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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES La inserción de la perspectiva de género en el presupuesto participativo de la Ciudad de México y sus mecanismos de monitoreo T E S I S Que para obtener el título de: Licenciada en Ciencias Políticas y Administración Pública (Opción Ciencia Política) P R E S E N T A : Mariana Molina Riquelme Asesora: Dra. Alicia Márquez Murrieta Ciudad Universitaria, Cd. Mx., 2018 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. Esta tesis se realizó gracias a la Beca de Tesis 2016 de CONACyT que otorgó el Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora. Agradecimientos A Dylan (Q.E.P.D.) por ser mi primera compañera en la vida independiente. A Abraham, por ser mi amor, así como mi presente y futuro sonriendo. A Gabriela, por ser mi sexta sinodal, mi correctora de estilo y editora, pero sobre todo, por ser mi mamá. A mi papá Pol, por enseñarme a ser valiente, diferente y única. A mi hermano Marco por ser la mitad de mi vida. A mis abuelos Gloria, Rafael (Q.E.P.D), Lili y Roque, por quererme y cuidarme desde que nací. A la Dra. Alicia Márquez porque sin usted este trabajo no hubiera sido posible. A Adrián, Iván, Brenda, Carlos H., Luis, Carlos O., Alan, Abraham, Aline, Sandra y Nicté por su valiosa amistad. Por último, a Jagger, Rolo y Lía por enseñarme que no importa qué tan complicado sea un final, siempre hay nuevos comienzos… “Mide lo que se pueda medir, y lo que no, hazlo medible” Galileo Galilei Índice Introducción ....................................................................................................................... 1 Capítulo I. Referentes conceptuales .............................................................................. 12 1.1. Definiciones de participación ciudadana ............................................................................... 12 1.1.1. Participación ciudadana institucionalizada (PCI) ............................................................ 14 1.2. ¿Qué es el género? ................................................................................................................ 17 1.2.1. Definición de Perspectiva de género .............................................................................. 21 1.2.2. Igualdad Sustantiva ......................................................................................................... 23 1.3. Presupuesto Público .............................................................................................................. 26 1.3.2. ¿Qué son los presupuestos públicos sensibles al género? ............................................. 29 1.3.3. Presupuesto Participativo ............................................................................................... 34 1.3.4. Presupuesto participativo con enfoque de género ........................................................ 43 Capítulo II. Antecedentes ................................................................................................ 49 2.1. Surgimiento del presupuesto participativo en la Ciudad de México ..................................... 49 2.2. Precedentes del presupuesto sensible al género en la Ciudad de México ............................ 62 2.2.1. ¿Cómo surgen los presupuestos sensibles al género a nivel federal? ............................ 62 2.2.2. ¿Cómo surgen los presupuestos públicos con enfoque de género en la Ciudad de México? .................................................................................................................................... 68 2.3. Inserción de la perspectiva de género en el presupuesto participativo de la Ciudad de México .......................................................................................................................................... 74 2.3.1. Descripción y análisis de los primeros proyectos del presupuesto participativo local con perspectiva de género .............................................................................................................. 78 Capítulo III. Panorama del monitoreo y la evaluación .................................................. 83 3.1. Distinción entre monitoreo y evaluación .............................................................................. 87 3.1.1. ¿Qué es el monitoreo? ................................................................................................... 88 3.1.2. ¿Qué es la evaluación? ................................................................................................... 93 3.2. Monitoreo sensible al género ................................................................................................ 96 3.2.1. Monitoreo del presupuesto sensible al género ............................................................ 103 3.3. Monitoreo de la participación ciudadana institucionalizada ............................................... 106 3.4. Diagnósticos de los mecanismos de monitoreo implementados en la Ciudad de México a tres tipos de presupuestos: presupuesto participativo con y sin enfoque de género, y públicos locales con perspectiva de género ............................................................................................. 112 3.4.1. Mecanismos de monitoreo del presupuesto participativo de la Ciudad de México .... 113 3.4.2. Mecanismos de monitoreo implementados en el presupuesto participativo con enfoque de género ................................................................................................................. 126 3.4.3. Mecanismos de monitoreo de los presupuestos públicos con perspectiva de género en la capital del país .................................................................................................................... 133 Capítulo IV. Inserción de la perspectiva de género en el monitoreo del presupuesto participativo que cuenta con enfoque de género en la Ciudad de México .............. 141 4.1. Análisis de la situación actual del monitoreo del pp con y sin perspectiva de género en la Ciudad de México ....................................................................................................................... 141 4.2. Descripción general de las propuestas ................................................................................ 150 4.2.1. Propuesta de modificación del formato de registro de los proyectos del pp con enfoque de género para favorecer el monitoreo diferenciado ............................................................ 151 4.2.2. Propuesta de inserción de la perspectiva de género en los mecanismos existentes que ejecuta el IECM para monitorear y evaluar el presupuesto participativo local ...................... 172 Conclusiones generales ................................................................................................ 179 Recomendaciones generales ........................................................................................187 Bibliografía ..................................................................................................................... 189 Anexo 1 ........................................................................................................................... 211 1 Introducción En los últimos veinticinco años se ha presentado un auge de nuevas prácticas participativas a nivel micro-local en diversos países1, ejemplo de ello se identifica en el creciente número de casos de presupuesto participativo en ciudades como Porto Alegre, Ciudad de México, Nueva York, Seúl, Montevideo, París, entre otras2. Esta expansión también se refleja en un aumento de publicaciones e investigaciones sobre cómo fortalecer y complementar los sistemas democráticos (Montecinos, 2009). Estas nuevas experiencias basadas en la participación ciudadana se explican desde distintos enfoques dependiendo de la región donde se implementan y estudian. En Europa3, por ejemplo, se considera que estas nuevas prácticas locales emergen como producto de la modernización del Estado; y por lo general, son prácticas que se implementan para generar una democracia de proximidad4, concepto francés que hace referencia a un gobierno que tiene mayor cercanía y comunicación de calidad5 con su población, pero sin tintes de deliberación, sino más bien de consulta (Sintomer, 2005). Es decir, se privilegia el diálogo para que la toma de decisiones sea más cercana a los ciudadanos. 1 Además del presupuesto participativo, también se han impulsado prácticas como el plebiscito, referéndum, consulta ciudadana, entre otros. 2 Cabe señalar que estas prácticas no se restringen exclusivamente al ramo micro-local, pues también hay experiencias participativas de mayor alcance territorial, como el presupuesto participativo nacional de Bolivia, Guatemala, Perú y Nicaragua. Para profundizar en los casos a nivel nacional, así como en sus principales complejidades y dificultades, se recomienda revisar textos de Goldfrank (2006), Arrollo (2006) y Shack (2005). 3 Principalmente se han desarrollado en España e Italia; en menor medida pero con potencial crecimiento, Francia y Alemania; y de forma muy esporádica, en Inglaterra. 4 Sintomer (2005), define a la democracia de proximidad como “una toma de decisión geográficamente más cercana a la gente, y un sistema en el cual hay más comunicación entre los políticos y la sociedad (…) se valoriza el diálogo, y al ciudadano activo” (pp.7). 5 Por calidad se comprende la valorización del diálogo, donde interactúan ciudadanos dispuestos a participar de forma recurrente para exponer, argumentar, deliberar, proponer y votar determinados proyectos (Sintomer, 2005). 2 Caso distinto se observa en Latinoamérica, donde han proliferado las prácticas basadas en la participación local, que por lo general, surgen para subsanar la crisis o al menos, el cuestionamiento que existe hacia la democracia representativa que impera a nivel macro. Esta situación se ha nutrido al plantear que no basta con que un país se presente en lo legal-formal como democrático, sino que en sus prácticas se cuestione ¿cuál es la calidad de su democracia? ¿cuál es su desempeño? y ¿qué tan satisfecha está la sociedad con su sistema político?6. Respuestas que sin duda devienen en nuevas incógnitas como ¿de qué forma evaluar la calidad de la democracia? ¿qué criterios elegir? entre otras7. Así, en cada país latinoamericano se abordó de distinta manera este debate desde finales del siglo pasado; sin embargo, de forma general se observa una tendencia a implementar diversos mecanismos que coadyuvan a la sostenibilidad de los sistemas democráticos representativos. Uno de estos mecanismos son los que derivan de la democracia participativa, los cuales se han insertado como complementos, más no como suplementos, de la democracia representativa. Su finalidad ha sido legitimar las decisiones públicas porque las acercan a los ciudadanos y, por ende, generan corresponsabilidad y co-creación del bienestar social. Las prácticas participativas locales se han expandido en América Latina porque en esta región existe un mayor cuestionamiento hacia la democracia representativa, pues sus procesos y resultados han sido altamente cuestionados por múltiples sectores. Bolos (2003) sostiene que esta situación es producto de los gobiernos autoritarios, y de los contextos de excesiva centralización bajo los que se 6 Debate que ha sido trabajado por autores como Philippe Schmitter (2005) en “Calidad de la democracia: Las virtudes ambiguas de la rendición de cuentas”. Leonardo Morlino (2005) en “Calidad de la democracia. Notas para su discusión”, y Guillermo O’Donnell (comp) (2003), con “Democracia, desarrollo humano y ciudadanía. Reflexiones sobre la calidad de la democracia en América Latina, por mencionar algunos de sus textos. 7 Si bien es cierto que este debate de la política comparada se ha analizado desde múltiples perspectivas y ha experimentado cambios interesantes, para el desarrollo de esta tesis no se ahondará en el tema porque requiere de una reflexión y análisis extenso que modificaría los objetivos del presente trabajo. 3 desenvolvieron durante el siglo pasado. Factores que considera se mantuvieron en distintas intensidades dependiendo el país durante sus respectivas transiciones hacia la democracia. Por ende, en la actualidad las democracias latinoamericanas que emanaron de estos contextos (autoritarismo y centralización excesiva de las decisiones públicas), suelen presentar altos niveles de corrupción y clientelismo, escasos niveles de aceptación hacia su gobierno, exigua o nula participación ciudadana en asuntos públicos y escaso interés en la política por parte de los ciudadanos. En su informe de 2016, el Latinobarómetro mostró que la democracia en América Latina se ha consolidado de forma imperfecta porque en esta región, la violencia, corrupción y desigualdad, son características ancladas y potentes que detienen la implementación óptima y el desarrollo adecuado de una democracia plena. De igual manera, el Informe sobre la Democracia en América Latina. Hacia una democracia de ciudadanos y ciudadanas (PNUD, 2004), expuso que la pobreza multidimensional, la desigualdad, la discriminación, la exclusión social, el rezago educativo y la falta de oportunidades igualitarias, son elementos que generan un escenario poco alentador para la consolidación y desenvolvimiento de una democracia de ciudadanos y no simplemente electoral. La desigualdad impide que todas las personas puedan tener un acceso igualitario a los derechos, lo cual vulnera su condición porque no les permite tener acceso a las mismas oportunidades de desarrollo. No obstante, a nivel jurídico, se establece que a todas las personas se les otorgan los mismos derechos por el hecho de ser humanos, sin embargo, más allá de esta igualdad formal, es importante reflexionar que pese al reconocimiento legal de los derechos de las y los ciudadanos, hay características como el sexo, el género, las preferencias y orientaciones sexuales, la raza, la religión, entre otras, que han impedido de forma injusta, que las personas puedan ejercer de forma igualitaria sus derechos. Por lo tanto, es relevante considerar que no basta con una igualdad de jure, es decir, formal, sino que también es necesaria una de facto, donde los resultados sean tangibles y 4 observables, donde se vislumbre a la igualdad como derecho, principio y realidad. Mientras no exista una igualdad sustantiva (de facto), la democracia está vulnerada porque hay sectores de la sociedad que no pueden ejercer de forma igualitaria sus derechos políticos, sociales, entre otros, pues existe una desigualdad material y estructuralque les impide un desarrollo pleno e igualitario. Otra arista que coadyuva a la generación de esta crisis, o nutre el cuestionamiento existente de la democracia representativa, son las instituciones que presentan problemas de eficiencia porque los recursos existentes no son utilizados de forma óptima y no hay un monitoreo diferenciado ni sistemático hacia los recursos públicos; y de ineficacia, porque las políticas públicas y acciones gubernamentales no resuelven por completo los problemas para las que fueron creadas, y se desconocen sus principales fallas porque no se evalúan desde diversas perspectivas los resultados que producen (Montecinos, 2009). Opacidad que es favorecida por los endebles o nulos mecanismos de transparencia y rendición de cuentas implementados; escenarios que se alejan de sistemas óptimos y favorables como lo es el gobierno abierto. Sin duda, la conjunción de los elementos antes citados, más los que se puedan agregar dependiendo del contexto político de cada país latinoamericano, han traído consigo bajos niveles de legitimidad hacia la democracia representativa. Frente a este escenario, se han hecho presentes diversas experiencias de participación ciudadana institucionalizada con la finalidad de sobrellevar la crisis representativa y complementar este sistema de gobierno. Entre las alternativas que han proliferado en estos últimos años, se encuentra el presupuesto participativo (en adelante pp), el cual ha sido objeto de estudio desde diversos enfoques, y ha generado una multiplicidad de información, la cual, Montecinos (2009) agrupa en tres grandes áreas que se relacionan con los principales temas que han surgido sobre esta práctica participativa, y enlista los autores más prominentes que han trabajado en cada una de ellas. 5 La primer área hace referencia a los estudios que tienen como finalidad difundir los efectos positivos del pp, como lo es la rendición de cuentas y el fomento de la participación ciudadana en contextos donde permea el clientelismo, corrupción e ineficiencia de recursos. Los autores que han abordado estos temas son Souza (2004), Nylen (2003), Buenrostro (2004), Gómez (2007), Abascal (2004), Navarro (1998), Baiocchi (2001) y Jacques (2003), principalmente. En la segunda área, Montecinos (2009) agrupa los autores que se enfocan en analizar cuáles fueron las condiciones que dieron lugar al pp en Brasil, cuál es el papel que juegan las instituciones públicas para concluir con éxito su implementación, y cuál es el diseño institucional del pp. Estos son estudios que permiten conocer qué factores son necesarios para garantizar una implementación exitosa del pp en otras ciudades fuera de Brasil. Entre los autores que destacan en el desarrollo de este rubro se encuentran: Schneider (2006), Goldfrank (2006), Sintomer (2005) y Cabannes (2005). Por último, en la tercer área, Montecinos (2009) ubica los trabajos que se enfocan en analizar al pp como una institución de la democracia participativa. Aquí se hace énfasis en la relación existente entre la democracia participativa y la representativa, así como sus condiciones, ventajas y desventajas. Asimismo, se reflexiona en valorar la relación entre los tipos de democracias como complementos y no como suplementos; situación que se problematiza cuando se cuestiona ¿cómo articular esta conjunción sin que exista una subordinación? Cuestionamiento que se ha tornado en un amplio debate. En este sentido, las autoras Tatagiba y Texeira (2007) han ejemplificado el tema de la subordinación mediante un estudio de caso realizado en Brasil; y autores como Montecinos y Resende (2012) han problematizado que el complemento sólo se da en la teoría, más no en la práctica. Sin duda, el que existan múltiples tipos de estudios y enfoques para el análisis y comprensión del pp, es un indicador del auge e importancia que está cobrando a nivel mundial, pero en mayor medida en Latinoamérica, región donde se ha implementado el pp en diversas ciudades de Brasil (primer país que lo llevó a 6 cabo, y su caso más famoso es el de la ciudad de Porto Alegre), México, Argentina, Uruguay, Colombia, Ecuador, Guatemala, Perú, Chile, por citar algunos casos (Montecinos, 2009). El pp en cada país tiene sus especificidades que lo hacen único, pues en cada región varía dependiendo del entorno político, social, cultural, económico, etcétera. Sin embargo, es altamente probable que el modelo de Porto Alegre siga siendo la referencia central porque es el caso político más conocido y difundido en la mayor parte de los países donde se espera un incremento en el número de casos de presupuestos participativos (Sintomer, 2005). La experiencia del pp en Porto Alegre, Brasil, surge en 1989; la cual en un inicio tuvo conflictos para su adecuada implementación; sin embargo, con el tiempo evolucionó y se perfeccionó, y en “1990 se posicionó como una de las 40 innovaciones urbanas en todo el mundo, y en 1996 se expuso el pp en la Conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre Asentamientos Humanos- Hábitat II, la cual tuvo lugar en Estambul en junio del mencionado año” (Sousa, 2004: 394). Hoy en día, haciendo un análisis retrospectivo se puede decir que el pp en Brasil ha fungido como motor de cambio en la redistribución de recursos mediante la participación ciudadana. Organismos internacionales como el Banco Mundial, retoman el caso del pp en Brasil como una práctica exitosa que merece ser estudiada y difundida para alentar a las autoridades a implementar este tipo de ejercicios por los impactos positivos que ha mostrado, y a innovar, dependiendo sus contextos y las necesidades de sus ciudadanos, en lo relacionado a los mecanismos locales de participación ciudadana que implementan. El caso mexicano Otra ciudad donde también se ha desarrollado el pp es la Ciudad de México, la cual desde 2011 presentó de forma unificada el proceso del pp en sus 16 7 delegaciones; pues con anterioridad, habían existido experiencias aisladas y distintas sobre el pp. Ejemplo de ello se identificó en la delegación Tlalpan, donde se llevó a cabo el programa “Hacia un Presupuesto Participativo” del 2001 al 20038. El pp local fue implementado de manera homologada por el Instituto Electoral de la Ciudad de México (de ahora en adelante IECM) como un mecanismo de participación ciudadana institucionalizada en el 2011. Hoy en día, en la capital del país encontramos un pp que intenta abarcar y atraer a mayores sectores de la población mediante la diversificación de los proyectos que se pueden registrar. Sin embargo, al ser el pp un mecanismo de reciente aplicación se desenvuelve de forma compleja porque enfrenta diversas problemáticas por la poca participación ciudadana, y los endebles mecanismos de control y monitoreo que presentan los recursos otorgados. Situación que se constató en el diagnóstico realizado en esta tesis sobre los mecanismos de monitoreo que se implementan en el pp, pues se visibilizó que si bien es cierto que desde el 2015 se han implementado herramientas de monitoreo de impacto y seguimientos presupuestales, destaca que esta información no es pública; por lo tanto, se desconocen los avances, retrocesos o estancamientos del pp. A pesar de que se desconocen los resultados e impactos que está produciendo el pp porque sus mecanismos de monitoreo no son abiertos, el IECM optó por diversificar el pp; ejemplo de ello se identifica en el pp con enfoque de género que se aplica desde el 2015 en la Ciudad. Sin embargo, se desconoce por qué y cómo se insertó la perspectiva de género en el pp, cuál es su importancia, la necesidad, o la urgencia de que se llevara a cabo este mecanismo de participación ciudadana institucionalizada en la capital del país. Asimismo, sobresale que no fue posible identificar textos que retomen y8 Si se desea ahondar en el pp de esta delegación, revisar Maldonado (2015) y Morales (2005). 8 problematicen la temática del presupuesto participativo con perspectiva de género en la Ciudad de México, ni que conjuguen estas tres aristas: participación ciudadana-monitoreo-género. Por estas razones, en esta tesis se planteó el siguiente objetivo general: describir el proceso de inserción de la perspectiva de género en el presupuesto participativo de la Ciudad de México, así como las herramientas de monitoreo que se han utilizado y difundido en portales electrónicos para los proyectos del presupuesto participativo del 2011 al 2017, con la finalidad de analizar si su implementación es satisfactoria y es aplicable al presupuesto participativo diferenciado, y proponer la implementación de un nuevo mecanismo de monitoreo con perspectiva de género. En este sentido, se definieron como objetivos específicos: • Investigar cómo se incorporó el enfoque de género en el presupuesto participativo de la Ciudad de México. • Describir y analizar los mecanismos de monitoreo que se han difundido en portales electrónicos sobre el presupuesto participativo con y sin enfoque de género. • Proponer una modificación al formato de registro de los proyectos del presupuesto participativo con enfoque de género con la finalidad de recabar información que permita monitorearlo. En concordancia con estos objetivos, se desarrollaron dos preguntas clave que tuvieron la función de dirigir la investigación para la tesis, a saber: ¿cómo se insertó la perspectiva de género en los proyectos del presupuesto participativo de la Ciudad de México? y ¿cómo se pretende monitorear su implementación? Objetivos que se relacionan directamente con la hipótesis de la tesis: “los mecanismos de monitoreo que se han aplicado desde 2011 al 2017 al 9 presupuesto participativo no permiten conocer el desempeño del presupuesto participativo con enfoque de género que se implementa en la Ciudad de México”. Para dar respuesta a las interrogantes planteadas, en primera instancia, se desarrollan los referentes conceptuales que dan sustento a esta tesis, es decir, se define qué se comprende por participación ciudadana, perspectiva de género, presupuesto público, presupuesto participativo, monitoreo, indicador, evaluación, entre otros; con el fin, de generar una base conceptual que permitiera comprender el presupuesto participativo con enfoque de género, así como sus mecanismos de monitoreo implementados en la capital del país. De forma específica, para responder la primera interrogante: ¿qué impulsó la inserción de la perspectiva de género en los proyectos del presupuesto participativo de la Ciudad de México? se llevó a cabo una investigación de gabinete y entrevistas a actores que tienen un papel clave en el desarrollo del pp con y sin enfoque de género en el IECM; con el fin de describir en el segundo capítulo, cómo y por qué se insertó la perspectiva de género en el pp. Ahora bien, para poder comprender a cabalidad el pp con perspectiva de género, es necesario conocer el pp local y sus antecedentes, por lo tanto, en el segundo capítulo también se describen los orígenes de este mecanismo de participación ciudadana institucionalizada. De igual manera, en el capítulo citado, se desarrollaron los antecedentes de los presupuestos públicos con enfoque de género en la Ciudad, para conocer las diferencias y similitudes que hay en el origen de dos mecanismos que basan su forma de incidencia en el presupuesto, pero uno (los presupuestos públicos diferenciados) desde mandatos institucionales, y otro (el pp diferenciado) desde la participación ciudadana. Una vez conocido y analizado el panorama de creación del pp que cuenta con enfoque de género, y para poder dar respuesta a la segunda interrogante de esta tesis: ¿cómo se pretende monitorear la implementación del pp con perspectiva de género? se elaboró en el tercer capítulo, un diagnóstico enfocado en los mecanismos de monitoreo que se implementan en la actualidad al pp con 10 perspectiva de género, para conocer si estas herramientas de medición permiten saber el desempeño de este presupuesto diferenciado. Asimismo, se configuraron los respectivos diagnósticos de monitoreo del pp y de los presupuestos públicos sensibles al género, para conocer si se lleva a cabo un monitoreo, qué aspectos monitorean y con qué regularidad lo hacen. Esta información permitió conocer en dónde estamos en materia de monitoreo del pp con y sin enfoque de género, así como de los presupuestos etiquetados locales9. Uno de los principales hallazgos identificado en los diagnósticos, fue que el pp con enfoque de género se ha desarrollado bajo un escenario de opacidad porque no existe a nivel de proyecto un seguimiento público, sistemático ni puntual, que permita conocer su desempeño, así como los tipos de participación ciudadana que convergen en su desarrollo. De forma general, se observa que no existen las bases mínimas para que se lleven a cabo evaluaciones pertinentes hacia el pp enfoque de género, pues los insumos básicos que se necesitan para llevarse a cabo, provienen del monitoreo, y éste al ser opaco, disperso y difuso, no es funcional porque no emite información fiable de forma sistemática que permita la comparabilidad de los datos. Frente a este escenario, se optó por ir más allá de la crítica sobre los escasos mecanismos de monitoreo provenientes del gobierno y de la sociedad civil organizada, y brindar una propuesta de cómo generar un mecanismo de monitoreo con enfoque de género que se pudiera aplicar al pp local; y que permitiera conocer 9 Se acota que para conformar estos diagnósticos únicamente se consideró la información públicamente disponible en vía internet, pues uno de los principios del gobierno abierto es que en la actualidad para fomentar y ampliar la transparencia, así como la rendición de cuentas, es necesario utilizar las tecnologías de la información y comunicación (TIC’s), para que la información sea accesible, reutilizable y de amplia difusión. Por ende, para generar los diagnósticos se partió del supuesto de que la información pública debe ubicarse en sitios electrónicos. Sin embargo, esto no significa que la información no pueda existir en físico en los archivos de las instituciones; sino que fue un criterio que se utilizó para seleccionar la información que se tomó en cuenta para la formulación de los diagnósticos. Los diagnósticos se hicieron desde tres niveles: gubernamental, sociedad civil organizada y ciudadanía en general. La finalidad fue observar desde tres perspectivas, cómo monitorean estas prácticas y conocer qué sector muestra un mayor interés por hacer seguimientos sistemáticos e integrales. 11 de manera diferenciada, qué tipos de participación ciudadana convergen en el desarrollo de este pp, y cuáles son sus procesos y resultados. Por lo tanto, se propone modificar el formato de registro de los proyectos del pp ante el IECM para incorporar la perspectiva de género en el formato, y así, crear los insumos necesarios para hacer los seguimientos que permitan optimizar y potencializar los resultados enfocados en la generación de la igualdad sustantiva. Siguiendo esta idea, en el capítulo cuarto, se presenta la propuesta del formato modificado, y un ejemplo que únicamente tiene la finalidad de mostrar de manera práctica cómo se podrían desarrollar los proyectos en este nuevo formato. Sobre estos asuntos trata la presente tesis. 12 Capítulo I. Referentes conceptuales En el 2015 se planteó por primera vez en la Ciudad de México un punto de encuentro entre dos modelos que con anterioridad habían coexistido, pero no convergido:el presupuesto participativo y el enfoque de género a nivel presupuestal. De la intersección de ambos modelos, surge el presupuesto participativo con perspectiva de género en la capital. El estudio de dicha convergencia, su desarrollo e implementación son uno de los objetivos centrales de esta tesis. Para comprenderlo a cabalidad, en este capítulo se definen y entrelazan los conceptos que ayudan a aprehenderlo, a saber: participación ciudadana, género, perspectiva de género, presupuesto, presupuesto sensible al género, presupuesto participativo y presupuesto participativo con enfoque de género. Siguiendo este orden de ideas, el primer tema que se aborda es la participación ciudadana. 1.1. Definiciones de participación ciudadana Si bien es cierto que existen distintos tipos de participación como la ciudadana, popular, comunitaria, política y social10; consideramos importante en primera instancia, definir lo que en este trabajo se entiende por participación, prefijo de los términos antes mencionados. Para Bolos (2003) “en la actualidad, el término participación es utilizado para explicar la incidencia de individuos y grupos sociales en las diferentes etapas en las que se resuelven asuntos de interés público, es decir, en la consulta, discusiones, planteo de propuestas y, en algunos casos, en la gestión de recursos. (…) La participación es considerada como un medio para la democratización de los espacios institucionales y de las relaciones” (pp. 7). Una vez definido el prefijo, se acota que los conceptos que le siguen (popular, ciudadana, entre otros) no son excluyentes entre sí porque confluyen dentro de la 10 Para profundizar en sus definiciones y diferenciaciones, se recomienda consultar texto de Cunill (1991). 13 misma esfera pública11, “y poseen un común denominador: la búsqueda de beneficios sociales” (Aguirre, 2014: 212); sin embargo, es menester señalar que dentro de esta gama de tipologías, en esta tesis, sólo se retoma la de la participación ciudadana, la cual hace referencia a los ciudadanos que llevan a cabo “las actividades que, interactuando ante y con el Estado, buscan transformarlo para incidir en el diseño, definición y programación de las políticas públicas” (Aguirre, 2004: 213). En este sentido, Ziccardi (2004) considera que es una “forma de inclusión de la ciudadanía en procesos decisorios, incorporando sus intereses particulares (no individuales) respecto a determinadas temáticas” (pp.10). Definición que se complementa con la de Cunill (1991), quien argumenta que la “participación ciudadana se refiere a la intervención de los particulares en actividades públicas en tanto portadores de determinados intereses sociales” (pp. 57). Siguiendo estos argumentos, consideramos que la participación ciudadana tiene que ver con aquellos espacios de inclusión donde interactúan diversos sectores, como el social y gubernamental, para plantear intereses particulares y generar soluciones colectivas. Ahora bien, dentro de la participación ciudadana también existen distintas modalidades y medios12, pero en esta tesis nos apegamos al tipo de participación ciudadana que se “encuentra circunscrita a espacios y mecanismos reglamentados de interacción entre gobernantes y gobernados. Es decir, a la participación ciudadana institucionalizada”13 (de ahora en adelante PCI) (Espinosa, 2004:38); porque consideramos es la categoría de análisis que permite explicar la 11 Por esfera pública se comprende un espacio donde conviven múltiples actores que se interrelacionan de diversas formas e intercambian y difunden información y necesidades de interés general relativas a su comunidad (Arendt, 2009). 12 Si se desea conocer al respecto revisar texto de Cunill (1991), Ziccardi (1998) y Saltalamacchia y Ziccardi (2005). 13 Acotamos que sólo se utiliza la categoría analítica PCI cuando se refiere a este fenómeno específico normativo, mientras que el concepto de participación ciudadana se utiliza de forma general para abordar los procesos participativos. 14 ejecución del presupuesto participativo de la Ciudad de México, ya que se trata de un mecanismo estipulado por la Constitución local14, y normado por la Ley de Participación Ciudadana15 y la Ley de Presupuesto Participativo16. 1.1.1. Participación ciudadana institucionalizada (PCI) La institucionalización de la participación ciudadana se comprende como la apertura de espacios sustentados en un marco legal, que tienen la finalidad de instaurar y regular la relación de cooperación y coordinación entre el gobierno y los ciudadanos para reivindicar el carácter público de las decisiones políticas. En este sentido, se puede comprender a la PCI como “aquellos casos que representan una respuesta -individual o colectiva- desde lo social a una convocatoria (con sustentos normativos) realizada por parte de las autoridades gubernamentales en aquellos espacios institucionales que éstas designan o crean para involucrar a sectores de la población en alguna actividad específica de lo público” (Bolos, 2013: 7) Sin embargo, es menester señalar que la participación ciudadana presenta múltiples problemas y dificultades para incorporarse y mantenerse activa como forma de organización social y gubernamental. En este sentido, Ziccardi (2004) argumenta que es indispensable explorar los marcos jurídicos para evaluar hasta qué punto la PCI está incentivando al ciudadano a participar, organizarse y pronunciarse. Argumento con el que coincidimos porque si la mayor parte de las leyes que deben empoderar al ciudadano están redactadas como candados para que no exista una cogestión, entonces será nula o escasa la corresponsabilidad entre gobierno y sociedad. 14 Específicamente en el Artículo 26 “Democracia participativa”, apartado B: presupuesto participativo. Para revisar a detalle la máxima Ley local, consultar el siguiente enlace http://www.cdmx.gob.mx/storage/app/uploads/public/589/746/ef5/589746ef5f8cc44747517 6.pdf (13/03/2017). 15 http://www.aldf.gob.mx/archivo-cd085f88915447b193f6d4b7b04769d3.pdf (13/03/2017). 16 http://www.aldf.gob.mx/media/banners/LeyPresupuestoParticipativo.pdf (13/03/2017). 15 Siguiendo con la idea anterior, “se debe observar (…) que la labor legislativa no reduzca el alcance de los derechos ciudadanos, por el contrario, la acción legislativa debería reafirmarlos al dotar de herramientas jurídicas a los ciudadanos para que los derechos puedan ser ejercidos libremente” (Briseño, 2011: 10). Pero generar esta sinergia y corresponsabilidad entre gobierno-sociedad, no depende exclusivamente de la redacción del marco jurídico, porque aunque los mecanismos de PCI tengan un sustento legal que fomente el ejercicio de la participación ciudadana, si los ciudadanos no los hacen efectivos y no tienen intenciones de intervenir en las decisiones y actividades estatales, ni de llevar a cabo procesos de deliberación e interacción social para definir sus intereses, necesidades y propuestas particulares, no se puede concretar una gobernabilidad democrática17. Siguiendo esta reflexión, Font (2004) argumenta que al generar o instaurar cualquier mecanismo de participación ciudadana, se debe considerar que el tipo ideal del ciudadano no siempre se ubica de forma mayoritaria como se quisiera, por lo tanto, se debe estar consciente que pueden prevalecer los ciudadanos poco informados y/o con nulo o escaso interés en asuntos públicos. Para Font (2004), este dilema se acompaña de otro factor exógeno a los mecanismos institucionales de participación ciudadana: la cantidad de tiempo libre que tiene cada persona y cuánto están dispuestos a otorgar para asuntos comunes. Situaciónque el autor problematiza al plantear que, si el tiempo libre es escaso, la energía e intensidad participativa se verán afectadas directamente; y, por ende, es probable que exista una tendencia sobre el tipo de personas que acuden a las asambleas a deliberar conflictos y a tomar decisiones que deberían 17 Para Prats (2001), la gobernabilidad democrática existe “cuando la toma de decisiones de autoridad y la resolución de conflictos entre los actores estratégicos, se producen conforme a un sistema de reglas y fórmulas que podemos calificar como democracia” (pp. 104). Para el autor, la clave de la democracia es la igualdad política. Bajo la misma perspectiva, Castelazo (2004) argumenta que la gobernabilidad democrática consiste en reconocer y considerar el conflicto como parte de la relación entre el gobierno y la sociedad, el cual es posible administrarlo apelando a la corresponsabilidad de ambos actores en la vida pública. 16 ser de la colectividad, lo cual afecta el desarrollo de la PCI porque la participación ciudadana que la nutre no es integral ni inclusiva, sino que sólo son ciertos sectores sociales los que participan. Asimismo, otro riesgo que afecta a la PCI es que sus mecanismos se multipliquen de forma inercial, es decir, que por una tendencia de implementar prácticas basadas en la participación ciudadana, no se valore ni analice si se pueden aplicar al contexto, si han tenido éxito en otras ciudades, si son factibles, etcétera. El hecho de institucionalizar la participación ciudadana bajo múltiples mecanismos que no son operacionales o que nunca se llevan a cabo, puede devenir en que se formule una opinión pública sobre la participación ciudadana como no funcional porque a pesar de que se repite en múltiples ocasiones como un mecanismo de inclusión, no se visibilizan sus beneficios ni sus campos de acción, y por lo tanto, se pierde la idea de valorarla como un estilo de hacer política (Borja, 2002). Sin embargo, a pesar de las problemáticas que puede enfrentar la pci, en varios de los territorios donde se ubica una crisis o un cuestionamiento hacia la democracia representativa, se han generado distintas alternativas basadas en que el ciudadano participe. Ziccardi (2004) argumenta que “cualquier proyecto que pretenda abrir espacios de participación ciudadana deberá plantearse claras estrategias que le permitan reforzar el sector asociativo, buscar la participación del ciudadano no organizado y potenciar un cambio hacia una cultura más participativa” (pp. 12). Un ejemplo de este tipo de alternativas participativas institucionalizadas es el pp, el cual tiene la función de involucrar a la ciudadanía en el proceso de decisión de prioridades del presupuesto de determinada colonia, desde un enfoque de gestión conjunta donde a través de debates y negociaciones, se toman decisiones colectivas sobre cómo distribuir una parte del presupuesto público para aumentar el bienestar. Resumiendo, la participación ciudadana es un concepto amplio que se puede abordar desde múltiples perspectivas, sin embargo, la literatura especializada coincide en plantear que la característica esencial de este tipo de participación es 17 que los ciudadanos participen en espacios específicos (predeterminados), para expresar sus intereses sociales pero particulares, con el fin de co-diseñar y co- crear propuestas de incidencia social. De igual manera, la participación ciudadana institucionalizada se guía bajo el mismo objetivo, pero con la diferencia de que sus mecanismos de participación, están regulados por alguna norma local o federal. Otro concepto que se presenta bajo múltiples definiciones es el de género, el cual también es un pilar conceptual en esta tesis, porque posteriormente se retoma para analizar desde una perspectiva de género los mecanismos de participación ciudadana institucionalizada y sus respectivas vías de seguimiento que existen en la Ciudad de México. 1.2. ¿Qué es el género? El género es una categoría que impulsó el feminismo académico anglosajón, en la década de los setenta del siglo pasado, con el fin de marcar una diferencia entre los preceptos de la biología y las construcciones sociales y culturales que se formulan hacia las mujeres y los hombres (Lamas, 1999). Siguiendo esta idea, el género se comprende como el cúmulo de ideas, creencias y atribuciones sociales, construidas en cada cultura y periodo histórico, que ha tomado como base la diferencia del sexo (INMUJERES, ONU Mujeres, 2014c). A través del género se define lo femenino y lo masculino, lo cual se sitúa en el registro de lo simbólico (Scott, 2000). Bajo la misma perspectiva, Marta Lamas retomando a Simone de Beauvoir en su texto El Segundo Sexo, considera que “las características humanas consideradas como “femeninas” (o masculinas) son adquiridas por las mujeres (y por los hombres) mediante un complejo proceso individual y social, en vez de derivarse “naturalmente” de su sexo” (Lamas, 2013: 9). 18 Asimismo, West y Zimmerman (1999), definen el género como “un elemento emergente de situaciones sociales; es tanto el resultado, como la razón fundamental de varios arreglos sociales y un medio de legitimar una de las divisiones más fundamentales de la sociedad” (p. 111). Para estos autores, el género se configura mediante prácticas sociales que gracias a su constante reproducción y reafirmación, se presentan como prácticas naturales y obligatorias adheridas a determinada categoría sexual. En otras palabras, el hacer género se consolida mediante un proceso diario que implica una constante reafirmación social y personal de pertenecer a una categoría sexual18. Sin embargo, el ser parte de una categoría sexual trae consigo diversas consecuencias sociales, una de ellas es la asignación desigual de poder. Se torna necesario comprender cómo se ha formulado el género en nuestro contexto y observar cómo ha evolucionado, para poder entender los múltiples impactos desiguales que esta configuración simbólica ha tenido. En este sentido, Scott (2000) considera que es de suma relevancia estudiar el género para conocer su significado y sus múltiples implicaciones a nivel social, cultural, político, económico, etc., con el fin de analizar cómo el género ha coadyuvado a mantener el orden social, o bien, de qué forma ha promovido el cambio en determinado territorio y periodo. 18 Es relevante acotar que sexo, categoría sexual y género no son lo mismo. El sexo es el cúmulo de los rasgos, características fisiológicas, anatómicas, biológicas y cromosómicas, que han sido socialmente convenidas para poder diferenciar a los seres humanos entre mujeres y hombres, así como de los demás animales. La categoría sexual es el conjunto actitudes y actividades que la sociedad ha estipulado son apropiadas para determinado sexo; lo cual se relaciona directamente con el género, porque el hacer género surge de la exigencia de ser miembro de una categoría sexual. Asimismo, es importante acotar que sexo y categoría sexual no siempre están relacionadas, es decir, se puede tener un sexo masculino, pero presentarse ante la sociedad como mujer y ostentar la categoría sexual de mujer y hacer género diario, reproduciendo y reafirmando prácticas sociales que se han destinado a la mujer (West, Zimmerman, 1999). En esta tesis no se ahonda más en estas definiciones porque no son el objeto de la misma, sin embargo, si se desea profundizar en esta reflexión se recomienda revisar textos de West, Zimmerman (1999), y Lamas (1999). 19 Siguiendo esta idea, Scott (2000) plantea la necesidad de comprender el género desde dos perspectivas interrelacionadas; es decir, el género es “un elemento constitutivo de las relaciones sociales basadas enlas diferencias que distinguen los sexos19, y el género es una forma primaria de relaciones significantes de poder” (pp. 289). Definición que consideramos es de suma relevancia porque conjuga dos factores, pues hace mención de la dimensión cultural y social del género porque lo posiciona como un elemento constitutivo de las relaciones sociales, pero también acota que el género “es el campo primario dentro del cual o por medio del cual, se articula el poder” (Scott, 2000: 292). Sin duda, valorar el género como un factor que puede legitimar, articular y/o modificar el ejercicio del poder, es una reflexión que amplía el campo de estudio del género como categoría analítica porque las relaciones de género dejan de posicionarse exclusivamente en el ámbito social y cultural, para adentrarse en la arena de las relaciones de poder. La finalidad de que el género también sea reconocido como una representación del ejercicio del poder, recae en la importancia de valorar que los sistemas y estructuras bajo los que se sostiene el ejercicio del poder dominante son legitimados y reproducidos por roles sociales y culturales, donde el género tiene un peso fundamental. Resumiendo, el género es una construcción social que fomenta y reproduce de forma cotidiana, las actitudes, acciones, características, roles, estereotipos, etc., que se han relacionado a cada categoría sexual. La reproducción diaria y constante de estas prácticas sociales ha traído consigo que se asimilen como “naturales, normales y obligatorias” para los hombres y las mujeres. Asimismo, el 19 Para Scott (2000), “el género como elemento constitutivo de las relaciones sociales basadas en las diferencias percibidas entre los sexos, comprende cuatro elementos interrelacionados: 1. Símbolos culturalmente disponibles que evocan representaciones múltiples. 2. Conceptos normativos que manifiestan las interpretaciones de los significados de los símbolos. 3. Las instituciones y organizaciones sociales. 4. Identidad subjetiva” (pp. 291). 20 hacer género ha servido como medio para legitimar y/o modificar la organización de la estructura social, cultural, política, económica, etc., porque el género tiene un papel relevante en la distribución del ejercicio del poder. De igual forma, es importante volver a mencionar que el género se presenta de forma diversa dependiendo la región, es decir, los elementos que se derivan o lo conforman, son cambiantes y se adaptan al contexto de determinado territorio. Por lo tanto, el género no puede ser una construcción social a nivel macro, porque en lo micro, bajo tesituras interculturales, se otorga sentido y significado a las personas de formas distintas e incluso contradictorias entre culturas. Escenarios donde debe permear la otredad para comprender lo distinto y no caer en criminalizaciones basadas en lo propio; en palabras de Gayle Rubin, cada sociedad tiene su sistema sexo/género20. Por lo tanto, frente a esta multiplicidad de sistemas sexo/género, es relevante que se estudie de forma específica de qué forma se construyen en cada sociedad para comprender sus estructuras sociales, políticas, económicas, culturales, etc. Hoy en día, la forma en la que se reconocen y analizan las diferencias de género, es mediante la implementación de la perspectiva de género como categoría de análisis; pues mediante este enfoque se identifican y estudian las prácticas sociales que conforman el género en determinado contexto, y se formulan mecanismos específicos (como son los presupuestos etiquetados o el pp participativo con perspectiva de género), que inciden en los rubros que se presentan como áreas de oportunidad para revertir la desigualdad basada en el género, y crear un bienestar común. Siguiendo esta idea, a continuación se 20 Para ahondar en la temática de cómo a través de la cultura se otorga sentido y significado al género, se recomienda revisar los textos que retoma Lamas (2013), porque hace una compilación breve presentando lo que considera relevante de textos, ensayos, libros, etcétera, que desde su perspectiva, son clave para comprender el género; ejemplo de ello son: Sexual Meanings: the Cultural Construction of Gender and Sexuality de Sherry B. Ortner y Harriet Whitehead (1981). Salvatore Cucchiari (1996) en “La revolución de género y la transición de la horda bisexual a la banda patrilocal: los orígenes de la jerarquía de género”. La serie de libros editados por Linda Nicholson (1990) Thinking Gender, y Margaret Mead (1935) con Sex and Temperament in Three Primitive Societies. 21 ahonda en la definición de perspectiva de género21 con la finalidad de clarificar los conceptos nucleares de la tesis. 1.2.1. Definición de Perspectiva de género22 En 1995, en la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer llevada a cabo en Beijing, se posicionó la perspectiva de género como un enfoque fundamental y estratégico para estudiar, promover y acelerar el desarrollo y sostenimiento de la igualdad sustantiva23. Como resultado de esta Conferencia, se emitió la Declaración y la Plataforma de Acción de Beijing, donde entre otros factores, los Estados Miembros se comprometieron a incorporar la perspectiva de género en la normativa y política pública para reafirmar su compromiso con la igualdad de género. Asimismo, en 1997, se emitieron las conclusiones convenidas por el 21 En consecuencia con los objetivos de esta tesis, sólo se expone la definición de la “perspectiva de género”; es decir, no se ahonda en su origen. No obstante, se presenta un esbozo de cuáles son sus principales antecedentes. En la década de los setentas del siglo pasado, comenzaron distintos movimientos feministas enfocados en la búsqueda de la igualdad entre hombres y mujeres. Ejemplo de ello, se visualizó en el movimiento vinculado al enfoque individualista de los derechos de las personas. Este enfoque se relacionó con la ideología de género y uno de sus principales aportes fue el modelo del igualitarismo, el cual, entre otras cosas, propuso la eliminación de cualquier particularidad que hiciera diferente a los hombres y a las mujeres. En contra parte, el movimiento feminista que se vinculó con el enfoque relacional, el cual es uno de los principales antecedentes de la perspectiva de género, tuvo como principal argumento la búsqueda de la igualdad sin rechazar la diferencia de cada ser humano. Es decir, debía existir una igualdad de derechos y oportunidades sin homogeneizar a las mujeres con los hombres. Si se desea ahondar más, se recomiendo revisar Miranda (2012). 22 En América Latina se ha utilizado como sinónimo la perspectiva y el enfoque de género, no obstante, existe un debate de que estos dos conceptos no tienen el mismo significado, pues la perspectiva de género se vincula más con la ideología y la interpretación que se hace de la realidad, pero desde una visión sujeto-objeto; mientras que el enfoque de género se relaciona con un método en el que la política pública se focaliza atendiendo las particularidades de determinado contexto, es decir, no se hace una interpretación del objeto con base en los lentes de género que cada persona tiene, sino que sigue un método que coadyuva a implementar de forma óptima el enfoque de género en las acciones públicas. No se ahonda en este debate porque no modificaría los objetivos de la presente tesis. 23 La igualdad sustantiva se refiere a lograr que la igualdad de género sea tangible y no sólo se aprecie en el imaginario del deber ser de la teoría y la norma (Inmujeres, ONU Mujeres 2014a:15). Si se desea ahondar en el concepto de igualdad sustantiva, revisar el acápite 1.2.2. de la presente tesis. 22 Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (ECOSOC)sobre la perspectiva de género, donde la definen como: El proceso de evaluación de las consecuencias para las mujeres y los hombres de cualquier actividad planificada, inclusive las leyes, políticas o programas, en todos los sectores y a todos los niveles. Es una estrategia destinada a hacer que las preocupaciones y experiencias de las mujeres, así como de los hombres, sean un elemento integrante de la elaboración, la aplicación, la supervisión y la evaluación de las políticas y los programas en todas las esferas políticas, económicas y sociales, a fin de que las mujeres y los hombres se beneficien por igual y se impida que se perpetúe la desigualdad. El objetivo final es lograr la igualdad entre los géneros (INMUJERES, ONU Mujeres, 2014c: 13). Implementar el enfoque de género es aceptar que hay múltiples desigualdades que emanan del género entre los sectores sociales, las cuales, si bien son producto de la historia, la cultura, la sociedad, la política, entre otros factores, no se pueden ni deben seguir reproduciéndose de forma sistemática porque esto puede afectar e impactar directamente el desarrollo y crecimiento igualitario de la sociedad y de la democracia porque el poder se ejerce de forma desigual. El género no sólo es una construcción social que determina prácticas sociales, sino que también es una construcción que expresa una estructura de poder estratificada y jerarquizada (Serret, et.al., 2008), por lo tanto, la perspectiva de género debe “explicar la acción humana como un producto construido con base en un sentido subjetivo” (Lamas, 2013: 11), que ha devenido en escenarios desiguales que se consideran injustos porque no permiten el desarrollo pleno de cada sector. Este escenario se ha sustentado en análisis integrales desagregados, que expresan las múltiples desigualdades y necesidades existentes, ya sean legales, económicas, políticas, sistemáticas, entre otras, que hay entre hombres y mujeres y que afectan implícita y explícitamente su bienestar. 23 Siguiendo esta reflexión, las investigadoras Alesina y Prato (2009) consideran que la perspectiva de género se debe integrar como una herramienta conceptual temporal que permita analizar, monitorear y evaluar los clivajes de la sociedad y las intervenciones públicas, partiendo de las situaciones disímiles de los sectores para comprender las distintas consecuencias y efectos que traen consigo. Lamas (1999) acota que la perspectiva de género no es un sinónimo de estudios sobre la mujer, porque estos últimos a diferencia de los que tienen insertada la perspectiva de género, no tienen la finalidad de lograr contextos igualitarios, sino que se centran en demostrar otro tipo de hipótesis no vinculadas necesariamente con el logro de la igualdad sustantiva. Para la autora, la perspectiva de género es un enfoque que busca generar un escenario de igualdad, donde el género deja de ser un elemento que de facto implica desigualdad (Serret, et.al., 2008: 53). Resumiendo, la perspectiva de género es un enfoque que permite visibilizar y analizar las construcciones sociales que se hacen sobre el género y que han devenido en una desigualdad de oportunidades de crecimiento y desarrollo para determinados sectores en un contexto específico. Mediante la implementación de este enfoque, se valora la realidad de forma diferenciada porque se reconoce que la sociedad no es homogénea, y por ende, si se ubican desigualdades se presentan propuestas temporales sensibles al género que tienen la finalidad de corregir estas desventajas para lograr la igualdad sustantiva. 1.2.2. Igualdad Sustantiva Es importante detenernos en el concepto de igualdad sustantiva porque hoy en día, es el concepto básico que hace referencia a la generación de una igualdad real, que se lleve a la práctica, es decir, de facto y no simplemente de jure. Asimismo, es relevante mencionar que el concepto de igualdad sustantiva no significa lo mismo que el de igualdad como derecho o principio; no obstante, cabe resaltar que son complementarios entre sí porque la igualdad como derecho 24 otorga a todos los seres humanos (sin distinción) los mismos derechos24. Al otorgar los mismos derechos se procura una igualdad de condiciones que tiene el fin de aspirar a la justicia. El otorgar de forma igualitaria a todos las personas los mismos derechos humanos, se le conoce como igualdad formal porque en diversas fuentes legales nacionales e internacionales se estipula la igualdad de las personas frente a la ley (SCJN, 2015). Mientras que el principio de igualdad, se relaciona con la forma en la que se debe interpretar la ley, es decir, con base y procurando la igualdad, se deben hacer la lecturas hermenéuticas y aplicaciones de las normativas. En otras palabras, la igualdad debe ser considerada como un medio y un fin en sí mismo (SCJN, 2015). Asimismo, es importante reflexionar a la igualdad más allá del andamiaje jurídico, pues es relevante evaluar si la igualdad formal que se expresa en leyes, realmente se traduce en una igualdad de facto, es decir, sustantiva. La razón por la que es relevante hacer esta reflexión, es que hoy en día, desafortunadamente persisten desigualdades materiales porque el sexo, el género, las preferencias sexuales, la raza y la religión, continúan siendo características que determinan si una persona tiene acceso a determinado derecho (SCJN, 2015). Por ejemplo, la ley estipula que se deben otorgar los mismos derechos y existir un acceso igualitario a los mismos, a todas las personas sin distinción alguna; no obstante, en lo cotidiano es posible observar que si una persona tiene una preferencia sexual distinta a la heterosexual, puede existir discriminación para el acceso a oportunidades laborales, de vivienda, etcétera. De igual manera, en la actualidad se vislumbra una desigualdad estructural porque sectores de la sociedad (las mujeres, los indígenas, entre otros) que históricamente han estado marginados, continúan en una situación de sometimiento (SCJN, 2015). Por ejemplo, las niñas y mujeres tienen el mismo derecho que las demás personas de decidir sobre su vida, sin embargo, en 24 El concepto se mencionó por vez primera en el artículo primero de la Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano de 1789. 25 comunidades de Chiapas todavía existen casos donde los padres venden a las niñas como objetos de valor o las utilizan para intercambios comerciales. Frente a este escenario, es importante reconocer que ante la presencia de condiciones de desigualdad material o estructural que imposibilitan el disfrute de una igualdad real para todas las personas, es necesario llevar a cabo acciones con distintos enfoques, como es el de género, que tienen la finalidad de coadyuvar a la generación y sostenibilidad de una igualdad sustantiva, es decir, una igualdad real donde todas las personas pueden ejercer de forma igualitaria sus derechos. Para la igualdad sustantiva no basta con decretar que la igualdad debe ser para todos los seres humanos, sino que es necesario crear herramientas legales y prácticas temporales que permitan generar escenarios de igualdad real, en otras palabras de igualdad sustantiva. Es importante remarcar que las medidas enfocadas en generar igualdad sustantiva deben ser temporales, es decir, sólo se deben implementar durante la transición de escenarios de desigualdad hacia la igualdad de facto; si estas medidas se vuelven atemporales significa que no hay avances en materia de generación de igualdad y que los contextos de desigualdad y vulnerabilidad por género se perpetúan y transmiten de forma generacional. El concepto de igualdad sustantiva surge en el 2004 por parte del Comité para la eliminación de la Discriminación contra la mujer(Comité CEDAW), en específico en su recomendación General Nº 25, se describe que la igualdad de género debe tener un sustento jurídico, pero también, debe llevarse a cabo mediante acciones concretas y específicas, que permitan materializar la igualdad entre géneros. Inmujeres y ONU Mujeres (2014c) decretaron que “el logro de la igualdad sustantiva exige la adopción de una estrategia eficaz encaminada a corregir la distribución de recursos y el poder entre el hombre y la mujer” (pp.9). De igual forma, para Facio (2008) la igualdad sustantiva es la conjunción de dos factores: el campo legal (leyes, cuerpos normativos, decretos, etcétera) y la acción cotidiana; para la autora, estas áreas deben interactuar de forma paralela para que 26 se logre la igualdad sustantiva, porque si sólo se generan normas relacionadas a la materia, pero no se formulan los mecanismos que permiten materializar la igualdad, y además no se monitorea ni evalúa el desempeño de éstos, es poco probable que se avance en la creación de un escenario igualitario para todos los ciudadanos. Siguiendo esta idea, en la actualidad se implementan mecanismos de incidencia con perspectiva de género para lograr la igualdad sustantiva, como son los presupuestos con enfoque de género y los presupuestos participativos con perspectiva de género; los cuales, se definen en los siguientes apartados con el objetivo de identificar las especificidades y complementariedades de cada uno. Sin embargo, para poder comprender su importancia como mecanismos diferenciados de distribución de recursos, en primera instancia se define qué es un presupuesto público. 1.3. Presupuesto Público Desde una visión económica, el presupuesto es un plan financiero que se elabora cada determinado tiempo fiscal para expresar los recursos que se les asignaron a distintas áreas para cubrir pagos específicos. Siguiendo esta perspectiva, se comprende que el presupuesto público “constituye la herramienta esencial a través de la cual el gobierno materializa sus objetivos económicos y de desarrollo social, cultural y político, siendo la principal manifestación de su acción política, ya que refleja sus prioridades sociales y económicas” (Área de la mujer, 2007: 5). En esta tónica, el presupuesto público es el instrumento financiero básico de la administración pública porque establece la distribución, gestión y orientación de los fondos públicos, los cuales, en su conjunto, deben coadyuvar a la realización de los objetivos y las metas nacionales previamente planificadas. Asimismo, el presupuesto público cobra relevancia porque es la expresión monetaria de los compromisos políticos adquiridos, es decir, esclarece cuáles son las prioridades de los gobernantes y cuántos recursos destinan para actividades específicas. 27 En México, el ciclo presupuestario está compuesto por siete etapas, en primera instancia se encuentra la Planeación25, la cual tiene la función de establecer los objetivos a corto, mediano y largo plazo que se buscan realizar a nivel local y/o federal. En segundo lugar, se ubica la Programación26, proceso en el que se definen los programas presupuestarios que ejecutarán las dependencias y entidades, así como los recursos que necesitarán (Transparencia presupuestaria, 201727) (Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria, 2017). La tercer etapa se denomina Presupuestación, en el cual se deben evaluar las políticas de gasto público, la Ley de Ingresos, los avances logrados del cumplimiento de metas y objetivos, entre otros documentos financieros. Una vez analizada esta información se generan los ante proyectos de presupuesto de egresos por dependencia, los cuales contienen las estructuras programáticas presupuestales por año fiscal. La Secretaría de Hacienda y Crédito Público, genera el proyecto de presupuesto de egresos federal con base en los que envían las distintas dependencias, y lo entrega a la Cámara de Diputados para que posteriormente aprueben la Ley del Presupuesto de Egresos; en esta Ley se describe “la cantidad, la forma de distribución y el destino de los recursos públicos de los tres poderes (…), de los organismos autónomos (…), y de las transferencias que se hacen a los gobierno estatales y municipales” (Transparencia presupuestaria, 2017) (Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria, 2017). 25 Rubro regulado en la Ley de Planeación federal, disponible en http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/59_281116.pdf. 26 La segunda y tercer etapas están reguladas en el “Título Segundo de la Programación, Presupuestación y Aprobación” de la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria. 27 El sitio Transparencia Presupuestaria es un portal de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, que tiene la función de conglomerar toda la información relacionada con los recursos públicos, es decir, muestra en qué se gasta, para qué se gasta y quién gasta el presupuesto. http://transparenciapresupuestaria.gob.mx/es/PTP/Presupuesto. Asimismo, en el portal se observa el ciclo presupuestario federal que se toma como base para los presupuestos de egresos subnacionales. El cual se retomó en esta tesis. 28 La cuarta etapa es la de Ejercicio y Control28. Cada dependencia se encarga de ejercer los recursos otorgados con base en su planeación; pero para asegurar que el gasto se haga de forma adecuada, se implementan diversos controles para promover el uso eficiente de los recursos. Bajo esta idea, la quinta etapa se denomina Seguimiento29, la cual se enfoca en monitorear el uso de los recursos públicos, pero también el cumplimiento de metas mediante indicadores. Con base en los insumos que se obtienen del seguimiento, es posible pasar a la etapa número seis, la cual se titula Evaluación30, en la cual se valora la información de cada programa mediante evaluaciones de diseño, impacto, consistencia y resultados, etcétera, con el objetivo de identificar áreas de mejora y optimizar su desempeño. Por último, al final de cada año fiscal se presenta la cuenta pública y los informes de labores, los cuales son parte de la etapa de Rendición de Cuentas, y describen cómo se gastó el dinero y cuál es la deuda del gobierno31 (Transparencia presupuestaria, 2017) (Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria, 2017). Resumiendo, el presupuesto público es un instrumento de suma relevancia porque es un reflejo e indicador de los compromisos y las prioridades de determinado gobierno; por lo tanto, es relevante monitorearlo y evaluarlo para analizar de qué forma se están distribuyendo los recursos públicos. Siguiendo esta idea, Sousa (2004) añade que mediante la valoración del presupuesto se puede determinar si se está definiendo como un mecanismo redistributivo y de inclusión, o, de exclusión social. 28 Rubros regulados en el “Título Tercero del Ejercicio del Gasto Público Federal,” de la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria. 29 Rubro regulado en el “Capítulo II, de la Transparencia e Información sobre ejercicio federalizado” de la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria. 30 Rubro regulado en el “Capítulo Sexto de la Información, Transparencia y Evaluación” de la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria, disponible en http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/LFPRH_301215.pdf. 31 A partir del 2013, mediante el “Programa para un gobierno cercano y moderno” el gobierno mexicano optó por incorporar en la etapa de Rendición de Cuentas el enfoque de Gobierno Abierto, el cual se desarrolla en el capítulo tres de la presente tesis. 29 Una vez definido lo que se comprende en esta tesis como presupuesto público y expuesto por qué es un mecanismo de relevanciaque merece ser estudiado, se ahonda en la definición de presupuestos públicos con perspectiva de género, con la finalidad de desarrollar otro de los pilares conceptuales de la tesis; por lo tanto, a continuación se expone por qué surgen este tipo de presupuestos y cuáles son sus principales funciones. 1.3.2. ¿Qué son los presupuestos públicos sensibles al género? Hoy en día, existen mecanismos específicos diferenciados que tienen la finalidad de generar igualdad sustantiva, como son los presupuestos públicos con enfoque de género, los cuales parten de la premisa de que los presupuestos públicos no son neutrales al género porque cada sector social “tiene intereses y necesidades distintas que hacen que el acceso a los recursos y beneficios se realicen de forma desigual” (Alesina y Prato, 2009: 11); y por lo tanto, los impactos de las acciones públicas tampoco son iguales para los diferentes sectores. Sin embargo, con anterioridad no se consideraba en el ciclo presupuestario una distinción de género, lo cual dificultaba visibilizar los efectos diferenciados de las políticas y programas públicos; incluso, las fases del ciclo relacionadas al monitoreo, evaluación y rendición de cuentas, ignoraban esta diferencia porque partían del axioma de neutralidad de género; situación que trajo consigo mediciones y valoraciones sesgadas que tendían a hacer generalidades que no permitían observar las diferencias sociales basadas en el género. Este escenario empezó a cambiar en la década de los setentas32 porque en múltiples foros, convenciones y demás eventos nacionales e internacionales33 se 32 “El año 1975 marcó un hito, pues a partir de él la Organización de las Naciones Unidas (ONU) proclamó el Año Internacional de la mujer, y los asuntos relativos a ésta fueron incluidos de manera sistemática en el programa de la ONU. De 1976 A 1985 fue el periodo que comprendió el Decenio de las Naciones Unidas para la Mujer, la cual era la iniciativa de alcance mundial que buscaba tanto examinar la condición y los derechos de 30 comenzaron a estudiar y difundir por primera vez los temas relacionados al género; lo cual, posteriormente traería como resultado análisis complejos de múltiples variables, como género e ingresos, género y presupuestos, entre otros. Asimismo, esta situación cambió porque las presiones sociales emanadas de los movimientos feministas y las voces de las organizaciones de la sociedad civil, jugaron un papel fundamental en la época, pues criticaron la expresión de la desigualdad plasmada desde el mayor instrumento de distribución de recursos de la política pública, es decir, el presupuesto público. Frente a este escenario, se presentaron los presupuestos públicos sensibles al género (de ahora en adelante PPSG)34, los cuales son mecanismos que institucionalizan el enfoque de género en el ciclo presupuestario35. Flérida Guzmán (2007), define la institucionalización de la perspectiva de género como el “proceso mediante el cual las demandas de igualdad de género (…) se incluyen en las políticas públicas como un valor o un objetivo en las rutinas y las normas de las instituciones para mejorar la condición y la posición de las mujeres” (pp. 132) y los varones. las mujeres, como pretendía colocarlas en los puestos de toma de decisión en todos los niveles” (Carreón, 2015: 5). 33 Ejemplo de ello a nivel mundial son la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer (CEDAW), “aprobada en 1979 y entró en vigor en 1981. Su importancia radica en que fijó una pauta a nivel internacional porque aclaró el concepto de igualdad entre hombres y mujeres. En 1985 se llevó a cabo la Conferencia Mundial para el Examen y Evaluación de los logros del Decenio de las Naciones Unidas para la Mujer: Igualdad, Desarrollo y Paz, en la cual se aprobaron las Estrategias de Nairobi, que se orientaron hacia el futuro para el adelanto de las mujeres, y que se aplicarían hasta el 2000” (Carreón, 2015: 6). La Plataforma de Acción de Beijing tuvo lugar en 1995 y fue adoptada por 189 países. A nivel local, se presentó la Asamblea Nacional de Mujeres para la Transición a la Democracia en1996. En 1990, se aprobó el Protocolo Facultativo de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer (CEDAW), como acto reafirmante sobre la importancia de eliminar la discriminación basada en el sexo. 34 Los cuales también se han denominado presupuesto con perspectiva de género o presupuesto con enfoque de género. 35 El cual se desglosa en Planeación; programación, presupuestación, ejercicio-control, monitoreo, evaluación y seguimiento. 31 Siguiendo esta reflexión, se comprenden los presupuestos con perspectiva de género como aquellos “instrumentos fundamentales de la política pública para avanzar hacia la igualdad sustantiva (…), donde la igualdad de género figura no sólo como fin en sí mismo sino como medio para alcanzar mejores estándares de vida para la sociedad entera” (ONU Mujeres, INMUJERES, 2014: 4). En primera instancia, los PPSG reconocen y analizan las diferencias (políticas, culturales, económicas, sociales, etcétera) y los roles sociales que hay entre los hombres y las mujeres en lugares determinados, así como los efectos que éstos tienen en el desarrollo de cada uno de los sectores. Una vez comprendidos los escenarios disímiles, se adoptan medidas presupuestarias especiales, que son y deben ser de carácter temporal, para tratar de cambiar las desigualdades existentes en contextos específicos mediante la inclusión de los diversos sectores sociales en la planeación, ejecución, monitoreo, evaluación y rendición de cuentas (de impactos diferenciados) de los recursos públicos; procedimiento que en su conjunto trae consigo, según los supuestos de la literatura, procesos más eficaces, igualitarios y redistributivos. Asimismo, se acota que los presupuestos sensibles al género también tienen la función de empoderar al sector que se identificó está en desventaja frente a los demás; porque recordemos que el género es un factor de relevancia para la distribución del ejercicio del poder, el cual ha sido desigual porque con base en el género se ha beneficiado y legitimado a los hombres como mayores detentores de poder; por lo tanto, este tipo de acciones con enfoque de género tienen el objetivo de que los sectores que no han podido ejercer poder de forma igualitaria, lo hagan con el fin de fomentar y desarrollar sociedades realmente democráticas36. 36 En política pública, el enfoque de género se ha enfocado en dos sectores de la población: las mujeres y los hombres. Sin embargo, en la actualidad hay un debate de suma relevancia que cuestiona este enfoque binario. Autoras como Nancy Fraser han retomado este tema al plantear que el enfoque de género también debería abarcar a poblaciones de la diversidad sexual, es decir, transgéneros, transexuales, etcétera. Si bien se reconoce la importancia de este debate, se acota que para la presente tesis, retomarlo y ahondar en él, implicaría modificar los objetivos de investigación. Si se desea ahondar en el tema, se recomienda revisar Fraser en Iustitia Interrupta (1997). 32 Sin embargo, Acuña (2006) menciona que para que los mecanismos que tienen la función de empoderar sean eficaces, es fundamental que la persona que está en desventaja, tenga la voluntad de participar, proponer y apropiarse de este tipo de mecanismos; es decir, que sea parte del debate, de las propuestas y de las prácticas encaminadas a su empoderamiento. De igual forma, Acuña (2006)
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