico desapareció después de un malón: se dijo que lo habían robado los indios. Sus padres lo bus- caron inútilmente; al cabo de los años, un soldado que venía de tierra adentro les habló de un indio de ojos celestes que bien podía ser su hijo. Dieron al fin con él (la crónica ha perdido las circunstancias y no quiero inventar lo que no sé) y creyeron reconocerlo. El hombre, trabajado por el desierto y por la vida bárbara, ya no sabía oír las palabras de la lengua natal, pero se dejó conducir, indiferente y dócil, hasta la casa. Ahí se de- tuvo, tal vez porque los tres se detuvieron. Miró la puerta, como sin en- tenderla. De pronto bajó la cabeza, gritó, atravesó corriendo el zaguán y los dos largos patios y se metió en la cocina. Sin vacilar, hundió el brazo en la ennegrecida campana y sacó el cuchillito de mango de asta que había escondido ahí, cuando chico. Los ojos le brillaron de alegría y los padres lloraron porque habían encontrado al hijo. Acaso a este recuerdo siguieron otros, pero el indio no podía vivir entre pa- redes y un día fue a buscar su desierto. Yo querría saber qué sintió en aquel instante de vértigo en que el pasado y el presente se confundieron; yo que- rría saber si el hijo perdido renació y murió en aquel éxtasis o si alcanzó a reconocer, siquiera, como una criatura o un perro, los padres y la casa. Las preguntas para ver el nivel de comprensión del alumno podrían ha- ber sido: . ¿Dónde ubica el autor la historia? . ¿Cuál es el problema que se plantea? . ¿Quién dijo a los padres que había visto un indio de ojos celestes? . ¿Por qué creyeron los padres que era su hijo? . ¿Por qué decide el indio volverse al desierto? 115 | Textos de Didáctica de la Lengua y de la Literatura • n. 46 • julio 2007 Propuestas de trabajo Lo explicitado nos condujo a crear hábitos en nuestros educan- dos que estaban muy lejos del razonamiento y, por tanto, de que se constituyeran en receptores activos. Hoy la mayor parte de los mode- los referidos a la organización de textos están basados en una consi- deración del aprendizaje en la que el sujeto tiene la posibilidad de integrar los nuevos conocimientos a sus estructuras cognoscitivas previas. Éste es el motivo que nos llevó a la selección del modelo de Kintsh y Van Dijk (1978) que explica los procesos cognitivos que nos conducen a la compresión de un texto mediante la aplicación de ope- raciones, llamadas «macrorreglas». Las macrorreglas reducen y organi- zan la información de la microestructura del texto, describiendo los mismos hechos desde un punto de vista más global. Cuando hablamos de las macrorreglas estamos hablando de omisión, selección, generali- zación y construcción. Estas macrorreglas se aplican bajo el control de un esquema que representa los conocimientos y los propósitos del su- jeto, que impide que las macroestructuras se conviertan en abstrac- ciones o generalizaciones sin significado. Este esquema es la superestructura, que será fundamental en la comprensión y en la pro- ducción del discurso. Analizaremos el proceso de «comprensión» a partir de la mirada cognitivista de Van Dijk, en el terreno de mayor formalización del pen- samiento, es decir, en la escritura. Van Dijk propone cuatro macrorreglas (cuadro 2): Mientras las dos primeras se basan en la selección de elementos, las dos últimas se basan en la sustitución de éstos. Obviamente, si no fuera así coartaríamos al receptor la posibilidad de crear su propio texto. Sin duda, cuando enfrentamos el sentido de una emisión en el proceso de razonamiento que debemos realizar, comenzamos a vislum- brar contenidos intrascendentes desde lo semántico. Estos contenidos se van eliminando ya que no tienen incidencia para la construcción del nuevo texto. No podríamos hacerlo con aquellos elementos que con- 116 | Textos de Didáctica de la Lengua y de la Literatura • n. 46 • julio 2007 Propuestas de trabajo Cuadro 2. Macrorreglas de Van Dijk OMISIÓN SELECCIÓN GENERALIZACIÓN CONSTRUCCIÓN Regidas por la «selección» Regidas por la «sustitución» formaran la estructura y tuvieran incidencia sobre la siguiente. Esta- mos hablando de las reglas de omisión y de selección. Quede claro que la propuesta, en el primer caso, es eliminar aquellos aspectos secunda- rios, no significativos, que no tienen mayor relevancia para el espíritu del texto, mientras que, en el segundo, deberemos de tener cuidado, en el momento de omitir, de que permanezcan a través de la instancia de selección aquellos que sean fundamentales o constituyan presuposi- ciones para la interpretación de las siguientes microestructuras. Quede claro, entonces, que cada selección es causa y fundamento de la si- guiente, de tal suerte que no hay cabida para la arbitrariedad en dicho proceso. Estas dos macrorreglas funcionan en pareja: si omito, selecciono y, si selecciono, estoy omitiendo. Desde la generalización y la construcción debemos de pensar: . En seleccionar la información pertinente, la fundamental, la que tiene la mayor y más importante carga semántica y que responde con mayor fehaciencia a la intencionalidad del hablante. Éste es el ángulo de la generalización. Pero todavía no ha terminado el proceso de comprensión, que terminará con la construcción. . Que nos encontramos en plena construcción. Ya podemos rea- lizar mayores abstracciones a través de generalizaciones fun- damentales y pensaren usar nuestras propias competencias y en dar forma a ese pensamiento que ha surgido en nosotros a partir de una lectura compresiva y, finalmente, interpretativa de esa situación comunicativa creada por el propio emisor. Aquí podemos usar palabras propias que, en realidad, reinter- preten sin perder el sentido que el hablante ha querido darle al texto. Estas cuatro operaciones se presentan como una secuencia en la que una está implicada en la anterior y en la que sigue y esta relación está dada desde la perspectiva semántica, es decir, desde el significado. Antes de aplicar nuestra propuesta al texto de J. L. Borges, nos pa- rece importante: . Leer atentamente el texto cuantas veces sean necesarias. . Extraer la información que, a criterio del lector, sea la más im- portante. Para esto se sugiere como método la aplicación de las macrorreglas. . Unir esa información y formar el propio texto pero teniendo en cuenta: - Que debe de tener «sentido», es decir, ser coherente. - Que tendrán que usarse las normas del sistema de lengua que 117 | Textos de Didáctica de la Lengua y de la Literatura • n. 46 • julio 2007 Propuestas de trabajo se emplee (uso correcto de nexos o conectores, tiempos ver- bales, etc.). - Que se podrán usar las palabras propias, respetando, por su- puesto, el lenguaje «específico» usado por el hablante o, en el caso de que se trate de un texto científico, el de la ciencia en cuestión. . Recordar siempre que una macrorregla controla a la otra. Que en el momento en que se omitió, obligadamente se seleccionó y que esta operación no puede eludir, de ninguna manera, aquellos as- pectos que constituyan presupuestos de la información subsi- guiente. Cuando hablamos de generalización, tenemos que tener cuidado al usar las formas lingüísticas que pueden ser propias o no dependiendo de que el texto esté formalizado a través de un lenguaje específico. De todas formas es importante tener en cuenta que varias selecciones pueden ser motivo de una generalización, de tal suerte que se evite la reiteración inútil. No desconocemos que lo antes mencionado exige el desarrollo de hábitos que nos lleven a abstracciones para la confor- mación de la síntesis que, en definitiva, es la construcción del nuevo texto. En «El cautivo» podemos ver las diferencias entre lo realizado, a partir de una visión conductista y la propuesta cognitiva de Van Dijk. Lo primero que nos vamos a plantear es: ¿qué omitimos y, por en- de, qué seleccionamos? Veamos: . No podemos omitir el hecho de la desaparición. . Tampoco podemos dejar de seleccionar la información que se re- fiere a la búsqueda inútil de los padres y al dato que alguien les dio acerca de un indio de ojos celestes, quien se presuponía que podía ser el hijo buscado. . Ese alguien era necesario porque se supone que conocía a la fa- milia y estaba enterado de la pérdida del hijo. . Aunque parezca que el dato de que el indio tenía ojos celestes no es pertinente, sin embargo, lo es: - Porque en nuestra cultura nunca imaginamos la posibilidad de que un indio tenga ojos celestes. - Porque nos preguntamos por qué esa cualidad guió a este per- sonaje a creer que pudiera ser el hijo. - Porque este aspecto nos hace presuponer que alguno de los padres o de sus antepasados tenía ojos celestes, lo cual les permitió establecer una relación. 118 | Textos de Didáctica de la Lengua y de la Literatura • n. 46 • julio 2007 Propuestas de trabajo Si continuamos, nos encontraremos con el hecho fundamental de que el indio corrió a la cocina y sacó un cuchillo que había escondido cuando era chico. Este dato es importante porque los supuestos padres no lo sa- bían, razón por la cual concluyeron que era su hijo, es decir, el hallazgo resuelve el conflicto. Finalmente, la huida del hijo hacia su destino, es decir, hacia la co- munidad indígena donde se había criado, nos confirma que había des- arrollado un sentido de pertenencia que le era necesario. Hemos trabajado la selección y justificado las omisiones, y hemos llegado a la siguiente relación: . Un chico desapareció después de un malón. . Sus padres lo buscaron inútilmente y, al cabo de un tiempo, alguien les ha- bló de un indio de ojos celestes que podría ser su hijo. . Luego de haber sido encontrado, el hombre se dejó conducir hasta la casa. . Una vez allí, entró en la cocina, hundió el brazo en la campana y sacó el cu- chillito de mango de asta que había escondido cuando era chico. . Los padres creyeron haber encontrado a su hijo. . Un tiempo después, no pudo vivir entre paredes y fue a buscar su destino. Podríamos generalizar a través de proposiciones de un nivel mayor de abstracción como: . Un niño fue robado por los indios. . Los padres lo buscaron inútilmente. . Creyeron haberlo encontrado cuando al llevarlo a su casa sacó de la chime- nea un cuchillo que había escondido cuando era niño. . El indio no pudo resistir el encierro y se volvió, nuevamente, al desierto. Pero creemos que hay aspectos, ya comentados, que son fundamentales y, por tanto, no pueden estar ausentes en el nuevo texto. El criterio que hemos adoptado para la aplicación de las macrorre- glas nos llevará, con frecuencia, a seleccionar y generalizar al mismo tiempo, y a implicar en la generalización a la construcción. Por lo tanto, la construcción sería: «Un chico desapareció después de un malón. Sus padres lo buscaron in- útilmente y, al cabo de un tiempo, alguien les habló de un indio de ojos celestes que podía ser su hijo, Luego de encontrarlo, el hombre se dejó conducir hasta la casa. Una vez allí, entró bruscamente en la cocina, hundió el brazo en la campana y sacó el cuchillito que había escondido cuando chico. Los padres creyeron haber encontrado a su hijo. Un tiem- po después, el indio no pudo resistir el encierro y se volvió, nuevamente, al desierto.» 119 | Textos de Didáctica de la Lengua y de la Literatura • n. 46 • julio 2007 Propuestas de trabajo 120 | Textos de Didáctica de la Lengua y de la Literatura • n. 46 • julio 2007 Propuestas de trabajo Otro ejemplo Nuestra intención con el ejemplo que proponemos a continuación es demostrar que esta metodología es aplicable a diferentes tipologías textuales y a distintas áreas del conocimiento, teniendo en cuenta que dicha propuesta variará de acuerdo con el tipo de texto. La Luna: nuestro satélite El 21 de julio de 1969 ocurrió un hecho fundamental en la historia de la humanidad: por primera vez un astronauta pisó suelo lunar. La Luna, nuestro satélite, es quizás el astro más estudiado y conocido, por su pro- ximidad a la Tierra. La distancia de 384.000 km que la separa de nuestro planeta resulta relativamente pequeña si consideramos el espacio infini- to del Universo. El diámetro lunar (3.476 km) es cuatro veces menor que el terrestre y resulta semejante a la distancia que hay entre las ciudades de La Quiaca –en Jujuy– y Ushuaia –en Tierra del Fuego– (3.700 km apro- ximadamente). La superficie lunar presenta formas muy variadas: montañas semejantes a las terrestres, cráteres ocasionados por el impacto de meteoritos ante la ausencia casi total de atmósfera y «mares», que en realidad son exten- sas superficies cubiertas por material volcánico. La Luna se desplaza alrededor de la Tierra (movimiento de revolución) y al mismo tiempo gira sobre su propio eje. Como estos dos movimientos se realizan en aproximadamente 29 días, desde la Tierra vemos siempre la misma cara de la Luna. Sin embargo, para un observador terrestre, la cara iluminada cambia de aspecto a lo largo de un mes. Estos distintos aspectos se denominan fases lunares y cambian de acuerdo con la ilumi- nación que recibe del Sol, variando desde la invisibilidad total a la visión completa de la cara. Las fases de la Luna son: Luna nueva (desde nuestro planeta no se puede ver la Luna), cuarto creciente (momento en el cual vemos el sector ilumi- nado por el Sol, que aumenta de tamaño progresivamente), Luna llena (vemos la cara de la Luna totalmente iluminada) y cuarto menguante (la zona visible de la Lunava disminuyendo progresivamente). (Geografía 7.°año EGB3. Buenos Aires. Santillana, 1997) Estamos ante un texto expositivo con trama descriptiva. ¿Por qué decimos que es descriptiva? Porque hay una secuencia enumerativa referida a diversos aspectos de la luna. ¡Fíjate! El hablante comienza con un disparador que es un hecho histórico: el primer astronauta que pisa la superficie lunar. A partir de ahí observa cómo el emisor se dedica a describirla, diciendo: . Que es un satélite. . Que es un astro muy próximo a la Tierra y la distancia que la separa de ella. . Que su superficie tiene formas diferentes o variadas: montañas, cráteres, mares, etc. . Que se desplaza alrededor de la Tierra y gira alrededor de su propio eje. Por eso se ve siempre la misma cara. Ésta cambia de aspecto a la largo del mes, lo que da lugar a las fases lunares. . Que las fases de la Luna son Luna nueva, creciente, llena y cuarto menguante. ¿Qué podemos hacer en cuanto a la aplicación de las macrorreglas? ¿Podemos omitir? Prácticamente nada. ¿Por qué? Porque todo es fundamental, porque una secuencia presupone la otra; porque es una descripción, una enumeración de características de la Luna. ¿Qué seleccionamos? Por lo expuesto, casi todo, salvo algunos conectores que quizá podamos omitir, ya que no tienen importancia, ni cambian el espí- ritu del texto. ¿Cómo generalizamos? Prácticamente repitiendo el texto, por las causas ex- puestas anteriormente, y esto nos lleva a la conclusión de que la construcción del texto no se puede dar, es decir, que el nuevo texto en este caso coincidirá con el texto inicial. ¡Recuerda! Se trata de un texto descriptivo, con una estructura enumerativa (enumera las características de la Luna). ¡No te olvides! Pertenece al área de las ciencias naturales, referida concretamente a un área del conocimiento que es la geografía. En ella te encontrarás con este tipo de textos frecuentemente. AUSTIN, J. (1982): Cómo hacer cosas con palabras. Barcelona. Paidós. BORGES, J. L. (1960): El hacedor. Madrid. Alianza, 2003. GARCÍA MADRUGA, J., y otros (1997): Psicología Evolutiva II. Madrid. UNED. KINTSCH, W. (1974): The representation of meaning in memory. Hillsdale, N. J. LEA. KINTSCH, W. (1975): «La memoria para prosa», en Ch. COFER (ed.): Estructura de la memoria humana. Barcelona. Omega, 1979. KINTSCH, W.; VAN DIJK, T. A. (1978): «Toward a model of text comprehension and production», en Psychological Review, n. 85, pp. 363-394. SEARLE, J. (1996): Actos de habla. Madrid. Ariel. SPERBER, D.; WILSON, D. (1994): La relevancia. Comunicación y procesos cogni- tivos. Madrid. Visor. VAN DIJK, T. (1980): Texto y contexto. Madrid. Cátedra. 121 | Textos de Didáctica de la Lengua y de la Literatura • n. 46 • julio 2007 Propuestas de trabajo Referencias bibliográficas VAN DIJK, T. (1983): La ciencia del texto. Buenos Aires. Paidós. VAN DIJK, T. (1985): Estructura y funciones del discurso. Buenos Aires. Siglo XX. Elvira Castaño Universidad Nacional de Rosario (Argentina) elviracastano@hotmail.com Este artículo fue recibido en Textos de Didáctica de la Lengua y la Literatura en julio de 2006 y aceptado para su publicación en diciembre de 2006. 122 | Textos de Didáctica de la Lengua y de la Literatura • n. 46 • julio 2007 Propuestas de trabajo Dirección de contacto
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