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JESÚS JARQUE GARCÍA 2 DIFICULTADES DE APRENDIZAJE EN EDUCACIÓN INFANTIL Descripción y tratamiento EDITORIAL CCS 3 Tercera edición: septiembre 2012 Página web de EDITORIAL CCS: www.editorialccs.com © Jesús Jarque García © 2011. EDITORIAL CCS, Alcalá, 166 / 28028 MADRID Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra. Diseño de Portada: Olga R. Gambarte Ilustración de Portada: Daniel M. Simón Composición Digital: Publicón (grupo Ulzama) ISBN (epub): 978-84-9023-615-4 4 http://www.editorialccs.com/ http://www.cedro.org/ A Maricarmen 5 Presentación Si este libro está entre en tus manos seguramente tienes cerca niños con alguna dificultad de aprendizaje. Ya trabajes en la escuela, en el ámbito clínico o te intereses como padre, seguro que buscas pautas y medidas para superar esos problemas. Este libro pretende precisamente eso, ofrecerte una guía de actividades de tratamiento, lo más concreta posible, para las dificultades habituales en Educación Infantil. En casi todas las aulas de esta etapa hay niños que presentan en algún momento de su enseñanza, problemas de aprendizaje. Y no me estoy refiriendo solo al alumnado con necesidades educativas especiales, sino a niños que en momentos puntuales y sin una causa aparente, les resulta especialmente complicado adquirir algunos de los contenidos previstos en esta etapa. Está escrito pensando principalmente en los profesionales que trabajan en la escuela, como sois los maestros y maestras de Educación Infantil y Primaria, de Pedagogía Terapéutica, de Audición y Lenguaje o los orientadores y orientadoras que intervienen en los centros escolares. También te resultará útil si eres un profesional del ámbito clínico que intervienes con niños de estas edades, por tanto, si eres logopeda, psicopedagogo o estimulador. No es un libro escrito para las familias pero he comprobado que en muchos casos, los padres se convierten en los principales terapeutas de sus hijos cuando tienen dificultades. Para estas familias también le resultará una herramienta eficaz. Consta de cincuenta capítulos dedicados a las dificultades más frecuentes en Educación Infantil e incluso en los primeros años de la Educación Primaria. Los capítulos se podrían agrupar en nueve grandes bloques: pautas generales de intervención, psicomotricidad, lenguaje y comunicación; conceptos básicos, operaciones lógicas, numeración y operaciones, lectoescritura y funciones cognitivas. Cada capítulo está dedicado a una problemática. En algunos casos, se ofrecen actividades para aspectos muy genéricos como son la orientación espacial, la atención o la expresión verbal. En otros capítulos, las medidas se refieren a situaciones muy concretas, como aprender a cortar con tijeras, dibujar las figuras geométricas o escribir el propio nombre. En cada uno se explica en qué consisten las dificultades habituales y los posibles factores asociados o contribuyentes, y además se detallan una serie de medidas y actividades de tratamiento y recuperación. 6 Las actividades de tratamiento siempre son una propuesta abierta. Seguramente te sirvan de inspiración para proponer e intentar otros ejercicios en función de tu buen hacer, de las características del niño o de la niña y de los recursos de que dispongas. Espero que el libro te resulte un material práctico y ágil para tu trabajo. Mi deseo es que te ayude a que los niños con dificultades que se crucen en tu camino, encuentren en ti una ayuda eficaz para superarlas. Jesús Jarque García 7 1. PRINCIPIOS PEDAGÓGICOS DE INTERVENCIÓN El tratamiento de las dificultades de aprendizaje comenzará teniendo como referencia una serie de principios pedagógicos de intervención. Esos principios son un marco general, aplicable a todas las problemáticas y que pueden considerarse como las «reglas de juego» básicas que los profesionales tendrán en cuenta y respetarán. Los principios que se van a exponer son los siguientes: prevención, detección precoz, atención temprana, normalización, cooperación entre recursos y estimulación. 8 Principio de prevención Por prevención educativa se entienden todas aquellas medidas encaminadas a evitar que aparezcan las dificultades de aprendizaje. En el ámbito educativo se establecen dos tipos de prevención: – La prevención universal, entendida como aquella que va dirigida a todos los alumnos de Educación Infantil, tengan o no dificultades de aprendizaje. – La prevención dirigida, aquella que tiene como destinatarios los alumnos de riesgo, es decir, aquel grupo de niños que por sus condiciones personales tienen más posibilidades de padecer problemas de aprendizaje. Se trata de niños en situaciones socioculturales y económicas desfavorecidas, con antecedentes familiares o que presentan situaciones consideradas factores de riesgo, como por ejemplo, la prematuridad. El desarrollo de intervenciones de carácter preventivo es la inversión más rentable para el tratamiento de las dificultades de aprendizaje. En esta línea, muchos centros llevan a cabo programas o talleres de desarrollo de la psicomotricidad, de estimulación musical, de estimulación del lenguaje o de mejora de la atención, entre otros. La puesta en marcha de estas actuaciones se realizará según las necesidades de los alumnos y los recursos de que se disponga. 9 Principio de detección precoz El principio de detección precoz establece que las dificultades de aprendizaje serán detectadas lo antes posible, cuando aparezcan los primeros signos de sospecha, con una especial atención a los casos de riesgo que ya se han señalado. La etapa de Educación Infantil es un período privilegiado para llevar a cabo este principio. La detección precoz comienza por el propio maestro o maestra que es el que más tiempo pasa con los alumnos y mejor los conoce. El principal signo de sospecha que los maestros pueden tener como referencia, es que el rendimiento de un alumno se desvíe significativamente del promedio del grupo durante un tiempo prolongado. Este sería el caso, por ejemplo, de un niño que no es capaz de adquirir una determinada habilidad, cuando la mayoría de sus compañeros ya la dominan. La detección precoz implica adoptar las primeras medidas de intervención. Además, supone que los casos más graves se deriven a los profesionales especializados para que realicen sin demora una valoración más exhaustiva. Esta evaluación considerará las dificultades detectadas y servirá para ajustar el tratamiento. 10 Principio de atención temprana El principio de atención temprana establece que la respuesta educativa debe llevarse a cabo cuando las dificultades son detectadas. Está demostrado que la intervención es más eficiente cuanto antes se realice. Esto supone que la adopción de medidas de tratamiento no puede retrasarse esperando que el alumno madure o mejore sin más. En la mayoría de los casos en los que no se interviene, los alumnos no mejoran, los problemas se agravan y se comprueba que se ha perdido un tiempo privilegiado para la estimulación. El principio de atención temprana debería ser la referencia principal para priorizar la atención especializada, para dotar de recursos y para decidir cuándo comenzar a estimular o rehabilitar a un alumno. 11 Principio de normalización El principio de normalización presenta dos vertientes. Por un lado, establece que la finalidad de la intervención debe ser normalizar al alumno, es decir, situarlo lo más próximo al nivel del promedio de niños de su edad. Por otro lado, implica que en el tratamiento de las dificultades de aprendizaje se emplearán las medidas ordinarias frente a las extraordinarias y las medidas generales de tratamiento frente a las individuales. Solo cuando las medidas generales y ordinarias no sean suficientes, se adoptarán lasindividuales y extraordinarias. Sin embargo, es necesario considerar que la aplicación de medidas individuales y extraordinarias no sustituye a las anteriores, sino que tiene un carácter acumulativo en el tratamiento. 12 Principio de cooperación entre recursos En el caso de los niños con problemas de aprendizaje puede ocurrir que intervengan diferentes profesionales tanto en el contexto escolar como fuera de él. Por ejemplo, no es difícil encontrar que con un niño con dificultades estén trabajando su tutora, otros maestros, el orientador, un logopeda, un psicopedagogo y su familia. El principio de cooperación entre recursos establece que la actuación de diferentes profesionales con un niño o una niña debe realizarse de manera cooperativa, al menos en unos mínimos. El desarrollo de este principio implica que todos conozcan quiénes están interviniendo, establecer algunos objetivos y criterios comunes, distribuir algunos aspectos del tratamiento y mantener una cierta comunicación. Un instrumento útil para mantener la cooperación entre los distintos profesionales es el llamado «cuaderno viajero». Se trata de una libreta que el niño o la niña suele llevar consigo y en el que las personas que intervienen realizan anotaciones y observaciones que puedan resultar relevantes para el resto de profesionales. 13 Principio de estimulación Por último, el principio de estimulación considera que desde el punto de vista educativo la medida más eficaz de rehabilitación y recuperación es la estimulación pedagógica. La neuropsicología ha demostrado que las funciones cognitivas mejoran con el entrenamiento sistemático, como si de un músculo que se ejercita se tratara. Con la estimulación, se establecen nuevas conexiones neuronales y en el caso de que se hayan producido daños, aumenta la probabilidad de que otras regiones asuman esa función como compensación a la pérdida. La estimulación modifica y mejora el cerebro. La estimulación se llevará a cabo como medida preventiva, especialmente en los casos de riesgo y también como medida de rehabilitación en los casos en los que las dificultades de aprendizaje ya estén presentes. Será más eficaz cuanto más incida en los aspectos afectados. En cualquier caso, desde el punto de vista educativo, la única estrategia disponible para mejorar una habilidad es entrenarla mediante la estimulación sistemática. 14 2. ESTRATEGIAS GENERALES DE TRATAMIENTO En este capítulo se presentan una serie de estrategias metodológicas de carácter general para abordar el tratamiento de las dificultades de aprendizaje. Pueden considerarse como un segundo nivel de concreción de las medidas, después de los principios pedagógicos básicos expuestos en el capítulo anterior. Su carácter general permite que sean aplicables a la mayoría de problemas de aprendizaje y que sean las primeras medidas que deben adoptarse en todas las situaciones. 15 Medidas organizativas del centro La organización de un centro es la primera medida para prevenir y tratar dificultades de aprendizaje. Las medidas organizativas más importantes que se deben adoptar en el caso de Educación Infantil son las siguientes: – La elaboración de los horarios. La gestión de los horarios puede favorecer el tratamiento de las dificultades de aprendizaje o ser un impedimento. Horarios encorsetados, por ejemplo, pueden ser un inconveniente. A este respecto es importante considerar que las primeras horas de la jornada son las de mayor rendimiento cognitivo. Estas horas no deberían dedicarse sistemáticamente a actividades que no requieren tanta concentración y que tendrían mejor ubicación al final de la mañana. – La gestión del profesorado. El profesorado es clave en la enseñanza. En la gestión se deberían garantizar ciertos aspectos, como la permanencia diaria del tutor o tutora con su grupo un número suficiente de sesiones y, sobre todo, que existan unas pautas de intervención comunes con los grupos y con los niños con dificultades. – Materiales curriculares. Para el tratamiento de dificultades de aprendizaje es necesario disponer de ciertos materiales curriculares que sean adecuados. La selección de los materiales editados, juguetes y otros materiales manipulativos se debe realizar con criterios pedagógicos y educativos, dentro de las posibilidades económicas. Estar informado de nuevos materiales y renovar periódicamente los mismos, es una actuación necesaria. – Desarrollo de programas preventivos. Existen centros que favorecen el desarrollo de programas preventivos, tal y como se han explicado en el capítulo anterior. Esta es una medida organizativa privilegiada que implica priorizar actuaciones y recursos humanos. 16 La programación de la enseñanza El diseño de la programación de la enseñanza en la Educación Infantil, tanto en el ámbito de toda la etapa como en el aula, es una actuación clave para prevenir y tratar las dificultades de aprendizaje de manera general. Cada comunidad autónoma tiene su propia nomenclatura (proyecto curricular, programaciones didácticas, programaciones de aula…), pero nos estamos refiriendo a lo mismo: la programación de la enseñanza a lo largo de la etapa (programación didáctica o proyecto curricular) y la programación en cada curso escolar (programación de aula o unidades didácticas). Al margen de la estructura que marca la normativa de cada comunidad autónoma, la programación de la enseñanza debe cumplir algunos requisitos si quiere ser un instrumento eficiente: – Las programaciones deben ser un material funcional. Esto implica que ha de ser de fácil manejo, de consulta. Por tanto, deberían ser breves y claras. Desgraciadamente solemos encontrar documentos extremadamente extensos, no manejables y poco claros, de manera que se realizan una vez, se guardan y nadie más vuelve a consultarlos. En realidad, las programaciones deben señalar de manera clara y breve qué se va a enseñar, cómo se va a enseñar, qué y cómo se va a evaluar. – Las programaciones deberían revisar si en los apartados de qué enseñar y evaluar están considerados aquellos aspectos que suelen convertirse en dificultades habituales en Educación Infantil. Algunos aspectos clave de la enseñanza no siempre aparecen reflejados o, si lo hacen, se encuentran en un lugar marginal: es el caso, por ejemplo, de la orientación espacial, la visiopercepción, la expresión verbal, la conciencia fonética o la atención, entre otros. – Por último, las programaciones deberían reflejar claramente cuál es la secuencia de enseñanza que se va a seguir, por tanto, secuenciar los contenidos del qué enseñar. Esto implica clarificar, por ejemplo, qué se va a enseñar en 3, 4 y 5 años respecto a la comprensión verbal, vocabulario, conceptos básicos, etc. 17 Garantizar unas condiciones mínimas de aprendizaje El aprendizaje es un proceso complicado. Los maestros y maestras son, entre otras cosas, gestores de situaciones de enseñanza-aprendizaje. Por tanto, deben crear y garantizar unas condiciones mínimas para aprender. Entre estas condiciones se encuentran: – Que el aula cuente con la temperatura e iluminación adecuadas. Puede parecer obvio, pero en la realidad no es difícil encontrar en determinados momentos o períodos del curso que esas condiciones no se garantizan, sin que el culpable sea el profesor: clases muy frías o con demasiado calor, con iluminación insuficiente, con fluorescentes que parpadean… no son las condiciones adecuadas para enseñar y aprender. – Que los niños estén cómodos. Es otro aspecto que debe cuidarse, que los niños estén en una posición cómoda y en la que puedan permanecer durante largo tiempo. Los niños pueden permanecer sentados en el suelo en alguna actividad, pero esta posición tiene un límite de tiempo. Cuando se sobrepasa ese límite, los pequeños están incómodos, se mueven, molestan a sus compañeros, se quieren levantar… Lo mismo ocurre con mesas y sillas inadecuadas o con ubicaciones en el aula que no permiten ver a la maestra, por ejemplo. – El silencio en determinados momentos. Procurar que los niños permanezcanen silencio a lo largo de la mañana no es realista, pero que lo estén en determinados momentos es necesario. Algunas situaciones de asamblea o de trabajo en mesa lo requieren. – La atención. Lo mismo que el silencio ocurre con la atención. En determinados momentos es indispensable que los niños estén centrados en la actividad que se está realizando y no en otra cosa. En la medida de lo posible y siempre que esté en manos de los educadores, deben garantizarse esas condiciones. Ello supondrá que ciertas actividades de enseñanza y aprendizaje no deberían comenzar hasta que no estén garantizadas. 18 La manipulación, la experiencia y el juego La manipulación y la experiencia es la estrategia metodológica clave en la etapa de la Educación Infantil. La mayor parte del aprendizaje debería realizarse en esta etapa por esos dos medios. En esta edad la capacidad de abstracción todavía es muy limitada y por ello el niño y la niña aprenden sobre todo a través de lo que experimenta y del juego. Esta estrategia supone que el tratamiento de dificultades de aprendizaje favorecerá actividades de este tipo y que serán las primeras que se realizarán, frente a tareas más gráficas o abstractas. El juego es uno de los aspectos clave en el desarrollo infantil. Aprender requiere siempre esfuerzo por parte de sujeto, pero en ocasiones, jugar y aprender o aprender jugando es posible. Por ello, el tratamiento de las dificultades de aprendizaje se debe afrontar, siempre que sea viable, con actividades que tengan un contenido lúdico. A lo largo del libro se proponen actividades con este carácter y en diferentes ocasiones se proponen juegos para trabajar los contenidos propuestos. Por otro lado, resultará eficaz aprender determinado contenido a través de juegos conocidos, mediante su adaptación o creándolo para tal fin. Es el caso del juego de la Oca, dominós o juegos de naipes, entre otros. 19 Materiales y contenidos familiares Otra estrategia metodológica consiste en utilizar, siempre que haya posibilidad, materiales y contenidos que sean familiares y cercanos a la realidad del niño o de la niña, ya que dotará de significatividad la realización de las tareas. Pueden considerarse materiales y objetos familiares: fotografías de sus padres y hermanos, imágenes del él mismo realizando acciones, objetos de su hogar, sus personajes favoritos de televisión o de moda, juguetes de actualidad, elementos propios de cada estación, etc. 20 Evaluar las dificultades Antes de tratar cualquiera de las dificultades se realizará una evaluación de las mismas. La evaluación persigue centrar la intervención, es decir, tratar de delimitar en qué aspecto concreto se debe realizar el tratamiento. La evaluación de las dificultades normalmente establece qué aspectos están preservados y qué aspectos son problemáticos. La primera evaluación de las dificultades la realiza siempre la persona que trabaja directamente con el niño o la niña, normalmente su maestro o maestra. Simplemente se trata de descubrir los errores que comente y los que no e intentar descubrir por qué se producen. En algunos casos, la evaluación debe ser más exhaustiva y especializada. Entonces los niños son derivados a especialistas para que se les realice una evaluación psicopedagógica. Pero en cualquier caso, la evaluación debe señalar el punto de partida para el tratamiento de las dificultades de aprendizaje. 21 Secuenciar la dificultad Cualquiera de las dificultades que se van a tratar en el libro o que acontecen en las aulas de Educación Infantil están formadas por contenidos o procedimientos que pueden subdividirse en procesos y pasos más pequeños. Esta es una estrategia general para afrontar el tratamiento de las dificultades de aprendizaje, secuenciarlas en pasos más pequeños, en niveles de dificultad menor para enseñárselo de esta manera al niño o a la niña, reduciendo el número de procesos. Lo mismo ocurre con las ejecución de las tareas. En ocasiones, los niños con problemas de aprendizaje necesitan que la realización de las tareas sea segmentada en pasos más pequeños, de manera que se faciliten en cada uno de los pasos las instrucciones y ayudas necesarias. 22 Utilizar todos los sentidos Gran parte del proceso de enseñanza-aprendizaje se realiza de manera intencionada por los sentidos de la vista y el oído. Los estímulos visuales y auditivos son los que priman en la mayoría de actividades. Sin embargo, es conveniente tener en cuenta las siguientes consideraciones: – Utilizar siempre diferentes vías sensoriales de manera que los niños puedan experimentar y manipular por distintos sentidos. Siempre habrá en el aula niños que tengan preferencia y facilidad por uno tipo de estímulos. – El sentido del tacto no siempre tiene protagonismo. También se puede hablar de un sentido «propioceptivo», es decir, sentirlo con el propio cuerpo. Por ejemplo, cuando al tratar el concepto «encima-debajo», se hace que un niño se coloque encima de la mesa o debajo de ella, se está empleando el sentido «propioceptivo». Por tanto, ambos sentidos son claves cuando se habla de manipulación y experiencia, como se verá al presentar actividades de orientación espacial, psicomotricidad, grafomotricidad, conceptos básicos, etc. 23 Ofrecer ayuda directa Esta estrategia consiste en la ayuda directa del maestro o la maestra al niño que está realizando una tarea. Aunque es bien conocida, se proponen algunas orientaciones: – La ayuda directa se debe ofrecer o facilitar solo cuando es necesario. Siempre hay que dar la oportunidad de que los niños intenten resolver por ellos mismos los problemas. Los que trabajen en la escuela habrán comprobado que hay algunos que son cómodos y rápidamente solicitan ayuda sin haberlo intentado. – Hay otros niños, sin embargo, que nunca solicitan ayuda, aunque la requieran. Para estos también es necesario estar atentos y saber cuándo se debe ofrecer la ayuda, aunque no la soliciten. – La ayuda se ofrece de distintas formas: presentándose como modelo de cómo se realiza la tarea para que más tarde el alumno lo intente; resolviendo un ejercicio y que el niño o la niña realice el resto de ellos; dando las instrucciones necesarias para su ejecución u ofreciendo pistas de solución. 24 Ayuda entre compañeros La ayuda entre compañeros es una buena opción para enseñar y tratar algunas dificultades de aprendizaje. Los niños parecen tener un don especial para hacerse entender por sus iguales y ser comprendidos por ellos. Es una buena opción que otro compañero trate de explicar cómo se resuelve una tarea o un contenido de la enseñanza, cuidando de que la ayuda no consista en resolver él mismo la actividad. 25 Gestionar el tiempo Los maestros son los responsables de gestionar las condiciones del proceso de enseñanza. Una de estas condiciones es la gestión del tiempo. Esta gestión implica: – En primer lugar, hay que tener en cuenta la llamada curva de rendimiento. Los niños, como los adultos, no pueden mantener la concentración y el rendimiento por igual a lo largo de la mañana. Incluso a lo largo de la semana se comprueba que el rendimiento va variando. Aunque existen algunos modelos estándar de esta curva, lo más adecuado es que cada profesor conozca la propia curva de rendimiento de su grupo-clase. Esto quiere decir que conoce los momentos en los que sus alumnos son más receptivos, en los que pueden rendir más en el llamado «trabajo en mesa» o que sabe cuándo debe hacer una pausa o introducir actividades más distendidas. En cualquier caso, la curva de rendimiento es algo que hay que saber manejar y respetar. Ciertamente es poco realista pretender que los niños soporten una explicación demasiado prolongada o un tiempo interminable de trabajo de lápiz y papel. – Gestionar el tiempo también implica saber cuándo poner fin. Tanto en el trabajo en gran grupo como individual, el profesor debe estar atento al nivel de concentración del alumno y debe percibir cuándo una actividad (ejercicio, explicación, cuento…) debe tocar a su fin. Y esto debe hacerlo aunqueno se haya cumplido el tiempo previsto. Es preferible cortar antes por la propia decisión del profesor, que hacerlo porque el mal comportamiento de los niños lo lleva a ello. – De la misma manera que hay que saber cuándo poner fin a una actividad, la gestión del tiempo conlleva prolongar en determinado momento una actividad, aunque no se esté respetando el horario estrictamente. Los horarios deberían ser una referencia, pero no un incómodo corsé. Todos los profesores han experimentado que era necesario terminar una explicación, incidir en un ejercicio y que no era conveniente postponerlo para otro día. 26 Colaboración de la familia La colaboración de la familia siempre es indispensable, pero en la etapa de Educación Infantil es un aspecto clave. En el caso de los niños con problemas de aprendizaje, la colaboración de la familia puede ser decisiva. Sobre este aspecto es necesario considerar: – La mayoría de las familias de niños con dificultades de aprendizaje necesitan colaborar, hacer algo por sus hijos, implicarse. Si los profesores no encauzan esta inquietud, los padres tomarán sus propias decisiones y en ocasiones, estas serán inadecuadas porque ellos no son especialistas en la enseñanza. – El primer paso siempre es informar y solicitar colaboración. Son muchas las familias que no aceptan que su hijo presente dificultades, probablemente porque esa información la entiende como una agresión, como si ellos fueran los culpables. En estos casos suelen defenderse contraatacando: negando la realidad o culpabilizando al propio profesor como incompetente. En cualquier caso, los maestros deben informar a la familia, planteándolo como un signo de preocupación por el niño o la niña y solicitar la colaboración para mejorar la situación cuanto antes. Esta información se debe hacer con mucha delicadeza, cuidando que los padres no se sientan ni culpabilizados ni amenazados. – Es importante tener en cuenta que los padres no son especialistas, no son profesionales de la enseñanza y casi nunca disponen de los conocimientos de un educador. Aunque aparentemente los contenidos de la Educación Infantil parecen muy fáciles, su didáctica no lo es y requieren que la lleven a cabo los profesionales. Esto implica que las pautas y orientaciones deben ser concretas y sencillas. Además, el peso de la enseñanza debe ser llevado a cabo por los profesionales; el papel de los padres sería más bien de refuerzo de lo aprendido y trabajado. – Además de reforzar lo aprendido y trabajado, el papel de colaboración de los padres debería centrarse especialmente en aquellos aspectos que no se pueden trabajar desde el aula y sí desde el hogar. Por ejemplo, en garantizar unas condiciones básicas como son un sueño nocturno suficiente, un desayuno adecuado o su bienestar psicológico. Otro aspecto que los padres deben garantizar es que el niño o la niña disponga a diario de tiempo libre para jugar, divertirse y relacionarse con otros niños, especialmente al aire libre. – Cuando se decide que los padres colaboren en contenidos concretos de las dificultades de aprendizaje, es necesario proponer actividades muy específicas, con principio y fin, donde esté muy claro qué deben hacer, 27 cómo, cuándo y cuánto. Son una excelente opción las fichas de estimulación proporcionadas por los profesionales, los juegos o programas educativos en formato digital. – También es clave que los padres de niños con problemas de aprendizaje no sobrecarguen a sus hijos de actividades. Algunos niños padecen tardes maratonianas que pasan por clases de apoyo, sesiones de logopedia y tareas en casa. Algunos padres tienen la tentación de sobreestimular a sus hijos. Los educadores deben asesorarles para evitar estas situaciones; por dedicar más tiempo no se aprende antes, desgraciadamente. – Finalmente, cuando las dificultades sean considerables o signos de sospecha de otro tipo de problemas, se debe aconsejar a las familias la derivación a otros especialistas para realizar una valoración en profundidad de las condiciones personales del alumno. 28 Reforzar los logros El esfuerzo del niño o de la niña, sus intentos y logros por superar las dificultades de aprendizaje hay que reforzarlos. El refuerzo positivo será una medida eficaz para motivarlo y para premiar sus logros. El refuerzo debe ser gestionado en todo momento por los profesores y debe ser un instrumento en el proceso de enseñanza aprendizaje. Existen diferentes formas de reforzar a los niños de Educación Infantil: – Elogiando sus realizaciones y logros, con palabras de ánimo, de felicitación, dando muestras de satisfacción por lo conseguido. Además, los elogios serán más efectivos si se hacen en público o a terceras personas. – Utilizando palabras de aliento durante la realización de las actividades. – Prestando más atención al alumno cuando se porta bien que cuando no lo hace adecuadamente. – Estableciendo gráficas de logros que consisten en representar de alguna manera lo que el niño ha conseguido y lo que le queda por aprender. Dibujos de personajes conocidos divididos en sectores que se colorean cuando se consiguen ciertos objetivos, son una opción. – Utilizando otros sistemas de refuerzo como diplomas, notas a los padres o sistemas de economía de fichas en los que los logros pueden ser intercambiados por actividades y objetos. Resumiendo, se han presentado en este capítulo las estrategias generales para el tratamiento de las dificultades de aprendizaje. Son, junto con los principios pedagógicos presentados en el capítulo anterior, las pautas generales que se aplicarán en la mayoría de los casos con problemas de aprendizaje. 29 3. CONTROL Y COORDINACIÓN DE PIERNAS Descripción de las dificultades Dificultades habituales. Los niños que presentan dificultades en el control y coordinación de piernas pueden tener problemas para subir o bajar escaleras, les cuesta andar de puntillas, hacia atrás o dar saltos. Muestran una marcha descoordinada, les cuesta chutar a una pelota o pararla con el pie, son incapaces o tienen dificultades para mantenerse en equilibrio sobre un pie o andar sobre una línea. En general, suelen presentar una cierta torpeza o descoordinación motriz. Factores asociados o contribuyentes. Las dificultades de control y coordinación de piernas suelen estar asociadas a las siguientes circunstancias: – Problemas físicos. Los problemas articulatorios o musculares del aparato locomotor impiden un desarrollo normalizado. A menudo, también provocan actitudes inadecuadas de sobreprotección por parte de las familias y cuidadores del pequeño. – El retraso madurativo. Generalmente estos problemas están asociados a un retraso madurativo de diferente consideración. El retraso madurativo consiste en la presencia de patrones de desarrollo pertenecientes a edades anteriores a la cronológica. Estas dificultades pueden ser una de las manifestaciones típicas del retraso madurativo. Suelen estar presentes en niños prematuros o con bajo peso al nacer, afectando normalmente a otras áreas del desarrollo además de la psicomotricidad. 30 Medidas de tratamiento Evaluación de las dificultades. La evaluación de las dificultades se centrará en las habilidades de control y coordinación de piernas que es capaz de ejecutar solo o con alguna ayuda y aquellas en las que se muestra incapaz o le cuestan especialmente. Además, la valoración considerará si están presentes alguno de los factores asociados o contribuyentes que se han señalado. Orientaciones generales. De cara al tratamiento de las dificultades en este aspecto se tendrán en cuenta las siguientes orientaciones generales: – Es necesario disponer de un espacio y de los materiales adecuados. Las sesiones de estimulación se plantearán como una actividad lúdica; para ello es muy atractivo realizar un circuito o pista de psicomotricidad donde realizar los ejercicios. – Antes de cada actividad, el maestro o la maestra hará siempre una demostración para que el alumno vea cómo se hace. Cuando comience a realizar los ejercicios es necesario quese sienta seguro. Para ello, siempre se le facilitará ayuda. Los pequeños logros e intentos que realice se reforzarán con elogios y palabras de aliento. – En la mayoría de los ejercicios se realizará una segunda fase con los ojos cerrados, una vez que domina la destreza. La finalidad es que interiorice los movimientos propioceptivos, pero se realizarán garantizando su seguridad. Gatear. Se trata de una destreza clave en el desarrollo de la psicomotricidad gruesa. Es una tarea que se trabajará siempre que haya dificultades de psicomotricidad, aunque la realicen más o menos correctamente. Se requiere una colchoneta o un suelo adecuado. El educador hará una demostración exagerando los movimientos de cómo gatear para que el niño pueda imitarlo. Después se le pedirá que lo haga lentamente, corrigiendo su ejecución si fuera necesario. Más tarde se introducirán algunas variantes como jugar impulsando una pelota mientras gatea. El gateo se puede incorporar a los circuitos de psicomotricidad, por ejemplo, colocando mesas por las que pasar por debajo o señalando zonas donde tiene que hacerlo. Finalmente gateará con los ojos vendados. Andar. Se trata de andar correctamente, alternando los pies, levantándolos del suelo, manteniendo el equilibrio y en la dirección correcta. El educador realizará varias demostraciones indicando al niño cómo debe hacerlo. Inicialmente le tomará de los tobillos si fuera necesario para que lo ejecute correctamente. Más adelante, se dibujará en el suelo con una tiza o cinta adhesiva un recorrido de medio metro de anchura aproximadamente. El niño o la niña lo recorrerá insistiendo en la forma adecuada de marchar: primero un pie y luego el otro, sin 31 arrastrarlos y manteniendo el equilibrio. Con un pandero o similar, se le ayudará marcándole el ritmo. Cuando ya domine esta destreza, se le pedirá que marche con los ojos vendados. Saltar. Con este ejercicio se pretende que aprenda a saltar. Se le explica cómo se realiza el salto, doblando un poco las rodillas y tomando impulso. Para ello, el educador suspenderá un objeto a cierta altura para que intente tocarlo saltando. Saltar en la misma posición. El objetivo de la actividad es que consiga saltar cayendo en la misma posición. Se requiere un aro o un círculo pintado en el suelo. El educador realizará varias demostraciones colocándose dentro del círculo, dando un pequeño salto y cayendo de nuevo dentro del mismo. A continuación se pedirá al niño que lo realice. Cuando domine la habilidad, lo realizará con los ojos tapados. Dar una patada a una pelota en reposo. Este ejercicio estimula la coordinación óculo-podálica. Consiste en propinar una patada a una pelota que se encuentra en reposo. El educador hará algunas demostraciones previas. Los primeros intentos del niño se realizarán con pelotas o balones de mayor tamaño. Cuando ya domine el ejercicio se introducirán algunas variantes: golpear la pelota con el pie no dominante (el pie derecho para los zurdos, por ejemplo) y chutar con los ojos vendados. Correr en zig-zag. Se necesita colocar alineados en el suelo hitos, conos u otros objetos como botellas llenas de arena. El niño o la niña tiene que correr en zig-zag entre ellos. La dificultad se aumenta cuando se reduce la distancia entre los hitos. Subir escaleras. Se trata de que sea capaz de subir los escalones alternando los pies. Si presenta dificultades importantes, comenzará subiendo solo pequeños bordillos o escaleras de dos o tres peldaños. Se le irá ordenando que adelante un pie cada vez. Inicialmente se le dejará apoyarse en la baranda o en el educador. Andar de puntillas. La actividad comenzará enseñando a ponerse de puntillas. Para ello, se colocarán objetos a una determinada altura o se realizará una marca en la pared que les obligue a ponerse de puntillas para alcanzarla. Cuando sean capaces de hacerlo, se les pedirá que anden de puntillas. El educador hará algunas demostraciones que le sirvan de modelo. Finalmente, para mejorar la ejecución se procurará que ejecute el ejercicio con más calidad: manteniendo la espalda erguida y sin doblar las rodillas. Andar hacia atrás. Consiste en andar hacia atrás, sin arrastrar los pies, manteniendo el equilibrio y la dirección. El educador explicará lo que tiene que hacer y realizará varias demostraciones. En los primeros intentos le cogerá por los tobillos para indicarle cómo ejecutar los movimientos. También le podrá tomar de las manos para que se sienta seguro. Poco a poco le exigirá más 32 calidad. Finalmente lo realizará con los ojos vendados. Parar una pelota con el pie. El ejercicio consiste en enviarle una pelota y pedirle que la pare con el pie. Inicialmente la pelota se le impulsará desde corta distancia y con poca fuerza, para que le resulte más fácil controlarla. Poco a poco se aumentará la distancia y la velocidad. Al principio, suelen parar la pelota con la suela, intentando pisarla; más adelante se le enseñará a hacerlo con el interior del pie. Andar uniendo puntera y talón. El niño tiene que andar colocando el talón del pie adelantado pegado a la puntera del otro pie y de esta forma mantener el equilibrio. En los primeros intentos se le permitirá apoyarse en la pared o en el educador, hasta que consiga realizarlo sin apoyos y con los ojos cerrados. Andar en equilibrio. Esta es una actividad para estimular el equilibrio dinámico. El niño o la niña debe andar sobre un espacio delimitado manteniendo el equilibrio. Puede hacerlo sobre un bordillo, una tabla, una fila de ladrillos, piezas de plástico o similares. Si no es capaz de hacerlo o se siente inseguro, se le facilitará algún apoyo: unas barras laterales, la pared o las manos del educador. Poco a poco se le animará a marchar sin los apoyos. Dar una patada a una pelota sin pararla. Se le enviará una pelota rodando por el suelo a poca velocidad y se le pedirá que le dé un puntapié sin pararla. La dificultad irá en aumento distanciándose del niño, enviándole la pelota con más velocidad, en zig-zag rebotando en las paredes, dirigiéndosela a la pierna no dominante para que corrija su posición o chutando con su pierna no dominante. Bajar escaleras. La tarea pretende que el niño o la niña baje los escalones alternando los pies. Comenzará bajando solo bordillos o escaleras de pocos peldaños. Se le irá indicando el pie que debe adelantar. Inicialmente se le permitirá apoyarse en la baranda o en el educador hasta que se sienta seguro. Saltar de aro en aro. Con este ejercicio se procura que el niño o la niña salte con los pies juntos avanzando de un espacio a otro. Se utilizarán aros, se dibujarán círculos en el suelo u otro tipo de señales. Se colocarán unos separados de otros para que salte dentro de ellos, aumentado progresivamente la distancia. El educador realizará algunas demostraciones y explicará cómo se realiza. Hacer blanco con el pie. Para esta actividad se requiere una pelota, bolos, botellas de plástico o similares. Se trata de que el niño chute desde cierta distancia para derribar los objetos. También se le puede pedir que chute la pelota e intente pasarla por un espacio estrecho, por ejemplo, por debajo de una silla. Mantener el equilibrio sobre un pie. Se le pide que se mantenga durante unos diez segundos con el pie levantado, sin moverse del sitio y manteniendo el equilibrio. Dado que muchos niños tienen dificultades para este ejercicio, se 33 dejará inicialmente que se apoye en la pared o en una silla. Se le pedirá que poco a poco intente soltarse del apoyo y mantenerse en equilibrio el mayor tiempo posible, hasta conseguir llegar a los diez segundos. El niño tendrá que ser capaz finalmente de hacer el ejercicio con el pie derecho e izquierdo. Saltar a la cuerda. Para este juego se utilizará una cuerda para balancearla a modo de comba. Si el educador está solo, atará uno de los extremos a una mesa o a una columna, por ejemplo. La cuerda se balanceará y el niño tendrá que saltar rítmicamente para que el balanceo no se interrumpa. Progresivamente aumentará la velocidad de los movimientos. Saltara la pata coja. Se trata de saltar manteniendo el equilibrio sobre un pie de aro en aro. Para ello se necesitarán unos aros sobre los que ir saltando o dibujar en el suelo distintos círculos. Cuando domine el ejercicio se le demandará que lo realice apoyándose unas veces en el pie derecho y otras en el izquierdo. Saltar alternando los pies. Como en la actividad anterior, se dispondrá de una serie de aros distribuidos en el suelo uno a continuación de otro. Cada cierto número de ellos, se colocarán dos aros emparejados en lugar de uno. El niño tendrá que saltar con los dos pies juntos de aro en aro, pero al llegar a una pareja de ellos, saltará apoyando el pie derecho en el aro de la derecha y el pie izquierdo en el aro de la izquierda. Orientaciones para la familia. Los padres pueden colaborar en la estimulación del control y coordinación de piernas de su hijo. Las orientaciones que se le deben facilitar son las siguientes: – Acudir al parque. El parque infantil es un lugar privilegiado para estimular la psicomotricidad y otras áreas del desarrollo. La primera recomendación, por tanto, será animarlos a acudir a diario al parque por los beneficios que le reportará. – Jugar al aire libre. El juego al aire libre en compañía de otros niños también será beneficioso. En importante que los padres aprendan a valorar el ejercicio físico y el deporte de sus hijos y que para ello, le faciliten la oportunidad de realizarlo. – Proponer alguna de las actividades de tratamiento. Las actividades de tratamiento que se han expuesto con anterioridad se pueden proponer a las familias. Lo ideal es proponerles actividades que el niño o la niña han aprendido para que las refuercen desde el contexto familiar. – Valorar las dificultades. En el caso de que las dificultades fueran considerables, es conveniente derivar a las familias a los especialistas oportunos para que valoren al niño, sobre todo para que se descarten problemas físicos de tipo muscular o articulatorio. 34 4. CONTROL Y COORDINACIÓN DE BRAZOS Descripción de las dificultades Dificultades habituales. Los niños con problemas en el control y coordinación de brazos suelen ejecutar de manera deficiente habilidades como lanzar y recibir objetos con una mano o con las dos. Les cuesta pasarse un objeto de una mano a otra. A menudo, no son capaces de hacer blanco, botar una pelota con una mano o con las dos o llevar una bandeja con objetos, entre otras habilidades. También tienen importantes dificultades para realizar movimientos rítmicos con los brazos. En general, se les aprecia una cierta torpeza y descoordinación en el uso de los brazos. Factores asociados o contribuyentes. Los problemas de control y coordinación de brazos suelen asociarse a algunos de los siguientes factores: – El retraso madurativo. Este tipo de problemas suele aparecer en niños que padecen algún tipo de retraso madurativo, por tanto, las dificultades también las muestran en otros aspectos del desarrollo de su psicomotricidad. – La coordinación óculo-manual. Las dificultades de coordinación de brazos, pueden estar asociadas a problemas de coordinación ojo-mano. Algunas de las habilidades están relacionadas con este aspecto, como ocurre en la recepción y el lanzamiento de objetos o hacer blanco, entre otras. – Otros problemas. La presencia de problemas articulatorios o musculares de las extremidades superiores, así como los problemas visuales no detectados, también dificultan este tipo de destrezas. 35 Medidas de tratamiento Evaluación de las dificultades. La evaluación previa al tratamiento debe considerar las habilidades que domina y en las que tiene problemas. En estas últimas, se valorará si el alumno las puede realizar cuando la dificultad se minimiza. Por ejemplo, si tiene dificultades para recibir un objeto con las manos, se puede probar si es capaz de recibirlo desde una distancia muy próxima o aumentando su tamaño, como un cojín. La evaluación se completará teniendo en cuenta si están afectados otros aspectos de la psicomotricidad, como la coordinación de piernas, y si están presentes algunos de los factores asociados señalados. Orientaciones generales. El tratamiento de las dificultades tendrá en cuenta las siguientes orientaciones generales: – Las sesiones de estimulación se plantearán como una actividad lúdica y se combinarán las actividades de coordinación de brazos con otras tareas de psicomotricidad. – Antes de cada actividad el educador realizará siempre una demostración para que el niño o la niña pueda ver cómo se realiza. – En la mayoría de ejercicios se realizará una segunda fase con los ojos cerrados. Así mismo, las tareas que se ejecuten con un solo brazo o mano, se ensayarán siempre con el derecho y con el izquierdo. Golpear con el martillo. Para esta actividad se requiere un martillo infantil de los que emiten un sonido al golpearlo. Inicialmente solo se le pedirá que golpeé con el martillo. Poco a poco se le exigirá mayor precisión solicitándole que lo haga en un espacio delimitado, por ejemplo, sobre una pegatina colocada en la mesa. Progresivamente se irá aumentando la dificultad con estos requerimientos: alternar golpes suaves y fuertes, golpear al ritmo dos golpes, un golpe; golpear en tres puntos diferentes, etc. Por último, se ensayará golpear con la mano no dominante. Tocar el xilófono. Para este juego se requiere un xilófono infantil o similar. Inicialmente se le deja tocar libremente. Con pegatinas se le indicará la secuencia de golpeo que debe seguir. Por ejemplo, una secuencia puede ser rojo, amarillo, azul, golpeando donde se encuentran esos colores. Cuando ya tenga adquirida cierta destreza, se pueden utilizar las pegatinas como referencias para golpear con más exigencias de dificultad: dónde debe golpear suave y fuerte o dónde debe dar uno o dos golpes, por ejemplo. Pasar un palo de una mano a otra. Esta actividad consiste en pasarse un palo de una mano a otra de manera continuada y cada vez más rápido. El educador, como siempre, comenzará haciendo alguna demostración. Progresivamente se 36 pedirá al niño o a la niña que lo haga más deprisa y aumentando la distancia entre las manos. Más adelante se le pedirá que realice el ejercicio con los ojos cerrados. La actividad también puede realizarse en grupo o en parejas, intercambiándose entre ellos el madero. Lanzar un objeto. Para esta actividad se requiere un objeto de poco peso y tamaño como una pelota o un pequeño cojín. Se trata de pedir al niño que lance el objeto al educador. Poco a poco se irá aumentando la distancia. Además, cuando domine la actividad, se trabajará con la mano no dominante. Recibir un objeto. En este caso se trata de lanzarle un objeto para que lo recoja. El objeto debe ser algo suave y ligero, por ejemplo, una pelota de tela, de goma o un cojín. En los primeros intentos la distancia será mínima, se le pedirá que lo recoja con las dos manos y se hará con suavidad y delicadeza para que vaya ganando en seguridad. La dificultad se irá aumentando cuando el educador se aleje del niño o de la niña y le vaya pidiendo que reciba el objeto solo con una mano. Impulsar un coche. Esta actividad consiste en pedirle que impulse un coche en determinada dirección, controlando la fuerza de manera que el coche ruede en línea recta la mayor distancia posible. Hacer blanco. En este juego se le pide que lance un objeto a determinada distancia procurando hacer blanco sobre un punto determinado. Se pueden utilizar diferentes materiales que harán esta actividad más atractiva: bolos, muñecos que hay que tumbar, etc. La dificultad se aumentará manejando la distancia, el tamaño del blanco y empleando la mano no dominante. Dianas con belcro. Para este juego se utilizarán pelotas de ping-pong envueltas en belcro. Después se pueden preparar objetos con corcho forrados en tela de fieltro para hacer blanco. También se pueden prepara dianas tradicionales con el mismo material. Encestar en la papelera. Consiste en introducir una pelota dentro de una papelera. Se realizará también con la mano nodominante y con los ojos vendados. En otra variante, el educador tomará la papelera con las manos y la moverá lentamente de derecha a izquierda mientras el niño o la niña intentan el lanzamiento. Llevar una bandeja con objetos. Se pretende que el alumno porte objetos en una bandeja. Tanto la bandeja como los objetos serán de un material que no se rompa si se cae y que tampoco puedan hacerle daño. En un principio llevarán la bandeja con las dos manos. Más adelante se le pedirá que lo haga con una sola mano: primero la mano dominante y más tarde se le pedirá que lo haga con la mano no dominante. También se realizará con los ojos cerrados cuando tenga un cierto nivel de dominio. Recoger objetos con una pala o cuchara. Utilizando una pala o una cuchara 37 recogerá determinados objetos para introducirlos en un cubo o en una caja. Con una pala se pueden recoger objetos como cochecitos, muñecos, bloques pequeños de construcciones, etc. Con una cuchara se pueden recoger objetos más diminutos, como piezas más pequeñas, botones, legumbres o similares. Botar una pelota. La actividad comenzará explicándoles cómo funciona el mecanismo del bote, es decir, que debe impulsar la pelota hacia el suelo, que va a rebotar, pero que lo hará con menos fuerza que con la que se impulsó. El tipo de pelota puede influir: se comenzará con pelotas de un tamaño medio que boten sin necesidad de impulsarlas con mucha fuerza. La dificultad de esta tarea se puede aumentar si se le pide que la bote con la mano no dominante. Recoger objetos corriendo. Este ejercicio consiste en colocar una serie de objetos en el suelo, como bolos o botellas de plástico. Se le pide que pase junto a ellos corriendo e intente recogerlos sin parar. Orientaciones para la familia. Los padres pueden colaborar desde el hogar en la estimulación del control y coordinación de brazos, especialmente si su hijo o su hija presenta dificultades. Las orientaciones que se le pueden facilitar son: – Jugar al aire libre. El juego al aire libre en compañía de otros niños siempre será beneficioso para el desarrollo de su psicomotricidad. Un espacio privilegiado es el parque, donde además pondrá en juego muchas de las destrezas y habilidades psicomotrices. – Jugar con raquetas o palas. Los juegos con raquetas o palas son muy adecuados para estimular la coordinación de brazos y que lo haga de una manera divertida. – Dianas, tragabolas, bolos y petanca. Este tipo de juegos se les pueden proponer a las familias para que con ellos estimulen en sus hijos este aspecto de la psicomotricidad. – Proponer alguna de las actividades de tratamiento. Las actividades de tratamiento que se han expuesto con anterioridad se pueden sugerir a las familias. Lo ideal es proponer actividades que el niño o la niña domina, para que las refuercen y consoliden desde el contexto familiar. 38 5. PSICOMOTRICIDAD FINA Descripción de las dificultades Dificultades habituales. La psicomotricidad fina implica el control voluntario y preciso de los movimientos de la mano y de los dedos. Es habitual encontrar a niños a lo largo de la Educación Infantil que presentan algún tipo de problema de este tipo. Las dificultades más frecuentes suelen ser: – Presentar problemas para modelar, doblar y rasgar papel, ensartar objetos, abrir y cerrar puertas o frascos, abrocharse los botones, sacar punta o usar los cubiertos en la mesa. – También tienen dificultades a la hora de picar, recortar con tijeras, despegar pegatinas y sobre todo para dibujar, colorear o escribir. Factores asociados o contribuyentes. Los factores que suelen asociarse o contribuir a las dificultades de psicomotricidad fina son: – Fuerza manual. Una fuerza manual o digital insuficiente contribuye a un deficiente control de la psicomotricidad fina. – Dominancia manual. Otro factor que puede contribuir es que no esté establecida la dominancia manual. Aunque muestran preferencia por el uso la derecha o la izquierda, sin embargo, la dominancia no está totalmente definida y esto dificulta la precisión en el control manual. – Otros factores. Además de los factores anteriores, también contribuyen a las dificultades el hecho de que los niños no hayan ejercitado la motricidad manual y digital lo suficiente, la presencia de problemas visuales, de coordinación oculomanual o problemas físicos de tipo muscular o articulatorio que le impidan manejarse adecuadamente. 39 Medidas de tratamiento Evaluación de las dificultades. La evaluación de las dificultades, previa al tratamiento, debe considerar los siguientes aspectos: la fuerza manual que el niño presenta; las habilidades de motricidad fina y pinza digital que es capaz de realizar y en las que presenta dificultades. Así mismo, considerará si están presentes alguno de los factores asociados que se han señalado. Orientaciones generales. De cara a la estimulación es necesario tener en cuenta las siguientes orientaciones: – Los ejercicios se seleccionarán en función de los problemas que el niño o la niña presenten. La dificultad de los ejercicios se puede variar utilizando materiales más manejables, por ejemplo, de mayor tamaño. Progresivamente se propondrán actividades cada vez más complicadas. – Es importante que las actividades y tareas se planteen con cierta funcionalidad. Por ejemplo, rasgar papel sin más puede que no tenga mucho sentido para un alumno, pero si se le pide que haga trocitos de papel para más tarde pegarlos en un dibujo, la actividad puede estar más motivada. Aplastar bolitas de plastilina. Se trata de aplastar con el dedo bolitas de plastilina o de otro material similar. Se comenzará por el dedo índice, pero más adelante se realizará con cada uno de los dedos. Formar torres. Se trata de construir torres de diversa altura utilizando bloques. Poner piezas en pie. En esta actividad se le pide al niño o la niña que ponga en pie diferentes piezas y materiales: se pueden emplear las piezas del ajedrez, soldaditos o las fichas del dominó. Apretar una pelotita con la mano. Esta tarea pretende mejorar la fuerza manual. Se utilizará una pelota pequeña, que pueda tomarse en la mano y que sea lo suficientemente blanda como para ser apretada. Se le pedirá que la apriete con fuerza durante tres series de cuatro repeticiones, dejando un breve descanso de unos veinte segundos entre serie y serie. Este ejercicio se realizará con ambas manos. Tomar objetos pequeños y meterlos en un bote. Se trata de un ejercicio para estimular la precisión digital. Se utilizarán objetos pequeños como dados, garbanzos, bolitas de ese tamaño o botones. Se le pedirá que los tome uno a uno, utilizando los dedos índice y pulgar, y que los introduzca en un bote. Abrir y cerrar una caja o un frasco. Consiste en abrir y cerrar cajas o frascos con tapadera de rosca. Se emplearán de diferente tamaño y dificultad, adaptándose a su habilidad. 40 Abrir y cerrar una puerta. Es un ejercicio básico de psicomotricidad fina. Se trata de enseñar al niño o a la niña a abrir una puerta y cerrarla. Se comenzará con picaportes de palanca y más adelante se pueden utilizar los pomos circulares que implican mayor dificultad. Ensartar objetos. Consiste en ensartar objetos como anillas o cuentas de diferente grosor en un palito o en un cordel. Existen en el mercado materiales ya elaborados para esta tarea. Hacer bolas de papel. En este caso se le pedirá al niño o a la niña que haga bolas con trozos de papel. El educador le mostrará cómo se hace y después le propondrá que lo hagan. Para empezar, se pueden utilizar materiales como el papel de seda o el papel de aluminio, que es más manejable. Más adelante se emplearán hojas de papel habitual. Modelar con plastilina y otros materiales. Modelar con plastilina, arcilla u otros materiales es un ejercicio que estimula la motricidad manual y digital. Aunque se comienza dejando a los alumnos que manipulen libremente estos materiales, más tarde se les enseñará a realizar diferentes formas: bolas, «churros», etc. Pasar páginas de un libro. Es otro ejercicio de motricidad digital. Se tratade que pase de una en una y con cuidado, las páginas de un libro. Se comenzará con libros de páginas más gruesas y satinadas, que son más fáciles de manejar. Rasgar papel. Romper papel a tiras es una tarea que estimula la psicomotricidad digital. Se le pide al niño o a la niña que rompa hojas de papel en tiras. Inicialmente se emplearán papeles muy finos y fáciles de romper como el papel de seda. Cuando dominen esta habilidad se le pedirá que además, rompa las tiras en trocitos más pequeños. Picado. El picado es una excelente tarea de psicomotricidad fina. Para ello se necesita papel con un determinado dibujo o figura. Se coloca sobre una superficie blanda, como una almohadilla, y consiste en puntear con punzón el contorno de un dibujo. Cuando se comience este ejercicio se emplearán figuras muy sencillas, formadas por líneas rectas preferentemente, el dibujo de una casa, por ejemplo, y con un contorno suficientemente grueso. Construcciones. Los juegos de construcciones son un excelente material para estimular la psicomotricidad fina, al manejar y ensamblar los bloques. Los hay de diferente tamaño, que pueden adaptarse a la habilidad del alumnado. Clavar chinchetas. Es otra tarea que sirve para ejercitar la psicomotricidad digital. Existen en el mercado chinchetas de plástico de diferentes colores y tableros agujereados para estas chinchetas. Se comenzará solicitando al niño o a la niña que coloque libremente las chinchetas. Más adelante, se le puede pedir que imite o continúe series de colores que el educador le propondrá y, finalmente, puede intentar realizar figuras o dibujos que se pueden formar 41 combinando las chinchetas. Pescar con las pinzas de la ropa. Esta actividad pretende mejorar la fuerza digital. Se emplearán pinzas de un tamaño que el niño o la niña puedan manejar. Consiste en colocar objetos que puedan tomarse con las pinzas de la ropa para que los «pesquen» con ellas. Por ejemplo, muñequitos pequeños. Cuando logren dominar determinado tamaño de pinza, se utilizarán pinzas de mayor resistencia. Usar pegatinas. El uso de pegatinas como los gomets, estimulan la motricidad digital. Tanto despegarlas como el volverlas a pegar en el lugar indicado son ejercicios adecuados. Doblar papel. Los ejercicios de papiroflexia son una excelente tarea para estimular estos aspectos. Se requiere un cierto nivel de fuerza y precisión manual. Puede comenzarse por enseñarle a los niños a doblar papel. Se empezará por doblar en papel libremente y más adelante se solicitará que lo haga de una manera determinada, por ejemplo por la mitad. Cuando ya hay un cierto nivel de dominio, se le pedirá que realice figuras sencillas siguiendo los pasos del educador, como puede ser hacer un avión, un barquito, un cucurucho o un gorro. Abrir y cerrar con llave. Este ejercicio se realizará en niños o niñas que tengan cierto dominio de la motricidad manual. Consiste en enseñarle a abrir y cerrar utilizando una llave. Se le explicará cómo funciona y pequeños trucos, como por ejemplo, que en algunas puertas hay que empujar la puerta hacia dentro. Utilizar el sacapuntas. Enseñarles a utilizar el sacapuntas también estimulará la fuerza y la motricidad manual. Es necesario mostrarles cómo funciona. Lo más adecuado es que introduzcan el lápiz y aprendan a girarlo con la mano dominante mientras que con la otra sujetan con fuerza el sacapuntas para que no gire. Apretar y aflojar tuercas. Es otra tarea de psicomotricidad digital. Se pueden usar tuercas de gran tamaño que se utilizan en juegos infantiles y mecanos. Abrochar y desabrochar botones. Se utilizarán botones de diferente tamaño y dificultad. El educador explicará el procedimiento y hará varias demostraciones para que el niño o la niña comprueben cómo se realiza. Abrir y cerrar cremalleras. Las cremalleras de abrigos, bolsas y maletas también son un material útil para estimular la psicomotricidad fina. Se trata de pedirle que las abra y cierre. Conforme domine la habilidad se trabajará con cremalleras de menor tamaño. Tocar los dedos de la mano con el pulgar. Consiste en tocar con el dedo pulgar uno a uno el resto de los dedos, en orden y aumentando cada vez más la velocidad. Esta tarea se realizará con ambas manos. 42 Teclear. Teclear en un ordenador o en un piano infantil es otra actividad motivadora que se puede emplear. Juguetes especialmente indicados. Existen en el mercado juguetes infantiles que servirán especialmente para estimular la psicomotricidad manual. Entre ellos se encuentran las construcciones, los pianos infantiles, los puzles, los mecanos, los juguetes desmontables, juegos de pescar, los juegos de herramientas, los tableros con chinchetas de colores, etc. Orientaciones para la familia. Desde el hogar se puede estimular y mejorar la psicomotricidad fina de los niños y las niñas, especialmente si presentan dificultades en este aspecto. Estas son algunas de las actividades que se les pueden proponer: – Habilidades de autonomía personal y capacidad adaptativa. El hogar es un espacio privilegiado para que los niños desarrollen su autonomía personal. En muchas de las habilidades de autonomía personal está implicada la psicomotricidad fina. Por tanto, la familia priorizará, por ejemplo, las habilidades relacionadas con el vestido, como ponerse las prendas habituales, abrochar botones, subir y bajar cremalleras, enseñar a manejar los cubiertos en la mesa; encender y apagar la luz, abrir y cerrar grifos, puertas, etc. – Emplear juguetes indicados. Los padres también pueden poner a disposición del niño o de la niña algunos de los juguetes que se han indicado, siempre que sean de su agrado y adecuados a su capacidad. – Las mismas actividades de tratamiento. Las actividades anteriores que se han propuesto para el tratamiento se le pueden proponer a la familia para que las realicen en casa, de manera que refuercen las habilidades que están adquiriendo con los educadores. 43 6. CORTAR CON TIJERAS Descripción de las dificultades Dificultades habituales. Las tijeras son un instrumento habitual en la escuela y aprender a manejarlas suele ser una de las exigencias de la etapa de Educación Infantil. La mayoría de los niños de entre 4 y 5 años son capaces de usarlas con más o menos habilidad. Sin embargo, a otros niños de estas edades o superiores, esta habilidad les resulta difícil de adquirir. Las dificultades principales suelen ser: – En unos casos los problemas comienzan en el uso de las tijeras: no saben introducir los dedos, realizar los movimientos de zig-zag o hacerlo con la fuerza suficiente para cortar. – En otros casos las dificultades se refieren a la precisión: no cortan siguiendo una dirección, de manera continua o respetando los contornos que se le marcan. Factores asociados o contribuyentes. Los factores que suelen estar presentes en niños con este tipo de dificultades son: – Dificultades de motricidad fina. Es habitual que los niños con dificultades para usar las tijeras presenten también problemas en otros aspectos de la motricidad fina, tal y como se ha expuesto en el capítulo anterior. Estas dificultades suelen estar relacionadas tanto con la fuerza como con la precisión manual. – Dominancia manual. Otro factor que puede estar asociado o contribuir es que no esté establecida la dominancia manual. Aunque muestran preferencia por la mano derecha o la izquierda, sin embargo, la dominancia no está totalmente definida; esto dificulta la precisión en el control manual. – Problemas visuales. Las dificultades visuales no detectadas y corregidas contribuyen a un uso impreciso de las tijeras. 44 Medidas de tratamiento Evaluación de las dificultades. La evaluación previa a iniciar el tratamiento debe considerar, por un lado, el tipo de dificultades que el niño o la niña presentan y por tanto, si los problemas se refieren al uso de las tijeras, a la precisión de los cortes o a ambas cosas; por otro lado, se valorará la presencia de los factores asociados que se han señalado. Orientaciones generales. Para enseñar a un niño o niña a utilizaradecuadamente las tijeras es necesario tener presente las siguientes orientaciones: – En primer lugar, hay que tener en cuenta que para aprender a manejar las tijeras se requiere un mínimo de fuerza manual y de control de la motricidad fina. Si en alguno de esos dos aspectos hay dificultades importantes, es necesario tratarlos previamente. – La secuencia general de aprendizaje debe considerar en primer lugar el uso de las tijeras. Una vez que el niño o la niña son capaces de manejarlas, entonces se afrontará la precisión de los cortes. No es adecuado trabajar los dos aspectos a la vez. – Si presenta dificultades, especialmente relacionadas con la fuerza manual, se considerará la posibilidad de utilizar unas tijeras adecuadas: las hay para niños zurdos, con ojos dobles, más ligeras y más suaves para cortar. Guiarle la mano. El educador le colocará los dedos adecuadamente y luego con su mano le irá guiando los movimientos diciendo las instrucciones en voz alta: «abre, cierra; abre, cierra…». Al principio, se realizan cortes en hojas de papel sin seguir ningún tipo de dirección y sujetándole la hoja. Conforme el niño o la niña vayan dominando los movimientos, se dejará de guiarles la mano. Cortar sujetando el papel. Cuando ya es capaz de realizar los movimientos de abrir y cerrar las tijeras sin ayuda, se le pedirá que intente hacer cortes lineales en hojas de papel. Para ello, el educador le irá sujetando la hoja a la vez que corta. Poco a poco, le pedirá que sea él mismo quien sujete el papel a la vez que realiza los cortes. Cortar tiritas. Para esta actividad se preparan tiras de papel del tamaño de un folio de largas y de uno a dos centímetros de anchas. Se le pide que las vaya cortando en trocitos pequeños de unos dos centímetros cada una. Cortar flequillos. El educador cortará tiras en un folio de un centímetro de ancho a modo de flecos. Luego se le pide al niño o a la niña que vaya recortando las tiras como si de un flequillo se tratara. Cortar una carretera. En un trozo de papel se dibuja una carretera de unos dos centímetros de ancho. El niño o la niña deben ir recortando por el interior y sin 45 salirse de los bordes. La dificultad se va modificando en función de lo sinuosa que se vaya dibujando la carretera y de su anchura. Recortar dibujos. Se preparan dibujos del tamaño de un folio para que el niño o la niña recorten sus bordes. Pueden emplearse dibujos de sus personajes favoritos o los mismos que se encuentran en cuadernos para colorear. Cuando se empiece esta tarea, los dibujos tendrán bordes gruesos y poco sinuosos. Poco a poco se aumentará la dificultad. Orientaciones para la familia. Los padres suelen mostrarse muy interesados en que su hijo o hija recorte con tijeras cuando los demás niños ya son capaces de hacerlo. Sin embargo, en los casos de niños con dificultades es conveniente facilitarles las siguientes orientaciones: – Si tal y como se ha indicado, el niño o la niña tiene importantes problemas de fuerza manual o de control motor fino, hay que explicarles que la estimulación de estos aspectos es previa y necesaria al aprendizaje de esta habilidad. – Los padres pueden colaborar especialmente proporcionándole unas tijeras adecuadas y realizando la secuencia de ejercicios que se han propuesto. 46 7. DISCRIMINACIÓN AUDITIVA Descripción de las dificultades Qué es. La discriminación auditiva es la capacidad de distinguir entre diferentes sonidos. Generalmente se consideran los siguientes aspectos de la discriminación auditiva en la etapa de Educación Infantil: identificar sonidos familiares o del medio, discriminar entre varios sonidos familiares simultáneos y discriminar entre palabras, sílabas o fonemas similares. La discriminación auditiva es una capacidad importante y cuando no está adquirida convenientemente puede estar a la base de diferentes problemas. Suele aparecer en problemas de comprensión auditiva, de lenguaje expresivo o de errores de articulación fonética. En edades más avanzadas también puede relacionarse con dificultades de lectura y escritura. Por todo ello, cuando aparecen problemas en estos aspectos es conveniente evaluar la discriminación auditiva y tratarla adecuadamente si está afectada. Dificultades habituales. Los niños que presentan dificultades de discriminación auditiva, generalmente presentan las siguientes dificultades: – Les cuesta identificar sonidos familiares y sobre todo, discriminarlos cuando concurren simultáneamente. – Tienen especiales problemas para discriminar entre fonemas similares, como es el caso de /p/-/b/; /t/-/d/; /k/-/g/; etc. Factores asociados o contribuyentes. Los factores que pueden asociarse a las dificultades de discriminación auditiva son los siguientes: – Otitis frecuentes en la primera infancia. Efectivamente, los niños que han padecido otitis frecuentes de los 0 a los 24 meses, pueden perder temporalmente agudeza auditiva, por lo que puede retrasarse el aprendizaje de la discriminación entre sonidos. – Hipoacusia. Padecer hipoacusia tiene entre sus consecuencias, presentar dificultades importantes de discriminación auditiva. 47 Medidas de tratamiento Evaluación de las dificultades. La evaluación considerará qué aspectos de la discriminación auditiva están afectados. Por tanto, si las dificultades están presentes con sonidos familiares, sonidos simultáneos o fonemas similares. En estos últimos, será conveniente delimitar con qué fonemas tiene especiales problemas. Cuando la discriminación auditiva está afectada es conveniente que se derive al niño para que valoren su audición. Aunque aparentemente oiga bien, lo más adecuado es descartar cualquier dificultad en este aspecto. Estimulación musical. La estimulación musical mejora la discriminación auditiva. Por ello, se recomienda escuchar música clásica durante algunos períodos de tiempo al día. En clase pueden hacerlo durante unos minutos de relajación o mientras trabajan en la mesa. En casa, pueden recomendar a la familia que escuche música durante el baño, el tiempo de juego o antes de dormir. La música de Mozart, por sus peculiaridades, es una buena elección. Identificación de sonidos del medio. Esta actividad consiste en identificar sonidos habituales que el niño o la niña pueden reconocer porque le son familiares. Existen recopilaciones de sonidos que se presentarán para que los discrimine: ladridos de un perro, el oleaje del mar, la lluvia, una puerta que se abre, etc. Si no se dispone de esas audiciones, también se puede realizar esta actividad con sonidos reales. Se le vendarán los ojos y se producirán algunos sonidos: ruidos de llaves, de monedas, abrir y cerrar una puerta, echar agua en un vaso, botar una pelota, dar palmadas, bostezar, escribir en un teclado y similares. Si tiene dificultades para identificarlos, se le prestará ayuda indicándole su procedencia para que efectivamente llegue a identificarlos. Discriminar sonidos simultáneos del medio. Se trata de una actividad similar a la anterior. En este caso deben identificar dos sonidos que se producen simultáneamente; por ejemplo, el ruido de unas llaves a la vez que el sonido de unas monedas. Reconocer a los compañeros por la voz. Es una actividad para realizar en clase con varios niños. Se venda los ojos de uno de los alumnos. El educador señala a un alumno de la clase y este debe decir alguna frase, por ejemplo: «Hola, ¿sabes cómo me llamo?» o similar. El niño o la niña debe acertar quién es. La dificultad se puede aumentar si son dos compañeros los que hablan a la vez y si lo hacen con una música de fondo o si solo pronuncian una palabra. Vasos de agua. Esta actividad comienza utilizando tres vasos de agua: uno lleno, otro con un poco de agua y otro vacío. Se puede impregnar el agua con témperas para que cada uno sea de un color. Se golpean varias veces con una cucharita de manera que el niño o la niña puedan escuchar cómo suena cada uno de ellos. Más tarde se le vendan los ojos y tienen que identificar cuál es el 48 vaso que está sonando cada vez que el educador los toca. Pocoa poco, se puede complicar la actividad utilizando cuatro o cinco vasos de agua. Igual-Diferente. Se trata de una actividad de discriminación auditiva de palabras. El educador pronuncia dos palabras dejando una breve pausa entre ellas y el niño o la niña tiene que decir si las palabras pronunciadas son iguales o diferentes. En unos casos serán iguales, «moto moto» y en otros casos serán diferentes, «palo pato», por ejemplo. Cuando se pronuncian las palabras no pueden ver la boca del educador, para evitar que las discrimine por los movimientos de los labios. Para ello, se ocultará la boca tras una cartulina o similar. La tarea se complica cuando se utilizan parejas con fonemas similares, por ejemplo «casa gasa», «bata pata». También se pueden combinar palabras y pseudopalabras, es decir, palabras que no existen en el léxico, por ejemplo «cafetera cacetera». Repetir palabras. En este caso los niños tienen que ir repitiendo cada una de las palabras que el educador va pronunciando. Se aumentará la dificultad utilizando pseudopalabras. Decisión léxica. En esta actividad el educador pronunciará aleatoriamente palabras y pseudopalabras. Después de cada una, el alumno tendrá que decidir si son palabras o no lo son. Repetir sílabas. En este caso, el alumno irá repitiendo cada una de las sílabas que el educador vaya pronunciando en voz alta, por ejemplo, «co-», «tras-», «ple-», etc. Igual-Diferente con sílabas. Esta actividad es similar a la que se realiza con palabras. El educador irá pronunciando parejas de sílabas y el niño o la niña tiene que discriminar e indicar si las dos sílabas son iguales o diferentes. Por ejemplo, «GA KA», son diferentes. La dificultad siempre será mayor cuando se utilicen sílabas con fonemas similares. Actividades complementarias. Muchos programas educativos en formato digital o en la red, contienen actividades de discriminación auditiva. Es una opción más entretenida para los niños, siempre que el nivel de dificultad sea adecuado para ellos. Orientaciones para la familia. Las orientaciones que se les pueden proporcionar a los padres de niños con dificultades de discriminación auditiva son: – En primer lugar, deben informarles de la importancia de descartar cualquier tipo de problema auditivo. Para ello, se les aconsejará consultar este problema con el pediatra de su hijo o hija. – La estimulación musical, tal y como se ha explicado, es una actividad especialmente indicada para desarrollar en el hogar de manera sistemática. 49 – Desde el hogar se pueden realizar especialmente actividades de identificación de sonidos del medio, enseñándole espontáneamente la procedencia de los sonidos habituales que se escuchan en casa o en la calle. – Por último, el uso de programas educativos en formato digital que estimulan la discriminación auditiva, es una buena opción para que trabajen desde el hogar este aspecto, cuando presentan dificultades. 50 8. VOCABULARIO BÁSICO Descripción de las dificultades Qué es. El vocabulario es una dimensión del lenguaje que está relacionada con el conocimiento y uso de las palabras. El vocabulario básico se refiere al conocimiento y uso de las palabras fundamentales que se aprenden en el contexto escolar durante la etapa de Educación Infantil. Estas palabras se agrupan en los siguientes campos semánticos o categorías: el cuerpo humano, los animales, los alimentos, los transportes, las plantas, el hogar, la escuela, la ciudad, la familia, los instrumentos musicales, las acciones, las emociones, etc. Dificultades habituales. El dominio semántico de una palabra implica varios procesos: – El primer proceso implicado es la comprensión. Por ejemplo, si a un niño o una niña se le presenta una lámina con varios dibujos y se le dice: «Señala el coche», si lo hace correctamente tiene un dominio comprensivo de ese vocablo. – El vocabulario expresivo es el segundo proceso, entendido como la capacidad de denominación, es decir, nombrar correctamente las realidades. Siguiendo con el ejemplo anterior, si se muestra la imagen de un coche y se pregunta: «¿Qué es esto?», el dominio del vocabulario expresivo implica ser capaz de responder: «Un coche». – El tercer aspecto del vocabulario es más exigente y consiste en expresar y describir aquello que se denomina. Si además de nombrar la imagen, solicitamos a un alumno que nos explique lo que es un coche, exige un conocimiento que va más allá de la denominación. – El último aspecto, consiste en categorizar el vocablo, es decir, señalar a qué campo semántico pertenece la palabra. Terminando con el ejemplo, implica saber que el coche es un medio de transporte. Por tanto, el vocabulario básico implica comprender, denominar, describir en qué consiste y clasificar los vocablos en sus categorías semánticas. Los niños que presentan dificultades en el dominio del vocabulario básico tienen problemas en alguno de los cuatro aspectos descritos. Factores asociados o contribuyentes. Los factores que suelen estar asociados o contribuir a un deficiente desarrollo del vocabulario básico son: – El desarrollo del lenguaje. En muchos casos los problemas de vocabulario son una manifestación más de otros problemas del lenguaje y la comunicación que el niño o la niña padece, bien porque presente un retraso 51 en su desarrollo o una alteración importante. – Estimulación recibida en el hogar. El desarrollo del vocabulario es especialmente sensible a la estimulación que el niño o la niña recibe en el hogar y a los modelos de comunicación a los que está expuesto. Niños poco estimulados o con un entorno sociocultural desfavorecido suelen presentar problemas en este aspecto. – Otros problemas. Otras circunstancias contribuyen a un desarrollo del vocabulario inadecuado; sería el caso de absentismo escolar prolongado, desconocimiento de la lengua, problemas auditivos o retrasos en el desarrollo general del alumno. 52 Medidas de tratamiento Evaluación de las dificultades. La evaluación del vocabulario puede ser bastante compleja y normalmente requiere ser valorada por los especialistas adecuados. Sin embargo, los educadores que trabajan directamente con los alumnos pueden determinar qué procesos están más afectados y, por tanto, si las dificultades se centran en el vocabulario comprensivo, expresivo, descriptivo o en la categorización semántica. Además, es conveniente valorar el desarrollo general del lenguaje, si la estimulación que el niño o la niña reciben en el hogar es adecuada y descartar problemas auditivos. Orientaciones generales. Para el tratamiento del vocabulario básico se tendrán en cuenta las siguientes orientaciones: – Enseñanza coordinada. Algunos niños que presentan dificultades en este aspecto son atendidos por diferentes profesionales, por ejemplo por su tutora, el maestro de audición y lenguaje (AL) y por un logopeda fuera del contexto escolar. En ocasiones ocurre que los tres profesionales trabajan campos semánticos diferentes: la tutora puede estar trabajando en el aula las partes del cuerpo, el maestro de AL, los alimentos, y el logopeda, los animales. Si los tres trabajan el mismo campo semántico y la misma lista de palabras, la actuación de todos los profesionales será más efectiva. Lo más adecuado es que el tutor o la tutora del alumno facilite las palabras que está aprendiendo su grupo. – Secuenciar la dificultad. La enseñanza y rehabilitación del vocabulario básico implica realizar una secuenciación estricta de la dificultad. Esta secuenciación implica comenzar con vocablos muy cercanos a la realidad y apoyados siempre con imágenes. Al comenzar las actividades de tratamiento, las imágenes más adecuadas son las propias de la realidad cotidiana del niño o de la niña. Por ejemplo, si se quiere enseñar a nombrar las prendas de vestir, será más efectivo utilizar como imágenes la fotografía de sus propias prendas. Progresivamente, las imágenes reales se irán sustituyendo por dibujos genéricos, hasta que finalmente se domine el vocabulario sin el apoyo visual. – En la enseñanza del vocabulario se trabajarán
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