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184 Terapia de aceptación y compromiso 5 caso clínico (Rafael Jiménez Díaz) - Sandra Ormeño

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TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE 
DE CINCO CASOS CLÍNICOS
 
 
© 2014, Rafael Jiménez Díaz
Editado e Impreso por www.lulu.com
ISBN: 978-1-291-91017-9
Queda prohibida la reproducción total o parcial de 
esta obra sin el consentimiento y/o autorización 
expresa del autor.
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE 
DE CINCO CASOS CLÍNICOS
2
AGRADECIMIENTOS
Sirvan estas líneas como agradecimiento a todas aque- 
llas personas que, de una u otra forma, me han ayudado 
a confeccionar esta obra. Muchas gracias a todos. 
 
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE 
DE CINCO CASOS CLÍNICOS
3
INDICE
Introducción General………………………………...3
Tratamiento terapéutico de un caso
de cleptomanía desde la Terapia de 
Aceptación y Compromiso…………………………...7
Tratamiento terapéutico de un caso 
de ludopatía desde la Terapia de
Aceptación y Compromiso….....................................21
Tratamiento terapéutico de un caso
de pedofilia desde la Terapia de
Aceptación y Compromiso….....................................35
Tratamiento terapéutico de un caso 
de homosexualidad egodistónica desde 
la Terapia de Aceptación y Compromiso………….57
Tratamiento terapéutico de un caso 
de TOC desde la Terapia de
Aceptación y Compromiso………………………….72 
Conclusiones Generales……………………………..83
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE 
DE CINCO CASOS CLÍNICOS
4
INTRODUCCIÓN GENERAL
Este libro recoge y analiza los resultados de la 
aplicación de la Terapia de Aceptación y Compromiso o 
ACT (Hayes, Strosahl y Wilson, 1999; Wilson y 
Luciano, 2002) en el tratamiento de cinco problemas 
psicológicos (cleptomanía, ludopatía, pedofilia, homo-
sexualidad egodistónica y trastorno obsesivo-compul-
sivo o TOC), bastante diferentes entre sí en cuanto a 
sintomatología pero, como se irá viendo a lo largo del 
libro, con mucha similitud en cuanto a los procesos 
funcionales implicados. 
 Así, estos cinco casos son abordados con ACT bajo 
la óptica del modelo psicológico denominado Modelo 
de los Mecanismos Tensionales (Jiménez, 2012) basado 
en el Trastorno de Evitación Experiencial o TEE 
(Hayes, Wilson, Gifford, Follette y Stroshal, 1996) y en 
la Teoría de la Terminación Conductual (McConaghy, 
1980). 
 El Trastorno de Evitación Experiencial o TEE 
(Hayes et al.,1996) hace referencia a una dimensión 
funcional del sufrimiento psicológico en el que un 
individuo se halla envuelto de forma crónica y 
persistente, a pesar de lo desadaptativo que esto le 
resulta para su vida. Básicamente, lo que sus defensores 
proponen es que los esfuerzos de una persona por evitar 
ciertos pensamientos, sentimientos, sensaciones fisio-
lógicas o eventos privados de cualquier tipo, producen 
el efecto contrario. Por ejemplo, cuando uno se dice a sí 
mismo: «Tengo que evitar pensar que soy una mala 
persona» o «Tengo que pensar que yo no soy una mala 
persona», paradójicamente, ambos enunciados contie-
nen el contenido evitado «soy una mala persona». 
 Según esto, cuando cualquier persona intenta evitar o 
suprimir un contenido, llamémosle X, necesariamente 
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE 
DE CINCO CASOS CLÍNICOS
5
va a estar en relación o en contacto con dicho contenido 
X, produciéndose un efecto paradójico. Este fenómeno 
paradójico descrito en el TEE (Hayes et al., 1996) ya ha 
sido puesto de manifiesto anteriormente en algunos de 
los trastornos que se recogen en este libro, tales como la 
ludopatía (Jiménez, 2013), la pedofilia (LoPiccolo, 
1994; Jiménez, 2012) y el trastorno obsesivo-compul-
sivo o TOC (McCarthy y Foa, 1990; Gold y Wegner, 
1995)
 El Modelo de los Mecanismos Tensionales asume los 
fenómenos paradójicos del TEE (Hayes et al., 1996), 
pero tiene de novedoso el papel determinante que otorga 
a la tensión (de ahí su nombre), entendida como 
malestar fisiológico, en la explicación de bastantes 
trastornos psicológicos. Este postulado es desarrollado 
directamente a partir de la Teoría de la Terminación 
Conductual (McConaghy, 1980), que afirma que, 
cuando un individuo se encuentra ante una situación 
estimular catalogada como amenazante, se produce una 
activación fisiológica desagradable que sólo desaparece 
llevando a cabo una conducta compulsiva de contacto 
con ese estímulo. Este fenómeno seguiría un patrón de 
reforzamiento negativo en el que el refuerzo de la 
conducta sería la eliminación de las sensaciones de 
malestar y ansiedad. 
 Combinando las dos teorías en las que se basa, la del 
TEE (Hayes et al., 1996) y la de la Terminación 
Conductual (McConaghy, 1980), a través del Modelo de 
los Mecanismos Tensionales se entiende mejor cómo se 
instauran, de forma crónica en los pacientes, las 
preocupaciones, obsesiones y pensamientos negativos 
característicos de cada trastorno o problema psicológico 
y cómo, para reducir la ansiedad producida por todos 
esos eventos aversivos (que paradójicamente aumentan 
al intentar ser evitados), se llevan a cabo conductas 
desadaptativas o inadecuadas socialmente.
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE 
DE CINCO CASOS CLÍNICOS
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 A lo largo del presente libro, se irá viendo cómo la 
evitación experiencial, el aumento paradójico en la 
intensidad de los eventos privados y la descarga de 
tensión están presentes, de una u otra forma, en los 
cinco casos analizados y cómo la ACT es una 
herramienta terapéutica útil para desenmascarar y 
romper los círculos viciosos en los que los clientes de 
esos casos se hayan envueltos. 
Referencias
 
Gold, D.B. y Wegner, D.M. (1995). Origins of ru-
minative thought: Trauma, incompleteness, nondis-
closure, and suppression. Journal of Applied Social 
Psychology, 25, 1245-1261.
Hayes, S.C., Wilson, K.G., Gifford, E.V., Follete, V.M. 
y Strosahl, K. (1996). Experiential avoidance and 
behavior disorder: a functional dimensional approach to 
diagnoses and treatment. Journal of Consulting and 
Clinical Psychology, 64, 1.152-1.168.
Hayes, S.C., Strosahl, K.D. y Wilson, K.G. (1999) 
Accepttance and conmmitment therapy. An experiential 
approach to behavior change. NuevaYork: Guilford 
Press.
Jiménez, R. (2012). Pensamientos Incontrolables: El 
Modelo de los Mecanismos Tensionales en la Psico-
patología Humana. Raleigh: Lulu Press.
Jiménez R. (2012). La génesis de las parafilias sexuales 
y la homosexualidad egodistónica: el Modelo de los 
Mecanismos Tensionales. Avances en Psicología 
Latinoamericana, 30 (1), 146-158.
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE 
DE CINCO CASOS CLÍNICOS
7
Jiménez, R. (2013). Conceptualización y tratamiento 
terapéutico de un caso de ludopatía desde el análisis 
funcional y la terapia de aceptación y compromiso. 
Avances en Psicología Latinoamericana, vol. 31(2), 
443-452.
LoPiccolo, J. (1994). Acceptance and Broad Spectrum 
Treatment of Paraphilias. En S. C. Hayes, N. S. Jacob-
son, V. M. Follette y M. J. Dougher (Eds.). Acceptance 
and Change: Content and Context in Psychotherapy (pp. 
149-170). Reno: Context Press.
McCarthy, P.R. y Foa, E.B. (1990). Obsessive-compul-
sive disorder. En M.E. Thease, B.A. Edelstein y M. 
Hersen (Eds.). Handbook of outponent treatment of 
adults: Noupsychotic mental disorders (pp. 209-234). 
Nueva York: Plenum. 
McConaghy, N. (1980). Behavior Completion Mecha- 
nisms. New York: Plenum Press.
Wilson, K. G. y Luciano, M. C. (2002). Terapia de 
Aceptación y Compromiso (ACT). Un tratamiento 
orientado a los valores. Madrid: Pirámide.
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE 
DE CINCO CASOS CLÍNICOS
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TRATAMIENTO TERAPÉUTICO DE UN CASO 
DE CLEPTOMANÍA DESDE LA TERAPIA DE 
ACEPTACIÓN Y COMPROMISO
La cleptomanía se define como un trastorno del control 
de los impulsos que se caracteriza por un impulso in- 
controlable de robar objetos, aún cuando estos resultan 
innecesarios para el individuo. El sujeto no los roba por 
su valor económico o para su uso personal, sino para 
reducir la tensión que experimenta justo antes del robo. 
Esta tensión únicamentedisminuye cuando el sujeto 
lleva a cabo el robo (OMS, 1992; APA, 2002). 
 A pesar de que todavía se observan ciertos rechazos 
o prejuicios sociales hacia los individuos que padecen 
cleptomanía, hace tiempo que esta conducta es con- 
siderada un trastorno psicológico, trastorno que in- 
terfiere negativamente en el funcionamiento cotidiano 
de las personas que lo padecen. Por ello, resulta de 
interés analizar los procesos funcionales implicados en 
dicho problema psicológico para escoger el tratamiento 
más adecuado para abordarlo. Por lo general, cuando los 
sujetos aquejados de cleptomanía intentan controlar o 
evitar la tensión previa al robo, ésta suele hacerse más 
intensa aún (Jiménez, 2012), por lo que tiene sentido 
emplear la ACT, terapia que ha mostrado su eficacia 
terapéutica en el tratamiento de psicopatologías donde 
los efectos paradójicos de la evitación de eventos 
privados son clave (Hayes, 2004). En síntesis, dicha 
terapia busca generar las condiciones para que el 
paciente aprecie los inconvenientes de la evitación de 
eventos privados, sensaciones o experiencias, así como 
sus efectos paradójicos y decida aceptar tales eventos 
privados, sensaciones o experiencias porque esa 
aceptación está al servicio de la actuación impregnada 
de valores personales (Hayes, Stroshal y Wilson, 1999; 
Wilson y Luciano, 2002; Luciano y Valdivia, 2006). 
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE 
DE CINCO CASOS CLÍNICOS
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Descripción del caso clínico
La cliente del caso clínico de cleptomanía que se 
expone se trata de L., una joven de 18 años de edad, 
soltera y estudiante de 1º curso de Bachillerato. L. 
acude a consulta demandando ayuda por un problema 
de cleptomanía que viene padeciendo desde hace unos 
tres años. 
 L. relató que, desde hace unos tres años, ex- 
perimentaba impulsos incontrolables por robar objetos 
cuando se encontraba en distintos establecimientos 
(supermercados, tiendas de complementos, ropa, etc.). 
Cuando L. intentaba resistir esos impulsos, ex- 
perimentaba una tensión tan insoportable que se veía 
obligada a rendirse a tales impulsos para que dicha 
tensión disminuyese. 
 La primera vez que L. robó un objeto tras 
experimentar este impulso incontrolable, tenía 12 años. 
L. acompañó a su abuela a la tienda de ultramarinos del 
barrio. Cuando pasaron por las estanterías de las 
golosinas a L. le llamó la atención una piruleta roja de 
gran tamaño. La cliente refería que no tenía costumbre 
de pedir a los adultos que le comprasen nada y que, 
aunque pensó en pedírselo a su abuela, finalmente le dio 
reparo hacerlo. 
 Ante estas circunstancias, la cliente mencionó que, 
por un instante, barajó la posibilidad de coger la piruleta 
y meterla en su bolsillo, mientras su abuela conversaba 
animadamente con la dependienta, para llevársela sin 
pagarla. Aunque, de inmediato, L. descartó tal idea por 
considerarla inapropiada e inmoral, la cliente recuerda 
que empezó a sentirse ansiosa tras haber valorado esa 
posibilidad. Según refería L., ella había tenido una 
educación bastante estricta por parte de sus pro-
genitores. Desde muy pequeña, le inculcaron la ne-
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE 
DE CINCO CASOS CLÍNICOS
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cesidad de cumplir las normas, respetar a los mayores y 
ser una niña modélica y bien educada. 
 Por todo ello, aunque había conseguido resistir el 
primer impulso y finalmente no había robado aquella 
golosina, en el fondo, se sentía culpable. L. refería que, 
aunque al final no hubiese robado nada, por un instante 
pensó en hacerlo y para ella el solo hecho de pensarlo 
era casi tan malo como hacerlo realmente. 
 La cliente mencionó que intentó tranquilizarse 
asegurándose a sí misma que ella realmente no hubiese 
sido capaz de llevar a cabo el hurto, pero le resultó 
imposible relajarse. Mientras más aumentaban sus 
esfuerzos por asegurarse y convencerse de que ella era 
incapaz de robar algo, más tensa se iba poniendo y peor 
se encontraba. 
 En aquellas circunstancias, la cliente, de repente, se 
dio cuenta de que la única manera de que aquella 
angustia desapareciese era robando la piruleta. Si 
realmente la robaba, no tendría que seguir angustián- 
dose por la posibilidad de que aquello ocurriese. L. 
aseguró que aunque saliese de allí sin robar la piruleta, 
sabía que se iba a sentir tan mal como si lo hubiese 
hecho realmente, así que no tenía sentido seguir 
resistiéndose. En ese instante en el que valoraba la 
posibilidad de llevar a cabo el hurto, su ansiedad 
aumentó y empezó a preocuparse por la posibilidad de 
ser descubierta si finalmente acababa llevando a cabo el 
robo. Su pulso se había acelerado, sentía un nudo en la 
garganta y presión en sus sienes.
 De repente, L. metió compulsivamente la piruleta en 
su bolsillo y experimentó un gran placer repentino y un 
gran alivio. El problema fue que, nada más salir del 
establecimiento, L. comenzó a sentirse terriblemente 
culpable. La efímera sensación de bienestar que 
experimentó al meter la golosina en su bolsillo apenas 
duró unos segundos. 
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE 
DE CINCO CASOS CLÍNICOS
11
 A raíz de aquel episodio, L. pondría todo su empeño 
en que no volviese a suceder nada parecido nunca más. 
Tenía que asegurase de que ella no era una ladrona y de 
que aquello fue un hecho completamente aislado. A 
partir de ahí, cada vez que entraba, no solo a la tienda de 
ultramarinos donde robó por primera vez sino a 
cualquier otro comercio, L. empezaba a darse auto- 
instrucciones del tipo: «No vuelvas a hacer algo así», 
«Tienes que controlarte», etc. Estos pensamientos la 
ponían tensa, en estado de alerta, y hacían que se 
disparase el ciclo descrito en el primer episodio de robo, 
produciéndose el mismo desenlace: L. acababa robando 
de nuevo.
 En algunas ocasiones, la cliente conseguía con- 
trolarse, pero era más habitual que no lo hiciese. En 
general, sus robos se hacían más continuos en 
determinadas épocas de estrés como, por ejemplo, en las 
fechas de exámenes o cuando tenía discusiones 
importantes con amigas o familiares. De todas formas, 
en las pocas ocasiones en las que se controlaba y salía 
de los establecimientos sin cometer hurtos, L. recuerda 
sentirse igual de culpable que cuando robaba, ya que 
para ella el solo hecho de pensar en robar ya era algo 
inmoral aunque lograra controlar su impulso.
 
Análisis Funcional y Topográfico del caso
En base a todos los datos que aporta L., parece claro que 
sufre el trastorno del control de los impulsos deno-
minado cleptomanía, dado que cumple con los criterios 
diagnósticos que establece el CIE-10 (OMS, 1992) y el 
DSM-IV-TR (APA, 2002).
 Al margen de esto, desde una perspectiva basada en 
el Análisis Funcional, habría que dejar claro que este 
diagnóstico psicopatológico tiene una utilidad clínica 
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE 
DE CINCO CASOS CLÍNICOS
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limitada, ya que no proporciona ninguna clave a nivel 
funcional que pueda orientarnos a la hora de programar 
nuestra intervención terapéutica. Para establecer el 
tratamiento idóneo, es determinante llevar a cabo el 
análisis funcional y topográfico de las conductas 
problemas con el objetivo de actuar sobre las variables 
relevantes de este caso en concreto.
 La conducta que la cliente L. señala como 
problemática es el robo impulsivo de diversos objetos 
que viene manifestando desde hace unos tres años. 
Desde el punto de vista topográfico, podemos con-
siderar que esa conducta, que se da cuando la cliente se 
encuentra en distintos establecimientos donde surge la 
posibilidad de robar (situación estimular desenca-
denante), va precedida por las siguientes respuestas:
1) Respuesta cognitiva previa: La cliente tiene pen- 
samientos del tipo «Tengo que controlarme» (evi-
tación), «Seguro que vuelvo a caer», «Podrían acabar 
descubriéndome» (miedo), «Debería ser capaz de 
controlarme, pero si robo conseguiré este objeto y 
reduciré de una vezpor todas esta angustia» (ambi-
valencia). 
2) Respuesta fisiológica previa: Como consecuencia de 
la respuesta cognitiva señalada en el punto anterior, la 
cliente experimenta una activación fisiológica desa- 
gradable (tensión, agitación, ansiedad, etc.).
 
 Como se puede apreciar, lo que la cliente cataloga 
como «ganas de robar», en realidad implica todo un 
entramado de sensaciones fisiológicas desagradables, 
desencadenadas a su vez por múltiples respuestas 
cognitivas. Los pensamientos relacionados con el miedo 
y la evitación van acompañados de una activación 
fisiológica aversiva. Esta activación fisiológica se 
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE 
DE CINCO CASOS CLÍNICOS
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incrementa aún más cuando surgen pensamientos 
ambivalentes, debido al esfuerzo o tensión que genera el 
tener que decidirse entre dos opciones posibles (en este 
caso, robar o no). Además, los pensamientos evitativos 
hacen que paradójicamente esté aún más presente en la 
mente del individuo el contenido que pretende evitar 
(Hayes, Wilson, Gifford, Follette y Stroshal, 1996). 
Ante estas circunstancias, la activación fisiológica llega 
a hacerse tan insufrible que L. se ve obligada a robar 
para que ésta disminuya. Nuestra cliente experimentaba 
una gran tensión fisiológica cuando intentaba controlar 
su impulso de robar y todos los esfuerzos por evitar 
estas sensaciones eran infructuosos y hacían pa-
radójicamente que se fuese sintiendo cada vez peor. Ella 
ya sabía que si robaba, luego acabaría sintiéndose mal y 
culpable consigo misma, pero la cuestión es que ella ya 
estaba sintiéndose mal antes de robar. Realmente, la 
anticipación ansiosa de la posibilidad de no controlar su 
impulso es lo que, paradójicamente, hacía que no lo 
controlase.
 A nivel topográfico las respuestas que emite la 
cliente cuando cede al impulso de robar son las 
siguientes:
1) Respuesta cognitiva: La cliente, tras batallar sin éxito 
por controlar todas las sensaciones desagradables que 
experimenta cuando se encuentra ante la posibilidad de 
cometer un hurto, tiene el pensamiento «No soporto esta 
angustia, me rindo». 
2) Respuesta motora: La cliente acaba robando.
 
 Las consecuencias de estas respuestas son obvias, a 
corto plazo la cliente ha descargado el malestar 
fisiológico originado por los intentos de evita-
ción/control de la conducta problema, pero a largo plazo 
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE 
DE CINCO CASOS CLÍNICOS
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se siguen desencadenando consecuencias negativas 
(deterioro de la autoestima de la cliente, riesgo de ser 
descubierta, etc.). Estas consecuencias negativas de-
sencadenan en la cliente pensamientos relacionados con 
la culpa tales como «Soy una ladrona, una delincuente», 
«No tengo fuerza de voluntad» o «Me estoy dañando a 
mí misma», pensamientos que la predispondrán a 
esforzarse aún más por controlar sus impulsos la 
próxima vez que se encuentre ante la posibilidad de 
robar (factor de mantenimiento). 
 Debido a estas consecuencias, cada vez que la cliente 
se encuentra en contacto con situaciones estimulares 
donde surge la posibilidad de robar cualquier objeto, se 
dispara el proceso de lucha-rendición descrito an-
teriormente. 
 Como se puede observar, la conducta de la cliente 
sigue un patrón de reforzamiento mixto donde se 
combina el refuerzo negativo (la cliente consigue 
eliminar sensaciones fisiológicas desagradables) y el 
refuerzo positivo (la cliente consigue objetos ape-
tecibles para ella).
 Aunque para L. la conducta problema que pretendía 
eliminar era el robo impulsivo de objetos, bajo nuestro 
punto de vista el problema sobre el que incidir era más 
bien el círculo vicioso de lucha-rendición en relación a 
la propia conducta de robar.
Tratamiento terapéutico del caso clínico basado en la 
Terapia de Aceptación y Compromiso
Teniendo en cuenta el análisis funcional y topográfico 
anterior, la intervención terapéutica se encaminó a 
eliminar la conducta de control/evitación del impulso de 
robar, dado que el propio intento de control/evitación 
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE 
DE CINCO CASOS CLÍNICOS
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constituye el factor principal del problema (Hayes, 
Strosahl y Wilson, 1999).
 El primer paso en la aplicación de la Terapia de 
Aceptación y Compromiso consistió en la discusión 
junto a la cliente de la finalidad y utilidad de las 
estrategias de control/evitación que venía utilizando 
hasta ahora, para que entendiese claramente que tales 
estrategias constituían el factor principal de mante-
nimiento de su conducta-problema.
 L. entendió sin muchas dificultades las explicaciones 
funcionales de su problema. De hecho, ella misma ya 
comentaba, durante las entrevistas iniciales de recogida 
de datos clínicos, cómo las sensaciones desagradables 
que experimentaba cuando intentaba resistir el impulso 
de robar aumentaban a medida que lo hacían sus propios 
esfuerzos de control. De todas formas, para ayudar a la 
cliente a entender mejor dicho proceso, se empleó una 
metáfora elaborada ad hoc, aunque inspirada par-
cialmente en la propuesta anteriormente por Hayes, 
Strosahl y Wilson (1999) y que se denominó «metáfora 
del monstruo». 
 Sintetizando, por cuestiones de espacio, en esta 
metáfora se le explica a la cliente que las sensaciones 
desagradables que experimenta equivalen a un monstruo 
que crece y se pone más furioso mientras más atención 
se le presta. En cambio, si se ignora al monstruo este 
permanece pequeño e inofensivo.
 A parte de desenmascarar los procesos paradójicos 
contraproducentes de la evitación experiencial, se 
consideró oportuno, para trabajar los pensamientos de 
culpa del tipo «Soy una ladrona, una delincuente» o 
«No tengo fuerza de voluntad», aplicar la técnica 
conocida como «separación del yo contexto-yo con-
tenido» (Hayes et al., 1999; Wilson y Luciano, 2002). 
Esto consistió en explicar a la cliente cómo, con 
independencia de que le puedan surgir determinados 
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE 
DE CINCO CASOS CLÍNICOS
16
contenidos mentales o pensamientos negativos en 
cualquier momento dado, ello no implica necesaria-
mente que ella esté de acuerdo con dichos contenidos o 
pensamientos. 
 Una metáfora que se empleó en esta fase del 
tratamiento fue la de «la casa y los muebles» (Wilson y 
Luciano, 2002), según la cual, la casa equivaldría al yo 
como contexto mientras que los muebles harían 
referencia al yo como contenido. Las cualidades que se 
atribuyan a los muebles (buenos, malos, agradables, 
desagradables, apropiados, inapropiados, etc.) no tienen 
por qué ser generalizadas a la casa. Esta toma de 
distancia entre la persona y su contenido cognitivo o 
verbal es lo que se conoce como «defusión».
 Tras conseguir que L. experimentara cierta dismi-
nución de culpabilidad, asumiera que seguir robando 
tendría consecuencias muy negativas a medio-largo 
plazo para ella (posibilidad de ser descubierta, 
disminución de la autoestima, etc.) y comprendiese que 
intentar controlar el impulso de robar era contra-
producente, el siguiente paso de la intervención 
terapéutica consistió en plantearle su compromiso con la 
decisión de abandonar la conducta de robo ahora que 
sabía que no podía evitar o controlar el hecho de «sentir 
ganas» de robar. Es decir, abandonar la conducta de 
robar implicaría necesariamente aceptar y sobrellevar 
toda la activación fisiológica desagradable que la cliente 
experimentaba cuando se encontraba ante la posibilidad 
de cometer un hurto.
 Es en esta fase cuando se expone a la cliente la 
alternativa terapéutica de aceptar las ganas de robar 
como una de las muchas experiencias aversivas que 
puede experimentar en otros contextos cotidianos de su 
vida. De esta forma, se le ofrecieron ejemplos de otras 
circunstancias en las que tenía que aceptar experiencias 
desagradables tales como esperar en clase, aunque se 
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJEDE CINCO CASOS CLÍNICOS
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encontrase fatigada, hasta que tocase la sirena para salir, 
esperar y soportar la sensación de hambre hasta que 
salía del instituto y podía marcharse a casa para 
almorzar, etc. Finalmente, la cliente se comprometió 
con la decisión de aceptar que los pensamientos 
desagradables seguirían apareciendo, pero eso no sería 
impedimento para llevar a cabo una vida plena según 
sus valores, orientada a conseguir metas. A este 
respecto, la propia cliente estableció como principales 
valores u objetivos a corto-medio plazo, el conseguir 
permanecer sin robar y el lograr terminar el curso de 
Bachillerato.
 Se dio por finalizado el tratamiento después de diez 
sesiones (una primera sesión de recogida de datos 
clínicos, dos sesiones para explicar a la cliente el 
análisis funcional de su caso, dos sesiones para que 
asimile, a través de metáforas, los procesos paradójicos 
de la evitación experiencial, tres sesiones para trabajar 
«separación del yo contexto-yo contenido» y «defu-
sión», una sesión de establecimiento de valores y una 
última sesión en la que la cliente se compromete con su 
elección de no volver a robar) y se volvió a citar a la 
cliente para mantener una entrevista de seguimiento 
dentro de dos meses.
 Al cabo de esos dos meses, la cliente L. acudió a la 
cita de seguimiento y manifestó que se mantenía sin 
haber robado nada en ese tiempo. Además, informó de 
que la intensidad de las «ganas de robar», que 
experimentaba al encontrarse en cualquier comercio 
donde surgía la posibilidad de robar algún objeto, era 
mucho menor que antes de iniciar la terapia.
 Al cabo de cuatro meses, se contactó telefónicamente 
con L. para continuar con el seguimiento de su 
evolución terapéutica. L. comentó que, a pesar de que 
todavía sentía «ganas de robar» cuando surgía la 
posibilidad, permanecía sin hacerlo. A nivel anímico, la 
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE 
DE CINCO CASOS CLÍNICOS
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cliente refería encontrarse mucho mejor que antes de 
llevar a cabo la Terapia de Aceptación y Compromiso.
 El último contacto telefónico con L. se mantuvo a los 
seis meses de finalizar la terapia y sirvió para confirmar 
su evolución positiva, ya que se mantenía sin robar, 
había logrado superar el curso de Bachillerato y refería, 
en general, un buen estado anímico. 
 
Conclusiones del caso
El buen desenlace del caso clínico expuesto nos permite 
ser optimistas al respecto de las posibilidades de la 
Terapia de Aceptación y Compromiso en el tratamiento 
de la cleptomanía.
 Este caso clínico vuelve a poner de manifiesto la 
máxima del Análisis Funcional que hace referencia a 
que la conducta siempre tiene un sentido o función. Por 
lo tanto, se hace fundamental que el terapeuta entienda 
esta función de las conductas del cliente para poder 
ayudarle. Esta función siempre tiene que ser analizada 
en relación al entorno o contexto de la persona.
 En las funciones pueden intervenir procesos de 
reforzamiento positivo, negativo o mixto y es una 
condición imprescindible por parte del psicólogo clínico 
delimitar tales procesos para poder operar sobre ellos.
 En este caso de cleptomanía de la cliente L., su 
conducta de robo impulsivo estaba gobernada por un 
proceso de reforzamiento mixto. El descubrimiento de 
que los esfuerzos por controlar tal conducta generaban 
en ella una activación fisiológica desagradable, que 
paradójicamente le impedía controlarla, fue clave. Por 
una parte, la conducta de robo era reforzada 
negativamente al permitir a la cliente liberarse, aunque 
solo fuese a corto plazo, de sus pensamientos de miedo, 
culpa y ambivalencia y descargar la tensión fisiológica 
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE 
DE CINCO CASOS CLÍNICOS
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desagradable producida por sus intentos de evita-
ción/control previos y, por otro lado, la conducta 
también era reforzada positivamente al permitirle 
conseguir objetos apetecibles para ella.
 Aunque a largo plazo las consecuencias negativas de 
la conducta de robo (llegar a ser descubierta y 
denunciada, problemas de autoestima, etc.) superaban a 
las positivas, estas propias consecuencias negativas 
constituían a su vez un factor de mantenimiento que 
retroalimentaba el círculo vicioso de lucha-rendición en 
el que se hallaba inmersa la cliente. Así, cuando L. se 
percataba de todas esas consecuencias negativas, se 
autoinstruía para intentar evitar o controlar la conducta, 
reanudándose el mencionado círculo vicioso. 
 Por ello, el que la cliente tomase conciencia de los 
efectos paradójicos y contraproducentes de la evitación 
experiencial fue un factor clave en la aplicación de la 
Terapia de Aceptación y Compromiso. Cuando la 
cliente asimiló que no había ninguna forma efectiva de 
reducir la activación desagradable que experimentaba 
cuando surgía la posibilidad de robar y que para 
abandonar dicha conducta tendría que aceptar tales 
sensaciones desagradables, estuvo en condiciones de 
comprometerse con la elección de no volver a robar.
 Para finalizar, habría que señalar que algunas 
variables del caso clínico, tales como un adecuado nivel 
intelectual de la cliente (que le ayudó a asimilar sin 
problemas la explicación del análisis funcional de su 
conducta y las metáforas sobre los efectos de la 
evitación) y el hecho de que su problema, a pesar de 
ocasionarle sufrimiento y malestar psicológico sig-
nificativo, no hubiese desembocado aún en una 
depresión clínica ni presentase comorbilidad con 
trastornos de personalidad (como puede ocurrir en 
ocasiones), propiciaron la buena resolución terapéutica 
del mismo. Posiblemente, la aplicación de la Terapia de 
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE 
DE CINCO CASOS CLÍNICOS
20
Aceptación y Compromiso en otros casos de clepto-
manía con variables personales distintas implicaría 
algunas dificultades que habría que tener en cuenta y 
que indudablemente retrasarían (o incluso impedirían) el 
proceso terapéutico.
Referencias Bibliográficas
American Psychiatric Association (2002). DSM-IV-TR. 
Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos 
mentales. Texto revisado. Barcelona: Masson.
Hayes, S.C. (2004). Acceptance and commitment 
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y Strosahl, K. (1996). Experiential avoidance and 
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de Aceptación y Compromiso (ACT). Fundamentos, 
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE 
DE CINCO CASOS CLÍNICOS
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Características y Evidencia. Papeles del Psicólogo, 
27(2), 79-91.
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Aceptación y Compromiso (ACT). Un tratamiento 
orientado a los valores. Madrid: Pirámide.
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE 
DE CINCO CASOS CLÍNICOS
22
TRATAMIENTO TERAPÉUTICO DE UN CASO 
DE LUDOPATÍA DESDE LA TERAPIA DE 
ACEPTACIÓN Y COMPROMISO
La ludopatía o juego patológico se caracteriza por un 
impulso incontrolado por participar en diversos tipos de 
juegos de azar (loterías, máquinas tragaperras, bingos, 
apuestas, etc.) de una manera excesiva o desadaptativa, 
produciéndose un deterioro de la vida del sujeto 
consistente en pérdidas económicas,problemas fa-
miliares, laborales, personales, etc. (OMS, 1992; APA, 
2002). 
 A pesar de que todavía se observan ciertos rechazos 
o prejuicios sociales hacia los individuos que padecen 
ludopatía, hace tiempo que esta conducta es considerada 
un trastorno psicológico. Por todo esto, cobra especial 
interés el conocimiento de los factores implicados en la 
génesis, eclosión y mantenimiento de la ludopatía así 
como el encontrar tratamientos terapéuticos eficaces 
para abordarla. 
 La mayoría de los ludopatas que acuden a terapia 
suelen informar que sus intentos o esfuerzos por 
controlar o evitar los deseos de jugar hacen que 
experimenten una desagradable activación fisiológica 
que solo desaparece jugando finalmente (Jiménez, 
2012), por lo que tiene sentido emplear la ACT, terapia 
que ha mostrado su eficacia terapéutica en el tra-
tamiento de las psicopatologías donde la evitación de 
eventos privados tiene una papel funcional determinante 
(Hayes, 2004; Jiménez, 2013).
 
Descripción del caso clínico
El cliente del caso clínico de ludopatía que exponemos 
se trata de V., un varón de 55 años, casado y con dos 
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE 
DE CINCO CASOS CLÍNICOS
23
hijas de 14 y 18 años. V. acude a consulta demandando 
ayuda por un problema de adicción a las máquinas 
tragaperras que viene padeciendo desde hace aproxi-
madamente dos años. 
 V. relató que desde hacía bastante tiempo era 
aficionado a las máquinas tragaperras y que de vez en 
cuando participaba también en algunos tipos de 
loterías, pero es desde hace unos dos años cuando 
empezó a tener problemas serios con el juego. 
 El cliente refería que obtuvo algunos pequeños 
premios en sus inicios con las máquinas tragaperras y 
que en aquellas ocasiones se sentía muy satisfecho. Por 
ese motivo, V. continuaba jugando de vez en cuando y, 
aunque poco a poco las pérdidas superaban a las 
ganancias, esporádicamente conseguía algunos peque-
ños premios. Los juegos de azar siguen un patrón de 
reforzamiento intermitente en los que unas veces se 
consigue el premio (reforzamiento positivo) y otras no. 
 Si V. hubiese seguido mucho tiempo sin ganar nada, 
probablemente habría acabado dejando esta actividad 
por completo, pero el cliente mencionaba que las 
ganancias aisladas que conseguía de vez en cuando 
bastaban para animarle a seguir jugando, sin tener en 
cuenta que, a largo plazo, las pérdidas iban superando 
claramente a las ganancias. 
 V. refería que cuando las pérdidas económicas 
empezaron a ser preocupantes (llegando a gastar hasta 
250 euros semanales) y dedicaba cada vez más tiempo 
a esta actividad, comenzó a tener problemas familiares 
y las mentiras a su esposa eran frecuentes. 
 Ante esas circunstancias, cada vez que V. se 
encontraba ante una máquina tragaperras y sentía 
deseos de jugar, era asaltado por pensamientos de culpa 
que le predisponían a resistirse porque sabía que su 
conducta le estaba ocasionando problemas económicos 
y familiares pero, por otro lado, pensaba en la 
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE 
DE CINCO CASOS CLÍNICOS
24
posibilidad de ganar y recuperar el dinero que había 
perdido anteriormente. Esta ambivalencia era expe-
rimentada por el cliente como sumamente de-
sagradable.
 Finalmente, la culpa, la ambivalencia y el miedo 
ante la posibilidad de no poder «resistir la tentación» le 
ocasionaban una tensión y un malestar psicológico tan 
inaguantable que V. acababa jugando para librarse de 
esas sensaciones tan negativas.
 Después de jugar, cuando V. se daba cuenta de que 
había vuelto a perder dinero, se sentía mal consigo 
mismo y se prometía que la próxima vez sería más 
fuerte y haría todo lo posible para controlar este 
problema, pero el mismo proceso se repetía una y otra 
vez.
Análisis Funcional y Topográfico del caso
En base a toda la información que aporta V. parece 
claro que padece un trastorno de ludopatía o juego 
patológico, ya que cumple con los criterios que 
establece el CIE-10 (OMS, 1992) y el DSM-IV-TR 
(APA, 2002).
 Ahora bien, desde una perspectiva basada en el 
Análisis Funcional, habría que aclarar que este 
diagnóstico psicopatológico tiene una utilidad clínica 
limitada, ya que no proporciona ninguna clave a nivel 
funcional que pueda orientarnos a la hora de establecer 
nuestra intervención terapéutica. Para programar el 
tratamiento adecuado se hace necesario llevar a cabo el 
análisis funcional y topográfico de las conductas 
problemas con el objetivo de actuar sobre las variables 
relevantes de este caso en concreto.
 La elaboración de dicho análisis funcional no fue 
dificultosa basándonos en la gran cantidad de in- 
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE 
DE CINCO CASOS CLÍNICOS
25
formación que aportó el cliente a lo largo de la sesión 
inicial de recogida de datos mediante entrevista clínica. 
A parte de la entrevista clínica, no se usó ningún 
instrumento de evaluación estructurado. La conducta 
que el cliente señalaba como problemática era la 
adicción a las máquinas tragaperras que venía 
manifestando desde hace dos años. Desde el punto de 
vista topográfico podemos considerar que esa conducta, 
que se daba cuando el cliente se encontraba en contacto 
con las máquinas tragaperras (situación estimular 
desencadenante), iba precedida por las siguientes res-
puestas:
1) Respuesta cognitiva previa: El cliente tiene pen-
samientos del tipo «Seguro que vuelvo a caer» (miedo), 
«Soy un vicioso, no tengo fuerza de voluntad», «Estoy 
dañando a mi familia» (culpa), «No debería pensar en 
jugar» (evitación), «Debería controlarme, aunque si 
gano recuperaré algo de dinero» (ambivalencia).
2) Respuesta fisiológica previa: Como consecuencia de 
la respuesta cognitiva señalada en el punto anterior, el 
cliente experimenta una activación fisiológica de-
sagradable (tensión, agitación, ansiedad, etc.).
 
 Como se puede observar, los pensamientos re-
lacionados con el miedo y la culpa desencadenan una 
activación fisiológica desagradable. Esta activación 
fisiológica aumenta aún más cuando aparecen pen-
samientos ambivalentes, ya que cuando una persona 
tiene que elegir entre dos opciones posibles (en este 
caso, jugar o no), se produce una especie de activación o 
tensión debido al hecho de tener que decidirse entre una 
opción u otra. Además, los pensamientos evitativos 
hacen que paradójicamente esté aún más presente en la 
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE 
DE CINCO CASOS CLÍNICOS
26
mente del sujeto el contenido que pretende evitar 
(Hayes, Wilson, Gifford, Follette y Stroshal, 1996). 
 Ante estas circunstancias, la activación fisiológica 
llega a hacerse tan insoportable que V. se ve obligado a 
jugar para que ésta disminuya. El cliente experimentaba 
una gran tensión fisiológica cuando intentaba controlar 
su adicción y todos los esfuerzos por evitar estas 
sensaciones eran infructuosos y hacían paradójicamente 
que se fuese sintiendo cada vez peor. Él ya sabía que si 
acababa jugando, posteriormente se sentiría mal y 
culpable por ello, pero la cuestión es que él ya estaba 
sintiéndose mal antes de hacerlo. Lo que se intenta 
explicar es que la anticipación ansiosa de la posibilidad 
de no controlar su impulso de jugar es lo que, 
paradójicamente, hace que finalmente no lo controle.
 A nivel topográfico las respuestas que lleva a cabo el 
cliente cuando cede a sus impulsos son las siguientes:
1) Respuesta cognitiva: El cliente, tras luchar sin éxito 
por controlar las sensaciones desagradables que 
experimenta cuando se encuentra ante la máquina 
tragaperras, tiene el siguiente pensamiento: «No soporto 
esta angustia, me rindo». 
2) Respuesta motora: El cliente acaba jugando nue-
vamente a la máquina tragaperras.
 
 Las consecuencias de estas respuestas son claras, a 
corto plazo el cliente ha reducido el malestar fisiológico 
desencadenado por los intentos de evitación/control de 
la conducta problema,pero a largo plazo se siguen 
desencadenando consecuencias negativas (pérdidas 
económicas, discusiones familiares, deterioro de la 
autoestima del sujeto, etc.). Estas consecuencias ne-
gativas hacen que en el cliente vuelvan a emerger los 
pensamientos relacionados con la culpa tales como: 
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE 
DE CINCO CASOS CLÍNICOS
27
«Soy un vicioso, no tengo fuerza de voluntad» o «Estoy 
dañando a mi familia», pensamientos que lo pre-
dispondrán a esforzarse más por controlar su adicción la 
próxima vez que se encuentre ante la posibilidad de 
jugar (factor de mantenimiento). 
 Debido a estas consecuencias, las máquinas tra-
gaperras son catalogadas por el cliente como estímulos 
aversivos o ambivalentes (aversivos y apetitivos a la 
vez) pero, en cualquier caso, como estímulos relevantes. 
De esta manera, cuando el cliente se encuentra en 
contacto con máquinas tragaperras o con situaciones 
estimulares que puedan implicar su proximidad (bares, 
salones de juego, etc.), se produce una activación 
fisiológica, a modo de aviso, que dispara el proceso de 
lucha-rendición descrito anteriormente. 
 Como vemos, la conducta del cliente sigue un patrón 
de reforzamiento mixto donde se combina el re-
forzamiento negativo (consigue eliminar malestar fi-
siológico) y el reforzamiento positivo intermitente (muy 
ocasionalmente el cliente obtiene pequeños premios 
económicos).
 Aunque para V. la conducta problema que pretendía 
eliminar era el juego con las máquinas tragaperras, para 
nosotros el problema a tratar era más bien el círculo 
vicioso de lucha-rendición en relación a la propia 
conducta de juego.
Tratamiento terapéutico del caso clínico basado en la 
Terapia de Aceptación y Compromiso
Teniendo en cuenta el análisis funcional y topográfico 
anterior, nuestra intervención terapéutica se dirigió a 
eliminar la conducta de control/evitación del juego, 
dado que el propio intento de control/evitación 
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE 
DE CINCO CASOS CLÍNICOS
28
constituía el factor principal del problema (Hayes, 
Strosahl y Wilson, 1999).
 El primer paso en la aplicación de la Terapia de 
Aceptación y Compromiso consistió en la discusión 
junto al cliente de la finalidad y utilidad de las 
estrategias de control/evitación que venía utilizando 
hasta ahora, para que entendiese claramente que tales 
estrategias constituían el factor principal de man-
tenimiento de su conducta-problema.
 Solo fueron necesarias tres sesiones para lograr este 
objetivo. El cliente V. no tuvo demasiadas dificultades 
para entender las explicaciones funcionales de su 
problema. De hecho, él mismo ya refería, durante la 
entrevista de recogida de datos clínicos, que intuía en 
cierta manera que las sensaciones desagradables que 
experimentaba cuando intentaba resistir el impulso de 
jugar aumentaban a medida que lo hacían sus propios 
esfuerzos de control. El cliente explicaba que cuando 
intentaba controlarse sentía «temblores de manos», 
«sudor frío» y «retorcijones de estómago» que solo 
desaparecían «cayendo en la tentación de jugar». En 
cualquier caso, para ayudar al cliente a entender mejor 
este proceso, en una de las tres sesiones, se empleó una 
metáfora inspirada en la propuesta anteriormente por 
Hayes, Strosahl y Wilson (1999) y que se denominó 
«metáfora de los visitantes molestos». 
 En resumen, en esta metáfora, las sensaciones 
desagradables serían equivalentes a los visitantes 
molestos que acuden a una fiesta a la que no han sido 
invitados. Si el anfitrión les presta atención, estos le 
impedirán disfrutar de su fiesta y si intenta echarlos 
puede producirse un conflicto desagradable que arruine 
definitivamente la reunión. La solución sería ignorarlos 
y centrarse en otros invitados a los que sí aprecia.
 A parte de desenmascarar los procesos paradójicos 
contraproducentes de la evitación experiencial, se 
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE 
DE CINCO CASOS CLÍNICOS
29
consideró oportuno, para trabajar los pensamientos de 
culpa del tipo «Soy un vicioso, no tengo fuerza de 
voluntad» o «Estoy dañando a mi familia», aplicar la 
técnica conocida como «separación del yo contexto-yo 
contenido» (Hayes et al., 1999; Wilson y Luciano, 
2002). Esto consistió en explicar al cliente cómo, con 
independencia de que le puedan surgir determinados 
contenidos mentales o pensamientos negativos en 
cualquier momento dado, ello no implica necesaria-
mente que él esté de acuerdo con dichos contenidos o 
pensamientos. 
 Una metáfora que se empleó en esta fase del 
tratamiento fue la de «el tablero y las fichas» (Wilson y 
Luciano, 2002). Según esta metáfora, el tablero 
equivaldría al yo como contexto mientras que las fichas 
harían referencia al yo como contenido. Las cualidades 
que se atribuyan a las fichas (buenas, malas, agradables, 
desagradables, apropiadas, inapropiadas, etc.) no tienen 
por qué ser generalizadas al tablero. 
 Tras conseguir que V. experimentara cierta dismi-
nución de culpabilidad, asumiera que seguir jugando 
tendría consecuencias muy negativas a medio-largo 
plazo para él (agravamiento de las pérdidas económicas, 
discusiones familiares, etc.) y comprendiese que intentar 
controlar el impulso de jugar era contraproducente, el 
siguiente paso de la intervención consistió en plantearle 
su compromiso con la decisión de abandonar la 
conducta de juego ahora que sabía que no podía evitar o 
controlar el hecho de «sentir ganas» de jugar. Es decir, 
abandonar la conducta de jugar implicaría ne-
cesariamente aceptar y sobrellevar toda la activación 
fisiológica desagradable que el cliente experimentaba 
cuando se encontraba en contacto con las máquinas 
tragaperras.
 Es en este punto cuando se expone al cliente la 
alternativa terapéutica de aceptar las ganas de jugar 
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE 
DE CINCO CASOS CLÍNICOS
30
como una de las muchas experiencias aversivas que 
puede experimentar en otros contextos cotidianos de su 
vida. Así, se le ofrecen ejemplos de otras circunstancias 
en las que tiene que aceptar experiencias desagradables 
tales como esperar en el automóvil mientras se ve 
inmerso en un atasco de tráfico, esperar y soportar la 
sensación de hambre hasta que sale del trabajo y puede 
ir a casa para comer, etc. 
 En la última sesión mantenida, el cliente se 
comprometió con esta alternativa terapéutica, aceptando 
que los pensamientos y sensaciones desagradables 
seguirían apareciendo, pero eso no sería impedimento 
para llevar a cabo una vida plena según sus valores, 
orientada a conseguir metas. A este respecto, el cliente 
estableció como principales valores u objetivos a corto-
medio plazo, el conseguir permanecer sin jugar, el 
ahorrar algo de dinero y el mejorar la comunicación con 
su mujer y sus hijas.
 Se dio por finalizado el tratamiento después de nueve 
sesiones (una primera sesión de recogida de datos 
clínicos, una sesión para explicar al cliente el análisis 
funcional de su caso, tres sesiones para que asimilase, a 
través de metáforas, los procesos paradójicos de la 
evitación experiencial, dos sesiones para trabajar 
«separación del yo contexto-yo contenido», una sesión 
de establecimiento de valores y una última sesión en la 
que el cliente se compromete con su elección de no 
volver a jugar) y se citó al cliente para dentro de un 
mes.
 Transcurrido ese mes, el cliente V. acudió a la cita y 
manifestó que se mantenía sin jugar a las máquinas 
tragaperras. Además, informó de que la intensidad de 
las «ganas de jugar» que experimentaba al pasar por 
bares u otros lugares donde había instaladas máquinas 
tragaperras era mucho menor que antes de iniciar la 
terapia.
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE 
DE CINCO CASOS CLÍNICOS
31
 Al cabo de cuatro meses, se contactó telefónicamente 
con el cliente para llevar a cabo el seguimiento de su 
evolución terapéutica. V. comentó que, a pesar de que 
todavía sentía «ciertasganas de jugar» cuando se 
encontraba en contacto con máquinas tragaperras, era 
capaz de permanecer sin jugar. A nivel anímico, V. 
refería encontrarse mucho mejor que antes de llevar a 
cabo la Terapia de Aceptación y Compromiso, si bien es 
cierto que las «ganas de jugar» que todavía expe-
rimentaba le ocasionaban cierta inquietud.
 El último contacto telefónico con V. se mantuvo a 
los nueve meses de finalizar la terapia y sirvió para 
confirmar su evolución positiva, ya que el cliente se 
mantenía sin jugar, refería un estado anímico bueno, 
había logrado ahorrar algo de dinero y conseguía 
comunicarse con mayor facilidad con su familia. 
 
Conclusiones del caso
Asumiendo la necesidad de más validación empírica 
que respalde la eficacia de La Terapia de Aceptación y 
Compromiso en el tratamiento de la ludopatía, el 
satisfactorio desenlace del caso clínico expuesto nos 
permitiría albergar cierto optimismo al respecto de las 
posibilidades de dicha terapia.
 Así, este caso clínico volvería a poner de manifiesto 
la máxima del Análisis Funcional que hace referencia a 
que la conducta siempre tiene un sentido o función. Por 
tanto, sería fundamental que el terapeuta entendiese esta 
función de las conductas del cliente para poder 
ayudarle. Está función siempre tendría que ser analizada 
en relación al entorno o contexto del sujeto.
 En las funciones podrían intervenir procesos de 
reforzamiento positivo, negativo o mixto y sería una 
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE 
DE CINCO CASOS CLÍNICOS
32
condición necesaria por parte del terapeuta delimitar 
tales procesos para poder operar sobre ellos.
 En el caso de ludopatía del sujeto V. expuesto en este 
caso, su conducta de juego impulsivo estaba gobernada 
por un proceso de reforzamiento mixto. El des-
cubrimiento de que los esfuerzos por controlar tal 
conducta generaban en el cliente una activación 
fisiológica desagradable, que paradójicamente le impe-
día controlarla, fue clave. Por un lado, la conducta era 
reforzada negativamente al permitir al cliente de-
sembarazarse de sus pensamientos de miedo, culpa y 
ambivalencia y descargar la tensión fisiológica de-
sagradable producida por sus intentos de evita-
ción/control previos y, por otro lado, esta conducta 
también era reforzada positivamente (de forma in-
termitente) al permitir al cliente conseguir esporádicos 
premios económicos.
 Aunque a largo plazo las consecuencias negativas de 
la conducta de juego (pérdidas económicas, problemas 
familiares, problemas de autoestima, etc.) superaban a 
las positivas, estas propias consecuencias negativas 
constituían a su vez un factor de mantenimiento que 
retroalimentaba el círculo vicioso de lucha-rendición en 
el que se hallaba inmerso el cliente. Así, cuando el 
cliente se percataba de todas esas consecuencias 
negativas, se autoinstruía para intentar evitar o controlar 
la conducta, reanudándose el mencionado círculo 
vicioso. Por ello, el que el cliente tome conciencia de 
los efectos paradójicos y contraproducentes de la 
evitación experiencial sería un factor clave en la 
aplicación de la Terapia de Aceptación y Compromiso. 
Cuando el cliente asimila que no hay ninguna forma 
efectiva de reducir la activación desagradable que 
experimenta cuando surge la posibilidad de jugar y que 
para abandonar dicha conducta tendrá que aceptar tales 
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE 
DE CINCO CASOS CLÍNICOS
33
sensaciones desagradables, está en condiciones de 
comprometerse con la elección de no volver a jugar.
 Para finalizar, hay que señalar que algunas variables 
del caso clínico, tales como un buen nivel intelectual del 
cliente (que le ayudó a asimilar sin problemas la 
explicación del análisis funcional de su conducta y las 
metáforas sobre los efectos de la evitación) y el hecho 
de que su adicción fuese aislada y no hubiese 
comorbilidad con alcoholismo o adicciones a otras 
sustancias, como suele ser común en muchos casos de 
ludopatía (Lesieur, 1985; Rodríguez Martos, 1987; 
Rosenthal y Lesieur, 1992), propiciaron la buena 
resolución terapéutica del mismo. Posiblemente, la 
aplicación de la Terapia de Aceptación y Compromiso 
en otros casos de ludopatía con variables personales 
distintas (individuos con bajo nivel intelectual, 
problemas de adicción al alcohol u otras sustancias, 
problemas de personalidad, etc.) implicaría algunas 
dificultades que habría que tener en cuenta y que 
indudablemente retrasarían (o incluso impedirían) el 
proceso terapéutico.
Referencias Bibliográficas
American Psychiatric Association (2002). DSM-IV-TR. 
Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos 
mentales. Texto revisado. Barcelona: Masson.
Hayes, S.C. (2004). Acceptance and commitment 
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behavioral and cognitive therapies. Behavior Therapy, 
35, 639-665.
Hayes, S.C., Strosahl, K.D. y Wilson, K.G. (1999) 
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TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE 
DE CINCO CASOS CLÍNICOS
34
approach to behavior change. NuevaYork. Guilford 
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y Strosahl, K. (1996). Experiential avoidance and 
behavior disorder: a functional dimensional approach to 
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Clinical Psychology, 64, 1.152-1.168.
Jiménez, R. (2012). Pensamientos Incontrolables: El 
Modelo de los Mecanismos Tensionales en la Psico-
patología Humana. Raleigh: Lulu Press.
Jiménez, R. (2013). Conceptualización y tratamiento 
terapéutico de un caso de ludopatía desde el análisis 
funcional y la terapia de aceptación y compromiso. 
Avances en Psicología Latinoamericana, vol. 31(2), 
443-452.
Lesieur, H.R. (1985). The Chase. Career of the 
Compulsive Gambler. Cambridge: MA. Schenkman 
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Organización Mundial de la Salud (1992). Décima 
revisión de la clasificación internacional de las 
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tamiento: Descripciones clínicas y pautas para el 
diagnóstico. Madrid: Meditor.
Rodríguez Martos, A. (1987). Estudio piloto estimativo 
de la prevalencia del juego patológico entre los 
pacientes alcohólicos que acuden al programa Dross. 
Revista Española de Drogodependencias, 14, 265-275.
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE 
DE CINCO CASOS CLÍNICOS
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Rosenthal, R.J. y Lesieur, H.R. (1992). Self-reported 
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Wilson, K. G. y Luciano, M. C. (2002). Terapia de 
Aceptación y Compromiso (ACT). Un tratamiento 
orientado a los valores. Madrid: Pirámide.
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE 
DE CINCO CASOS CLÍNICOS
36
TRATAMIENTO TERAPÉUTICO DE UN CASO 
DE PEDOFILIA DESDE LA TERAPIA DE 
ACEPTACIÓN Y COMPROMISO
Según el CIE-10 (OMS, 1992) y el DSM-IV-TR (APA, 
2002), para que un sujeto sea diagnosticado de pedofilia 
debe presentar, durante un período de al menos seis 
meses, fantasías sexuales recurrentes y altamente 
excitantes e impulsos sexuales o comportamientos 
sexuales ligados a los niños. Además, estas fantasías, 
impulsos o comportamientos deben provocar un 
malestar clínicamente significativo o deterioro social, 
laboral o de otras áreas importantes de la actividad del 
individuo. Esta definición, en apariencia bastante 
coherente, no está exenta de controversias. En primer 
lugar, hay comportamientos que provocan malestar 
individual o social en una cultura pero no en otra. Así, 
en Occidente, el que una persona adulta mantenga 
relaciones sexuales con una persona menor de 18 años 
no sólo está mal visto, sino que incluso puede ser 
perseguido por la justicia. En cambio, en la cultura 
gitana, en muchos países musulmanes y en algunas 
regiones de México y Sudamérica es normal que se 
casen chicas menores de edad con hombres adultos. 
 Además de estas diferencias de criterio, otro 
problema a la hora de diagnosticar una pedofilia radica 
en determinar los márgenesde las conductas implicadas 
en dicho trastorno. Según los criterios diagnósticos del 
CIE-10 (OMS, 1992) y DSM-IV-TR (APA, 2002), no 
sólo se consideran anormales las conductas sexuales 
explícitas, sino también los pensamientos o fantasías 
placenteras relacionadas con los estímulos parafílicos 
(en este caso, niños/as menores de edad) siempre y 
cuando se den de forma recurrente como mínimo a lo 
largo de seis meses. Esto añade aún más dificultad al 
tema, ya que ¿qué se considera recurrente?, ¿Todos los 
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE 
DE CINCO CASOS CLÍNICOS
37
días?, ¿Una vez a la semana?, ¿Un par de veces al mes? 
Además, el tema de que las fantasías o pensamientos 
parafílicos deban de ser considerados placenteros por el 
sujeto no está nada claro. Muchos sujetos aquejados de 
parafilias (incluida la pedofilia) describen pensamientos 
que son ambivalentes o contradictorios, es decir, no son 
placenteros o desagradables sin más. Asimismo, algunos 
de ellos mencionan experimentar culpa o tensión 
psicológica acompañada de una activación fisiológica 
desagradable antes de aceptar sus fantasías sexuales 
parafílicas o llevar realmente a cabo las conductas 
parafílicas, tras lo cual, ya sí experimentan placer 
(Jiménez, 2012). 
 Por lo que parece, los procesos mentales y 
comportamentales implicados en la pedofilia (y en el 
resto de parafilias) son sumamente complejos y dignos 
de ser analizados desde el punto de vista topográfico y 
funcional para poder ser entendidos mejor.
Descripción del caso clínico
El cliente del caso clínico de pedofilia que se expone se 
trata de D., varón de 22 años, soltero y estudiante de 2º 
curso de medicina. D. solicitó ayuda para intentar 
controlar unos pensamientos obsesivos de índole sexual, 
que venía padeciendo desde hacía varios años. 
 El cliente refería que desde pequeño fue un niño 
tímido e inseguro, influenciado por unos padres 
sobreprotectores en exceso. Sus progenitores no le 
permitían salir solo a la calle hasta que tuvo 11 o 12 
años. Por ese motivo, D. creció como un niño tímido y 
con escasas habilidades sociales. Tuvo dificultades para 
hacer amigos y se sentía inseguro y con poca 
autoestima. El cliente refiere que, al cumplir los 12 
años, empezó a experimentar atracción por las chicas de 
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE 
DE CINCO CASOS CLÍNICOS
38
su edad. D. informa que se masturbaba pensando en 
ellas, pero que nunca fue capaz de interaccionar 
socialmente con ninguna. Algunos compañeros de su 
colegio ya salían con chicas y contaban sus primeros 
escarceos sexuales con ellas y, por ello, D. asegura que 
se sentía inferior y acomplejado con respecto a ellos. El 
cliente pensaba en aquella época que jamás tendría 
novia ni estaría con ninguna chica debido a su timidez y 
temía que su única experiencia sexual fuese la mas-
turbación. 
 Con el paso de los años, D. se sentía cada vez más 
inseguro y empezaba a estar deprimido. Es en torno a 
los 16 años cuando D., que seguía sin entablar relación 
con ninguna chica, se da cuenta de que con algunas 
vecinas de su barrio, de 10 u 11 años de edad, no se 
siente tan tímido como con las compañeras de su edad. 
D. recuerda que, en algún momento, surgió en su cabeza 
la posibilidad de intentar mantener algún contacto 
sexual con ellas, pero pronto rechazó esa idea, ya que 
las consideraba demasiado pequeñas para él. Aunque, 
de inicio, había descartado la idea, D. menciona que se 
sintió culpable por haber barajado tal posibilidad. A raíz 
de aquel episodio, D. empezó a esforzarse por no tener 
pensamientos sexuales cuando se encontrase en si-
tuaciones en las que estuviesen presentes chicas de 
menor edad que él. 
 Por ejemplo, en su barrio, cuando coincidía con 
niñas de menor edad que él (de entre 10-11 años), su 
mente era asaltada por pensamientos del tipo: «Debo 
evitar pensar en que me atraen estas niñas». Tras estos 
pensamientos aparecían otros tales como: «Voy a 
mirarlas para asegurarme de que realmente no me 
gustan». Entonces, D. les lanzaba un fugaz vistazo, 
apareciendo a continuación los pensamientos «Estoy 
mirando a estas niñas, soy un pervertido» y «Aunque 
prefiero las chicas de mi edad, estas niñas tienen algo de 
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE 
DE CINCO CASOS CLÍNICOS
39
atractivo». El cliente, entonces, se sentía más culpable 
aún al percibir que sus vecinas, más pequeñas que él, 
«le atraían». 
 El cliente D., que solía masturbarse por las noches, 
enseguida se preocupó por la posibilidad de que entre 
sus fantasías sexuales pudiesen aparecer imágenes de 
esas niñas más pequeñas que él. Pensaba: «No voy a 
pensar en mis vecinas, son demasiado pequeñas», pero, 
paradójicamente, acababa pensando en ellas. D. 
menciona que, sin entender muy bien el motivo, estos 
pensamientos llegaban acompañados de cierta relajación 
placentera, hecho que lo angustiaba sobremanera. 
Además, D. menciona que notaba su propia erección 
bajo el influjo de estos pensamientos. El cliente 
experimentaba una especie de anticipación de placer al 
estar en contacto con esas imágenes. Entonces, D. 
intentaba asegurarse de que esos pensamientos no le 
resultaban placenteros, fantaseando brevemente con 
ellos para ver qué efecto le producían. Muy a su pesar, 
descubrió que dicha aproximación a los pensamientos 
que pretendía evitar sí que le resultaba placentera. 
Como el resultado de su sondeo no era el que esperaba, 
sino que, efectivamente, había experimentado placer al 
fantasear con los pensamientos que pretendía reprimir, 
el cliente se sentía cada vez más confuso y culpable.
 D. refiere que experimentó aquellos episodios de 
intentos de control de los pensamientos y relajación 
placentera (cuando finalmente estos aparecían) durante 
varias noches consecutivas, hasta que una de ellas optó 
voluntariamente por rendirse (al resultarle imposible 
evitar la aparición de tales pensamientos) y se masturbó 
fantaseando con sus vecinas de menor edad. D. describe 
aquel episodio como un acto impulsivo y repentino, 
dejándose llevar por la frustración acumulada al no 
poder hacer desaparecer de su mente los pensamientos 
relacionados con sus vecinas pequeñas. Según él, se 
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE 
DE CINCO CASOS CLÍNICOS
40
rindió a la «tentación» para no seguir sufriendo. 
Posteriormente a ese hecho, D. se sintió terriblemente 
culpable, ya que si consideraba que pensar en niñas 
pequeñas estaba mal, acompañar esos pensamientos con 
la masturbación era aún peor. 
 A partir de ahí, mientras más se esforzaba el cliente 
por controlar los pensamientos relacionados con sus 
vecinas pequeñas, más intensos eran y no desaparecían 
hasta que volvía a rendirse a ellos integrándolos en una 
fantasía sexual mientras se masturbaba. Además, D. 
menciona que, aunque seguía sintiendo mayor atracción 
por las chicas de su edad que por las menores, 
paulatinamente las fantasías sexuales con menores 
fueron haciéndose predominantes. Si D. iniciaba la 
masturbación fantaseando con chicas de su edad (o con 
actrices, modelos, etc.), inmediatamente era «invadido» 
por las fantasías pedófilas y, por mucho que se 
esforzase, no podía retomar las fantasías iniciales. 
Además, una vez que ya había iniciado la masturbación 
fantaseando con chicas de su edad, el flujo de excitación 
sexual, desencadenado previamente por ellas, hacia que 
posteriormente fuese más difícil reprimir las fantasías 
con las niñas pequeñas una vez que aparecían. Este 
proceso se repetía una y otra noche, sintiéndose el 
cliente cada vez más culpable y perdiendo la poca 
autoestima que le quedaba. 
 D. menciona que llegó a intuir que sus intentos de 
control estaban haciendo que cada vez se encontrase 
peor e intentó olvidarse del tema, quitándole impor-
tancia, diciéndose a sí mismo cosas tales como: «Sólo 
son fantasías, tampoco es tan grave» o «No le voy a 
dar tanta importancia a esto». Estas palabras de 
autoconsuelo lo aliviaban momentáneamente,pero 
inmediatamente pensaba que no podía olvidarse de algo 
tan preocupante y que era su deber controlar esos 
pensamientos y asegurarse de que verdaderamente no le 
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE 
DE CINCO CASOS CLÍNICOS
41
atraían las niñas pequeñas y, entonces, todo volvía a 
empezar. 
 D. recuerda que, paulatinamente, empezó a extender 
su preocupación a otras muchas situaciones. Si, por 
ejemplo, en las noticias de la televisión informaban 
sobre casos de pornografía infantil o de abusos sexuales 
a menores, D. se preocupaba por la posibilidad de que él 
pudiera llegar a convertirse en uno de esos delincuentes. 
Como con anterioridad se había masturbado pensando 
en niñas menores que él (cosa que en un principio 
consideraba moralmente inaceptable), ¿quién le ase-
guraba que no acabaría pasando de la fantasía a la 
realidad o que acabaría pensando en niñas aún más 
pequeñas todavía? En relación a esta última preo-
cupación, D. relató como, en una ocasión en la que iba 
paseando por la calle observó a dos niñas pequeñas, de 
unos tres o cuatro años aproximadamente, sentadas 
sobre unos escalones. Las niñas vestían con faldas y 
estaban sentadas de tal manera que dejaban a la vista su 
ropa interior. Enseguida, el cliente se dio la auto 
instrucción «Tengo que asegurarme de que no me 
atraen» y lanzó una fugaz mirada para comprobarlo, 
pero, entonces, pensó «He mirado a esas niñas 
pequeñas, soy un pervertido». 
 Aquella noche, el cliente D. no se preocupó por la 
posibilidad de que le surgieran fantasías con niñas de 10 
u 11 años, sino que se preocupó por la posibilidad de 
que le apareciesen en su mente imágenes de aquellas 
niñas de cuatro o cinco años mostrando su ropa interior. 
Cuando se dijo a sí mismo «No voy a pensar en esas 
niñas pequeñas», D. recuerda que en su mente apareció 
justamente la imagen de esas niñas y, entonces, 
experimentó cierta relajación momentánea seguida de 
un sentimiento de culpa por vivenciar aquella relajación 
como placentera. A continuación se esforzó por alejar 
de su mente aquellas imágenes, pero cuanto más se 
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE 
DE CINCO CASOS CLÍNICOS
42
esforzaba por no pensar en ellas, más lo hacía y su 
tensión iba en aumento. Se sentía culpable por pensar en 
esas niñas pequeñas y sentía miedo ante la posibilidad 
de acabar masturbándose pensando en ellas (como ya lo 
había hecho anteriormente cuando le venían pen-
samientos relacionados con sus vecinas). 
 D. se sentía fatal por tener aquellos pensamientos, 
pero al mismo tiempo pensaba que era su deber 
preocuparse por ellos y por eso no podía abandonarlos. 
Sabía por propia experiencia que no dejaría de 
preocuparse hasta que se rindiese a su obsesión y la 
integrase en una fantasía sexual mientras se masturbaba. 
Entonces, pensó en hacer eso y sintió ambivalencia 
entre seguir reprimiéndose y esforzándose por controlar 
aquellos pensamientos o masturbarse para acabar con 
todo de una vez. Finalmente, tras muchos intentos de 
controlar sus pensamientos y ante la imposibilidad de 
hacerlos desaparecer, D. se rindió y también acabó 
masturbándose pensando en aquellas niñas más pe-
queñas. Aunque, a corto plazo, D. experimentó una gran 
liberación de tensión, inmediatamente después se sintió 
terriblemente culpable, ya que pensaba que si mas-
turbarse pensando en niñas de 10 u 11 años estaba mal, 
hacerlo con niñas de cinco años era aún peor.
 A partir de ahí, todos los esfuerzos de D. se 
centrarían en evitar pasar de la fantasía a la realidad. 
Así, por ejemplo, en una ocasión en la que su prima, de 
ocho años de edad, se quedó a dormir en su casa, se 
preocupó por la posibilidad de que fuese capaz de 
buscar algún contacto con ella. Su prima se había 
quedado al cuidado de la familia de D. porque sus 
padres tenían que viajar fuera de la ciudad por motivos 
de trabajo. El cliente refiere que jugó con su prima a 
juegos que implicaban cierto contacto físico, como el 
«policía-ladrón», y que se preocupaba por asegurarse de 
que los roces que podían surgir fuesen fortuitos y no 
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE 
DE CINCO CASOS CLÍNICOS
43
buscados voluntariamente por él para excitarse sexual-
mente. D. pensaba «Tengo que controlarme, no voy a 
pensar en abusar de ella», pero en su mente, justamente, 
lo que aparecía era «abusar de ella». Seguidamente, el 
cliente era asaltado por múltiples pensamientos del tipo: 
«No soy capaz de hacerlo, pero si he pensando en ello 
es porque tal vez quiera hacerlo», «No quiero pensar 
más en esto, pero ¿cómo no voy a preocuparme por algo 
tan terrible?», «Si me preocupo es porque soy capaz de 
hacerlo», «Por otro lado, siento una gran curiosidad por 
tener una experiencia sexual de verdad», «Soy un 
pervertido por pensar así», «Si lo hago no tiene por qué 
saberlo nadie», etc. Todos estos pensamientos hacían 
que D. experimentase sensaciones muy desagradables. 
 Aunque D. relata que consiguió controlar su impulso 
en aquella ocasión, la sensación que le quedó después 
fue de un gran malestar. Se sentía tan culpable como si 
hubiese abusado realmente de su prima pequeña. Al 
cabo de unos cuantos meses, su prima volvería a 
quedarse en su casa. La niña se estaba bañando en la 
piscina del jardín de la casa y, entonces, se repitieron los 
mismos pensamientos y D. experimentó las mismas 
sensaciones desagradables. El cliente sabía que, aunque 
consiguiese controlarse como la vez anterior, iba a 
seguir sintiéndose culpable, así que finalmente se rindió. 
No fue capaz de tocarla, pero se masturbó mientras la 
espiaba oculto tras el seto del jardín. Inmediatamente 
después, se sintió profundamente arrepentido. D. men-
cionó que no se conocía a sí mismo, no se explicaba 
cómo pudo llegar a hacer algo así. 
 Además de masturbarse mientras espiaba a su prima, 
posteriormente también lo había hecho en un par de 
ocasiones mientras miraba a través de su ventana a las 
niñas en el patio de un colegio cercano a su domicilio. A 
pesar de ello, el cliente asegura que estos episodios 
fueron aislados y que lo más frecuente era que se 
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE 
DE CINCO CASOS CLÍNICOS
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masturbase a través de simples fantasías y no espiando a 
niñas reales. Aunque el cliente informa de que jamás 
tuvo ningún contacto real con menores de edad y de que 
no había mantenido otras conductas problemáticas tales 
como buscar por Internet o descargar contenido por-
nográfico relacionado con menores, se sentía terri-
blemente angustiado por estos pensamientos y por la 
posibilidad de acabar pasando de la fantasía a la 
realidad. 
Análisis Funcional y Topográfico del caso
Analizando toda la información que aporta el cliente D., 
parece claro que padece un trastorno de pedofilia, ya 
que cumple con los criterios diagnósticos que establece 
el CIE-10 (OMS, 1992) y el DSM-IV-TR (APA, 2002).
 Dicho esto, desde un enfoque basado en el Análisis 
Funcional, habría que dejar claro que este diagnóstico 
psicopatológico tiene una utilidad clínica limitada, ya 
que no ofrece ninguna clave a nivel funcional que pueda 
orientarnos a la hora de programar una intervención 
terapéutica. Para establecer el tratamiento adecuado 
sería indispensable llevar a cabo el análisis funcional y 
topográfico de las conductas problemas con el objetivo 
de actuar sobre las variables relevantes de este caso en 
concreto.
 Las conductas que el cliente D. señala como 
problemáticas son las fantasías sexuales recurrentes con 
niñas de corta edad y la preocupación por la posibilidad 
de pasar de la fantasía a la realidad. Desde el punto de 
vista topográfico podemos considerar que las fantasías 
sexuales pedófilas que se dan cuando el cliente se 
dispone a masturbarse o cuando se encuentra próximo a 
niñas menores de edad (situación estimular desen-
cadenante), van precedidas por las siguientes respuestas:
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE 
DE CINCO CASOS CLÍNICOS
45
1) Respuestacognitiva previa: El cliente tiene pen-
samientos del tipo «Seguro que vuelvo a caer» (miedo), 
«Tengo que evitar pensar en niñas pequeñas», «Tengo 
que controlarme» (evitación), «Estos pensamientos me 
producen placer, soy raro», «Soy un vicioso, no tengo 
fuerza de voluntad», «Soy un pervertido por pensar en 
estas cosas» (culpa), «Sólo son fantasías, tampoco es tan 
grave», «No le voy a dar tanta importancia a esto» 
(ambivalencia).
2) Respuesta fisiológica previa: Como consecuencia de 
la respuesta cognitiva señalada en el punto anterior, el 
cliente experimenta una activación fisiológica desa-
gradable (agitación, ansiedad, etc.) y cierta activación 
pre-sexual (inicio de los movimientos de erección del 
pene).
 Como se puede apreciar, los pensamientos asociados 
a miedo, evitación y culpa desencadenan una activación 
fisiológica que el cliente vivencia como desagradable. 
Además, a esta activación fisiológica desagradable se le 
une la activación sexual originada por las imágenes de 
contenido sexual (a pesar de ser catalogadas como 
inadecuadas e inmorales por el cliente). Por último, el 
malestar aumenta aún más cuando aparecen pen-
samientos ambivalentes, debido a la incertidumbre y 
tensión que experimenta por tener que decidirse entre 
las dos opciones posibles (en este caso permitir la 
fantasía o no). 
 Además, los pensamientos evitativos hacen que 
paradójicamente esté aún más presente en la mente del 
sujeto el contenido que pretende evitar (Hayes, Wilson, 
Gifford, Follette y Stroshal, 1996). En nuestro caso, 
cuando D. se decía a sí mismo: «Tengo que evitar 
pensar en niñas pequeñas», ese enunciado ya contiene 
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE 
DE CINCO CASOS CLÍNICOS
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el contenido evitado «niñas pequeñas». D. expe-
rimentaba cierta relajación instantánea justo cuando 
aparecía en su mente ese contenido evitado «niñas 
pequeñas», puesto que si ya había aparecido en su 
mente el contenido que le preocupaba que apareciese, se 
ahorraba parte del esfuerzo necesario para seguir 
reprimiendo o suprimiendo ese contenido. 
 Esta pequeña relajación instantánea unida a la 
percepción de su propia activación pre-sexual, hacía que 
el cliente se sintiese aún más culpable, ya que 
vivenciaba esos fenómenos como físicamente pla-
centeros a pesar de que moralmente no fuesen acep-
tables. Además, estas percepciones lo encaminaban a 
anticipar el placer futuro que podría experimentar si 
aceptaba esos pensamientos fantaseando con ellos 
voluntariamente. A continuación, el cliente realizaba 
pequeños sondeos de comprobación, fantaseando bre-
vemente con esas imágenes y comprobando que cuando 
aparecían, lo hacían acompañadas de placer. Como los 
resultados de sus sondeos no eran los deseados, el 
cliente se sentía cada vez más confuso y culpable y, ante 
estas circunstancias, la activación fisiológica llegaba a 
hacerse tan insoportable que D. se veía obligado a 
permitir y aceptar voluntariamente las fantasías pe-
dófilas para que ésta disminuyese. 
 Nuestro cliente experimentaba una gran tensión 
fisiológica cuando intentaba controlar sus pensamientos 
y todos los esfuerzos por evitar estas sensaciones eran 
infructuosos y hacían paradójicamente que se fuese 
sintiendo cada vez peor. Él ya sabía que si se 
masturbaba con esas fantasías, luego acabaría sin-
tiéndose mal y culpable consigo mismo, pero la cuestión 
era que él ya estaba sintiéndose mal antes de hacerlo y 
además, debido a los efectos paradójicos de la evitación 
experiencial descritos anteriormente, no había forma de 
suprimir tales pensamientos.
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE 
DE CINCO CASOS CLÍNICOS
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 A nivel topográfico, las respuestas que emitía el 
cliente, al rendirse y masturbarse permitiendo las 
fantasías de carácter pedófilo, eran las siguientes:
1) Respuesta cognitiva: El cliente, tras luchar sin éxito 
por controlar e intentar eliminar de su mente las 
fantasías relacionadas con menores, tiene el siguiente 
pensamiento: «No soporto la tensión, me rindo». 
2) Respuesta motora: El cliente acaba masturbándose.
3) Respuesta fisiológica: Descarga repentina y placen-
tera de la activación fisiológica previa (agitación, 
ansiedad y tensión sexual acumulada).
 
 Como vemos, la conducta del cliente seguiría un 
patrón de reforzamiento negativo (el cliente consigue 
eliminar malestar fisiológico). Las consecuencias de las 
respuestas que emite son claras, a corto plazo el cliente 
ha descargado el malestar fisiológico desencadenado 
por los intentos de evitación/control de la conducta 
problema y la tensión sexual que se hubiese acumulado, 
pero a largo plazo se siguen desencadenando con-
secuencias negativas (aumento de la culpabilidad, 
asociación del placer con los estímulos pedófilos, 
deterioro de la autoestima, etc.). Estas consecuencias 
negativas predispondrían al cliente a esforzarse más por 
controlar sus pensamientos y sensaciones la próxima 
vez que se encontrase ante la posibilidad de masturbase 
con fantasías pedófilas o ante la posibilidad de mantener 
un contacto pedófilo real. 
 
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE 
DE CINCO CASOS CLÍNICOS
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Tratamiento terapéutico del caso clínico basado en la 
Terapia de Aceptación y Compromiso
Teniendo en cuenta el análisis funcional y topográfico 
anterior, la intervención terapéutica se dirigió a eliminar 
la conducta de control/evitación de pensamientos y 
sensaciones, dado que el propio intento de con-
trol/evitación constituía el factor principal del problema 
(Hayes, Strosahl y Wilson, 1999).
 El primer paso consistió en desculpabilizar al cliente, 
ya que él se refería a sí mismo con etiquetas como 
«pedófilo», «pederasta» o «pervertido». Fue fun-
damental «despatologizar» su problema, para lo que, en 
todas las sesiones, se evitó a toda costa emplear el 
término parafilia o similares y, en su lugar, se empleó el 
término problema, mucho menos estigmatizante. Ade-
más, se le hizo hincapié al cliente en el hecho de que él 
no debía considerarse ningún delincuente sexual puesto 
que jamás había mantenido contactos reales con 
menores y que los pensamientos, por desagradables o 
graves que pareciesen, eran completamente inocuos. En 
referencia a tales pensamientos, se evitó catalogarlos 
como fantasías, ya que esta denominación implica 
cierto componente de deseo, de «querer llevarlo a 
cabo», y se hizo referencia a ellos como obsesiones o 
compulsiones cognitivas, para que el cliente tuviese 
claro su carácter egodistónico. 
 Seguidamente, se hizo el repaso a la biografía 
expuesta por D. para que tomase consciencia de que el 
factor predisponente de su problema fue el hecho de, en 
el pasado, haber catalogado como inmoral algo que, por 
su edad, podía ser relativamente normal. Este hecho no 
es otro que el que hace referencia al episodio narrado 
donde experimentó, a los 16 años, atracción por niñas 
de 10 u 11. Además, se le explicó cómo los pen-
samientos sexuales extravagantes (de toda índole) pue-
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE 
DE CINCO CASOS CLÍNICOS
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den ser frecuentes y darse puntualmente en cualquier 
persona y se le hizo hincapié en diferenciar el yo 
«contexto» del yo «contenido» a través de la «metáfora 
del zoológico y los animales». Según esta metáfora, el 
zoológico equivaldría al yo como contexto mientras que 
los distintos animales harían referencia al yo como 
contenido. Las cualidades que se atribuyan a los 
animales (buenos, malos, agradables, desagradables, 
feroces, dóciles, bonitos, feos, etc.) no tienen por qué 
ser generalizadas al zoológico en sí mismo. Por último, 
se le reforzó el hecho de que demandase ayuda, con-
siderándolo una prueba de su integridad moral y del 
carácter egodistónico de sus pensamientos.
 Otro factor que hacía sentir culpa al cliente era el 
hecho de que, aunque catalogaba sus pensamientos 
como inmorales y podía notar que le desagradaban o 
incomodaban, desde el punto de vista meramente

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