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1 
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
 
 
Facultad de Ciencias Políticas y Sociales 
 
 
 
La literatura Post-Muro: análisis de la 
conformación identitaria alemana a partir de la caída 
del Muro de Berlín 
 
 
TESIS 
QUE PARA OBTENER EL GRADO DE 
LICENCIADO EN RELACIONES INTERNACIONALES 
PRESENTA 
 
Pamela Gómez Bañuelos 
 
 
 
Director: Doctor Alfonso Sánchez Mugica 
 
 
Ciudad Universitaria, noviembre 2014 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
2 
Agradecimientos 
Gracias a mis padres, por su amor y apoyo incondicional. Este trabajo se lo dedico 
a mi mamá, quien ha dedicado su vida a nuestra familia, y a mi papá, cuyas 
enseñanzas me han hecho una mejor persona. Lo dedico también a mi hermana, 
quien ha sido mi compañera de toda la vida, alguien que me quiere y me apoya 
cuando lo he necesitado. 
A Marian, die Liebe meines Lebens. Por enseñarme que aun cuando todo parezca 
ir mal, siempre hay razones para alegrarse y ser feliz. Por amarme, motivarme y 
hacerme soñar. 
A Gisel, por ser la mejor amiga que alguien puede tener. Por estar conmigo en las 
buenas y en las malas, por quererme, hacerme reír, apoyarme y escucharme. 
A mis amigos de la universidad: Juan Carlos y Rodrigo. Por acompañarme y haber 
crecido conmigo, por haberse convertido en amigos para toda la vida. 
A mis profesores Alfonso Sánchez Mugica y Laura Gasparyan. Por recordarme 
que existen profesores con pasión por enseñar y transmitir sus conocimientos a 
las nuevas generaciones. 
A Lucy Conger, por haber sido un gran apoyo no sólo en lo laboral, sino también 
en lo personal. 
A la UNAM, por ser una excelente institución. Es para mí un orgullo saberla mi 
alma mater. 
 
 
3 
Había una vez un país 
Günter Grass 
 
Había una vez un país, cuyo nombre era Alemán. 
Era hermoso ondulado y llano 
y no sabía que hacer de sí mismo. 
Entonces hizo una guerra, porque quería 
estar en el mundo entero y así se hizo pequeño. 
Tuvo una idea que calzaba botas, 
y se fue, con sus botas de guerra, a ver mundo, 
volvió como guerra, se hizo el inocente y se calló, 
como si llevara zapatillas de fieltro, 
como si por ahí fuera no hubiera visto nada malo. 
Sin embargo, leyendo hacia atrás, esa idea con botas 
podía reconocerse como crimen: tantos muertos. 
Entonces el país, llamado Alemán, fue dividido. 
Ahora se llamaba así dos veces y, 
por hermosamente ondulado y llano que fuera, 
seguía sin saber qué hacer de sí mismo. 
Tras corta reflexión, ambas partes se ofrecieron para una tercera guerra. 
Desde entonces ni una palabra más, Paz en la Tierra.1 
 
 
 
1 Günter Grass, “Había una vez un país” en La ratesa, Madrid, Alfaguara, 1988, pp. 107-108. 
4 
Índice 
1. Introducción ……………………………………………………………………….5 
2. Del germanismo al nacionalismo alemán ……………………………………10 
2.1 Kultur, Identidad y Literatura ………………………………………10 
2.2 Goethe ……………………………………………………………….13 
2.3 Bismarck …………………………………………………………….16 
2.4 Hitler ……………………………………………………………….…21 
3. Alemania dividida ……………………………………………………………..…25 
3.1 Ein Volk, ein Reich, ein Führer ……………………………………25 
3.2 Niemand hat die Absicht, eine Mauer zu errichten! ....................32 
3.3 Tear this Wall down! ………………………………………………..37 
4. Alemania reunificada ……………………………………………………………41 
4.1 Wir sind ein Volk! …………………………………………………...41 
4.2 Wendeliteratur ………………………………………………………48 
5. Análisis de la Wendeliteratur …………………………………………………..56 
5.1 Nazismo ……………………………………………………………...56 
5.2 Capitalismo vs. Socialismo ………………………………………..59 
5.3 La vida en la RDA …………………………………………………..61 
5.3.1 Situación económica ……………………………………….62 
5.3.2 El omnipresente SED ………………………………………65 
5.3.3 La Stasi ………………………………………………………66 
5.3.4 Neues Forum ………………………………………………..69 
5.4. Berliner Mauer ……………………………………………………...71 
5.5 Sociedad de consumo. In langen Spaziergängen, die im Frei Bad 
enden: endlich allein mit dem Markt …………………………………..72 
5.6 Ossis – Wessis ……………………………………………………...74 
6. Conclusiones …………………………………………………………………….79 
7. Fuentes de consulta …………………………………………………………….86 
 
 
5 
1. Introducción 
La caída del Muro de Berlín, el 10 de noviembre de 1989, marcó el fin de la Guerra 
Fría, ello modificó la organización del sistema internacional y, en consecuencia, se 
convirtió en un momento paradigmático para las Ciencias Sociales. A partir de 
entonces, y como en efecto dominó, Europa experimentó una sucesión de 
cambios vertiginosos: las revoluciones pacíficas de Europa del Este, la 
desintegración de la Unión Soviética y la subsecuente creación de nuevos 
Estados, la rápida ampliación de la Unión Europea y un largo etcétera. Sin 
embargo, pocas veces se detienen los estudiosos de las relaciones 
internacionales a analizar las consecuencias que la caída del Muro tuvo para la 
propia Alemania. 
La reunificación, que se concretó casi un año después, el 3 de octubre de 
1990, se asume como un proceso concluido exitosamente y se le da un carpetazo. 
Y quizás ello ocurra debido a la fortaleza económica de Alemania, pues es bien 
sabido que a veinticinco años de la reunificación, “Alemania es la principal 
potencia económica de la Unión Europea y la cuarta economía del mundo. Tiene 
el PIB y la cifra de población más altos de la Unión Europea, lo que la convierte en 
el mercado más importante de Europa.”2 Y si uno piensa en las problemáticas que 
aquejan actualmente a Alemania, se remite a los grandes flujos migratorios 
provenientes del sureste de Europa (que generan gasto público, aumentan los 
índices de criminalidad, suponen retos de integración, reavivan sentimientos de 
discriminación, etc.) o quizás a los bajos índices de natalidad y en el constante 
envejecimiento de la población. Pero difícilmente se piensa en la reunificación 
como un problema de la sociedad alemana contemporánea. 
 ¿Por qué dedicar entonces un trabajo de investigación a inquirir sobre las 
consecuencias de la reunificación alemana? En primer lugar, se pretenden evaluar 
las formas de convivencia de las dos sociedades alemanas –separadas durante 
cuarenta años– tras casi veinticinco años de convivencia. Además, se busca 
 
2 Peter Hintereder (ed.) La actualidad de Alemania, 2014, URL: http://www.tatsachen-ueber-
deutschland.de/index.php?L=3 Consultado el 21 de abril del 2014. 
6 
esclarecer y comprender las críticas que, a finales de los años ochenta, mostraban 
su abierta oposición al proceso de reunificación. Finalmente, se pretende elaborar 
un breve esbozo de la sociedad alemana contemporánea en términos de 
identidad. Todo ello partiendo de la siguiente hipótesis: La división de Alemania 
tras la Segunda Guerra Mundial propició que en cada Estado (la República 
Democrática Alemana y la República Federal Alemana) surgieran nociones 
diferenciadas de identidad que, en el momento de la reunificación, se enfrentaron 
e hicieron germinar un conflicto de identidad. 
 Hablar en términos de identidad supone ciertas dificultades metodológicas. 
Tradicionalmente, el concepto „identidad‟ se asocia con procesos del Yo individual. 
Por ello, en el primer capítulo de la presente investigación se esclarecen lascategorías de análisis que serán utilizadas para estudiar el caso de la reunificación 
alemana. En ese sentido, el concepto „cultura‟ es el que mejor sirve para explicar 
los procesos de identidad colectiva. Desde la cosmovisión alemana, son Kultur 
todas aquellas expresiones artísticas, religiosas o espirituales producidas por el 
hombre. Esta categoría contiene a la música, al cine, a las artes plásticas, al 
teatro, a la danza, a la literatura e incluso a la comida. 
La literatura, no obstante, aventaja al resto de las formas de expresión 
cultural por poseer el don de la palabra. Las obras literarias son recursos 
materiales susceptibles de analizarse con recursos metodológicos semejantes a 
los que los estudiosos de las Ciencias Sociales conocen. Y es cierto, las obras 
literarias, así como la identidad, surgen desde una individualidad influida y 
determinada socialmente, sin embargo, en tanto que el individuo creador está 
imbuido en el ser colectivo y usa un lenguaje común para hablar de una realidad 
(o un contexto) que le es coetánea, el producto literario se vuelve un reflejo del ser 
colectivo. 
 Este trabajo de investigación busca explicar los cambios en la identidad de 
la Alemania reunificada a través del análisis de las obras de los literatos de un 
movimiento literario surgido durante el último tercio del siglo XX: la literatura Post-
Muro. Todo movimiento político-social abona al surgimiento de expresiones 
7 
culturales y viceversa. Es decir, la reunificación alemana inspiró a que nuevas 
formas de literatura se desarrollaran, a la vez que la literatura previa a noviembre 
de 1989 contribuyó al surgimiento de movimientos políticos y sociales que, 
eventualmente, devinieron en el proceso de reunificación. Y es este proceso 
dialéctico lo que genera identidad. 
 Sin embargo, para poder explicar y comprender los cambios que la 
identidad del pueblo alemán pudo haber sufrido tras la desaparición de la 
República Democrática Alemana, es preciso comprender en qué consiste, en 
principio, lo alemán. Para ello, a partir del primer capítulo se presenta un breve 
recuento de aquellos autores y obras literarias que, desde el siglo XVIII, 
empezaron a conformar el espíritu alemán. Ello llevará al lector por un recorrido 
casi monográfico que inicia con Goethe y que, conforme avanza temporalmente, 
ofrece al lector la contextualización sociopolítica de Alemania al momento en que 
cada expresión literaria surgió. Así, el primer capítulo finaliza con la derrota del 
Tercer Reich: un momento crucial en la historia de Alemania que, además de tener 
considerables repercusiones en el plano literario, cambió el destino del pueblo 
alemán, al ser éste dividido en dos Estados. 
 Las consecuencias para Alemania tras haber sido derrotada en la Segunda 
Guerra Mundial, son analizadas en el segundo capítulo de esta investigación. 
Además de la ignominia del pueblo alemán por haber perpetrado el Holocausto, se 
explican las formas de control que los Estados Unidos, la Unión Soviética, la Gran 
Bretaña y Francia ejercieron sobre Alemania. La expresión cúspide de este control 
externo fue la división del pueblo alemán. Por ello, en el capítulo titulado Alemania 
dividida se ofrece un panorama de lo acontecido en los dos Estados alemanes 
durante los 45 años de separación. Se explican las formas de organización 
política, social y económica, así como las nuevas formas de expresión literaria que 
surgieron de ambos lados del Muro de Berlín. En términos generales, la división 
del pueblo alemán propició en los literatos de aquella época una búsqueda por la 
redefinición. Esto es, comprender en qué consistía el ser alemán –después de 
haber sido derrotados, culpados, divididos y reorganizados– para posteriormente 
8 
reconstruir lo que sería ser alemán, se convirtió en uno de los leit motiv de la 
literatura alemana durante los años de división. 
 Acontecimientos internos e influencias externas ocasionaron el derrumbe de 
la República Democrática Alemana. La caída del Muro y el posterior proceso de 
reunificación cambiaron el rumbo de la historia moderna de Alemania. De cómo se 
llevó a cabo dicho proceso de reunificación, es de lo que trata el tercer capítulo de 
la presente investigación. En ese apartado se analizan las manifestaciones 
políticas a favor de la democratización en la Alemania del Este, los procesos 
electorales, los tratados que sellaron la reunificación, la oposición europea a ésta, 
etc. Además, se hace una breve revisión de las opiniones de aquellos literatos 
–particularmente de Günter Grass– opuestas o en favor de la reunificación. Esta 
sucesión de eventos propició el surgimiento de un nuevo movimiento literario, 
mismo que es el objeto central de análisis de esta investigación: la literatura Post- 
Muro. 
La literatura Post-Muro, o en alemán Wendeliteratur (Literatura del cambio), 
se dedicó a ilustrar las consecuencias políticas, económicas, sociales y culturales 
en la sociedad de la Alemania reunificada. Se trata pues, de una literatura que 
contiene miradas múltiples, que es crítica pero también reconciliadora con el 
pasado, que busca entender el presente y, sobre todo, trazar rutas para el futuro 
del pueblo alemán: es una literatura de carácter contradictorio como la identidad 
misma y, por esa razón, fundamental para comprender la naturaleza de la 
identidad en la actual Alemania. Para facilitarle al lector la comprensión de ésta, la 
segunda parte del tercer capítulo contiene un cuadro que compila la información 
básica (datos biográficos, obras publicadas en alemán, obras traducidas al 
español y una breve reseña de las obras consultadas) de aquellos escritores 
pertenecientes a la Wendeliteratur que fueron consultados para elaborar el 
presente trabajo de investigación. 
 Finalmente, es en el cuarto capítulo en donde se analizan específicamente 
las temáticas que aborda la literatura Post-Muro. Se eligieron seis temas centrales: 
reflexiones sobre el pasado nazi de Alemania, las diferencias entre la sociedad 
9 
alemana capitalista y la sociedad alemana socialista, la vida cotidiana en la 
Alemania del Este (el contexto económico, el partido político único que gobernaba, 
el sistema de seguridad y espionaje, las formas de protesta y democratización, 
entre otros), los significados del Muro de Berlín, la adhesión de los ciudadanos de 
la RDA a la sociedad basada en el consumo de la RFA y las diferencias que 
persisten entre el Este y el Oeste de Alemania. A partir de los elementos extraídos 
de las novelas, se reflexiona, en el último apartado, sobre la validez de la hipótesis 
planteada. 
10 
 
2. Del germanismo al nacionalismo alemán 
Kultur, Identidad y Literatura 
Un espacio y lenguaje comunes, así como tradiciones y costumbres 
compartidas, son los elementos referenciales para un individuo o un grupo de 
individuos que busca identificarse con lo propio y diferenciarse de lo ajeno. De 
la interacción de los individuos con esos elementos referenciales surge una 
identidad colectiva que, invariablemente, se modifica en función de los 
acontecimientos al interior o al exterior del grupo. Así, por su esencial 
vinculación con los grupos humanos, la identidad es de carácter dinámico. 
Posee una condición inmanentemente histórica y variable, mutable. 
Por ello, para conocer y entender cualquier proceso identitario es 
necesario analizar el contexto espacio-temporal en el que éste se 
desenvuelve.1 Una identidad entonces, no es el resultado de una serie de 
interacciones, sino un proceso en constante renovación. En ese sentido, la 
teórica alemana Heidrun Friese propone renovar el concepto de identidad y 
comprenderla como “algo que nunca llega a realizarse por completo, que nunca 
puede finalizarse y que está permanentemente abierta respecto al futuro y los 
potenciales sucesos que éste pudiera albergar.”2 
 Siendo así, la identidad colectivase entiende como un proceso que no 
sólo se lleva a cabo dentro del Yo individual, sino también dentro del Nosotros 
colectivo. Los individuos, engullidos por una realidad social, participan en las 
conductas, costumbres, usos y creencias del grupo al que pertenecen. En 
palabras del filósofo Luis Villoro, la identidad es una realidad intersubjetiva 
que 
Está constituida por un sistema de creencias, actitudes y comportamientos que le son 
comunicados a cada miembro del grupo por su pertenencia a él. Esa realidad colectiva 
 
1 Por ello Bauman menciona que “Uno se conciencia de que la „pertenencia‟ o la „identidad‟ no 
están talladas en la roca, de que no están protegidas con garantía de por vida, de que son 
eminentemente negociables y revocables.” En Zygmunt Bauman. Identidad. Buenos Aires, 
Losada, 2005, p. 32. 
2 Andrea Kottow, “Identidad – crisis – depresión y esquizofrenia: aproximación a la problemática 
de la identidad en algunas novelas de la Europa contemporánea”, en Christian Wentzlaff-
Eggebert (comp.). Europa como espacio cultural: la identidad y las instituciones europeas. 
Colonia, Universidad de Colonia-Centro de Estudios sobre España, Portugal y América Latina, 
2006, p. 56. 
11 
 
no consiste, por ende, en un cuerpo, ni en un sujeto de conciencia, sino en un modo de 
sentir, comprender y actuar en el mundo y en formas de vida compartidas, que se 
expresan en instituciones, comportamientos regulados, artefactos, objetos artísticos, 
saberes transmitidos, en suma, en lo que entendemos por una „cultura‟.3 
 El concepto „cultura‟ está profundamente arraigado a la idea que el 
pueblo alemán tiene de sí mismo, a diferencia del concepto francés „civilización‟ 
que tiene una connotación más bien universal, o de reconocimiento a las 
aportaciones de las civilizaciones occidentales.4 „Cultura‟ es “la palabra con la 
que los alemanes se interpretan a sí mismos, la palabra con la que se expresa 
el orgullo por la contribución propia y por la propia esencia.” 5 La Kultur 
entonces, se refiere a los productos espirituales, artísticos y religiosos que 
dotan de peculiaridad (o identidad propia) a un grupo o colectividad. El 
sociólogo Norbert Elias considera que el concepto Kultur tiene sus orígenes en 
la tardía unidad y consolidación política de Alemania respecto a otros pueblos 
occidentales.6 
En ese sentido, la noción Kultur funcionó como un ámbito de expresión 
espiritual dado que “en la base misma del concepto […] se encontraba una 
orientación apolítica, quizá incluso antipolítica, que resultó sintomática del 
sentimiento recurrente de las elites de la clase media alemana de que, mientras 
la política y el Estado representaban el escenario de su dependencia y 
humillación, la cultura constituía el de su libertad y orgullo.”7 Se entiende así, 
que la cultura es un entramado intersubjetivo que provee a las identidades 
colectivas de referencias y significados comunes, a la vez que éstas nutren a la 
cultura también. 
 
3 Luis Villoro. Estado plural, pluralidad de culturas. Paidós, Facultad de Filosofía y Letras, 
UNAM, México, 2002, pp. 65 – 66. 
4 “El concepto [civilización] resume todo aquello que la sociedad occidental de los últimos dos o 
tres siglos cree llevar de ventaja a las sociedades anteriores o a las contemporáneas „más 
primitivas‟. Con el término de civilización trata la sociedad occidental de caracterizar aquello 
que expresa su peculiaridad y de lo que se siente orgullosa: el grado alcanzado por su técnica, 
sus modales, el desarrollo de sus conocimientos científicos, su concepción del mundo y 
muchas otras cosas.” En Norbert Elias. El proceso de la civilización. Investigaciones 
sociogenéticas y psicogenéticas. FCE, España, 1979, p. 57. 
5 Ídem. 
6 Ibídem, p. 59. 
7 Norbert Elias. Los alemanes. Instituto Mora, México, 1994, p. 155. 
12 
 
 Considerando lo anterior, la literatura vendría a representar el mejor 
elemento para indagar en la composición de una identidad colectiva en un 
momento determinado. Ello debido a que las obras literarias son productos 
culturales que, si bien están elaboradas a partir de reflexiones individuales, 
tienen como base una lengua común y están inspiradas en acontecimientos de 
la vida social.8 Son pues, manifestaciones culturales en las que se refleja la 
conciencia colectiva a través de la reflexión individual, en donde los hechos 
sociales son experimentados a partir del sujeto y en donde las creencias y 
costumbres grupales son analizadas desde la participación de uno de sus 
miembros. Además, sobre la literatura “recae una responsabilidad de singular 
trascendencia: interpretar el pasado, otorgarle un sentido, y con ello mantener 
vivo el recuerdo y coadyuvar a la configuración de una memoria y una 
identidad.”9 
 De esa manera, la literatura se convierte en un espacio para la 
compilación de imaginarios colectivos, de la conciencia de pueblos y de 
individuos. En palabras del historiador y economista alemán Jürgen Kuczynski: 
“Willst du etwas über unsere Menschen im Alltag erfahren, dann lies Romane, 
die bei uns erschienen sind.”10 Para el caso alemán, la literatura llegó a ser 
representativa de una conciencia colectiva a partir de las obras de Johann 
Wolfgang Goethe (1749 – 1832) y de Johann Christoph Friedrich Schiller (1759 
– 1805). 
 
 
 
 
 
8 Es preciso diferenciar la literatura alemana de la literatura en lengua alemana. Esta última 
está compuesta por literatos perteneciente a otros Estados (Francia, Suiza, Austria, República 
Checa, etcétera) en donde existe población de habla alemana. Sin embargo, para efectos de 
este trabajo de investigación, las obras analizadas se circunscriben a la „literatura alemana‟. 
9 Manuel Maldonado Alemán (coord.). Literatura e identidad cultural. Representaciones del 
pasado en la narrativa alemana a partir de 1945. Peter Lang, Bern, 2009, p. 9. 
10 “Si quieres aprender algo sobre la vida cotidiana de nuestra gente, entonces lee las novelas 
que han sido escritas / publicadas por nosotros” [Traducción propia] Jürgen Kuczynski citado 
por Manuel Maldonado Alemán, “La narrativa de la unificación alemana. Presupuestos, temas y 
tendencias” en Revista de Filología Alemana, numero 28, 2005, p. 109. 
13 
 
Goethe 
Ya desde las aportaciones del filósofo y teólogo Johann Gottfried 
Herder11 y el movimiento Sturm und Drang12 se reconocían elementos que 
conferirían cierta peculiaridad a la literatura alemana, pero no es sino hasta el 
Clasicismo de J. W. Goethe y Friedrich Schiller cuando las letras alemanas 
tomaron rumbo propio y se volvieron representativas del espíritu alemán. El 
Sturm und Drang fue un movimiento literario que inició con el Götz de Goethe y 
que se nutrió de “las ideas progresistas de Lessing, la exaltación de la creación 
de Klopstock, la búsqueda de la armonía de Wieland, el irracionalismo de 
Hamann, la conciencia de humanidad de Herder o el ideal estético de 
Winckelmann.”13 La obra que dio fin a este movimiento es Kabale und Liebe 
(Intriga y amor) de Schiller. 
De esta corriente literaria surgieron los dos grandes literatos alemanes, 
Goethe y Schiller, cuyas obras componen el periodo literario alemán conocido 
como Clasicismo. Llamado así no por representar un retorno a los modelos 
artísticos de la Antigüedad clásica, sino por suponer el momento de mayor 
genialidad poética, el momento en el que las letras alemanas alcanzaron la 
perfección literaria. De acuerdo con el filólogo Manuel Maldonado Alemán: “el 
Werther [de Goethe] consiguió acabar de una vez con una literatura alemana 
basada en modelos de literaturas vecinas, pues aunque Goethe tomara como 
punto de partida […] las novelas epistolares de Rousseau o de Richardson […] 
supo hacerlo en un tono acorde con las necesidadesdel alma alemana en 
aquellos momentos.”14 
 
11 “Herder estudió la poesía popular de los pueblos europeos en diferentes momentos de su 
historia y tradujo al alemán su colección titulada Stimmen der Völker in Liedern [Las voces del 
pueblo en canciones] (1779). Al estudiar la poesía y el lenguaje, Herder pretendía la 
consecución de una poesía nacional, en un intento de superar las fronteras que determinaba la 
situación política de los territorios alemanes […].” En Manuel Maldonado Alemán & Isabel 
Hernández. Literatura alemana. Épocas y movimientos desde los orígenes hasta nuestros días. 
Alianza Editorial, Madrid, 2003, p. 90. 
12 La traducción literal es Tormenta e Impulso, sin embargo, se trata de una “Expresión en 
realidad intraducible, significa algo así como „ímpetu y ataque‟, que concretaba una rebelión 
contra todo lo institucionalmente establecido (leyes, sociedad, civilización, autoridad) y, desde 
el lado opuesto, abría cauce al sentimiento que la Ilustración había refrenado.” En Rodolfo E. 
Modern. Historia de la literatura alemana. Fondo de Cultura Económica, México, 1986, p. 138. 
13 Manuel Maldonado Alemán & Isabel Hernández, óp. cit., p. 96. 
14 Ibídem, p. 93. 
14 
 
En efecto, la obra de Schiller, pero sobre todo la de Goethe, logró reflejar 
el sentimiento, las ideas y la conciencia del pueblo alemán. En estos trabajos 
literarios finalmente se expresaban elementos culturales comunes al pueblo 
alemán,15 sin que ello significara una exclusión de los ideales universalistas y 
humanistas que la Aufklärung (Ilustración) había sembrado en la reflexión de 
ambos escritores. 
Goethe es entronizado como la máxima representación de die deutsche 
Kultur. El autor de Werther y Fausto se convirtió en el homo faber, homo pictor 
que crea y manifiesta cultura. Cultura, entendida en su concepción más 
primigenia, es decir, considerada como un ámbito en donde es posible educar y 
cultivar el espíritu, un espacio que ofrece “todas las oportunidades 
compensatorias de la creatividad, el interés y el disfrute de la vida, además de 
dejarle a uno la posibilidad de preservar su „libertad interior‟, su integridad como 
persona y su propia autoestima.” 16 Aclaración necesaria puesto que, como 
veremos después, a finales del siglo XIX y principios del XX, el concepto 
cultura será despojado totalmente de sus connotaciones humanistas para ser 
utilizado como mero elemento de propaganda nacionalista. Pero volviendo a la 
importancia que tiene la obra y la figura de Goethe para el pueblo alemán, 
basta con prestar atención al nombre del actual instituto promotor de la lengua 
y cultura alemanas, con representación en 136 países del mundo:17 Goethe 
Institut. Éste es el equivalente al Instituto Cervantes, creado por España para 
promover la enseñanza de la lengua española. 
El Clasicismo, entonces, se convirtió en una suerte de escuela literaria, 
en una especie de referencia que los movimientos literarios posteriores 
tomarían como base para construir expresiones literarias bien imitándolo o bien 
elaborando propuestas novedosas opuestas a éste. Ello por considerar al 
Clasicismo como un momento con “cierto grado de perfección y madurez 
ejemplares y no repetidos, una culminación de la capacidad poética.”18 Así, a 
finales del siglo XVIII y principios del XIX surge el Romanticismo como 
 
15 En la obra Fausto, Goethe presenta su interpretación de la vida del Dr. Georgius Faustus, 
misma que estaba fuertemente arraigada en el imaginario colectivo alemán. 
16 Norbert Elias. Los alemanes, óp. cit., p. 157. 
17 Goethe Institut, Institutes Worldwide, 2013, URL: 
http://www.goethe.de/uun/adr/wwt/est/enindex.htm Consultado el 8 de mayo de 2013. 
18 Rodolfo E. Modern, óp. cit., p. 150. 
http://www.goethe.de/uun/adr/wwt/est/enindex.htm
15 
 
respuesta al Clasicismo. El Romanticismo se oponía a la racionalidad de la 
Aufklärung y consideraba que ya no bastaba la literatura inspirada en la época 
clásica para expresar el espíritu de su época. Sin embargo, pese a oponerse 
en sus criterios de manifestación literaria, ambos movimientos lograron su 
propósito de reflejar en sus obras el sentimiento de unificación del pueblo 
alemán. En palabras de Manuel Maldonado: 
Al contrario de lo que ocurría en Francia, en Inglaterra o en España, el periodo del 
Clasicismo y el Romanticismo se desarrollaron en los territorios alemanes bajo el signo 
del desgarramiento de un pueblo que sentía la necesidad de una unión nacional, algo 
que los alemanes, en especial los románticos, experimentaron con gran dolor y que dio 
lugar a una relación muy especial del escritor con su entorno inmediato.19 
Dentro de la literatura romántica, Johann Christian Friedrich Hölderlin 
(1770 – 1843) fue el poeta más representativo. En principio, sus obras estaban 
creadas bajo la tradición clásica y posteriormente volcaron hacia lo dictado por 
el Romanticismo. 
Después, en 1815, surgió en el mundo literario alemán una reacción 
conservadora conocida como Biedermeier, misma que coincidió con el proceso 
de Restauración en Europa y que se caracterizó por su defensa del 
tradicionalismo, la religión y la organización patriarcal. Nuevamente los 
cánones goethianos sirvieron como el punto central de referencia. Karl 
Leberecht, en su novela Die Epigonen (Los epígonos de 1836), manifestó cómo 
él y los demás autores coetáneos eran meros continuadores del Clasicismo, 
representantes de la herencia literaria de Goethe. Como menciona Rodolfo E. 
Modern: 
De nuevo es Goethe el punto de partida, esta vez con Wilhelm Meister [segunda obra 
de Goethe]. Además de la reproducción, de románticos personales goetheanos, como 
Mignon, que aquí se llama Fiammetta, la novela [del autor Leberecht] entra de lleno en 
el tratamiento de la transformación crucial que la época trae consigo, vale decir, con el 
advenimiento de la burguesía rica y la gran industria como los nuevos factores de 
poder dominantes.20 
 
19 Manuel Maldonado Alemán & Isabel Hernández. óp. cit., p. 118. 
20 Rodolfo E. Modern. óp. cit., p. 233. 
16 
 
De 1800 a 1835, coincidiendo temporalmente con la Biedermeier, se 
desarrolló la literatura de la Joven Alemania y, de 1838 a 1848 
aproximadamente, surgió el movimiento literario Vormärz (Antes de marzo). 
Ambos fueron críticos de la situación social, se opusieron a la Restauración y a 
la censura y, en contraste, apoyaron las libertades y derechos individuales. La 
Vormärz en particular se vinculó con las corrientes democrático-liberales que 
prepararían la Revolución de 1848. 
Heinrich Heine, el mayor representante de ésta época obtuvo la 
inspiración para sus obras de “la tradición del petrarquismo, de la canción 
popular, de la lírica de Goethe y, en parte, del Romanticismo.”21 Es decir, las 
pautas literarias del Clasicismo goethiano fueron aún respetadas por los 
exponentes literarios del periodo revolucionario. Dentro de este conflicto “el 
pueblo alemán en varios Estados se levanta en una revolución armada que 
quería lograr una constitución democrática y unir políticamente a toda 
Alemania. Hubo dos proposiciones: „la gran Alemania‟ con Austria como Estado 
dominante y „la pequeña Alemania‟ con Prusia como Estado dominante.”22 
Revolución que finalmente, fracasó. Concluido el proceso revolucionario y 
hasta 1897 cobró importancia el Realismo poético, corriente literaria que, para 
desvincularse del radicalismo político del proletariado y del egoísmo de la 
aristocracia, se refugió en los ideales del humanismo clásico. 
 
Bismarck 
Los ímpetus de unión nacional que se manifestaron en la revolución de 
1848 se materializaron con la creación del Segundo Imperio en 1871. Otto von 
Bismarck consiguió la unificación de los Estados alemanes tras derrotar aFrancia y anexarse los territorios de Alsacia y Lorena. Se trató de un esfuerzo 
de centralización política y administrativa (basada en la Unión Aduanera de la 
Confederación Germánica, Zollverein), sustentado además, en la 
modernización del Ejército prusiano. Esta unificación permitió que Alemania se 
 
21 Manuel Maldonado Alemán & Isabel Hernández. óp. cit., p. 141. 
22 A. M. Schultz. Hacia la reunificación: la cuestión alemana en la década de los ochenta. 
Fondo de Cultura Económica, México, 1990, p. 22. 
17 
 
convirtiera en “la primera potencia militar y económica del continente europeo, 
y la segunda del mundo, después de Gran Bretaña.”23 Sin embargo, lo que 
Bismarck logró fue una unificación “desde arriba con acuerdos entre los 
príncipes, pero no […] una unificación desde abajo por medio del pueblo, como 
se quería realizar en la revolución de 1848.”24 Por ello, para los exponentes 
literarios, la unificación significó un acontecimiento poco atractivo. A decir del 
filólogo Rodolfo E. Modern: “la Alemania del Imperio de Bismarck, que había 
alcanzado una prosperidad económica y social envidiable, ofrece entre 1860 y 
1885, más o menos, un chato panorama literario.”25 
La Unificación de Alemania es un proceso sociopolítico tan amplio y 
significativo que, por sí mismo, alcanza para un trabajo de investigación. Sin 
embargo, aquí se menciona de manera tangencial, poniendo mayor atención 
en las expresiones literarias que ésta motivó. De forma breve se dirá, que la 
Unificación de Bismarck fue, en realidad, un proceso tardío comparado con 
otros procesos similares en Europa. Ésta se dio en un ambiente de 
modernización e industrialización. 
Y consecuentemente, una poderosa Alemania unificada se unió 
rápidamente al gran flujo industrial que reinaba en Europa. Esta rápida y 
extensa industrialización incidió enérgicamente en el plano literario. La 
supremacía de la industria sobre el resto de los aspectos de la vida diaria 
propició reflexiones novedosas que, hacia las últimas décadas del siglo XIX, se 
convertirían en un movimiento conocido como Naturalismo, mismo que centró 
su atención en 
las manifestaciones más oscuras de la nueva realidad social y convierte en tema 
literario lo feo, lo abyecto, la miseria, la marginación, la prostitución o el alcoholismo, 
que hasta entonces, habitualmente, habían sido excluidos de la literatura por 
considerarse que no eran dignos de la representación estética. Su intención es reflejar 
un fragmento de la realidad social de manera inmediata, fiel y exacta.26 
 
23 Manuel Maldonado Alemán. El Expresionismo y las vanguardias en la literatura alemana. 
Editorial Síntesis, Madrid, 2010, p. 17. 
24 A. M. Schultz. óp. cit., p. 24. 
25 Rodolfo E. Modern. óp. cit., p. 255. 
26 Manuel Maldonado Alemán & Isabel Hernández. óp. cit., p. 158. 
18 
 
 Es decir, el Naturalismo, desde su perspectiva positivista, exhibió aquello 
en lo que la Alemania industrializada había transformado al individuo, presentó 
los estragos que esta nueva forma de vida había ocasionado a la sociedad 
alemana y presenció el surgimiento de las masas.27 En oposición a la forma 
objetiva y científica del Naturalismo de exhibir los problemas sociales, surgió el 
Impresionismo y el Simbolismo. En estas manifestaciones artísticas se 
reflejaba que, pese al “entusiasmo de corte imperialista, […] no [se] podía 
ocultar la grave crisis espiritual que se centra sobre la sociedad de fin de siglo. 
En ella se extiende un sentimiento de decadencia y de profundo pesimismo, 
incluso de melancolía, en el que la influencia de Schopenhauer y Nietzsche es 
manifiesta.”28 
 En este contexto melancólico y decadente, surgieron -aunque sin 
adscribirse propiamente a dichas corrientes literarias- voces críticas de la falsa 
moral de la era guillermina, tales como la de Heinrich Mann (1871 – 1950), en 
cuya trilogía Das Kaiserreich (El imperio 1916) satirizó las estructuras 
jerárquicas y autoritarias de la sociedad alemana en tiempos de Guillermo II. El 
hermano de Heinrich, Thomas (1875 – 1955), en su obra Die Buddenbrocks 
(escrita en 1901) también analizó la vida de tres generaciones de una ilustre 
familia en Lubeck, pero lo hace de forma distinta a Heinrich, menos satírica y 
más en observancia de la psique de sus personajes. Quizás esa es la razón 
por la que R. E. Modern considera que hay una afinidad “entre él [Thomas 
Mann] y Goethe, [quien] da su propio Fausto en la mejor novela que escribió, 
Doktor Faustus (1947). Es síntesis y madurez, y significa para la novela 
alemana, en su manejo del tiempo interior, lo que el Ulises de Joyce o el ciclo 
novelístico de Proust.”29 
 En 1910 Alemania se deja llevar por el flujo vanguardista que venía 
renovando el espíritu artístico en Europa desde el fauvismo francés. Influido 
fuertemente por el Futurismo, el Expresionismo alemán: 
 
27 A propósito de las masas, menciona Rodolfo E. Modern que “Los grandes sectores de un 
vasto público urbano, que ahora tiene acceso a la literatura debido al bienestar económico y 
social que sigue al imperio creado por Bismarck, piden, como toda masa, entretenimiento, 
cultura superficial, lectura fácil y sin problemas.” En Rodolfo E. Modern. óp. cit., p. 242. . 
28 Manuel Maldonado Alemán & Isabel Hernández. óp. cit., p. 165. 
29 Rodolfo E. Modern. óp. cit., p. 292. 
19 
 
impone una nueva sensibilidad frente al mundo y la vida, caracterizada por la 
concentración, la abstracción, la precisión, la emotividad, las fuertes pasiones, el 
activismo, el inconformismo, la libertad, la intensidad del sentimiento, el impulso 
creativo y la autenticidad. Los jóvenes escritores se orientan en una estética de lo feo: 
con extrema crudeza persiguen captar la verdad de lo existente a través de la 
presentación artística de lo macabro, lo siniestro, lo disonante, lo extraño y lo grotesco. 
El núcleo temático de sus creaciones literarias lo constituyen la degradación, la 
decadencia y la muerte del individuo en la realidad presente, la visión del fin del mundo, 
que se concreta en la representación artística de la guerra, el diluvio universal o el 
Juicio Final, pero también la esperanza optimista del nacimiento de una nueva época y 
de un nuevo ser humano.30 
La Primera Guerra Mundial (1914 – 1918) desató bríos revolucionarios 
en los artistas expresionistas, convulsionó la literatura e incitó a muchos de 
estos exponentes a enlistarse y pelear en la guerra, no tanto por un llamado 
nacionalista sino como un acto de rebeldía contra la sociedad guillermina.31 
Tras la desaparición del Dadaísmo, el Expresionismo entró en proceso de 
extinción y el Surrealismo en Francia se convirtió en el estandarte del 
vanguardismo. 
Finalmente, es en este periodo cuando Rainer Maria Rilke (1875 – 1926) 
y Herman Hesse (1877 – 1962) incursionaron en la producción literaria 
alemana, sin embargo, como se mencionó, la obra de estos autores no siempre 
encaja dentro de los movimientos literarios de sus épocas. No obstante, lo que 
interesa es reconocer que en sus obras, ya sea “a partir de la sociedad o desde 
el fondo del individuo, coincidían los mensajes de […], de George, Hesse y 
Thomas Mann […]. La crisis del espíritu era una realidad cuya negación 
resultaba absurda, pero todo eso sería barrido por los cañonazos de la primera 
Guerra Mundial, y correspondía otra vez a la literatura ser luz y testimonio, al 
mismo tiempo.”32 
Alemania resultó derrotada en la Primera Guerra Mundial. El 28 de junio 
de 1919 se firmó un Tratado de Paz en el Palacio de Versalles. En éste se 
acordó la nueva división geopolítica de Alemania. A Francia se le restituyó 
Alsacia y Lorena, además de que obtuvo la propiedad de las minas en el Sarre.30 Manuel Maldonado Alemán. óp. cit., p. 35. 
31 Cfr. Ibídem, pp. 36 – 37. 
32 Rodolfo E. Modern., óp. cit., p. 300. 
20 
 
A Bélgica se le restituyeron los territorios de Malmédy y Eupen, mientras que 
Dinamarca recuperó una parte de Schleswig. A Polonia se le reconocieron las 
fronteras de 1872, que incluían la Alta Silesia. En conjunto, “las clausulas 
territoriales del Tratado de Versalles quitaban a Alemania una séptima parte de 
su superficie y una décima parte de su población.”33 
 Con la Paz de Versalles desapareció el Segundo Imperio y el 11 de 
agosto de 1919 se instauró la República de Weimar. Ésta, pese a ser un intento 
de renovación de la política alemana tuvo que enfrentar las duras 
repercusiones que el Tratado de Versalles imputó al pueblo alemán.34 La crisis 
económica de 1929 aumentó la debilidad de la República, millones de 
trabajadores padecieron el paro y se radicalizaron las pugnas políticas, hechos 
que, a la postre, alimentarían el frenesí fascista que llevó a Adolfo Hitler al 
poder. Pero durante la República de Weimar, en la literatura surge un nuevo 
modo de representación artística, la Neue Sachlichkeit, que impuso criterios de 
actualidad, realismo e imparcialidad para las creaciones literarias. Esta Nueva 
Objetividad exigía “[…] que la obra de arte se enraíce en la realidad misma, y 
no en el mundo especulativo de las visiones o de las ideas, y que registre de 
manera sobria y distanciada, o sea, con objetividad y exactitud.”35 
En este contexto toma fuerza la voz de Erich María Remarque (1898 – 
1970) quien en su obra Im Westen nicht Neues (Sin Novedad en el Frente de 
1929) representa la destrucción y la masacre vivida durante la guerra desde la 
perspectiva objetiva del soldado anónimo. A decir del autor: “Ese libro […] no 
hilvana cosas vividas por mí, sino que reúne las experiencias del frente de una 
generación sacrificada.” 36 Hesse, Thomas Mann y otros autores también 
reflexionan en sus obras sobre la decadencia de la época, así como sobre la 
 
33
 Jacques Pirenne, Historia Universal. Las grandes corrientes de la historia, Tomo VII, México, 
Editorial Cumbre, 1983, p. 170. 
34 “En el Tratado de Versalles […] las potencias vencedoras imponen al pueblo alemán unas 
condiciones humillantes. Alemania es considerada nación culpable de la guerra y condenada a 
una amplia serie de reparaciones territoriales y económicas. Se le impone el desarme y la 
reducción de su ejército, la rectificación de sus fronteras en beneficio de Francia, Bélgica, 
Dinamarca, Polonia y Lituania, la perdida de las colonias, la desmilitarización del margen 
izquierdo del Rin y el pago de una indemnización de guerra que en 1921 se fijó en ciento treinta 
y dos mil millones de marcos, una cantidad que el país no estaba en condiciones de satisfacer.” 
En Manuel Maldonado Alemán. óp. cit., p. 21. 
35 Manuel Maldonado Alemán & Isabel Hernández. óp. cit., p. 195. 
36 Günter Grass da voz a Erich Maria Remarque en Günter Grass. Mi siglo. Punto de Lectura, 
España, 2001, p. 75. 
21 
 
búsqueda del individuo por su propio destino. En suma, exploran las 
consecuencias individuales y sociales de la guerra, la humillación posterior del 
pueblo alemán y las carencias económicas durante la República de Weimar. 
 
Hitler 
A fines de 1932 y principios de 1933 el pueblo alemán tenía ocho 
millones de desempleados, además, debía luchar “[…] por la supervivencia de 
la familia, la desesperación y la apatía provocadas por la miseria del 
desempleo permanente.”37 Esta crisis económica y el desempleo masivo son 
las razones más aceptadas para explicar el éxito electoral del 
Nationalsozialistische deutsche Arbeiterpartei (NSDAP o, en español, Partido 
Obrero Alemán Nacionalsocialista, Partido Nazi) y la llegada de Hitler al poder. 
Si bien el pueblo empobrecido, las masas eligieron al NSDAP para 
representarlo, el mundo de la literatura reaccionó de manera opuesta debido, 
principalmente, a las políticas de supresión de libertad de expresión, de prensa, 
de reunión y de manifestación política que Tercer Reich declaró. Günter Grass 
lo relata así: 
La noticia del nombramiento nos sorprendió a las doce, cuando, con Bernd, mi joven 
colaborador, tomaba un tentempié en la Galería, mientras escuchaba distraídamente la 
radio. Quiero decir que no me sorprendió: tras la renuncia de Schleicher, todo apuntaba 
a Él, sólo Él entraba en consideración y hasta el anciano presidente del Reich 
[Hindenburg] tuvo que someterse a su Voluntad de Poder. Traté de reaccionar con una 
chirigota: „Ahora tendremos a un pintor de brocha gorda como artista, pero Bernd, a 
quien normalmente la política, como dice, no le interesa „un comino‟, se consideraba 
personalmente amenazado: 
-¡Largarse! ¡Hay que largarse!- exclamó.38 
De modo que durante el Tercer Reich se vivió una intervención sin 
precedentes en el mundo de las artes, razón por la cual un grueso de los 
artistas buscó espacios de expresión fuera de Alemania. El NSDAP persiguió 
cualquier tipo de disidencia: comunistas, socialdemócratas y, por supuesto, 
 
37 Jürgen W. Falter. El extremismo político en Alemania. Editorial Gedisa, Barcelona, 1997, 
p.11. 
38 Günter Grass. óp. cit., p. 158. 
22 
 
escritores críticos de las directrices oficiales. Esta intolerancia alcanzó su 
momento más álgido el 10 de mayo de 1933 con la masiva quema de libros en 
todo el territorio alemán. Erich Maria Remarque, en voz de Günter Grass, relata 
lo que ocurrió con su obra Im Westen nichts Neues en la Alemania de Hitler: 
“–Es verdad […] resultó ser un éxito de ventas. Sin embargo, mi libro, después 
del treinta y tres, en que fue quemado públicamente, tuvo que esperar sus doce 
años para llegar al mercado alemán, y lo mismo sus traducciones, mientras que 
el himno a la guerra, al parecer, estuvo siempre disponible.”39 
Por esa razón, durante este periodo, la literatura alemana se desarrolló 
desde dos frentes: por un lado, los emigrados, aquellos que no pudieron o no 
quisieron permanecer en su patria y, por otro lado, aquellos que se quedaron y 
que, por lo tanto, optaron por silenciar sus opiniones soslayando las actividades 
políticas o bien volviéndose cómplices del régimen. Entre los exiliados se 
encuentran escritores como Heinrich Mann, Thomas Mann, Anna Seghers 
(1900 – 1983), el dramaturgo Bertolt Brecht (1898 – 1956), entre muchos 
otros.40 Éstos, desde sus trincheras, se dedicaron a denunciar los excesos del 
fascismo. 
En resumen, el fascismo en Alemania fue un motivo de empobrecimiento 
en el plano literario. “Desde 1933 hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial, 
Alemania carece de una figura nueva que pueda paragonarse con sus clásicos 
contemporáneos.”41 Acabada la guerra, la situación no mejoró. Alemania fue 
nuevamente derrotada y, por si fuera poco, ahora el pueblo llevaba a cuestas la 
carga del Holocausto. Los campos de concentración y las demás locaciones 
que daban cuenta del genocidio perpetrado por el Tercer Reich fueron 
descubiertos durante los últimos meses de la Segunda Guerra Mundial, razón 
por la cual fueron los literatos de la Alemania dividida los que lidiaron y 
reflexionaron sobre las secuelas del fascismo en la identidad del pueblo 
alemán. 
Este momento de la historia alemana –el fin del Tercer Reich– es la 
conclusión de una etapa en la historia moderna de Alemana, que va de la 
 
39 Ibídem, pp. 77 – 78. 
40 Manuel Maldonado Alemán & Isabel Hernández. óp. cit., pp. 208 – 219. 
41 Rodolfo E. Modern. óp. cit., p. 349. 
23 
 
construcción de una Alemania cultural hasta la aparición y caída del régimen 
fascista. Este periodo comienza con el pueblo alemán dividido políticamente 
pero unificado a través de la Kultur y, particularmente, por las aportaciones de 
Goethe.Él se convirtió en el referente cultural por antonomasia, para los 
alemanes él es 
símbolo de su mejor esencia, la vida y la obra de este autor, íntimamente 
compenetradas, integran el patrimonio de los escasos conductores de la humanidad 
toda. […] Poseer a Goethe es el gran orgullo justificado de los alemanes, y no sólo de 
ellos. En Goethe encontramos al intérprete de su época, […] el amor al mundo de las 
cosas y el cultivo de toda la gama emocional, la compenetración con la naturaleza y el 
ejercicio de la cortesanía más exquisita, la afirmación de una cultura superior. 42 
Esa unificación e identidad cultural fue manipulada en dos momentos 
históricos distintos: durante la unificación económica-política orquestada por 
Otto von Bismarck en 1897 y durante el nacionalsocialismo del Tercer Reich. 
Se observa que “el concepto cultura es utilizado, de manera creciente, con el 
sentido de „cultura nacional‟, sus anteriores connotaciones humanistas y 
morales pasan a segundo plano, hasta desaparecer por completo.”43 Como se 
dijo anteriormente, una identidad cultural se crea a partir de un proceso 
dialéctico, en donde la cultura nutre a la identidad y viceversa, la identidad 
genera referentes culturales. ¿Qué ocurre entonces cuando esa identidad 
cultural se utiliza, se explota, con fines políticos, como sucedió en el proceso de 
unificación de Bismarck o durante la Alemania de Hitler? Se rompe ese proceso 
dialéctico y la identidad cambia de naturaleza, deja de ser una identidad 
cultural y se vuelve de tipo nacionalista, propaganda del Estado (o de cualquier 
entidad que la promueva). 
Por ello, para comprender el verdadero sentido de una identidad cultural 
es preciso emprender un análisis de los productos culturales, tales como las 
obras literarias, las novelas. El filólogo Sergio Mansilla lo explica de mejor 
manera al decir que “la literatura no sólo representa la identidad cultural de la 
comunidad o colectividad desde donde emerge como escritura artística 
 
42 Ibídem., p. 150. 
43 Norbert Elias. Los alemanes, óp. cit., p. 165. 
24 
 
institucionalmente aceptada y legitimada cuanto tal, sino que produce 
identidad; incluso más: ella misma […] sería identidad.”44 
 
44 Sergio Mansilla Torres, “Literatura e identidad cultural” en Estudios filológicos, número 41, 
Valdivia, Chile, septiembre del 2006. Disponible en línea, URL: 
http://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S0071-17132006000100010&script=sci_arttext, Consultado 
el 8 de mayo de 2013. 
25 
3. Alemania dividida 
Ein Volk, ein Reich, ein Führer 
La capitulación del Tercer Reich el 8 de mayo de 1945 marcó el fin del dominio 
nazi en Alemania. El país se encontraba destruido y derrotado. Además de las 
incontables pérdidas humanas, la Segunda Guerra Mundial había devastado la 
industria, atrofiado las comunicaciones, invalidado la infraestructura y truncado la 
producción alimentaria. En enero de 1945, en Yalta, los Aliados habían trazado el 
futuro de una Alemania que ya se veía derrotada. Los „tres grandes‟, Churchill, 
Stalin y Roosevelt, llegaron fácilmente al acuerdo de desmembrar a Alemania. En 
esa ocasión, Churchill impuso la participación de Francia, cediéndole una zona de 
ocupación en Alemania aunque negándole participar en la Comisión de Control 
Interaliado.1 
Para el verano de ese mismo año, los vencedores ya tenían ocupado el 
territorio alemán y del 17 de julio al 2 de agosto llevaron a cabo una serie de 
Conferencias en la ciudad de Potsdam. Desmilitarizar, desnazificar y democratizar 
fueron los objetivos que los Estados Unidos, la Unión Soviética, Gran Bretaña y 
Francia se propusieron efectuar en Alemania. En esa ocasión, los vencedores 
también “se pusieron de acuerdo para que se juzgase a los criminales de guerra 
por un tribunal internacional, […] exigir el pago de las reparaciones en especie y 
[…] establecer en Paris la Sede de la Comisión de Reparaciones. También 
decidieron el envío a Alemania de los alemanes de Polonia, Rumania, Hungría y 
Checoslovaquia.”2 
En un principio, se planteó la posibilidad de preservar la unidad económica 
en Alemania y de trabajar en una reunificación de „pronta‟ llegada.3 Sin embargo, 
“las decisiones de la conferencia de Potsdam, por las cuales los aliados deberían 
 
1 Cfr. Jacques Pirenne, Historia Universal. Las grandes corrientes de la historia, Tomo VIII, México, 
Editorial Cumbre, 1983, p. 412. 
2 Ibíd., p. 452. 
3 Cfr. Hans-Hermann Hertle, The Berlin Wall Story, Bonn, Bundeszentrale für politische Bildung, 
2011, p. 26. 
26 
someter a Alemania a una administración central y considerar a la economía 
alemana como una entidad, ni siquiera se pusieron en principio de ejecución. El 
día 1º de septiembre, el general [de la Unión Soviética] Zhukov, sin informar 
previamente a los altos mandos aliados, instaló en Berlín un gobierno central para 
la administración de la zona soviética, cuya frontera quedó rigurosamente 
cerrada.”4 
Para democratizar a Alemania cada Estado ocupante marcó sus propias 
pautas. La Unión Soviética promovió la reanudación de las actividades de los 
partidos políticos de corte socialista y, bajo su tutela, surgió el Sozialistische 
Einheitspartei Deutschlands (SED; o en español, el Partido Socialista Unificado de 
Alemania, PSUA). Y, a decir de las autoridades socialistas, este partido representó 
debidamente las aspiraciones de los ciudadanos que vivían en el Este de 
Alemania: “El recién constituido PSUA era el partido alemán más poderoso e 
influyente. En las elecciones a los parlamentos municipales, distritales y de las 
regionales, celebradas en la zona de ocupación soviética en el otoño de 1946, 
conquistó más del 50 por ciento de los votos.”5 Francia siguió el ejemplo de la 
URSS y permitió la continuidad de los partidos políticos existentes. Los alemanes 
de las zonas ocupadas por los Estados Unidos participaron en las elecciones 
organizadas por la potencia americana, en las cuales los socialdemócratas y los 
demócratas-cristianos resultaron electos. 
En cuanto a la desnazificación, comenta el historiador belga Jacques 
Pirenne que “en todas partes resultó dificilísimo de conseguir. De los 8 millones de 
afiliados al partido nazi, 6 millones, considerados como „no activos‟, se inscribieron 
inmediatamente en los partidos políticos que habían sido autorizados.”6 En 
realidad, la desnazificación de Alemania fue un aspecto que los aliados resolvieron 
juzgando a los criminales de guerra. Los procesos jurisdiccionales se llevaron a 
cabo del 20 de noviembre de 1945 al 1º de octubre de 1946 en la ciudad bávara 
de Núremberg. El tercer objetivo formulado en Potsdam, la desmilitarización de 
 
4 Jacques Pirenne, óp. cit., p. 455. 
5 Panorama DDR, Esta es la RDA, Dresden, Zeit im Bild, 1982, p. 46. 
6 Jacques Pirenne, óp. cit., p. 455. 
27 
Alemania, fue planeado por Hans Morgenthau en el marco de la Comisión de 
Reparaciones de Paris y se llevó a cabo limitando la producción alemana de 
carbón y acero. Así como reduciendo la actividad industrial a niveles inferiores de 
los que se habían alcanzado en 1938. 
El rediseño de Alemania estaba en marcha. En lo económico, en junio de 
1948 el Reichsmark fue sustituido por el Deutsche Mark en aquellas zonas 
ocupadas por las potencias occidentales. Ese mismo año, la Alemania ocupada 
por los Estados Unidos fue admitida como beneficiaria del Plan Marshall, creado 
en 1947 por el secretario de Estado del presidente Truman, George Marshall, y 
que tenía por objetivo “la reconstrucción, tanto política como económica, de 
Europa Occidental después de la guerra. La idea era eliminar, lo más rápido 
posible, las condiciones económicas que provocaron la inestabilidadpolítica y el 
extremismo dentro de las naciones, así como la dura competición económica entre 
ellas.”7 
En septiembre de ese año se estableció en Bonn un Consejo 
Parlamentario. Ocho meses después, en mayo de 1949, se aprobó la Ley 
Fundamental de la República Federal de Alemania (RFA), una constitución que 
trazaba la organización política de la parte occidental de Alemania. Meses 
después Konrad Adenauer fue electo Canciller Federal. Estos hechos supusieron 
un cambio en el desarrollo político de Alemania: 
La constitución de la República Federal de Bonn puso punto final al régimen de ocupación 
de Alemania, tal como se había previsto en un principio. Desde entonces, la zona 
occidental se sustrajo a la supervisión soviética. En tal situación, la presencia de la 
Comisión Interaliada en Berlín perdía toda justificación y la URSS retiró sus representantes 
del Consejo de control de los „cuatro‟. Sin embargo, las potencias occidentales 
manifestaron su intención de permanecer en Berlín y administrar las zonas sujetas a 
 
7 Ian Budge, et al. La política de la nueva Europa del Atlántico a los Urales, Madrid, AKAL, 2001, p. 
39. 
28 
vigilancia. Incluso llegaron a implantar en ellas la reforma monetaria que se había llevado 
a cabo en Alemania Occidental.8 
Estas situaciones ocasionaron un conflicto en Berlín que puso de manifiesto 
la naturaleza bipolar del sistema internacional que perduraría durante las cuatro 
décadas posteriores. Por su ubicación geográfica, Berlín quedó automáticamente 
en la zona soviética de ocupación. Para obligar la evacuación de los Estados 
Unidos, Gran Bretaña y Francia de Berlín, la Unión Soviética dispuso un bloqueo 
riguroso al que las potencias occidentales evadieron mediante un efectivo puente 
aéreo. Después de casi un año, el sitio terminó, pero la ciudad quedó dividida: 
“Extraño destino el de esta capital, convertida en el símbolo de la trágica dualidad 
del Reich, que, después de llevar a Alemania de catástrofe en catástrofe, terminó 
despedazada por la atracción de los polos del comunismo soviético y del 
liberalismo en Occidente."9 
El 7 de octubre de 1949 se proclamó la fundación de la República 
Democrática Alemana (RDA) en el territorio ocupado por la Unión Soviética y, con 
ello, Alemania quedó verdaderamente dividida. La República Federal Alemana se 
asumió como la auténtica representante de los alemanes y desconoció a la 
República Democrática Alemana, ésta por su parte buscó que la unidad alemana 
se efectuara sólo bajo la bandera del socialismo. Esta actitud de la RFA 
corresponde a la doctrina Hallstein, misma que el Secretario de Asuntos Exteriores 
de Adenauer, Warter Hallstein, desarrolló. Dicha doctrina “promovía que todos 
aquellos países que reconociesen a la RDA dejarían de recibir ayuda y finalizarían 
las relaciones diplomáticas con la entonces República Federal. […] Según esta 
doctrina, […] a excepción de la URSS, Alemania [Federal] no establecería o 
mantendría relaciones diplomáticas con ningún estado que reconociese a la 
Alemania Oriental.”10 
 
8 Jacques Pirenne, Historia Universal. Las grandes corrientes de la historia, Tomo IX, México, 
Editorial Cumbre, 1983, p. 212. 
9 Ibíd., p. 214. 
10 Heike Pintor Pirzkall, “La política exterior alemana, 1949-1989: la Alemania del Muro” en Revista 
Intellector, Rio de Janeiro, año VI, vol. VI, número 12, enero – junio 2010, p. 6. 
29 
Como contrapeso al Plan Marshall, en 1950 la RDA ingresó al Consejo de 
Ayuda Económica Mutua (CAEM), organismo “que operaba en régimen de 
intercambio canjeando por ejemplo, aceite ruso por bienes de consumo de Europa 
Central. Estos acuerdos contrastaron con los mecanismos que intentaba 
ensanchar y profundizar las operaciones de libre mercado en el Oeste.”11 En lo 
militar, para mediados de los cincuenta la RFA ya formaba parte de la 
Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y la RDA del Pacto de 
Varsovia. 
Este reacomodo institucional selló la división de Alemania. De un lado y del 
otro surgieron voces que, desde el mundo literario, buscaron reflexionar y dar 
explicación al momento histórico que vivía el pueblo de Goethe, de Schiller, de 
Hölderlin, pueblo que había sido nuevamente derrotado en una conflagración 
mundial. Los aliados, aquellos que derrotaron al régimen nazi, desnazificaron a 
Alemania ejecutando a los culpables tras haberlos procesado en los juicios de 
Núremberg, dinamitando los monumentos que exaltaban al nazismo y liberando a 
los prisioneros de los campos de concentración. Sin embargo, aquella fue una 
desnazificación desde fuera, externa, ¿cómo podían los alemanes desnazificar su 
pasado, su historia? 
Tres palabras fueron recurrentemente utilizadas por la propaganda 
goebbeliana: ein Volk, ein Reich, ein Führer (un Pueblo, una Patria, un Dirigente) 
Durante los 13 años de dominio nazi, esos conceptos aparecían como 
disgregables dentro del imaginario colectivo alemán. Heinrich Böll, escritor alemán 
y máximo representante de la literatura „de los escombros‟, además de ganador en 
1972 del premio Nobel de Literatura, en su novela Haus ohne Hüter (Casa sin 
amo) lo expresa así: 
 A su oído acudían rumores de épocas pasadas: -ürer, -ueblo, -atria: mentira decapitada 
que caía sobre ella como una maldición. Aquel eco parecía remontarse a mil años atrás. 
Generaciones extinguidas desde hacía tiempo habían ofrecido sacrificios a aquellas 
 
11 Ian Budge, óp. cit., p. 23. 
30 
divinidades. Hombres quemados, pisoteados, asfixiados en las cámaras de gas, 
ametrallados… por seis sílabas incompletas. 12 
¿Cómo concebir lo alemán después de que el Führer fue derrotado, el 
pueblo dividido y la patria desmantelada? Justamente, repensar sobre el 
significado del concepto patria fue uno de los primeros temas de reflexión de los 
literatos de ambos lados de Alemania. Günter Grass, una voz literaria del lado 
occidental de Alemania escribía: 
Nuestra patria está desgarrada. El dominio extranjero lo ha querido así. Sólo cabe esperar 
que, en día no muy lejano, vuelva a ser cierta la unidad alemana. […] Y unidos, nuestros 
soldados podrán llevar el casco que, en el curso de dos guerras mundiales se ha 
desarrollado hasta adquirir una forma que permite la máxima desviación de los disparos 
pero, al mismo tiempo, se ajusta a la tradición alemana.13 
En el capítulo anterior se mencionó cómo el régimen nazi provocó una serie 
de persecuciones y exilios de aquellas voces literarias opuestas al régimen. 
Terminada la guerra, esas voces emprendieron su búsqueda y regreso a la patria. 
Y “la RDA fue vista como oportunidad de crear una patria, en años en que se 
buscaba una salida a la tenebrosa historia de Alemania en el siglo XX.”14 Por ese 
motivo, escritores antifascistas como Anna Seghers, Bertolt Brecht, Arnold Zweig, 
Friedrich Wolf y otros más se establecieron en la República Democrática Alemana, 
tras haber vivido en el exilio. Además, “Thomas Mann y Lion Feuchteanger 
manifestaron su simpatía por la RDA, el primero, sobre todo durante su 
permanencia en la RDA con motivo de las celebraciones del Año Goethe en 
1949.”15 Desde su perspectiva, su tarea como literatos debía ser corregir el rumbo 
de la historia alemana, partiendo de las expresiones artísticas antifascistas. A 
partir de entonces, la literatura de la RDA tendría al exilio y a la (re)construcción 
de la patria como sus temas centrales. 
 
12 Heinrich Böll. Casa sin amo, Barcelona, Seix Barral, 1972, p. 313 
13 Günter Grass. Mi Siglo, óp. cit., pp. 272 – 273. 
14 Ursula Heukenkamp, “Lo que queda, el discurso sobre la patria y región en la literatura de la 
RDA” en León E. Bieber, Regionalismo y federalismo. Aspectos históricosy desafíos actuales en 
México, Alemania y otros países europeos, México, UNAM – El Colegio de México, DAAD, 2004, p. 
289. 
15 Panorama DDR. La creación cultural en la RDA, Dresden, Zeit im Bild, 1982, p. 24. 
31 
Por el contrario, en la RFA se popularizó rápidamente en la literatura la idea 
de la Stunde Nüll (Hora cero), que aludía a un nuevo comienzo y a un 
distanciamiento del pasado reciente. Fue una corriente literaria que quería reflejar 
la situación en ruinas de Alemania, en el ámbito material, pero también en el 
psicológico y en lo moral. Es oportuno mencionar que durante la ocupación en la 
parte occidental de Alemania, surgió el Grupo del 47, un círculo literario que se 
opuso a las políticas de prohibición literaria de los Estados Unidos. A este grupo 
pertenecieron Günter Grass, Heinrich Böll, Uwe Johnson, Paul Celan, Hans 
Magnus Enzensberger, entre otros importantes literatos. 
Dividida la nación alemana en dos Estados, la literatura quedó igualmente 
dividida y a partir de entonces, evolucionó por caminos distintos. Cuando la 
maquinaria institucional de la RDA ya estaba en marcha, se atribuyó a las artes y 
a la literatura la función de ayudar en la construcción del socialismo, por lo que 
empezaron a ser reguladas institucionalmente. Es decir, la literatura se concibió 
como “un instrumento imprescindible al servicio de la lucha de clases y se 
espera[ba] de los escritores un compromiso ideológico con la tesis oficial de que el 
nuevo Estado socialista es el único representante de la tradición humanista e 
ilustrada del pueblo alemán.”16 En contraste, la literatura del lado occidental se 
volvió crítica de la sociedad de consumo y planteó “la necesidad de un 
compromiso ético y social. [Fueron] […] obras que busca[ba]n una respuesta 
moral, así como la vinculación con la modernidad.”17 
1959 fue un año de enorme importancia en el ámbito literario de las dos 
Alemanias. Para la República Federal es considerado el año de la Nueva Novela, 
pues El tambor de Hojalata de Günter Grass, Billar a las nueve y media de 
Heinrich Böll y Conjeturas sobre Jakob de Uwe Johnson fueron publicadas. Se 
trata de novelas y novelistas que marcaron la pauta literaria de los años venideros 
en la Alemania Occidental. Günter Grass en Mi Siglo, lo relata así: “aquel 
murmullo de los salones de la Feria –„Billar, Conjeturas, Tambor de hojalata…’– y 
 
16 Manuel Maldonado Alemán, “La narrativa de la unificación alemana. Presupuestos, temas y 
tendencias” en Revista de filología alemana, número 28, 2005, pp. 91 – 92. 
17 Ibíd., p. 91. 
32 
el susurro de aquella fiesta –„por fin ha nacido la literata alemana de la 
posguerra‟– o bien partes militares –„a pesar de Friedrich Sieburg [crítico literario] 
y el Frankfurter Allgemeine Zeitung hemos logrado romper el frente‟– […].”18 
Ese año, en la República Democrática, se celebró en Bitterfeld una 
conferencia de escritores que concluyó con la divulgación de la Sozialistische 
Kulturrevolution (Revolución cultural socialista), misma que debía “desarrollarse en 
dos frentes: por una parte, los escritores se integrarían durante una larga 
temporada en las fábricas y centros de producción para conocer directamente el 
mundo del trabajo; y, por otra, los propios trabajadores tomarían la pluma y 
escribirían sobre sus experiencias y su vida cotidiana.”19 Este programa generó la 
Ankunftsliteratur (Literatura de la llegada), misma que, efectivamente, tenía como 
tema principal la vida colectiva bajo el régimen socialista. 
 
Niemand hat die Absicht, eine Mauer zu errichten! 
En 1961, transcurridos 12 años de división, las diferencias entre los sistemas 
económicos y políticos de las Alemanias eran cada vez más pronunciadas. La 
economía de planificación estatal de la RDA enfrentaba los bloqueos comerciales 
que la RFA, de economía de libre mercado, le imponía. Las acciones y el sistema 
de partido único de la RDA eran constantemente criticados por los medios de 
comunicación de masas de la RFA y, particularmente, de Berlín Occidental. Para 
las autoridades de la RDA, esas acciones sembraban intranquilidad y confusión 
entre sus habitantes y propiciaban el escape de los habitantes hacia Occidente. 
No obstante, fueron las crecientes restricciones y las prohibiciones del SED las 
causantes del grueso de las huidas. Los 3.5 millones de escapes de la República 
Democrática Alemana que ocurrieron de 1945 a 1961 se debieron “a que [los 
alemanes orientales] tenían parientes en Occidente, porque sus propiedades les 
fueron arrebatadas, porque fueron discriminados y perseguidos por practicar el 
 
18 Günter Grass. óp. cit., p. 280. 
19 Manuel Maldonado Alemán & Isabel Hernández, óp. cit., p. 249. 
33 
cristianismo, porque el abastecimiento de comida y otros bienes era deficiente y 
porque no existía libertad política.”20 
Niemand hat die Absicht, eine Mauer zu errichten! (¡Nadie tiene la intención 
de construir un muro!) sentenciaba Walter Ulbricht, presidente de la RDA en junio 
de 1961. Sin embargo, el 13 de agosto, diez mil efectivos de las fuerzas armadas 
de la RDA en colaboración con elementos armados de la URSS y de otros 
Estados del Pacto de Varsovia, fueron dispuestos para resguardar y vigilar la 
frontera de Berlín Occidental, el Muro de Berlín empezó a ser construido. A decir 
de las autoridades de la Alemania del Este, “estas medidas de seguridad salvaron 
la paz tan gravemente amenazada. Al poner fin a los permanentes efectos 
perturbadores directos, [se] originaron condiciones más favorables para la 
construcción socialista […].”21 A finales de 1961 miles de personas habían sido 
arrestadas por oponerse a la construcción del muro o por intentar cruzarlo y 
escapar. 
Pese a la oposición, el Muro de Berlín se levantaba y la división alemana se 
profundizaba. En palabras del lingüista Harald Weydt: “a partir de 1961, los 
alemanes vivían definitivamente en dos frentes hostiles entre sí, en dos 
hemisferios diferentes. Se hallaban enfrentados un sistema socialista dominado 
por la Unión Soviética […] y un sistema capitalista dominado por Estados Unidos 
[…]. Y Berlín se hallaba siempre en el foco de los acontecimientos. En Berlín se 
enfrentaban las potencias vencedoras […].”22 
En efecto, el muro representaba más que sólo una división geográfica. 
Dividía a un modo de vida que se basaba en el libre mercado –que orillaba a sus 
habitantes al consumismo y al culto de lo material–, de un modo de vida en donde 
todo era planificado desde las cúpulas de poder y en donde la escasez era la regla 
de supervivencia para los ciudadanos. De un lado del muro la Stasi 
 
20 Hans-Hermann Hertle, [Traducción propia] óp. cit, p. 32. 
21 Panorama DDR. Esta es la RDA, óp. cit., p. 54. 
22 Harald Weydt, “Divergencia y convergencia en la lengua de los alemanes del Este y del Oeste, o 
las no consecuencias de la división alemana” en León E. Bieber, Regionalismo y federalismo. 
Aspectos históricos y desafíos actuales en México, Alemania y otros países europeos, México, 
UNAM – El Colegio de México, DAAD, 2004, p. 253. 
34 
(Staatssicherheit, Seguridad del Estado) vigilaba y controlaba todas las 
actividades de los ciudadanos23 mientras que del otro lado el individualismo 
exacerbado mermaba la vida en sociedad. Realidades distintas que, no obstante, 
compartían un pasado común. Ese pasado, sobre todo en términos culturales, 
estaba siendo amenazado por la división, a decir de las autoridades de la RFA: 
Con la división política amenaza también desgarrarse la unidad espiritual de Alemania. 
Weimar la ciudad de Goethe y de Schiller; Leipzig, un día centro editorial y la principal 
ciudad de Ferias de Europa; Dresde, la joya del arte alemán; Naumburgo, con la famosa 
escultura románica de la mujer,la Uta, en la catedral, son unos cuantos ejemplos de una 
lista que puede proseguirse y ampliarse por Brandemburgo, Mecklemburgo y Pomerania 
hacia el Norte. El Berlín que está dividido, el que las Universidades de Rostock, Greifswald, 
Jena y Leipzig y los demás centros de enseñanza superior, sobre todo la Universidad de 
Berlín, fundada en 1809 por Wilhelm von Humboldt, no puedan participar en libertad en el 
desarrollo de la cultura alemana todo esto oprime y acongoja a los alemanes de la 
República Federal. 24 
Para cuando inició la construcción del Muro en Berlín, la vida cultural de la 
Alemania Federal y la de la Alemania Democrática ya llevaban años 
desarrollándose por distintos rumbos. Incluso, el germanista Hugo Moser llegó a 
plantear la posibilidad de que un cisma lingüístico ocurriese como resultado de esa 
división.25 Durante los sesenta, la literatura en la RFA vivió un periodo de crisis, 
desencadenada por conflictos de índole político y social, tales como “la guerra de 
 
23 “La seguridad del estado tenía acceso a todos los aspectos de la vida en la RDA, aunque ello no 
siempre fue directamente reconocible. Irrumpía en la vida privada de los ciudadanos, podía vigilar, 
intervenir teléfonos, espiar, detener, interrogar. Para desarrollar su política de control total, el MfS 
[Ministerio para la Seguridad del Estado] se apoyó en la cooperación estrecha con la policía 
popular, la aduana, la oficina de empleo y otras instituciones de la RDA. Podía disponer de casi 
todas las informaciones y documentos.” En STASI. Exposición sobre la Seguridad el Estado de la 
RDA. Folleto de la Exposición, Berlín, Delegado del Gobierno Federal para los archivos del Servicio 
de Seguridad del Estado de la antigua República Democrática de Alemania, 2011, p. 17. 
24 Helmut Arntz. La realidad alemana, München, Edición de la Oficina de Prensa e Información del 
Gobierno Federal, 1962, p. 29. 
25 “Dos ejemplos de ello: en el oeste se habla de Antike (la Antigüedad), un concepto que despierta 
asociaciones positivas y que designa una época considerada como el origen de la cultura 
occidental. Por el contrario, en la ideología comunista, el nombre que se asigna a esta época es el 
de Zeitalter der Sklavenhalterschaft (lit.: época de la manutención de escalvos). Y lo que en el 
Oeste se llamaba Mittelalter (Edad Media) se conocía como Feudalismus (época feudal) en los 
libros de textos de la RDA, etc. Y la verdad es que, aún hoy día, muchos alemanes del este que se 
formaron en las escuelas y universidades de la RDA, tienen dificultades a la hora de orientarse 
dentro del esquema occidental de las épocas históricas.” En Harald Weydt, óp.cit., pp. 253 – 254. 
35 
Vietnam, las luchas de liberación del Tercer Mundo, la dimisión del canciller 
Konrad Adenauer en 1963, la crisis económica de los años 1966-1967, […] las 
revueltas estudiantiles de 1968 y la formación de una oposición 
extraparlamentaria.”26 Durante esa década la literatura de Günter Grass se politizó 
y tomaron fuerza las voces de Hans Magnus Enzensberger, Martin Walser y Dieter 
Wellershoff. 
En 1964 se llevó a cabo la segunda conferencia de Bitterfeld en la 
República Democrática Alemana. En ésta se refrendaron los principios creativos 
del realismo socialista, basados en el modelo del Clasicismo alemán. Debido a la 
creciente injerencia de las autoridades en el mundo de las artes, numerosos 
artistas abandonaron la RDA. Entre ellos estaban Uwe Johnson, Christa Reinig, 
Manfred Bieler y otros. A finales de los sesenta quedó superada la 
Ankunftsliteratur y surgió la Literatur des Anwesendseins (Literatura de la 
Presencia) como nueva tendencia. De ésta destacan autores como Hermann Kant, 
Christa Wolf, Günter de Bruyn y Fritz Rudolf Fries. Este movimiento buscaba ¨la 
realización del individuo como persona y [reflexionaba sobre] su relación con la 
sociedad socialista, por su felicidad subjetiva y por las contradicciones existentes 
en la RDA.”27 
La Doctrina Hollstein de política exterior de la RFA finalizó junto con la 
década de los sesenta. Los setena iniciaron y con ellos la Ostpolitik, una doctrina 
impulsada por el canciller Willy Brandt, que buscó normalizar las relaciones entre 
la RFA y el bloque socialista,28 en particular con la RDA. En 1972, un año después 
de que Erich Honecker supliera a Walter Ulbricht en la presidencia de la RDA, se 
firmó el Tratado Básico entre la RFA y la RDA, el cual versaba sobre el 
reconocimiento mutuo de los dos Estados alemanes. El reconocimiento 
 
26 Manuel Maldonado Alemán & Isabel Hernández, óp. cit., p. 233. 
27 Manuel Maldonado Alemán, “La narrativa de la unificación alemana. Presupuestos, temas y 
tendencias”, óp. cit., p. 92. 
28 “En 1970 se firmó el Tratado de Moscú entre la RFA y la URSS en el cual ambas partes 
renunciaron al uso de la fuerza e inviolabilidad de las fronteras existentes. En el mismo año, 
Alemania firmó con Polonia el tratado de Varsovia, aceptando la línea Oder-Neisse como frontera 
entre la RDA y Polonia. […] En 1971 se firmó el Acuerdo cuadripartito sobre Berlín, conformándose 
la autoridad de las cuatro potencias ocupantes sobre Berlín y la flexibilización de las 
comunicaciones entre las dos partes de la ciudad.” En Heike Pintor Pirzkall, óp. cit., p. 7. 
36 
internacional de la RDA alcanzó su punto máximo cuanto ésta fue aceptada como 
miembro de la ONU y con su participación en la Conferencia de Helsinki sobre 
Seguridad y Cooperación Europea en 1975. 
Los años setenta fueron tiempos de oposición de los literatos alemanes, en 
ambos lados del Muro, a los sistemas políticos que los gobernaban. La autoridad 
de la RFA promulgó una serie de decretos para salvaguardar la seguridad del 
Estado, mismos que derivaron en “medidas de censura y de control excesivas, 
que se dirigieron en especial contra los críticos del sistema. Algunos escritores 
reaccionaron con la publicación de unas obras que denunciaban los abusos 
cometidos por el poder.”29 También fueron tiempos de revueltas estudiantiles, de 
movilizaciones en contra del autoritarismo del Estado y en contra de la 
manipulación informativa de los medios de comunicación, así como de 
expresiones de anarquismo. En el filme Was tun, wenn's brennt? (¿Qué hacer en 
caso de incendio? del año 2001) del director Gregor Schnitzler se retrata 
humorísticamente la lucha que los jóvenes anarquistas de la Alemania Federal 
emprendieron contra ese gobierno que consideraban autoritario. Como 
consecuencia de esta situación política, la literatura tomó un nuevo rumbo, 
surgieron obras que experimentaban con formas de expresión sensible centradas 
en lo individual y alejada del compromiso político, esta corriente se llamó Nueva 
Interioridad o Nueva Subjetividad. 
En 1976 fue expulsado de la Alemania Oriental Wolf Biermann, cantautor 
crítico del desarrollo político de la RDA. Tras una gira por la Alemania Occidental, 
el SED le retiró la ciudadanía y le prohibió reingresar al país. Esta acción 
desencadenó un enfrentamiento abierto entre los artistas y el gobierno. Como 
explica Manuel Maldonado, 
Muchos de esos autores deseaban un socialismo democrático, aceptaban el Estado pero 
también lo criticaban, para que de la crítica surgiera un sistema más tolerante. Para otros, 
en cambio, la expatriación de Biermann supuso una autentica crisis de identidad que les 
impulsó a abandonar el Estado en el que habían creído. Entre 1976 y 1989 más de cien 
 
29 Manuel Maldonado Alemán & Isabel Hernández, óp. cit., p. 236. 
37 
artistas abandonaron la RDA; ésta perdió a muchos de sus mejores poetas y el gobierno 
reaccionó con la aplicación de medidas coercitivas y de intimidación.30 
A finales de los setenta y principios de los ochenta crecieron las tensiones 
entre la Unión Soviética

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